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28. Brownie's mágicos

Últimamente eh aprendido mucho en tan poco, aún soy joven, los adultos normalmente nos dicen que disfrutemos, y lo único que debemos hacer es estudiar y nada más porque somos demasiado joven para saber del mundo real.

Y pues llegue a solo una conclusión de todo esto...Váyase a la mierda todos por creer que la juventud es fácil.

****************

MAJÓ
5:35

— ¿Por qué demonios se tarda tanto? -Dije murmurando quejosa.

¿Qué tan difícil es ir a buscar dos saquitos de harina a la bodega?

Ni yo lose, pero al parecer es una tarea difícil para Tatiana, que lleva más de 15 minutos extraviada con mi harina.

Hasta estoy parada a fuera de la habitación esperándola, y solo me eh topado con varias chicas.

Hasta que me separe de la pared al ver un rostro por fin conocido. — ¡Susan! -Dije feliz, cuando por fin llegó cerca de mí, cruzándome de brazos.

— ¿Majó? -Frunció el ceño en duda. — ¿Qué haces afuera?

— ¿No viste a Tatiana cuando venías para acá?

—No. -Arrugó su nariz.

—Esa tonta me abandono. -Gruñí. -Solo le pedí una cosita, solo le pedí los paquetes y me deja como tonta, se hace tarde, no me he arreglado ni eh preparado nada.

— Emm...Están traficando oh...

— Créeme que si estuviera traficando lo haría rápido. -Fruncí mis labios con una sonrisa.

— Ahh, esto es raro así que me iré. - señaló la puerta por detrás. —Y iré a estudiar un poco.

—Oh, ¡espera! -Sostuve uno de sus brazos con mis dos manos. — ¿Irás en la noche al bar que está afuera de la escuela? Es viernes y las puertas de la universidad estarán abiertas. -Levante y baje mis cejas sonriendo.

— Mmm no lose. -Su boca se torció.

— Vamos, la mayoría de los de segundo y tercer año irán. -mire hacia los lados y acerque mi cara hacia la de ella. — Habrá alcohol. -Susurre.

— Ni hablar, aún estoy recuperándome del Año Nuevo en casa de Tatiana y de solo escuchar alcohol mi estomago se retuerce. -Se toco el estómago quejándose.

Me encanta mencionar el alcohol delante de ella, las ventajas de no embriagarse fácil es que puedes ver a tus amigos "Bien portados" en unos idiotas. Que buenos recuerdos.

Solté su mano con tranquilidad dejándola ir. —Bien, como quieras, pero siempre tendrás una copa de tequila allí. -Sonreí.

— Jodete. -Rodo los ojos y abrió la puerta de la habitación.

— Es a las nueve. -Dije antes de que cerrara el puerto.

Regrese a mi posición de antes, recostándome sobre la pared cruzada de brazos en espera de mi amiga desaparecida con mi harina.

Empecé a bostezar un poco y cerré los ojos unos cuantos minutos.

— Majó.
—Majooo. Oye majó.

Escuché una voz que me hizo abrir mis ojos.
Tratando de enfocar mi vista, casi brincando sonreír.

—Tatiana, volviste. -abrí los ojos de impresión sosteniendo sus hombros.

— ¿Qué hacías fue riendo en medio del pasillo? -Dijo mientras abría la puerta de la habitación, y la seguí entrando por fin en ella. — ¿Dime que la conseguiste? -Dije casi suplicando.

—¿Aquí está? -Sonrío, levantando una bolsa negra donde traía la harina.

Agarre rápidamente la harina y el abrazo fuertemente agradecido por fin, casi mi plan se estropeaba.

De reojo mi mirada se centró en la pequeña Tatiana, su sonrisa se había desvanecido, y estaba completamente pálida como si hubiera visto un muerto, no tenía ninguna expresión en ella.

— ¿Te pasó algo? -Pregunté confundida.

Ella volvió en su dándose cuenta de que le estaba hablando. — ¿Qué? Amm, si estoy bien. -Dijo levantando sus dos pulgares.

