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24. Volveremos a vernos

TATIANA

31 de diciembre de 2016 8:15 pm

Dos meses sin saber de ti, ese extraño sentimiento de tu ausencia hacia que mi corazón doliera y no puedo comprender el ¿por qué me siento tan extraña si no estás?.

Quiero saber...por qué has tenido que ser tú.

Aún no logro descifrar mi verdaderos sentimientos hacia ti, solo quiero verte y descubrir mi verdaderos sentimientos hacia ti.

Por qué te extraño...

Casi es Año Nuevo, el día donde se supone que tus esperas, alegrías y sueños flotan hacia la superficie para tener una nueva esperanza para un nuevo año.

Estos dos meses me he sentido tan extraña, incómoda, no se cómo explicarlo, cuando camino por las calles sola solo para pensar en mi, he sentido como si alguien me siguiera parece estúpido pero muchas veces el miedo regresa ami, gracias a eso no puedo evitar sacar mis malos recuerdos a flota y es mal sueño que alguna vez fue real, solo no quiero tener miedo de nuevo que alguien me lleve a la oscuridad de nuevo.

—Tatiana tus amigos ya llegaron ¡Baja!.-Gritos de mi madre hace que salga de mi mundo.

Olvide el hecho que hoy vendrían mis amigos a recibir el nuevo año, realmente no quería pero ellos querían hacer una fiesta y necesitaban una casa, básicamente me obligo Majó a que fuera en mi casa, ella me ha visto Yam bajoneada estos días que no quería que pasara sola esta noche.

Mi madre irá a una cena de Año Nuevo junto con mi hermana y bueno mi hermano por alguna extraña razón mencionó que no vendría, ha estado muy extraño ni si quiera paso navidad con nosotras, solo fuimos mamá y mi hermanita.

Por fin decido dejar mis pensamientos a un lado y salto de la cama agotada no he dormido últimamente por el miedo a tener pesadillas.

Baje por las escaleras y los primeros rostros que pude ver fueron el de Edward y mi querida mejor amiga, no pude evitar sonreír corrí hacia abriendo mis brazos para darle un enorme abrazo.

—Que tanto hacías que no bajas tus amigos te han estado esperando.-La voz de mi mamá arruina el momento, detengo el abrazo que tenía con Majó y veo a mi mamá cruzada de brazos dándome una mirada matadora.

—Me...Esta...Cambiando.-Dije dándole una sonrisa culpable.

—Si no seas grosera Tatiana.-Dijo mi querida mejor amiga apoyando a mi madre, le lance una mirada de quererla matar.

—Bien, Tatiana que no se vuelva a repetir, subiré para ir a ver si tu hermana ya se termino de arreglar.-Miro a mis colegas favoritos.—Pasen, siéntese como en su casa.-Se fue dándoles una sonrisa.

—Gracias señora.-Dijo pronunciando por primera vez una palabra Edward.

La vimos irse y los dirijo hacia la sala, ellos dejaron las bolsas de comida y de regalos en el en la mesa de estar

—¡Vaya!, que casa más acogedora y pequeña.-Dijo Edward espiando toda mi casa. Me sorprende ver que este chico se impresionará con una casa común de dos pisos.

—¿Qué nunca habías visto una casa común y corriente?.-Pregunté.

—Bueno mi casa es gigante y la de Majó es mucho más grande que la tuya.

Me reí rodando los ojos.—Mira te sacara a patadas de mi pequeña casa.

Nos acercamos para darnos una mirada matadora entre nosotros.

—Bien ya niños dejen de pelear.-Majó se puso en medio de los dos evitando la guerra y nos alejo con las manos de un lado a otro.

—El empezó, no todos tenemos una casa gigante con miles de sirvientes.

—Hay ya deja de ser dramática.-Dijo Majó sentándose en el sofá.

—Deberías estar acostumbrada, tienes una amiga con una mansión.

—Edward cállate si no quieres que Tatiana te corra de su casa.

Puso sus manos rindiéndose.—Bien.-Se sentó en el suelo cruzado de brazos.

—¿Cómo lo has soportado esta semana Majó?.

