#19 | ¿Demium o Vampire?
A N N E T T
Comienzo a abrir los ojos poco a poco hasta que distingo dos siluetas frente a mi. Mi audicción se agudiza y escucho cada voz:
—Su corazón sigue latiendo
—Y su alma sigue intacta
Uno de ellos, el de ojos carmesí agarra mi mano con delicadeza.
—Al fin despertaste mi lady.
Humedezco varias veces mis labios. Mi garganta la siento seca.
—Val... Valkian —pronuncio en voz baja y veo a quien se encuentra a su lado — Bel — él hace un ademán de cabeza. Me esfuerzo en sonreírles y giro la cabeza. Reconozco el techo de mi habitación. Después me veo a mi misma, estoy acostada en la cama, mi cuerpo está cubierto por una sábana y...
Abro los ojos, me safo del agarre del vampiro y me cubro hasta mi barbilla.
—¿Por qué..? ¿Qué fue lo que? —me invade la vergüenza al estar debajo de la sábana desnuda.
—Te cubrimos de inmediato, no creas lo peor —Valkian me señala una muda de ropa a un lado de mi. Comparte una mirada con Azbel y ambos se voltean y me dan la espalda— Puedes vestirte Annett.
—¿Con ustedes... aquí?
—A estas alturas debería importarte más lo que pasó —me responde el demium.
Les doy una mala mirada y me remuevo al raz del colchón y bajo de la cama. Al inclinarme a agarrar la ropa me duele la espalda, los brazos, piernas, mi cintura, mi cuello. Todo el dolor de mi cuerpo lo demuestro con una queja de dolor.
En todo momento me cubro con la sábana y me cambio lo más rápido que puedo. Ellos permanecen inmóviles y agradezco que el espejo este de mi lado.
Al tener mi ropa interior en su lugar, me coloco un jeans de mezclilla y una blusa roja de tirantes. Al terminar veo mi reflejo en el espejo. Mi cabello es un desastre, hay suciedad en mi rostro. Mis ojos cambiaron de color, son de color ambar y mi cicatriz disminuyó.
Al instantes los recuerdos me invaden y con torpeza retrocedo.
En mi brazo no tengo ninguna herida.
—¿Fue real lo qué... pasó? —solo Bel se refleja por el espejo. Enseguida me doy la vuelta.
—Cambiaste Annebett ante el ataque
—Te convertiste en un ser perteneciente al reino Creciente. Una loba que superó al alfa.
—Lüana —repito ese nombre que resuena en mi cabeza.
Recuerdo la discusión con Jared
Recuerdo mi elección
Recuerdo el ataque
Sin creerlo avanzo hasta tomar asiento en la cama.
—Él está...
—Jared ya no existe, ni todo su reino. Después de que perdiste la conciencia, él se volvió polvo y después tú volviste a ser Annett.
Paso saliva y giro a verlos
—Ya pueden...
No me dejan terminar cuando ambos se giran y Valkian es el primero en dar un paso adelante.
—Maté a Jared —menciono con un nudo en mi garganta. A pesar de todo, le tomé cariño, había un sentimiento por él. Me era importante antes de conocer su verdadera máscara. Y no puedo evitar sentirme mal por él, por su reino, por sus hermanos, su hermana, por su mate y todas esos bebés que no alcanzaron a nacer— me volví a equivocar con mi elección, por un momento creí...
—En el fondo él no era el que querías salvar.
Con las lágrimas acumuladas en mis ojos observo del vampiro al demonio. Solo ellos dos sobreviven.
—Creí que iba a perder a los dos —limpio la primer lágrima rebelde— Que iba a aliarme con un... lobo traicionero —bajo la vista— pero al final lo... derrote.
—Annett no tuviste más elección. Era él o tú. En cualquier enfrentamiento se aprecia la vida misma.
Alzo la vista y los observo.
—No actúe sola, ambos intervinieron cuando creí que...
—No podíamos salir de la Mansión, algo, una clase de energía nos encerró ni para salir al jardín.
—Llegaron a tiempo Valkian —hago una corta pausa— Gracias a los dos, me salvaron pero más te agradezco a ti —concentro la vista en el vampiro— Tú arriesgaste tú eternidad por mi.
Con velocidad aparece frente a mi y me extraña que tome asiento en la cama.