— ¿Segura?

— Si, sabes tengo que ir hacer unas cosas.

— Pero no te quedarás a ver cómo cocino con Rebecca? ¿Y qué pasó con lo del bar esta noche?

— Estaré allí, no te preocupes. -Se acercó a la puerta sin ninguna expresión aún en su rostro.

— Está bien. - dije frunciendo el ceño.

—ok. - sonrió y abrió la puerta.

—Oye Tati. -Dije deteniéndolas

— ¿Sí?

— ¿Cuándo estes lista okey?

— Okey. - Por fin en su rostro se iluminó con una pequeña sonrisa. -Y espero que tu declaración hacia Edward sea un éxito.

Lanzar una pequeña risita. - A si será.

Tatiana desapareció por esa puerta dejándome preocupa por ella, era evidente que no estaba bien pero no quería presionarla, solo tengo que darle un poco despacio para su mente aclare y hablar con ella.

Solté un suspiro cayendo en su cama, mirando a Susan tan concentra en ese libro y con esos audífonos que no la he en escuchar nada.

Ahora solo tengo que espera a que llegue Rebecca e ir con ella hacer esos benditos brownies.

Jamás creí que unos pequeños brownies fueran tan difíciles de hacer con esta atmósfera.

*****************

7:45

Jamás en mi pequeño universo hubiera jurado que era capaz de tal magnitud, mi primera vez haciendo esto y ya me siento una experta, es como si hubiera nacido para este momento.

Creo que por Edward haría cualquier cosa mejor.

—Me salieron hermosos. -Sonreí con satisfacción.

—Pues para ser tu primera vez habiendo brownies, no te fue mal. - Dijo Rebecca quitándose el delantal.

—Por cierto, me dejas probar uno de los tuyos, no quiero arruinar los míos. -Dije deslizando mi mano hacia la bandeja de sus brownies.

Ella me detuvo dándome un golpe en mi mano. —Eso dolió. -Retiré mi mano rápido y empecé a masajearla.

— No puedes tocarlos, son para esta noche y los chicos los esperan con ansias.

Entrecerré mis ojos, estaba tan confundí porque ella se ofrece tan voluntariamente hacer postres para ellos.

—¿Te gusta alguien de tu grupo de estudio no?

— ¡Qué! No. - dijo entrecortado. —Solo me pidió si le podía... hacer unos brownies y ya.

— Mmm, okey, pero...

— Este, ¿no se te hace tarde para ir a ver a Edward?

Ella intentó cambiar de tema muy rápido a así que deduje muy rápido que en efecto mi querida estaba enamorada.

— Bien, me quedaría a interrogarte, pero quede verme con él un par de horas antes de ir al bar. -Me di la vuelta hacia donde estaban las dos bandejas tratando de descifrar cuál era mía. — ¿Cuáles son los míos?

— Todavía no los termino, ve a cambiarte y vuelve para llevártelos, recuerda los tuyos son los de la izquierda y los míos estarán en la derecha.

— Okey.

Ella tomó mis hombros y me miro muy concentrada. — Recuerda los míos son los de la derecha que no se te olvide.

—Hay calma, está bien no lo olvidaré.

—Está bien, te veo en el bar esta noche.

Ella por fin me dejo ir, no sé qué demonios le pasa solo con unos brownies nada más. Vi mi reloj así que debería de apresurarme y vestirme.

******************

Jamás me había vestido tan rápido como esos 10 minutos, pero maldición me veo preciosa.

No me gusta mucho el azul, pero en es vestido no se ve mal a parte es el color favorito de él.

Bien ya está todo listo así que solo iré por los brownies y lo iré a ver.

—Estoy tan nerviosa. -Dije mirándome en el espejo.

Tomé una gran respiración y fui hacia la cocina comunal. Donde estaban las dos bandejas.

Me quede estática al ver las dos bandejas, no podía recordar cuál me dijo Rebecca que tomara.

— ¿Era el de la derecha? Cómo sea no hace diferencia.

Tomé la bandeja de la derecha y salí con ellos, feliz y radiante.