—Era eso o dormía en la calle muriéndose de frío.-Exhaló con decepción.

—Claro que no hubiera dormido en la calle, tengo dinero para pagarme un hotel lo saben ¿no?.

Solo me reí no puedo creer que MariaJose haya sido capaz de traer a Edward al pueblo, pero bueno comprendo la situación.

No puedo creer que no le ha dirijo la palabra a su familia en estos meses, desconozco que haya pasado entre ellos he querido preguntar pero Majó no me deja, estuvo durante una semana en su casa pero luego llamó si podía pasar la última semana de vacaciones con nosotras, así que nos apiadamos de él y lo trajimos aquí, era eso o que se quedara solo en la Universidad, se ha estado quedando con Majó ella tiene bastantes habitaciones así que ha estado viviendo con el por la ultima semana, claro que amenace de muerte a mi amiga si llagará a hacer el sin respeto con el, tiene suerte de tener unos padres tan geniales Majó en confiar en ella que no puedo permitirle que rompa la confianza con sus padres.

Me senté junto con Majó y Edward al suelo para sacar los bocadillos y ponerlos en la mesa de estar antes de que vengan las chicas, estoy feliz la verdad que vendrán Susan y Rebecca a mi ciudad para pasar Año Nuevo, pero mi rostro forma una sonrisa triste al recordar que no vendrá Thiago, dijo que iría a pasar Año Nuevo con unos familiares lejanos.

—Reconozco que está ciudad es muy pacífica.-Dejó escapar un jadeo Edward.

—Por supuesto vivimos aquí, que esperabas que fuera un pueblo abandonado.-Dio una carcajada Majó.

Yo solo me dediqué a observarlos, terminamos de llenar algunos recipientes con varios alimentos.—Bien creo que con todo lo que trajeron tenemos para toda la noche.-Argumente.

—Estás bromeando aún falta el plato fuerte que traerán las chicas.-Dijo Majó comiendo una bolita de queso.

—Es Enserio que planean celebrar Año Nuevo con comida chatarra.-Levantó una ceja.

Majó y yo nos vimos mutuamente y reímos y lo vimos después a él.—¡Si!.-Dijimos al unísono.

—Son muy aburridas, que suerte que me tienen a mi.-Quito su mirada de nosotras y acercó su mochila sacando algo de ella.—Qué suerte que me tienen ami.-Asomó con cuidado mostrando una botella de vodka sonriendo con picardía.

—¡Qué demonios Edward quieres que me maten!, aguarda eso.-Dije murmurando molesta.

—¿Cómo rayos tienes eso? jamás vi que lo compraras en la tienda.-Dijo Majó frunciendo el ceño.

—Es que no lo compre en la tienda.-Se acercó a nosotras escondiendo la botella.—La compré antes de venir a tu ciudad.-lanzó una sonrisa pícara.

—Me estás diciendo ¿Qué te metí a la casa de mis padres con una botella de vodka?, pero que te pasa pensé que no tomabas.

—De hecho no, jamás he tomado un sorbo de alcohol pero quiero recibir el año olvidando mis problemas.-Le hizo pucheros.

Me interpuse.—Edward, trajiste una botella de alcohol a mi casa, aparte ni yo y ni Majó...-Pare y pensé un poco.—Bueno al menos yo no he probado el alcohol y no creo que que las chicas lo hayan hecho.

El vio a Majó y abrió su boca para taparla con su mano sorprendido.—Así que tú si has probado el alcohol.

Majó cerró sus ojos temerosa, ok tal vez abrí mi boca demás no debi decir eso.—Solo un par de veces.-Artículo con su mano.—Gracias por ayudarme querida amiga.-miro hacia mi.

—Lo siento.-Dije entre dientes.

—Bien, en vista que nuestra Majó ya ha tomado ella nos enseñará a cómo hacerlo.-Dijo sonriendo frunciendo sus labios.

—¡No!.-Dije en voz alta.-Nadie va a beber hoy.

—Vamos Tati, tengo muchas penas que olvidar.-Empezó a rogar y solo rodé los ojos harta de sus ruegos.—Por favor si.-Hizo varios pucheros jalando mi brazo.

