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#14 | Luzziel

   ☪️ A N N E T T ✡️

—¿De qué quieres hablar con nosotros? —me pregunta Jared en cuanto observa a Valkian y a Azbel reunidos en el centro de la Mansión, cerca de las escaleras.

Le señalo un lugar con mi mano.

—¿Ann? —se cruza de brazos al situarse a un lado del vampiro.

Sin responderle avanzo a las escaleras y subo cinco escalones cuando me  detengo y me volteo.

—Quiero saber toda la verdad. Los tres me han ocultado información y estoy segura que saben más de la profesia que yo —observo a cada uno— A estas alturas de mi vida, puedo soportar todo aunque que tan antinatural, suene —me señalo— me estoy convirtiendo en algo que no quiero —me sostengo del barandal —No puedo ayudarlos, no puedo salvarlos si no creen en mi.

—Prácticamente nuestro tiempo en este mundo depende de ti.

—Y parece que no les importa Valkian. No me han ayudado en nada, parece que estoy sola en esto.

—No estas preparada para escuchar toda la verdad —enfoco la vista en Jared— Además sabes la mayoría, tu propósito, lo que te está pasando y para que fin te queremos cada uno de nosotros.

Sonrío con burla

—No todo. Hay cosas que sigo sin comprender —concentro la vista en Azbel— Tú, caí como tonta, llegué a sentir lastima por ti.

—No te he mentido Annebett.

Bajo un escalón

—Me hiciste creer que tus alas te las habían arrebatado y van dos ocasiones que yo puedo verlas.

—Y así fue —hace una larga pausa— Fui el primero en ser encerrado en esta Mansión, después de que el Rey Oscuro me exilió del infierno. Cuando descubrí sus intenciones, cuando comenzó a deshacerse de cada ser, de cada reino y en ellos nos incluía a nosotros. Logré poner a cada demium en su contra, más fui traicionado y derrotado. Llegó a destruir a varios y el resto han sido obligados a seguirle por años —da un paso adelante— a mi me arrancó las alas. No soy un demium que las oculta, antes no las tenía hasta que llegaste Annebett, tú cercanía influye en darme el poder. Tus alas siempre aparecen cuando más las necesitas y son dos ocasiones que las he usado para salvarte. Lo cual me debilita y no descifro porque solo puedo conservarlas por un corto plazo. Después desaparecen.

—¿Te das cuenta del poder que tienes sobre nosotros? —Jared extiende sus brazos —confiamos en ti, en la única que puede salvarnos si derrotas al Rey oscuro.

—Aunque es cierto que no conoces toda la profesia, solo una parte de ella.

—Valkian

Él ignora la advertencia de Jared y con velocidad aparece frente a mi, en el último escalón.

—Un nuevo ser llegará a este mundo, lo suficientemente poderoso para salvarnos y derrotar al rey oscuro. Creación de dos seres totalmente diferentes —me señala— Eres tú, por ser hija de Betzalel y llegada la fecha, ibas a aparecer aquí. Cada vez que decidas, cada líder o reino que caiga por ti, tú obtendrás el poder.

Jared suspira y lo escucho hablar:

—Y así evitarás que Donovan tenga más poder. Fue lo que lograste al consumir el poder del reino de Lux y Sira. Simplemente no te haz dado cuenta o no lo haz desarrollado.

—Por ende tú cambio, entre más poder obtengas, más serás como nosotros.

Pestañeo varias veces asimilando todo.

—Annebett, ese era el nombre que en el infierno se rumoraba. Nadie sabía que serias, como o de quien vienes. Pero nos aseguraban que Annebett seria un enemigo fuerte para derrotar al rey oscuro —agrega Azbel— Futura reina de este mundo.

—Siempre y cuando cumplas con la profesia. Si no la cumples, llegado el plazo, Donovan te va a matar, a cada ser de este mundo y logrará ser más fuerte para robar las almas en tu mundo.

Paso saliva y lentamente me siento en las escaleras.