**********
Y allí estaba en medio de la noche, sentada en una banca en espera de mi príncipe que ya lleva retrasado por más de media hora.

Por más que le mandara mensajes no respondía a ellos.

Pero al levantar mi vista vi que alguien se aproximaba y con ansias empecé a ver si esa persona era Edward.

Una sonrisa se formó en mis labios al ver que la silueta de esa persona era de Edward, me levante del asiento dejando la bandeja en la banca.

—Creí que ya no vendrías. -Dije emocionada, arreglando un poco mi vestido para que lo notara.

—Lo siento será me hizo tarde.

El rostro de Edward estaba en blanco, no había ni una expresión en él.

—¿Está bien? Pareces preocupado.

Asintió su cabeza y me dio una pequeña sonrisa. -Todo bien, linda.

No dije nada, aún que era evidente que mentía.

Al observarlo con más detalle pude notar que una de sus mejillas estaba completamente roja.

—Tuviste una pelea ¿no?

—Aah. -posó su mano en la mejilla. -Algo así.

A kilómetros podía presenciar el iceberg que había entre nosotros, y no tenía sentido por qué.

— ¿puedo pedirte un favor Mariajose?

Fruncí mi ceño, era muy poco frecuente que me llamara por mi nombre.

—Si dime.

— ¿Podrías...darme un beso? -dijo impasible.

Su pregunta hizo que soltara una pequeña risita, así que de eso se trataba.

— Ahora comprendo, aún que no es necesario pedirlo le cumpliré al señor Salvatore. Dije sonriendo.

Me acerqué mucho más a él, hasta poder escuchar su respiración de cerca. Deslice mi mano hacia su mejilla empezándola acariciar mirando sus hermosos ojos miel.

Y sin temor acerque mis labios a los suyos, suavemente posándolos en él, era un tierno y pequeño beso, me hacía sentirme feliz cada vez que nuestros labios chocaban.

Pero por alguna razón tenía un presentimiento extraño, no se sentía bien este pequeño beso, era como si él no lo disfrutara, él estaba triste sus labios lo transmitían, una lágrima cayó de mí no sabía por qué solo sabía que algo no estaba bien.

El retrocedió, terminado con el beso, dejándome confundida.

— Lo siento, no puedo. -Dijo impasible.

Sonreí confundida. —¿No entiendo? ¿Qué te pasa? ¿Por qué has estado conmigo así desde hace una semana?

— Creí que podía ignorar todo...y seguir con mi vida, pero no puedo. -Bajo su mirada tomando fuertes respiraciones.

Mis ojos se llenaron de lágrimas listas para caer, ¿qué estaba sucediendo?

— ¿Hice algo mal? -Deje caer mis lágrimas.

El levantó su rostro, y por fin hubo una expresión en él, se podía ver que él tampoco estaba bien.

Se acercó a mi y seco mis lagrimas con sus suaves manos, esto no tenía sentido.

— Tú, no tienes la culpa de nada. -Dijo mientras tenía su mano en mi mejilla. —Soy yo, no puedo seguir engañándome y engañándote a ti.

Fruncí el ceño, sostuve su mano y la bajé separándome de él.

— ¿A qué te refieres con eso? -los mire a los ojos, deseando que no sea lo que yo creo.

— Te amo Majó. -formo una sonrisa triste en él.

—Yo tambi...

—Pero no puedo amarte más si mi corazón tiene a alguien en él.

¿En qué momento de mi vida me convertí en alguien con el corazón tan jodido?

Sin pensarlo tomé mi bolso, la bandeja y me di la vuelta para irme de ese lugar no quería saber nada de él.

—Espera por favor, al menos déjame darte una explicación.

Me detuve, quería irme, pero no podía negar que necesitaba saber si mi corazón merece olvidarlo u odiarlo.

—Adelante. -dije sin darme la vuelta no podía ver su rostro.