—Dije que...

—Ya tienen todo listo chicos.-Interrumpió la voz de mi madre bajando por las escaleras.

—Aguarda esa botella.-Dije en voz baja, rápidamente Edward la escondió en su mochila que escondió debajo de mi sofá, como lo hizo no tengo la menos idea.

Nos pusimos de pie los tres recuerdo a mi mamá, ella nos vio entrecerrando los ojos.—Todo bien chicos.

—Si en definitiva.-Dijo Majó mostrándole una gran sonrisa a mi madre.

—Mmm se ven alterados.-Dijo mirándonos a los tres, ella regresó su mirada ami.—Bien ya me voy con tu hermana a la cena de mi amiga, ya que tú hermana es muy amiga de su hija nos quedaremos a dormir allí.-Sonrío alejándose un poco para tomar un abrigo cerca de la puerta.—Eso significa que tendrán la casa sola, volveré por la tarde o noche mañana.-Regreso hacia nosotros.

—Tranquila mamá, nos cuidaremos bien.

—No se preocupe señora yo seré el único hombre esta noche así que las cuidaré bien.-Presumió Edward, vaya que arrogante es aveces. Mi mamá solo hizo una breve sonrisa bajando la mirada.

—Bien tú las cuidas.-Sus ojos se posaron en mi.—Y Tatiana, tengo tres botellas de vino en la alacena tú sabes muy bien que son para visitantes importantes, espero que cuando vuelvan estén intactas.

Sus ojos matadores me pusieron nerviosa.—Claro mamá, cómo crees.-coloque mi mano sobre mi pecho.—Nosotros no bebemos.

—Mmm eso espero.-Miro hacia las escaleras.—¡Y ya baja niña que se hace tarde!.-Gritó hacia las escaleras esperando que mi hermana escuchara.

—¡Ya voy!.-Gritó mi hermana.

Se posaron los ojos de mi mama en nosotros.—Bien la esperaré en el auto dile cuando baje, cuídense chicos y mucho gusto en conocerte Edward.-Sonrió y salió de la casa.

—Igualmente señora.-Dijo Edward despidiendo a mi mamá.

Por fin una enorme exhalación salió de los tres, sentí que casi nos descubría, si ella descubriera qué hay una botella de vodka en esta casa estaría muerta al día siguiente y o aún peor me quitaría mis libros y los quemaría.

Se escucharon pasos bajando por la escalera d Demi hermana.—Tati tú no viste mi pul...-Mi hermana quedó boquiabierta de repente.

—¿Tú que?.-Me cruce de brazos esperando su respuesta, no recibía una respuesta de ella estaba parada como estatua, con los ojos fijados en algo, seguí su mirada y estaba viendo a Edward, solo reí para mi misma.

—¿Estás bien?.-Pregunté.

—Si...-Se acercó hacia nosotros sin perder su mirada en Edward.—Quién eres y por qué no te había visto antes.-Dijo con un gran brillo en sus ojos. Por Dios mi pequeña hermana tuvo otro enamoramiento, con doce años de edad esa niña cambia de gustos cada cierto tiempo.

Edward se sintió atrapado y nervioso sin saber que decir.—Amm, soy Edward amigo de tu hermana de la universidad mucho gusto.-Sonrío y estiró su mano para saludarla.

Ella la tomo pero sus ojos seguían en el.—Amm tu hermana creo que se enamoró de Edward.-Majó dijo murmurando en mi oído.

—¿Cuántos años tienes?.-Preguntó mi hermana sujetando más fuerte la mano de Edward.

—Yo...Tengo 19.-Dijo sonriendo.

—Yo tengo 12, eso quiere decir que son 7 años de diferencia, me esperarías hasta que cumpliera ¿15?.-Sonrió

El hecho una gran carcajada, y luego el se agachó para estar a la misma altura de ella.—No puedo.-Sonrío

—¿Por qué?.-Mi hermana por fin soltó su mano indefensa.—Es ¿por qué aún soy pequeña?.