—Afecta este mundo y el tuyo Annett.

Entre abro mis labios.

—¿Y después? ¿Qué pasará conmigo? No quiero ser así toda mi vida. No quiero estar aquí. Yo tengo un mundo normal fuera de aquí con Anni.

—Se comprobará cuando venzas al rey oscuro.

Niego varias veces

—Esto es una pesadilla —emito y ne levanto. Bajo cada escalón, esquivo al vampiro y sin detenerme salgo al jardín.

Necesito tomar aire.

Con mis manos en la cintura observo el cielo despejado. Deseando volver a casa.

...

Tal vez tienen razón, necesito dejar de pensar tanto, necesito volverme fuerte aunque no creo ser capaz de salvarlos. Siento una gran responsabilidad con cada ser de este mundo.

Concentrada sostengo la espada con fuerza y apunto con ella hacia el centro. Sin embargo, me pesa y bajo mis brazos.

—Carajos —hago una mueca al morder mi labio inferior por culpa de estos colmillos.

—Eres mala para esto —resuena su voz detrás de mi.

Han pasado horas que dejé de verlos.

—Tú ataque te será desventaja cuando te enfrentes a tu enemigo —Valkian aparece frente a mi— debes estar segura de ti misma. Apoyar tus pies firmes sobre el suelo que combates, ser ágil, no perder de vista a tu atacante —en un pestañeo dejo de verlo— No temblar al sostener tú arma.

Su voz en mi oído me causa escalofríos.

Valkian levanta la espada conmigo al mismo tiempo.

Es extraño sentir la frialdad en sus manos al rozar con las mías.

—Concentrate, busca su debilidad y ataca —me hace mover la espada al centro.

Sin evitarlo giro a verlo.

—Presumes tú experiencia en esto.

—Soy un vampiro que a estado involucrado en varias guerras. Además que solía entrenar a Emely —aleja sus manos y avanza hasta situarse frente a mi con sus manos detrás de su espalda— Mi guerrera, a participado en varias guerras y a salido victoriosa.

Enseguida bajo la espada

—Apenas es una niña

—Que no te engañe su corta edad y tamaño. Emely es lo suficiente fuerte para derrotar a cualquier ser que se proponga —sonríe luciendo sus colmillos— A derrotado a seres de otros reinos que invaden nuestro Castillo sin invitación. Es una Lekan.

Asiento

—¿Sabe lo de su madre?

Valkian permanece en silencio

—No les haz dicho —agrego segura.

—No le oculto nada a mi hija. Conoce lo que pasó con Valliolett, sabe que fui yo quien la detuvo para salvarla a ella —baja la vista— Por su propio bien, solo desconoce su ubicación.

—¿Dónde la tienes?

—En los túneles del Castillo. Emely no tiene autorización de bajar. Nadie más que yo —me observa— solo su sangre puede traerla de vuelta.

—¿Y ella no te pregunta por su madre? —niega— ¿no haz buscado otra reina que gobierne a tú lado?

—Un rey como yo puede reinar solo —desvía la vista— o no la he encontrado.

—¿Desde hace cuánto estas solo?

Regresa a verme

—Tengo un reino, tengo a mi hija.

—Pero...

—Práctica Annett, necesitas mejorar —cambia de tema.

Ruedo los ojos

—¿Quieres ayudarme con eso? Juro esta vez no intentaré matarte —lo apunto con la espada.

Valkian fija la vista en las otras espadas sobre el suelo.

—¿Un vampiro de alto linaje como tú le tiene miedo a... alguien como yo? —lo reto.

De pronto dejo de verlo, rápido lo busco alrededor.

—Seria más fácil enfrentarme a una humana —me quejo al sentir el filo de su espada en mi cuello— eres más fuerte que yo Annett, sea lo que seas, tienes ventaja.

Me sonríe y se aleja

Resoplo y siguiendo sus consejos lo ataco hasta chocar con su espada. Enseguida me muevo, giro y al llevarla al centro, él desaparece de mi vista.