—Y lo volvería a hacer Annett. Como te mencioné con anterioridad, para un vampiro es inevitable la rivalidad con esas bestias y tuve la oportunidad de vengarme por el pasado atacando al alfa reciente.
Asiento y observa mi brazo
—No entiendo, estaba herida —con mi mano acaricio todo mi brazo.
—Te dimos nuestra sangre para sanar —la voz de Valkian capta mi atención— Sangre de vampiro repara cada célula, tejido, mejora y acelera el proceso de sanación y la sangre demoníaca, detiene el veneno letal por la mordida. Nos tuvimos que arriesgar cuando desfalleciste.
Desvío la vista en Bel que se mantiene cruzado de brazos.
—Pero Jared... me mordió primero. El efecto debió afectarme antes de... atacarlo. Una mordida de otro ser es letal.
—Tú eres diferente Annebett, no te afecta al ser todo ser de este mundo.
—Nuestros colmillos son letales pero siempre existen diferentes maneras de aniquilarnos, no en todos los seres es lo mismo. Sin embargo la mayoría de los lobos, una mordida de otro ser tiene consecuencias letales para ellos.
Dejo de ver a Azbel y concentro mi vista en Valkian.
—¿Qué formas?
—Como sabés Annebett, a los demiums basta con obtener cada alma, sin ella dejamos de persistir. Vampiros, una mordida los debilita pero no lo suficiente, con dosis de sangre se recuperan, para ellos es más letal una daga al corazón creada del árbol sagrado.
En ningún momento aparto la vista de Valkian mientras escucho a Azbel hablar:
—A su favor que fue destruído cuando cada Ninfa del bosque prohibido dejó este mundo.
—¿Qué hay de la plata?
—Tiene un efecto en nosotros, debilidad, dolor al punto de disecarnos pero no culmina nuestra inmortalidad del todo. Suficiente es una gota de sangre para recuperarnos.
Dicho esto y Valkian se pone de pie.
Asimilo toda esa nueva información.
—Con esto ¿qué pasará conmigo? —esta vez no me atrevo a verlos. Apoyo mis manos en el colchón, mi loba interior abruma mi mente.
—Tienes el poder de todo el reino de Jared como el suyo.
—¿Volveré a cambiar en cada luna llena? —emito asustada, el proceso es doloroso.
—No estamos seguros
Tomo una profunda respiración y observo al frente. Azbel aparece en mi campo de visión.
—Hiciste lo correcto
—Lo sé pero cada elección me hace perder a la Annett que soy.
—Para nosotros sigues siendo la misma —desvío la vista en Valkian— Que esto no te afecte, no te detenga para cumplir la profesia —coloca sus manos detrás de su espalda— Intenta descansar, estuviste inconsciente por horas. Afuera es de noche.
—No creo que pueda —me recorro en la cama hasta tocar mi espalda con la cabecera. Hago una mueca de dolor —Me duele todo el cuerpo.
—Será pasajero —veo a Azbel acercarse a mi. Baja sus brazos y de sus bolsillos saca un frasco y me lo entrega— Lo necesitaras por las marcas de tus alas.
—Gracias Bel —lo acepto y lo veo fijamente en mi mano— pero tú lo necesitas más —se lo vuelvo a entregar —Podré soportalo.
Él asiente y sin agregar más avanza a la puerta hasta salir de mi habitación.
Enseguida recargo mi cabeza en la cabecera.
—Encontré tú collar —desvío la vista en Valkian al escucharlo. Extiende su mano en mi dirección y entre sus pálidos dedos cuelga mi collar de media luna— es tuyo.
—No lo quiero, me traerá mal recuerdos.
—Depende del significado que le des —insiste.
Rendida extiendo mi mano y él lo deja sobre la palma de mi mano.
—Fue un regalo de mi madre, me lo dio Anni —paso saliva y cierro mi mano— pero me recuerda... a cada cambio por la luna, por ella actúe así. Primero contigo al beber sangre y después con... Jared.
Enseguida lo dejo a un lado de mi sobre el colchón.
—La luna siempre será parte de este mundo y del tuyo Annett. Será la única es ver la caída de cada reino. Influir en cada ser. Seas procedencia de quien seas, te eligió.
Giro a verlo y me encojo de hombros.
Valkian medio sonríe ante tal acción sus colmillos sobresalen.
—Si nos necesitas, no dudes en llamarnos.
Esta apunto de caminar cuando lo detengo al pronunciar su nombre.