—Escucha.-Acarició su cabeza.—Eres una niña ¡muy linda!, pero ya tengo novia.-Volteó a ver a Majó ella solo río.—Aparte aún tienes que crecer mucho para que puedas tener sentimientos por alguien.

—Pero...

Intervine tomándola de los hombros.—Bien ya, déjalo de acosar, ya está indispuesto, solo exhalo.—Aparte mi mamá ha tocado el claxon muchas veces y si no vas va a venir hasta acá y nos gritará.

—Bien.-Dijo renegando, se acercó a la puerta para abrirla.—Adiós primer amor.-Dijo haciendo puchero saliendo de la casa, solo reí ante su actitud, es tan pequeña si tan solo dejara de enamorarse con cada chico que ve.

—Wowow sorpréndete melodrama que acabo de presenciar.-Aplaudió Majó.

Edward levanto sus manos en defensa.—No la culpó hasta yo estaría enamorado de mi, pero me siento mal que la rechace.

—No te preocupes, mi hermanita está en pleno desarrollo te olvidará rápido.-Me burle.

—Y aparte ¿quién sale contigo?.-Pregunto Majó levanto la ceja.

—Tú no es obvio.

—Jamás te he dicho que si.-El sólo hizo pucheros sentándose en el suelo en rendición.

*********

31 de diciembre de 2016 9:35 pm

Después de casi una hora de espera por fin los rostros de Susan y Rebecca aparecieron en mi puerta disculpándose por el retraso debido al tráfico por la nieve que atascaba la carretera.

Por fin estábamos completos y gracias a Dios empezamos a comer, no podíamos comer sin ellas ya que traían lo más importante que era el pavo precalentado, tuvimos que encargarlo en un restaurante ya que ninguno sabe cocinar.

—Okey si pruebo algo más vomitaré con todo lo que comí.

—No seas asqueroso Edward.-Dije tratando de comer el último bocado.

—Compórtate.-Susan le tiro una papa frita a Edward.

—Ustedes cuatro han sido muy groseras conmigo.-Frunció el ceño y cruzo los brazos.

—Mujeres unidad jamás serán vencidas.-Le tiro un beso en el aire Rebecca.

—Aún hay mucha comida deberíamos acabarla toda.-Dijo Majó.

—Mujer dame media en procesar todo lo que comí hasta ahora y repito.-Se quejo Edward

—No se ustedes pero yo no pague tanto dinero para no acabar...

El timbre me interrumpió de repente, todos nos volteamos a ver extrañados, ya que mi mamá solo entraría.

—¿Quién será a esta hora y en Año Nuevo?.-Frunció el ceño Majó.

—No se iré aver.-Me puse de pie quejándome de mi espalda.

—Espera.-Me detuvo Edward, me di la vuelta para verlo en el otro extremo.—No vayas podría ser un asesino serial.

Dije burlándome.—Si claro un asesino serial tocaría la puerta para matarnos a todos amablemente.-Rodé los ojos.

—Miras muchas películas de terror.-Dijo Susan.

—Bien ve pero si es un asesino te entregare para salvar mi vida.-Cruzo los brazos en negación.

—Bien, aceptó la muerte como una vieja amiga.-Dije yendo hacia la puerta.

—Vez mucho Harry Potter.-Grito detrás de mi Majó.

Me acerqué a la puerta dudosa de quién podría ser, al abrir mi puerta y describir de quien se trataba una sonrisa se formó en mis labios.
—Thiago, estás aquí.-Inconscientemente le di un abrazo a Thiago, cuando volví a mis sentidos me alejé lentamente de él.—Lo siento yo...

—También te extrañe pequeña.-Sonrió acariciando mi cabello, no pude evitar sonrojarme.

—Creí que no vendrías.

—Yo también pero estaba muy "aburrido", y tú pueblo estaba a una hora de allí así que.-Nuestros ojos se cruzaron al igual que nuestras sonrisas.

—¿Tatiana el asesino ya te mato?.-Gritó desde la sala Edward.

—¿Asesino?.-Preguntó Thiago.

—Entra.-Le hice señales con mi cabeza.—Lo entenderás pronto.

Entro colocando su abrigo color azul oscuro en una percha.—Bien, un asesino muy guapo llego.