—Hace un par de años amaba alguien demasiado, pero a pesar de que tenía mucho amor por dar ese alguien no me amaba a mí, así que decidí amar en secreto. El tiempo pasó y mi corazón de a poco se fue olvidando de ese amor y llegaste tú y mi corazón por fin pudo amar a alguien con tanta facilidad y estaba feliz, pero ese alguien volvió, y se siente extraño no sé qué sentir ahora.

No pude evitar empezar a llorar, mi corazón dolía, estaba enamorada de él, por fin estaba enamorada tan fuertemente de alguien.

—Y sintiéndome de esta manera, tan confundido, no quiero mentirte, ni engañarte, quiero ser sincero contigo, quiero saber lo que de verdad mi corazón siente para no cometer mí una estupidez.

—Al parecer ella no lo tomo bien. -dije por fin dándome la vuelta y mirándolo a la cara.

—¿Qué?

Sonreí de lado y señalé mi mejilla. —Vienes de verla ¿no? Es por eso que tú mejilla está así de roja.

—Majó yo...

— Es Samantha ¿no?

Su expresión lo dijo todo, sus ojos se abrieron al escuchar su nombre.

— Tú cara lo dijo todo. -Dije frunciendo los labios.

—Lo siento, solo no quiero arruinar tu amor por mi confusión, solo quiero aclarar mi mente.

— Aclara tú mente todo el tiempo que lo necesites Edward, pero tal vez cuando estés suficientemente listo para amar y a ver tomado tu decisión, habrá sido demasiado tarde para el corazón que hiciste esperar.

Me di la vuelta y empecé a caminar por fin alejándome de allí.

— ¡Majó!

Podía escuchar sus gritos llamándome, pero necesitaba tener un poco de dignidad en mí y alejarme de aquí.

—No te des la vuelta. -Me repetía a mí misma.

Y aquí iba una estúpida con el corazón roto, que creía que se iba a confesar por fin al chico que amaba, hasta se quemó sus manos y se arregló especialmente para que solo le haya dicho que amaba alguien más.

Ni si quiera miro el vestido color azul que yo misma hice para impresionarlo.

Necesito un trago.

*****************

10:20 pm

—No creo que este bien que tomes tanto, te pondrás mal.

—Shhh, cállate, yo soy suficientemente tolerante al alcohol no como tú. Oye tú Pedro. -señalé al mesero de la barra.

—Ya te dije que no me llamo Pedro, y si dime.

—Tráeme otro vaso de vodka y más alitas. -Sonrisa mostrando la canasta.

—Enseguida.

—Que agradable eres.

Mi mente no está muy clara que digamos en este momento, tal vez sea por todo el alcohol en mi sistema o el hecho que tengo mi corazón roto. Más seguro que se ha por el alcohol.

El ambiente del bar estaba muy alegre, la mayoría bailando con música salsa extrañamente, otros comiendo, bebiendo y cómo olvidar a las parejas que parecen de Luna de miel.

Deberían de conseguir un cuarto.

— Majó, ¿no que muy tolerante al alcohol? -Dijo Ben a mi lado.

— Te había dicho que te callarás.

Se escuchó el ruido de la campañista de la puerta al abrirse

Y un nuevo cliente había llegado, y con mis falsas esperanzas de que fuera Edward, voltee a ver.

Y mi rostro se alegró por fin al ver a alguien que necesitaba.

— Tati. -Grite levantándome del asiento para que me viera.

Ella sonrió de lejos y se acercó a la mesa de donde estaba.

— Hola.

Su rostro ya se veía más calmado de cómo la había dejado en el cuarto, se había desaparecido casi toda la noche y apareció sorpresivamente a alegrarme la noche.

Me senté de nuevo en mi silla y ella se sentó a mi derecha.

Su nariz en pensó a olfatear de repente y yo de impulso olí mi ropa.

— ¿qué es ese olor tan fuerte? -Pregunto frunciendo el ceño extrañado.

— Ese es aroma a alcohol y alitas. -Sonreí pegándole un trago a mi vaso.

— Es mejor que la detengas o terminara peor. - Hablo Ben interrumpiendo.