Sin rendirme, lo veo aparecer en otro punto del jardín. Me acerco a él y vuelvo a repetir acción.

En una ocasión logro herirlo de la mejilla y esa línea cicatriza increíblemente.

—¡Valkian! —grito al caer al suelo por su culpa.

—Concentración Annett

Encaja su espada en el pasto y me tiende su pálida mano.

—Algún día te ganaré

—Acepta tú derrota

Con su ayuda me levanto y sacudo el pasto de mi ropa.

—Muero de sed —le sonrio y me volteo de regreso a la Mansión. Por supuesto él me gana en cuanto cruzo la puerta y me dirijo a la cocina.

Agarro una botella de agua y le doy un trago. Dejo de beber y la observo con una mueca.

—No calma mi sed —la dejo sobre la mesa— debe deberse a lo que me estoy convirtiendo —me cruzo de brazos— ¿cambiará mi alimentación?

—No te aseguro que no, todo depende de ti —Valkian da un paso adelante— Pero te puedo ayudar, acompañame.

Con velocidad se marcha, suspiro y lo sigo hasta llegar a su cuarto favorito.

—Prueba con esto —veo su copa con ese líquido transparente.

—No sé si deba...

—Inténtalo

Bufo y la acepto.

Hago una mueca y le doy un corto trago. Enseguida lo alejo de mi boca. Arde al bajar por mi garganta, el sabor es agrio sin embargo esa sed desaparece.

—No está... mal —finjo mientras bebo.

—Sigo prefiriendo la sangre.

(...)

Dejé a Valkian en ese cuarto. Al salir aun puedo sentir mis colmillos y no tengo la mejor idea de como ocultarlos.

Al entrar a la cocina, me detengo cerca de la mesa y me siento en la silla. Veo mis manos, al menos mis uñas siguen normales. Por inercia toco mi cabeza.

>No puedo ser ella<

Suspiro y bajo mi mano.

El dolor de mi espalda no desaparece ni las marcas cicatrizan.

>Vas a cambiar<

Resuena esa voz en mi cabeza.

Entonces veo mi mano, agarro un cuchillo y con valentía pincho mi dedo.

—Auch —suelto el cuchillo y veo la gota de sangre. Y es extraño sentir mis labios resecos. Compruebo estar sola y concentro la vista en mi dedo, lentamente lo llevo a mi boca y pruebo mi sangre.

—No creo que unas gotas sean suficientes.

Su voz me sobresalta, retiro mi dedo rápidamente.

—Jared —escucho sus pasos— no es lo que piensas.

—Vamos Ann, no te juzgo —lo veo de reojo rodear la mesa y aparecer frente a mi —todos aquí tenemos formas diferentes de alimentarnos.

Paso saliva

—Solo... comprobaba

Jared baja la vista, agarra el cuchillo y juega con el al pasarlo de mano en mano.

—Cómo sabés, Valkian se alimenta de sangre de los humanos en cada luna de sangre. Y respecto a mi, tal vez si te engañé —alza la vista— no soy nada normal, tanto yo como mi manada, nos alimentamos de... carne humana —se encoge de hombros— Los vampiros sustraen su sangre y nosotros, sus brazos, piernas, cabeza o sus órganos internos calman nuestra hambre —hago una mueca de asco— incluso en guerras del pasado con otros reinos, mi manada solía devorarlos —suelta el cuchillo— es una cadena Ann, otros seres nos ayudan a seguir sobreviviendo.

Apoyo mis brazos sobre la mesa.

—No te juzgo Jared aunque eso es... algo asqueroso —rio contagiando su risa.

Dejo de reír cuando la duda me invade.

—¿Y qué hay de Bel?

Su rostro se vuelve serio

—Azbel tiene una dieta muy extraña. Hay demonios que se alimentan de sangre y carne al mismo tiempo. Pero no le ayuda mucho tanto como devorar almas. Tengo entendido que hay varios tipos de demonios y él puede sobrevivir por años, siglos sin devorar una pobre alma pero si los vuelve débiles —se encoge de hombros.