—A que te refieres con.-Dijo Edward volteando avernos los demás lo siguieron.—Hey Thiago.-Alzo su mano para saludar.—Por fin alguien decente llegó aquí.

Gire los ojos harta de las quejas de Edward.—Siéntate con los demás.-Le hice señales para que se sentara en el suelo.

Puedo decir que por fin mi noche se había alegrado aún más tener la presencia de Thiago me hace sentir mejor cuándo estoy asu lado.

El se sentó junto con nosotros, estábamos alrededor de la mesa de estar de mi sala donde teníamos toda la comida, me sentía muy cómoda viendo a todos disfrutar y reír. Me senté junto a Thiago los demás se corrieron un poco para darle espacio.

—¿Tienes hambre Thiago?.-Le pregunté.

—No te voy a mentir a ti tengo mucha hambre.-Hizo pucheros.—Manejar hasta aquí me abrió el apetito.

Me ríe nerviosa.—Bien, entonces que quieres de todo nuestro festín te lo serviré.-Le mostré todos los platillos la mesa y tome un planto para el.

—Te recomendaría que elijas todo compramos mucha comida.-Se quejo Edward.

—¿Por que compraron tanta comida?-Pregunto Thiago sorprendido de ver el desorden de comida en la mesa de estar.

—No pudimos escoger un platillo en especial y pues compramos desde comida tradicional hasta comida italiana.-Thiago abrió su boca sos prendido viendo la mesa.

—De solo ver tanta comida continental me llene.

—No lose pero ahora tiene que estar tu estómago repleto de comida.-Bufe riendo de su reacción. Le di el plato de comida que el me recibió tratando de comprender por donde empezar.

—Bien por un Año Nuevo lleno de estreñimiento juntos.-Dijo sostiene el vaso con su bebida.

—Eso fue asqueroso Thiago.-Se quejó Susan.

—Ya lose pero así vamos a terminar por tener tanta comida en nuestro estómago.-Dio el primer bocado sonriendo de satisfacción.

No pudimos evitar comer un poco más junto a él, Edward empezó a comer nuevamente quejándose que no podía ver comer solo a Thiago por lo que nos unimos a ellos a pesar que ya estábamos más que llenos si nos íbamos a estreñir que sea juntos.

************

31 de diciembre de 2016 10:35 pm

—Es todo ya no puedo más o explotare.-Dijo Rebecca soltando su plato en la mesa de estar cayendo hacia el sofá.

—No puedo creer que hayamos comido todo esto.-Majó señaló toda la mesa con los platos vacíos.

—Yo no les dije que volvieran a comer por mi.-Soltó una pequeña risa Thiago.

—No queríamos verte comer solo.-Dijo Edward.

—Que hermandad tan linda.-Se burló Thiago.

—Púdrete.-Dijo Edward cayendo boca arriba al suelo y exhalo profundamente.—Bien hay que poner ambiente en esta casa silenciosa.-Se sentó nuevamente cruzando sus pies. Y su mirada se posó en mi.—Tati querida ¿Tienes música para poner ambiente?.-Me sonrió con su boca cerrada.

—Mmm.-Rodé los ojos pensando.—De hecho si tengo algunos CD's en mi cuarto los traeré.-Me puse de pie quejándome sintiéndome cansada por tanta comida en mi organismo.—Ya vuelvo.-Dije dejándolos en la sala subiendo las escaleras hacia mi habitación.

Llegando a mi cuarto empecé a buscar entre mi escritorio los CD's, pero no recordaban muy bien donde los había dejado así que empecé a mover todos los libros y libretas buscando alrededor.

—Así que este es el cuarto de la pequeña Tatiana.-Sobre salte de un susto dándome la vuelta rápido hacia la puerta.

—Maldición.-Bufe, sosteniendo mi mano en mi pecho intentando regular mi respiración.—Me asustaste Thiago.-Empece a reír cuando vi quien estaba posado en la puerta.

—Lo siento no quería asustarte.-Empezó a carcajearse mirando hacia abajo.—Pero que linda te ves asustada.-Se quito de la puerta y se acercó hacia mi. Cuando estábamos a unos centímetros de distancia solo se dedicó por unos segundo a verme y se mordió su labio riendo.