— si nos disculpas. -Giré a él. —Es una conversación privada. -Sonreí enojada.

— ¿Qué pasó? - Miro alrededor Tati. - ¿Dónde está Edward?

Solté un suspiro. — A estás horas probablemente en los brazos de ella.

— ¿De qué rayos estás hablando? -Abrió los ojos sorprendida. Ella miro hacia la mesa y observo la bandeja de mis brownies de mala suerte. Me hizo una seña indiciando si podía comerlos.

— Adelante, no me sirvieron de nada. Y bien hablo de que me dejaron si si quiera ser algo. -Tome otro trago.

Carraspeo intentando no agorarse con esos brownies que parecía como si no hubiera comido en días. — Espera, Edward, nuestro Edward. -Nos señaló. —Te dejó por alguien más?

Asentí con la cabeza. — Al parecer aún sentía sentimientos por ella.

— ¿De quién me estás hablando?

— De la única persona que desde que llegó, al parecer todos cambiaron.

La mire fijamente y ella estaba tratando de procesar todo y tratar de saber quién era. Cuando abrió su boca de sorpresa al saber de quién hablaba.

— ¿Samantha? - hizo una sonrisa triste.

— Exacto.

Pego un suspiro y con la misma dejo un pedazo de brownie en la bandeja y tomando un trago de un vaso estaba a su lado.

Sus ojos se sobresaltaron y soltó el vaso deja solo en dejándolo en la mesa carraspeando.
— ¿Qué demonios es esto? -Señaló el vaso

— Vodka. -Sonreí.

— Lo tome con tantas ganas pensando que era agua, me ardió mi garganta. -se tocó su cuello.

— Cuando estes en ambiente ni lo sentirás. —Tomé un brownie y se lo mostré. -Toma, come algo dulce.

Ella lo recibe y le da su un mordisco. —A este paso me voy a acabar toda la bandeja, están tan demasiado deliciosos Majó, deberías ser repostera. -argumentó con el brownie en su boca.

— Termínatelos, total ya no importa ni si quiera me dio la oportunidad de mostrárselos.

— Al principio pensé que Samantha era alguien rara, pero después descubrí que es una persona agradable. -Argumentó.

No pude evitar ver a Tati, estaba tratando de procesar lo que acaba de decir, creí que era mi amiga.

—Te sientes bien? -Dije tocándole su frente comprobando su temperatura.

— Si. -Rodó sus ojos. —Solo míralo así, Edward está enamorado de ella, y al parecer por lo que me enteré hoy ella está enamorada de Eros...

— Espera ¡qué!! - abrí mis ojos de sorpresa no podía creer lo que estaba diciendo.

Ella empezó a reír, simplemente no podía comprender lo que estaba diciendo ahora ella, se está riendo como si nada

Levanto y bajo sus hombros. — Tan solo es una chica enamorada con el corazón roto, y Edward bueno también al igual que nosotras.

— Lo veo y no lo creo estás apoyando al enemigo.

Ella hizo pucheros y emperezo a reír de nuevo, siguiendo con su sexto brownie.

— Dame de tus alitas. —Dijo quitándome una alita de mi plato.

No comprendía absolutamente nada de su comportamiento.

De la nada llego corriendo Rebecca a pareciendo entre la multitud de personas, se veía agitada me paré de mi asiento tratando de comprender.

— ¿Te sucede algo? -Sostuve sus manos, mientras ella recupera el aliento.

— Dime por favor... Que los brownies que tomaste... fueron los de la izquierda. —Dijo jadeando.

— Eh...-Me rasque mi nuca. —Tome los de la derecha, pero que importa son brownies nada más.

Ella tomó mis hombros fuertemente sorpréndeme. — ¿Dime por favor que no te los has comido?

— Yo no, pero Tatiana lleva más de la mitad. -ambas miramos a Tatiana con un pedazo de brownie en su boca y ella sonrió y saludo ingenuamente.

Rebecca me soltó y fue directo a Tati, quitándole con fuera el brownie de su mano. —¿Qué te pasa? -Pregunto sorprendida Tati.