Despierta mi curiosidad.

—¿Qué clase de demonio es?

—No deberías preguntame eso a mi.

—Jared —insisto.

Él suspira

—No te enteraste por mi —se inclina en la mesa— Entre los lobos se rumora que es uno de los demonios más antiguos y fuertes, o lo era cuando estaba en el infierno, antes de esto —asiento— Azbel o cualquier demonio puede aparecer en tu mundo, muchos humanos los han invocado. Depende el demonio, por cada favor hay un precio, aunque ellos siempre engañan, pueden ayudarte pero vas a condenar tu alma. Desde es momento un trato con ellos, ya les perteneces —Jared regresa a su lugar —Azbel es un demonio que entra en tus sueños, en tu mente y de alguna forma te convence para invocarlo. Te concede tú deseo más anhelado pero hay un alto costo.

—Tú alma

Jared asiente.

—Son devoradores de almas

—De almas como la tuya Annebett.

Veo a Jared perpleja al escuchar esa voz detrás de mi. Él se levanta lentamente.

—Los demium podemos devorar almas incluso de seres de este mundo ¿no te lo contó Jared? —de reojo lo veo aparecer a mi lado muy cerca de mi —Tú alma me sería suficiente para activar mi poder. Equivalente a 100 almas solo contigo.

—No vas a conseguirla. Que no te asuste Ann.

Él lo ignora y aparta mi cabello del rostro.

—Ya sé la clase de demonio que eres Bel —menciono sin miedo.

Ríe siniestro y se aparta dos pasos.

No obstante coloca su mano sobre la mesa y bajo mi atenta mirada, noto un extraño humo negro salir de sus dedos. Formar un círculo hasta hacer su mano puño y cuando se esparce el humo, veo un libro sobre la mesa.

—Revisalo

Le doy una rápida mirada a Jared quien niega. Sin embargo mi curiosidad gana y llevo una mano al libro. Parece tan antiguo, la cubierta es gruesa y oscura. Sin ningún título. Parecido a un grimorio.

Lo abro lentamente, en las primeras páginas hay raros dibujos, simbolos descritos con un idioma que no comprendo. Atenta paso a la siguiente y me detengo en una foto.

Un mal recuerdo invade mi mente.

En la foto hay lo que parece ser un demonio. Tan parecido cuando vi al Rey Oscuro en mi casa y transformarse en esa horrible criatura con cuernos, largos colmilos, tan antinatural.

La mano de Bel me sobresalta al pasar a la siguiente página.

—En el infierno hay más demium de lo que puedes imaginar —señala unos simbolos — Luriel, Ankel, Haya, Lilith, Belcebu, Asteroth, Canos, Asmodeo Leviatan, Amon, Astaroth, Hael Balban. —termina en el último simbolo y pasa a la siguiente página — Rituales de invocación que humanos de tu mundo usan para invocarnos. Por ayuda o por intentar invocar a un ser que perdieron. Nosotros aprovechamos ese momento y en varias ocasiones, solo invocan a un demium de por vida hasta lograr robar su alma —agarra un puño de páginas y busca una página al azar hasta que me señala una foto, a un lado hay simbolos. Parecen pasos al estar señalados —Azbel.

Abro los ojos sorprendida al ver con detenimiento esa foto. Cuando reacciono cierro el libro y giro a verlo.

Quien veo es totalmente diferente al demonio del libro.

—Me doy cuenta —paso saliva— Que todos aquí ocultan su verdadera apariencia —dejo de verlo— en mi mundo a todo lo desconocido o antinatural se le nombra... monstruo —entrelazo mis manos— Y siempre han estado presentes. Hay... tiendas, hay personas que... los invocan.

—Pocos seres de aquí tienen la oportunidad de visitar tu mundo, no mi reino. —inquiere Jared cruzado de brazos.

—¿Te invocaron en mi mundo? —le pregunto a Azbel sin verlo.