No pude evitar contagiarme de su risa.—¿De que te burlas?.-Entrecerré mis ojos.

—Que no me sorprende que tú cuarto se adecue  a ti pequeña.-Se alejo un poco cruzando sus brazos.

No se si reír o enojarme hacia su respuesta, digo mi cuarto era de lo más común con un cálido tono celeste en sus paredes, una cama normal, estantes para mis libros y varías fotos y poster's de Harry Potter en las paredes.

—Deja de espiar mi cuarto Thiago.-Le di un pequeño golpe en su hombro.—No sabes que un hombre no puede entrar en la habitación de una chica estando ¿sola?

El solo rio y su mirada se centró en mi cama, yo no pude evitar mirarlo curiosa.—Veo que aún la tienes.-Tomo a la pequeña Pucca que estaba cerca de mis almohadas.

Por fin pude comprender a qué se refería y me acerqué a él para sentarme en mi cama para verlo parado.—Como no tener a la Pucca que heriste su pequeño corazón.

El se sentó en la cama a unos centímetros de mí.—No le recuerdes, que avergonzado me sentí ese día.-Pasó su mano por su cabellera pelirroja para desordenarlo un poco.—Pero debo de admitir que me agrada la idea que la tengas contigo a un y la tengas en tu habitación.

Sonreí y le quite de sus manos a la pequeña Pucca.—Y como no tenerla si de todas formas tú me la diste.

—No crees que está muy sola.

—Si pero tengo que cuidarla de su horrible herida en su corazón.-Reí.

El levantó una pequeña bolsa de papel con decoraciones que había colocado en el suelo.—Te traje algo.-Dijo apenado dándome la bolsa de regalo.

—No debis...

—No digas que no debiste de nuevo, ya te dije que tú te mereces todo, así que ábrelo.-Frunció el ceño.

—Está bien.-Reí y abrí la bolsa sacando el obsequio que aún no había visto.—Ho por Dios.-Empecé a reír al ver que se traba de un pequeño peluche de Garu.

El empezó a reír al igual que yo y se acercó unos centímetros a mi.—Creí que la pequeña Pucca necesitaba compañía.

Tome a los dos peluches para que estuviera juntos.—Creo que con esta sorpresa a Pucca puede por fin curarse de un herida al corazón.

—De hecho eso pensé al comprarlo, creo que una herida al corazón solo se puede curar con el amor de la persona que más necesitas.

—Es gracioso que Garu sea el que venga hacia ella cuando ella siempre lo persigue.

—Muchas veces no comprendemos cuánto necesitamos a una persona a nuestro lado hasta cuando esa persona se aleja de nosotros.

Sus palabras de alguna manera hicieron que volviera a pensar en Eros, por alguna extraña razón no lo quería cerca de mi cuando estaba a mi alrededor, pero cuando el desaparece repentinamente siento una extraña sensación como si lo necesitara ¿Donde estarás ahora?.

—Entonces tú crees que si son almas gemelas deben de estar siempre juntas.-pregunté, de alguna manera involucre a los pequeños peluches a una conversación extrañamente de amor.

—Creo que en en toda la vida aparecerá más que una alma gemela.

—Entonces no siempre estaré con mi alma ¿gemela?.

—Si.-Dijo desilusionado frunciendo sus labios.—Por que existe el amor de tu vida, y no siempre será tú alma gemela, pueden ser dos personas completamente diferentes.

—Entonces ¿Qué son el amor de tu vida y tú alma gemela?.-Pregunté nerviosa.

El sonrió.—Una alma gemela es un encuentro mental. Del cuerpo y espíritu con alguien cuya energía, defectos y fortaleza encajen perfectamente. El amor de tu vida es la persona con la que tu corazón y tus ojos se conectan al instante al ver esa persona y al ver donde coinciden ambos latidos.

—Entonces ¿Con cuál debería de permanecer durante toda mi vida?.