—Escupe el que tienes en la boca. —Dijo Rebecca dando su mano para que escupiera Tatiana.

—¿Qué sucede Rebecca? No entiendo tu comportamiento por unos benditos brownies.

— ¿Cuántos te has comido Tati?

— Mmm.-Rascó su frente. —Creo que seis y medio. —Tiro una risita.

— Mierda.

— ¿Qué carajos pasa Rebecca?

Ella por fin me miro y se acercó a mí. — La razón por la que te dije que no tocaras esos brownies fue porque, digamos que cuando te dije que le iba agregar más harina a mi mezcla, le agregué algo más.

— ¿Qué? -Mis ojos por fin se abrieron al comprender lo que estaba pasando. — No me digas que le pusiste marihuana a esos brownies. -fruncí el ceño.

— Shhhhh. -Colocó su dedo índice en mi boca. —Fueron encargados, por eso te lo dije.

Quite su mano de mí. — ¿Me estás diciendo que solo los hiciste para impresionar a ese chico?

— Este...

— Rebecca, Acabó de drogar a mi amiga.

— ¿Qué acabas de qué? -Dijo levantándose agresivamente de la silla Tati.

Mis ojos fueron directos a ella, mierda acabo de comprender porque su cambio de actitud.

— Los... Brownies que te estabas comiendo, al parecer tenían marihuana. -Dije asustando, bajando la voz.

— Ustedes dos me acaban de drogar?

— Yo no. -Se interpuso Rebecca. —Fue Majó, le dije varias veces cuáles eran míos.

— Perdón es que estaba apurada y no creí que alguien. -Mire con enojo a Rebecca. -Iba hacer brownies mágicos.

— Mierda. - Tati se sentó bruscamente en la silla. — Me drogue, ¡me drogaron! —pasó sus manos sobre su cabello alborotándolo.

—Me llevaré el resto. —Dijo con cuidado Rebecca tomando los restantes de la bandeja.

— Esperas dejarme aquí con esto que acabas de crear?

— Lo siento, volveré solo iré a dejar esto. -De apoco empezó a irse dejándome con una drogada.

— Y ¿qué se supone que haga? - Dije por última vez antes que desapareciera del bar.

Tatiana tenía su cabeza sobre la mesa. Y yo estaba tratando de comprender cómo rayos tengo que hacer para arreglar esto.

***************
20 minutos, 20 minutos fueron suficientes para acabar con mi cordura.

Si cuidar a un borracho es muy difícil, ahora imagínense cuidar a una pequeña chica de 1.65 completamente drogada y sumando los tragos que tomo a escondidas. Si señores estoy perdida.

Mientras la noche cada vez más cae el ambiente en este bar subía.

Debería estar divirtiéndome, bailar como loca, hasta caer al piso, y lo estaba haciendo lo intente, pero digamos que bailar como loca y perderme en la bebida, es sumamente difícil cuando tienes que evitar, que tú mejor amiga se vaya con cualquier desconocido creyendo que es Eros.

Pero no, estoy sentada en la mesa viendo a todos bailar, intentando que no se me escape está loca.

— ¡Majoooooo! -Dijo empezando hacer pucheros y a patalear como bebe. —Quiero bailarrrrr.

— No.

— Quiero comer, y no me dejas tan difícil es que me dejes comer.

— Si.-Dije sin expresión tratando de ver que hice para merecer esto.

Y ¿dónde carajos esta Rebecca? Me abandono por completo, pero juro que me las pagará.

— ¿Por qué no? -Se cruzó de brazos.

— Se te cayo tu lengua por eso no puedes.

— ¿Qué? - Mis palabras fueron más que suficientes para que se tocara su lengua y empecerá a llorar como frenética por la pérdida de su "lengua" — Majó ayúdame a encontrar mi lengua. -Dijo entre llantos levantándose de su asiento y empezar a buscar bajo la mesa.

— Yo sé dónde puede estar. —Dije casi riendo.

— ¡Dónde! -Su cabeza salió de bajo de la mesa con una sonrisa.