—¿Podría pedirte un favor?
—No tendrás un rotundo no de mi parte.
Le sonrio
—Debajo de la cama, oculté el grimorio de Azbel ¿podrías...?
—Por supuesto
Lo veo inclinarse, se demora pocos segundos en buscarlo y después se endereza y me pasa ese ancho libro. Le agradezco y a los tres segundos lo veo llegar a la puerta y la abre sin antes hacer una elegante reverencia.
—Valkian —me inclino un poco hacia adelante sin dejar de abrazar el grimorio— ¿cuándo me contarás sobre ti? Me refiero sobre tu reino, tú Castillo ¿cómo era el rey de los vampiros antes de esta guerra?
Aparta la vista y abre la puerta. Sin embargo se mantiene inmóvil en su lugar.
—Era despiadado, sin control. Era un vampiro distinto al que conoces.
Pestañeo varias veces al escuchar un golpe en la puerta al cerrarse en el momento que él se marchó con velocidad.
Suspiro y al estar completamente sola me dispongo a seguir revisando el grimorio. Lo abro y en la tercer página, frunzo el ceño. Sin creerlo paso a la siguiente, no veo ningún simbolo, al contrario, veo letras que puedo entender. Sin prestarle mucha atención paso por cada página más rápido hasta detenerme en una y alzo la vista sorprendida.
—Puedo... descifrarlo —entre abro mis labios y bajo la vista en el grimorio. Leo con atención una página —Aroth príncipe demium. Arebea demium del deseo. Liriel demium de la lujuria —una chispa se enciende en mi cerebro y rápido busco una página en especial— Azbel demium del sueño —delineo su nombre con mi dedo —invocación— Azeroth —bajo al segundo renglón— Belial, reina del infierno año 1500 —ladeo la cabeza. Mis ojos van desde el nombre de Bel a esos dos nuevos nombres de demium —Azbel —lo descifro— deben ser sus padres.
Enseguida busco en las siguientes páginas y en efecto. Hasta arriba se encuentra el nombre de cada demium: Luriel, Ankel, Haya, Lilith, Belcebu, Asteroth, Canos, Asmodeo Leviatan, Amon, Astaroth, Hael, Balban... y entre cada información sobre cada uno de ellos hay dos nombres inscritos.
—Son miles de demonios —paso por cada página. Son demasiados para leer sobre cada uno. Alcanzo a leer el nombre de varios. Cada página del grimorio parece infinita hasta por fin llegar a la última página. Un renglón capta mi atención— Primer demium del inframundo —un escalofrío me invade al leerlo internamente— Luzziel —esta vez emito en voz baja y al instante cierro el grimorio.
La oscuridad me rodea. No comprendo en que momento dejé de estar en mi habitación. No sé si estoy despierta, si esto es real pero poca iluminación me cubre y el resto, al lado que vea hay una profunda oscuridad.
Puedo sentir el miedo al estar sola.
Siento un dejá vü como en todas esas pesadillas.
—No me atormenten más —me abrazo a mi misma, el silencio es abrumador. No dejo de ver a mi alrededor. En un susurro escucho un nombre.
Annebett
—Basta, solo quiero despertar si esto es un mal sueño, solo quiero... —rápido cubro mis oídos al escuchar un horrible ruido. Veo al frente y entre la oscuridad distingo dos ojos carmesí verme —¿Valkian... eres tú? —cada vez se acerca hasta lograr ver una mano pálida emerger de la oscuridad a la poca iluminación. Poco a poco bajo mis manos, no hay más ruido. Ladeo un poco la cabeza, por primera vez me atrevo a avanzar y entrar en esa oscuridad sin embargo mis pies lucen inmóviles, fijos sobre la superficie en la que estoy —¿qué significa esto?
La oscuridad que lo cubre y oculta se va exfumando. La iluminación se extiende y puedo verlo mejor sin embargo no distingo su rostro más que una silueta.
Una silueta que empieza a cambiar. Le crecen cuernos y dos enormes alas que se distinguen por su forma.
—Azbel —pronuncio. En verdad deseo que sea él. Sin embargo nunca lo he visto con ojos carmesí.
Cuando su mano vuelve a emerger de la oscuridad pego un grito. Es completamente huesuda. Mis pies reaccionan y torpemente me hacen caer al suelo.