—En varias ocasiones

—Y ganabas su almas para el Rey oscuro. —emito con seguridad.

—Cada alma que devoraba era para mi — giro a verlo— ¿Lo comprendes Annebett? Para obtener más poder, requieres devorar a otro ser inferior a ti.

—¿Qué estás tratando de decir Azbel? —le pregunta Jared.

Él desvía la vista en él

—Va a cambiar, es un hecho. Podemos apresurar el proceso dándole nuestra sangre. Tendremos el tiempo suficiente para que se vuelva más fuerte y logre derrotar al rey oscuro.

Niego varias veces

Jared baja sus manos y me observa fijamente.

—Puede que funcione

—No, no pienso hacerlo.

Me levanto rápidamente

Azbel coloca su mano en el libro y por el mismo humo, desaparece.

—Si tú hermana sigue más tiempo en el infierno, su alma será devorada y no habrá nada que puedas hacer.

Dudosa observo a cada uno sin darles una respuesta.

...

Respuesta que a ninguno le importa cuando han llamado a Valkian. Y en la cocina, a los tres los tengo en frente con un vaso que contiene sangre de demonio y sangre de un lobo alfa.

—Son solos unas gotas Valkian

Él duda como yo.

—¿Si empeoramos la situación y Annett sale perjudicada?

—Será un riesgo que se correrá —Jared me observa— Me importas Ann pero de ti dependemos todos.

Me acerco a la mesa

—Lo voy a hacer

Valkian niega sin embargo con sus largas uñas se hace una herida en la palma de su mano y cada gota de sangre la vacía en el vaso.

Al terminar Azbel revuelve la sangre y me acerca el vaso. No me gusta su sonrisa siniestra que recibo.

Tomo una profunda respiración y finalmente agarro el vaso. Con una mueca lo acerco a mi boca, cierro los ojos y lo bebo, tratando de no saborear el sabor.

E increíblemente no la vómito cuando lo dejo vacío. Abro los ojos y observo a los tres seres frente a mi.

—¿Cómo te sientes Ann?

—Un poco mareada —mis colmillos crecen más por si solos. Retrocedo un paso atrás y llevo mis manos a mi cabeza —Me duele —los veo asustada— Me arde la espalda y...

Tallo mis ojos varias veces.

—Annett tranquila —escucho la voz de Valkian.

—Tus ojos Ann, son... completamente oscuros.

Annebett —pronuncio y no soy consciente de quien ataco. Mi cuerpo se mueve por si solo y desconozco la fuerza que tengo.

Pestañeo varias veces y logro ver a Jared con mi mano en su cuello. En sus ojos un destellos amarillo puedo notar. Suelta un gruñido.

—¡Jared! Yo... —veo oscuro nuevamente — Te voy a matar.

—¡ANNEBETT DETENETE!

Por un golpe en la cabeza reacciono. Mi vista se aclara. Sentada desde el suelo veo a Jared a unos pasos de mi, Valkian intenta calmarlo. Azbel me da la espalda y tan cerca reconozco ese largo y oscuro vestido.

Betzalel con sus manos siendo dirigidas a mi me observa fijamente.

—No debiste haber cambiado —parece sorprendida— No ahora.

—¡Dile la verdad Betza!

—No trates de ocultar que Annett es tú hija.

Ella baja sus manos y gira a verlos.

—Funcionó llamarte usando a Annebett.

—Han empeorado todo ¡Ella no tenía que cambiar hasta que se enfrentará a Donovan! Todos ustedes con ella van a correr peligro y no cuenten conmigo para salvarlos. Han despertado su ser maligno.

Aturdida me pongo de pie.

—¿Es cierto? ¿Soy.... tu hija?

Evita verme

—Contéstale Betzalel

Ella apunta a la salida

—Los tres salgan de aquí. Hablaré con ella sin su intervención.

A regañadientes aceptan.