De manera inesperada ambos levantamos la mirada al mismo tiempo, nuestros ojos se cruzaron, de alguna extraña manera empecé a sentirme nerviosa. Esto ya no era sobre los peluches.

—Con la persona.-Se detuvo un segundo sin quitar sus ojos de los míos y nuestras respiraciones se podían sentir entre nosotros, el se acercó ami tanto que nuestros labios estaban a centímetros.—Que tu alma vibre y tu corazón sienta...allí es.

El no quito sus ojos sobre mi y realmente mis nervios se alejaron y me sentía cómoda estando con el.

De alguna manera nuestras respiraciones juntas y tenerlo a unos centímetros hicieron de alguna manera cerrará mis ojos esperando algo de él, podía sentir cómo se acercaba ami y respiración aún más cerca.

—Que tanto hacen que no...-Una voz apareció abriendo la puerta provocando que nos alejáramos de inmediato.—No vi nada hagan como si no existiera.—Dijo mi agraciada amiga Majó cubriéndose los ojos.

Thiago se alejó y tosió levantándose de mi cama.—Gracias por enseñarme tu habitación.-Tomo los discos sobre el escritorio que ya había encontrado y empezó a caminar hacia la salida.—Las espero con los demás.

Thiago nervioso salió de la habitación dejándome con Majó, ella abrió los ojos cuidadosamente viéndolo salir y corrió hacia mi.

—¿Qué demonios fue eso?.-Dijo abriendo su boca sorprendida.

—Nada el.-Pase mi mano en mi cabello.—Me dio un regalo y lo estaba viendo.

Realmente no sabía que había o que estaba apunto de pasar entre nosotros dos y como dijo mi querida Majó ¿Qué demonios fue eso?.

Eso pareció más que un nada.-Entrecerró los ojos.—Acaso...ya te olvidaste de ¿Eros?.-Exhaló con satisfacción acercándose a la puerta.—Estoy tan orgullosa de ti por haber olvidado a ese idiota.-Me dio una gran sonrisa.—Después me tienes que contar absolutamente todo, vamos nos esperan haya abajó.-Salí junto de ella cerrando la puerta de mi habitación tras de mi.

Pero no puedo evitar pensar nuevamente en Eros. Ella me recordó de nuevo a Eros...No se si sentirme enojada por que se a alejado de mi, dejándome plantada hace dos meses o triste por que no me ha enviado ningún mensaje.

Mis emociones me volvieron atacar cuando su nombre volvió hacer mencionado, mi felicidad se derrumbó y ahora solo podía sentirme molesta y desilusionada. Baje las escaleras encontrándome con todos en la sala donde ya se veían un tanto alegres y con la música puesta.

Me senté en el sofá grande aún lado pegando un gran suspiro y mi rostro de desilusión. Me dispuse a presentarle atención a los chicos, Thiago que se encontraba en el sofá pequeño no paraba de reír.

De hecho como que el ambiente de todos cambió Edward estaba bailando muy feliz y Susan tan bien y los chicos solo se carcajeaban, ¿Qué diablos?.

—Por que todos están tan alegres digo la música es buena ¿Qué pasó mientras me fui?.-Pregunté viendo a todos, ellos me vieron y Edward detuvo su baile acercándose hacia mi al sofá.

—Escucha, deja de ser amargada y diviértete si.-Sonrío alegremente.—Ten para que te relajes.-Me dio su bajo y se levantó para agarra otro.

Su actitud me extrañó un poco. Hacer que un poco el vaso hacia mi nariz donde lo olí, ¡maldición!, esto es alcohol, si fuerte aroma me ayudo a detectarlo.—¿Están bebiendo?, pero si te dije que no Edward.-Grité, frunciendo el ceño.

Edward sobre salto y rápidamente tomó la botella de vodka y la abrazo fuertemente.—No, puedes permitirme que me divierta.-Hizo pucheros agarrando aún más fuerte la botella.

—¡Majó!.-Gire hacia ella donde se encontraba en el otro sofá abrazada de una almohada.—Creí que le ayudarías a que no sacara la botella.-Cierra los ojos asustada.