Ella corrió hacia mi poniéndose de cuclillas poniendo sus manos en mis rodillas.

— Pero tienes que prometer que te quedarás sentada.

— Lo prometo. - Levantó si mano derecha.

De verdad estaba dudando si dársela, pero el baño me estaba llamando y necesitaba que se quedara aquí.

— Bien, toma. -Le di la supuesta lengua en su mano. — Ahora espérame aquí sentada, no te muevas, ni parpadees, no respires, hasta que yo vuelva necesito ir al baño.

Ella asintió con la cabeza, me pare de mi asiento sentándola en él. Y me fui dándole la última espiada.

****************

Ahh, nada que una buena ida al baño no solucione, ya estoy más tranquila y puedo pensar mejor.

Pero considerando que ya me tardé un par de minutos, es mejor que vuelva a buscar a Tatiana.

Me Steve se entre las personas y las mesas a mi alrededor, y cada vez se veía más lleno este lugar, no era muy grande que digamos así que podría ser sofocante.

Extrañamente las miradas de todas esas personas iban directas a alguien y estaban felices.

Seguí sus miradas, y abrí mis ojos de sorpresa de ver la escena que estaba pasando en frente de mí.
— ¡Qué demonios! -Dije frunciendo el ceño.

Camine entre las personas y fui directo a la mesa donde se supone que deje sentada a Tatiana.

Mi queridísima amiga estaba arriba de la mesa, bailando, de verdad si ella se viera a sí misma se moriría de vergüenza.

— ¿Qué estás haciendo Tatiana? Bájate de allí. -Dije jalándole un poco la falda de su vestido.

Tenía que bajarse si no quería que todos los de la universidad la vieran cometer alguna estupidez.

— Ohh, llegaste Majó, ven sube. -Dijo toda alegre.

Perdón que lo diga, pero si para algo no ha sido buena ella es bailando.

— Vamos todos a bailar. -Grito.

— Por favor bájate.

Ante mis suplicas no contestadas era evidente que no podía controlar esta situación sola.

Tome mi celular de mi bolsa, y entre a la carpeta de contactos en búsqueda de ayuda, e inconscientemente estaba a punto de marcar a Edward.

No pude evitar sentirme triste de nuevo. No podía hacerlo sola, necesitaba alguien y el ya no era una opción.

— Lo siento, querida amiga, pero tendré que hacerlo. -Murmure, llevando mi celular a mi oreja en espera de que el respondiera.

Yo: Hola.

Eros Salvatore: hola, ¿Quién habla?

Su voz hizo que una salvación apareciera por fin, creo que lo levante, su voz se escuchaba algo ronca.

Yo: Eros, soy Majó la mejor amiga de Tatiana.

Eros Salvatore: Ohh, ¿qué pasa? ¿Le sucedió algo?

Yo: No, bueno está a punto de pasar algo.

Eros Salvatore: ¿Qué sucede Majó? ¿Dónde están? Casi no te puedo escuchar.

Yo: Escúchame necesito que vengas al bar que está cerca de universidad, ven lo antes posible.

Eros Salvatore: Bien, llegó pronto.

Su voz acabó cuando repentinamente colgó. Si tan solo pudiera estar como Tatiana en este momento, le diría que se bajara de allí, pero me rendí y merece algo de libertad.

************

Han pasado 5 minutos y nada más, y aún sigo esperándolo, obviamente no va a venir tan rápido.

Estaba afuera esperándolo, mirando a los lados de la calle en su espera.

Un auto se estacionó cerca del bar, solo esperaba que fuera el.

— Majó. -Dijo Eros saliendo de aquel auto, por fin ya era hora.

— llegaste bastante rápido. -Dije mientras él se acercaba, rápidamente lo vi de reojo, y si era evidente que vino corriendo hasta aquí.

No pude evitar soltar una risa al ver que se encontraba con pantuflas y si pijama. No puedo creer que estoy terminándolos de unir a estos dos.

Se preocupan tanto por el otro y simplemente no se dan cuenta.