—Por favor... dejame en paz —comienzo a llorar, eso mueve su mano, sus dedos crujen como si estuviesen rotos, le crecen garras y comienza a alejarse poco a poco.
Estoy por suspirar aliviada cuando al mover mis pies el ruido de una cadena capta mi atención. Perpleja veo las cadenas que rodean mis pies, del tobillo y entre él más se aleja, comienza a arrastrarme más y más a su oscuridad.
—¡Nooo! —despierto gritando y me siento en la cama. Respiro agitada, una capa de sudor cubre mi frente.
Me doy cuenta que sigo en mi habitación, en mi cama. Al girar la cabeza, veo el grimorio cerrado a un lado de mi.
Lentamente lo alejo con mi mano.
Estaba equivocada con mis pesadillas. Desde que llegué aquí intenté darles un significado, creí que esa sombra que siempre me ha atormentado era la de un vampiro, a veces la de un demonio, la de un lobo sin embargo esta vez fue diferente.
Vi al Rey Oscuro
Y estoy confundida, llego a creer que siempre a sido Donovan o Luzziel quien me atormenta.
NARRADOR OMNISCIENTE
Desde el inframundo el tormento de cada nueva alma resuena como un sonido de agonía.
Acostumbrada Betzalel avanza arrastrando su largo vestido color negro hasta llegar hasta él.
—Otro reino fue destruido. Tú plan no funcionó —lo mira jalar una cadena sin fin, sin afectarle y él ríe siniestro— Donovan —se cruza de brazos— El reino Creciente no sobrevivió ante la elección de... mi hija.
El rey oscuro suelta la cadena y se voltea.
—Estoy enterado. Su poder a incrementado —comienza a caminar mientras Betzalel lo sigue.
—No ganas el poder, todo es para ella.
—Sus almas llegaron a mi —se detiene y extiende sus brazos a los lados—derrotar de Annebett será mi victoria —se voltea y la observa con malicia— Tú la creaste y trajiste a este mundo.
—Lo hice para detenerte. Porque exijo mi libertad.
—Malagradecida, te mejore, te abrí las puertas del infierno. Te convertí en lo que eres.
—No Donovan, estas obsesionado por poder.
—El poder me hace ser el Rey Oscuro de este mundo —chasquea sus dedos. Al instante Betzalel se queja de dolor y se inclina —Consigue más almas, para eso me sirves.
—Annebett, acabará contigo —emite ella con esfuerzo.
Donovan se inclina hasta acercarse a su rostro. A Betzalel no le causa miedo verle sus largos colmillos, sus cuernos en su cabeza y ver salir el humo cada vez que habla:
—Hasta el plazo de la profesia pero no creo que ella siga sobreviviendo si tú desapareces.
Se endereza y la esquiva.
Betzalel gruñe y al sentirse mejor avanza hasta apoyarse en una superficie rocosa.
Se recarga y apoya su frente. Esta por cerrar los ojos cuando un ruido capta su atención. Gira la cabeza viendo a la escurridiza mascota del infierno.
—Igual estoy harta de él, Cibor —lo mira con atención bajar hasta el suelo hasta perderlo de vista— lo siento, yo lo volví así.
Betzalel suspira y se aleja de la pared. Despacio se dirige a la salida. Evita cruzarse con los lubrydum, esos animales infernales con ojos rojos, de gran tamaño, huesudos que vigilan la entrada al infierno. Capaces de devorarse a todo ser que se atreva a entrar.
Busca otra salida, extiende sus alas oscuras. Esta por volar cuando el dolor en su espalda vuelve a invadirle. Enseguida las cierra, sin ocultarlas, observa varias plumas en el suelo.
—Estás muriendo Annedelia.
Levanta la vista, mira a una demium frente a ella. Su falsa apariencia con un atractivo rostro, su cabello largo y negro hasta su cintura, descalza. Con un vestido color negro corto que poco la cubre. Sus venas oscuras resaltan en su piel.
—Soy Betzalel, ella quedó en el pasado.
—Nunca perteneciste aquí Annedelia. No eres una demium.
—Yo sé lo que soy Liriel
Ella se cruza de brazos.
—Un caso perdido igual que tu hija
Betzalel le sonríe con burla.
—¿Siguen esos celos y envida por Annebett? Acepta que es mejor que tú.
—No tiene el poder suficiente
—¿No? Ya derrotó a tres reinos. Incluso convenció a Azbel de destruir a Aradia.