—Grita si nos necesitas Annett, te podemos escuchar. —Valkian es quien los guía a la salida. Azbel es el primero en marcharse, Jared a la fuerza abandona la cocina por un vampiro.

Paso saliva y concentro la vista en ella. Murmura unas palabras en un idioma que desconozco.

—¿Lo soy? —capto su atención.

—Si. Tú eres mi hija.

Lamo mis labios

—¿Por qué me hiciste creer que Elionor y Jener eran mis verdaderos padres? ¿Por que crecí en su mundo y no aquí? —las lágrimas se acumulan en mi ojos — Me dejaste convivir con ellos, tener una hermana muy diferente a mi. Tener una vida casi normal —suspiro— ¿Por qué me abandonaste?

—Nunca lo hice. Desde que naciste he sido tú protectora, he estado contigo, te he ayudado.

—Me haz ayudado a matar —emito con rabia.

—Es tú naturaleza, solo te estaba preparando para la profesia.

—18 años siendo engañada —hago mi manos puños.

Ella se cruza de brazos.

—Escuchame Annett, hace siglos que yo fui un ángel. Cuando había paz y todos los reinos permanecían. Me conocían como Annedelia, en ese entonces mis alas eran blancas. Cometí el error de enamorarme de un ángel que me traicionó y por su culpa fui desterrada, me arrancaron mis alas. Acabaron con toda parte buena en mi —sus alas crecen sin embargo las mantiene cerradas— Por Donovan me volví un ángel de la muerte, Betzalel. Juré vengarme de ese ángel, revelé información al ser menos indicado y comenzó una guerra. Uno a uno, cada reino comenzó a caer y para salvarme a mi misma, cumpli una profesia prohibida —sonríe con malicia— Antes de ser derrotado, tuve un encuentro con ese ángel, le pedí ayuda pero se negó sin embargo ya había conseguido lo que tanto quería —se encoge de hombros.

>>En nuestro mundo esta prohibido la creación de dos seres totalmente diferentes y siendo ya un ángel del mal, logré concebirte. Inició la profesia, lo malo es que al enterarse, cada ser de este mundo me quería muerta y tuve que huir. Me refugie en el mundo humano y espere tu nacimiento —se acerca un paso— Tenía que regresar y no podía llevarte conmigo. Te iban a matar y yo necesitaba que vivieras hasta tener 118 años, en tu mundo simples 18. Entonces encontré a un humano sufriendo por la pérdida de su hija, su esposa cada vez enloquecia.

Niego varias veces

—Si Annett, tus padres falsos perdieron a la verdadera hermana de Anni y use la oportunidad para entregarte a ellos. Jener aceptó a pesar que le advertí que siempre me ibas a pertenecer. Eleonor encantada de tenerte. Yo te di una familia normal. Estuve siempre a tu lado protegiéndote hasta que ella descubrió la verdad y no me quiso más cerca de ti. Ese día, te robe de sus brazos, corri por el bosque con Jener cazandome. Me pasó por la idea en matarte pero eras necesaria para yo sobrevivír —se acerca a mi— cuando me detuve, me disparó, pero ninguna arma puede matarme, solo quien me convirtió en esto —se señala— Sin salida, te tuve que entregar sin antes marcarte esa media luna en tu rostro, le volví a advertir a que a tus 18 años, vendría por ti y me fui. Regresé a este mundo y todos creyeron que te había perdido, que un ser como tú no había logrado nacer. Y espere por siglos para revelar la verdad y que cada reino, incluyendo Donovan le temiera a mi hija.

Limpio las lágrimas con brusquedad de mis mejillas.

—¿Quien... de quien provengo? Dime —me acerco a ella— ¿quién es mi... verdadero... progenitor? —ella niega varias— ¡Necesito saberlo!

La agarro de los hombros con todas mis fuerzas. Ninguna aparta la vista. Es asfixiante el silencio.

—Eres hija de... Luzziel.

Y sin darme tiempo de responder, ella increíblemente desaparece de mi vista cuando se vuelve polvo.

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