— ¿Dónde está ella? -Dijo preocupado e impaciente.

— Sígueme. -adujé entrando de nuevo al ver.

Pasamos entre las personas casi llegando a la mesa donde estaba Tatiana.

— No la veo.

— Eros no la vas a encontrar entre la multitud, la chica de espaldas que está por haya. -Señale. — Es Tatiana.

Sus ojos se posaron inmediatamente en ella, estaba perplejo.
— Porque est...

Me cruce de hombros. — Se comió seis brownies mágicos y sin contar que se robó sin mi permiso un par de tragos.

Sus ojos volvieron a mí. — ¿La drogaste? -frunció el ceño.

—Obvio no voy a drogar a mi mejor amiga, ella solo se los comió y luego descubrimos que tenían marihuana y termino así. -Argumente.

— Debiste llamarme hace ratos.

— Lo sé, solo creí que podía lidiar con ella así. -La señale completa. —Pero ya no.

El camino hacia la mesa y yo lo seguí algo o confundida de lo que podía hacer.

— ¿Qué vas a hacer?

— Llevármela.

De repente en la tomo con sus brazos subiéndola en su hombro, mientras ella se negaba.

— Oye quién eres... Bajameeee. -Dijo entre pataleadas y lloriqueos.

— No, se acabó la fiesta para ti. - dijo serio.

El tomo su bolso y empezó a llevársela subida en su hombro. Sin hablar solo los seguí hacia la salida del bar tomando mi bolso.

— Majó, ayúdameeee, me están secuestrando.

— Tranquila el secuestrador es guapo. -reí.

— Quiero bailarrrrrr - dijo entre lloriqueos

— No, con esa falda tan corta. - -Dijo en tono neutro Eros.

Salimos del bar con la cuestionable Tatiana. Eros abrió con su mano libre la puerta del copiloto intentando meterla a ella.

—Majó paga mi rescateeeee, no dejes que el secuestrador guapo me lleve. Tengo derechos.

— En ese estado el único derecho que tienes es guardar silencio. -dijo Eros terminándola de meterla al auto y cerrando la puerta del copiloto.

— Gracias por avisarme Majó. -dijo jadeando.

— Yo soy la que debería de agradecerte. -Sonreí.

— ¿Quieres que te lleve al campus?

— No, llévatela a ella, yo creo que regresaré al bar. -señale la puerta acercándome a ella de nuevo.

— ¿Quieres que te llame un taxi para que venga por ti después? -arqueó su ceja.

— Tranquilo, soy demasiado tolerante al alcohol de hecho.

— Esta bien, si necesitas algo llámame. -Dijo yendo hacia la puerta del pilo y la abrió.

—Gracias. -Mi sonrisa cada vez se veía más triste.

Me di la vuelta lista para entrar al bar. — Oye Majó. -Dijo Eros haciendo que me dirá la vuelta de nuevo para mirarlo.

— ¿Sí?

— Sea lo que haya sucedido entre ustedes hoy, se resolverá, mi hermano es muy idiota a veces e inmaduro.

— Lo se. -fruncí mi sonrisa.

El me dio una sonrisa y entro al auto. Realmente no quería irme aún, no quería volver a mi realidad.

Me da risa pensar que ayude a estos dos a unirse de nuevo, cuando ni si quiera puedo arreglar mi situación amorosa.

— Suerte, amiga. -Dije entre murmullos, cuando el auto de Eros se alejó por fin del bar.

Esta será una larga noche... Me lo merezco por enamorarme.

Quien hubiera pensado que el amor puede ser una mierda a veces.


Nota autora: Me extrañaron? Porque yo si, estoy muy feliz de volver y darles este nuevo capítulo.

Pero a ver, no me explico porque todos están terminando): ¿Será posible que regresen?

Y pobre Tatiana se fue con su indeseable número uno.

Pronto nueva actualización espérenla. <3

Por cierto, tengo nuevo banners para esta historia, espero les guste tanto como a mí, gracias a nuestros amigos de EditorialOasis

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