—Fue suerte, Aradia cometió un error de invocarse dentro de ella estando cerca Azbel —sonríe con arrogancia— pero la verdad es que él solo intenta cumplir su misión. Salvar al infierno y a cada demium.
—¿Aquellos que lo traicionaron? No Liriel, Azbel es lo demasiado inteligente para saber con quien puede aliarse. Así él gane en la elección, tú no vas a persistir.
—Soy su favorita. Su protegida
—Azbel nunca te vio de la misma manera que tú lo vez.
—Eso ya lo veremos —le sonríe con malicia y desaparece.
Betzalel niega varias veces, avanza hasta lograr salir del infierno. No evita sentir la culpa al ver el exterior. Todo lo que queda del Mundo Oscuro. Cada vez se vuelve más solitario, los árboles, el pasto, las flores pierden vida. Entre más avanza nota el agua escasearse.
De pronto se detiene y a la distancia observa lo más alto de un antiguo Castillo de vampiros. El único aún reino.
(...)
Casi media noche y Azbel admira la luna desde su ventana. Admira la oscuridad hasta que un reflejo en la ventana capta su atención.
—No estás cumpliendo la misión
—¿Por que te invocaste Liriel?
Ella humedece sus labios
—Se les apremia con una visita
—No eres a quien quería ver —se voltea— No deseo ver a ningún demium traicionero.
—Azbel, olvidalo. De lo contrario no harías esto, aun así vas a salvarnos. Ya no queremos más servirle, te queremos a ti como único líder del infierno.
—No lo hago por cada demium, ni mucho menos por ti. Es venganza a Azeroth y Belial. El rey oscuro debe pagar cuando se atrevió a devorar sus almas.
Liriel avanza con sensualidad hasta él.
—Y lo vas a lograr, pero no serías capaz de atacarme. Me cuidaste, me enseñaste todo lo que sé en el pasado.
—No obtuviste un diferente trato de mi. Lo hice como a todo demium sin sus creadores. Liriel, tus intenciones no funcionan conmigo.
Ella está por tocarlo del rostro, sin embargo como si fuera un fantasma le es difícil poder hacerlo.
—No me hagas robar tú alma Liriel
Molesta baja su mano.
—Solo vine a recordarte que todos creemos en ti. Te espero en el infierno. Usa a esa... a la hija de Luzziel, haz lo que sea. Aun tienes de rival a un vampiro.
—Sé perfectamente lo que hago. Además, al final tanto yo como Valkian dependemos de la elección de Annebett.
Ella lo mira con atención
—No te confíes Azbel
—Desaparece Liriel —le da la espalda y desde la ventana deja de verla.
...
Pocas veces Valkian entra a su habitación asignada, prefiere estar rodeado de un escritorio y de un estante de libros antiguos a estar ante un ataúd frente a él ocupando toda la habitación vacía.
—Superala Valkian —se aleja de la puerta y mientras avanza se quita el trozo de tela que cubre su brazo. Le fue difícil sanar, tuvo que recurrir a obtener la sangre de Azbel para curarse e increíblemente sanó y controló su sed. Sin embargo prefiere no obsesionarse con ella y volver a recucurrirla.
Cuando llega al ataúd, deja el trozo de tela. Las letras bordadas de LEKAN están manchadas de sangre.
Comienza a hacer ruido con sus largas uñas. Uno, dos, tres, cuatro veces y se detiene.
El quinto ruido capta su atención, proveniente dentro del atud. Aleja sus manos. Con alerta se inclina un poco, estira sus brazos y con rapidez abre el ataúd.
—Valliolett —pronuncia al verla acostada, sus manos sobre su pecho aun con la estaca clavada— No, no estas aquí —con la misma rapidez lo cierra y pasa sus manos por su rostro—es el efecto Valkian —se dice a si mismo.
—Padre
Una reconocida voz lo hace darse la vuelta.
—Padre lo necesito —su hija reflejada ante él extiende su mano en su dirección. Una línea de sangre se desliza por la comisura de su boca.
—Emely
Valkian avanza, intenta tocarla cuando ella se exfuma con rapidez.
Retrocede un paso y observa nuevamente el ataúd abierto por si solo, completamente vació.
Nota de autora:
Como lo dice el título del capítulo de hoy ¿a cual eligen? ¿Demium o Vampire?
Nos vemos mañana en el próximo capítulo mis seres oscuros ☪️
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