Después decide abrirlos para verme fijamente haciendo pucheros.—Bien soy culpable pero admito que yo también me quiero divertir.-Se puso de pie para estar cerca de mí.—Vamos un día rompiendo las regalas no te hará mal aparte vamos a limpiar después.-Sonrío tratando de convencerme.

Levante mis manos rendida.—Bien.-Me volví asentar indignada, dejando el vaso de alcohol en la mesa.

***********

31 de diciembre de 2016 11:20 pm

Ver a estos borrachos me hace desear que por favor ningún ser humano decente se permita verlos. Varias veces casi caigo con ellos pero sigo dejando el vaso con vodka en la mesa nunca lo he probado y viendo a todos cómo están actuando me dan ganas de nunca saber que se siente.

Es increíble que hasta el tan sensato y tranquilo Thiago se unió a ellos, no puedo evitar dejar de verlo se ve muy tierno, tanto alcohol en su sistema hizo que se pusiera algo rojo, pero se la ha pasado lamentándose diciendo: Por que demonios no soy valiente. Se la ha pasado repitiendo la misma frase una y otra vez con la botella de vodka en sus brazos, eh tratado de quitársela pero se niega, también trate de preguntarle a qué se refería con no ser valiente pero se negó.

Bueno el ha sido el más normal de los borrachos hasta ahora, Rebecca cayo completamente en la mesa de estar y se la pasa murmurando cosas sin sentido. Mi fastidiosa Susan se la ha pasado quejando sobre su grupo de estudio inclusive borracha piensa en la Universidad, estoy en ese grupo y me siento ofendida cuando dice que no somos productivos.

Pero lo que más me sorprende es el alcohol ha activado a todo lo que da las hormonas de Edward y Majó, primero el se puso a llorar quejándose que se sentía solo en este mundo, mi querida amiga se unió a su llanto, luego de estar casi cinco minutos llorando se la han pasado besando una y otra vez, el le pregunto si quería ser su pegamento y desde entonces estos borrachos han aguantado la respiración besándose.

Jamás pensé que mi querida casa acogedora y armoniosa terminaría en un bar con borrachos lamentándose y lo peor es que así recibiré Año Nuevo con varios borrachos ami alrededor.

Viendo a mis queridos borrachos recostada en el sofá me dediqué a revisar mi celular, respondiendo a los mensajes de mi querida madre prometiéndole que no beberíamos sin tan solo estuviera aquí. De repente cayó un mensaje el cual me dejó sin aliento al ver de quién era, me senté nerviosa pensando si abrir ese mensaje el cual se volverían en dos mensajes más. Pensé unos cuantos segundo en decidir se verlo ¡Al demonio!.

Abrí su mensaje de texto el cual me hizo estremecer y mi corazón se empezará acelerar.

De: Eros el enemigo #1.
Hola.
Puedes salir necesito hablar contigo.
¿Si? (:

¡Que demonios acaso el está afuera de mi casa!, ¿Qué hago ahora?, No vayas déjalo en visto, no se si en estos momentos hacerle caso a mi subconsciente.

Me puse de pie tratando de meditar la situación, si no voy me odiará y también me lamentare, pero si voy existe la posibilidad que me haga enojar y odiarlo otra vez.

Cómo dijo Thiago seré valiente. Vi el vaso con vodka y sin pensarlo bebí absolutamente todo el alcohol, esperando que me vuelva mas valiente por que no lo soy en este momento.

—Maldición, como quema.-Dije quejándome del fluido que quemaba mi garganta.

Gire hacia mi alrededor viendo a mis amigos si necesitaban ayudan así tendría una excusa de no ir, pero todo estaban en sus mundos. Me hice la fuerte y me dirigí hacia mi puerta sosteniendo la manija tratando de tomar calma. Tome una fuerte respiración y salí de mi casa.

Solo veía las casas de mis vecinos a mi alrededor y la calle cubierta de nieve, me aleje un poco para buscar aún más si podía encontrarlo ¿Acaso me había engañado?.

—Hola enana.

Una voz tras de mi me hizo saltar del susto, giré rápidamente para ver de quién se trataba.

Y allí se encontraba a mí derecha el chico que desde la primera vez me llamo la atención, con grandes ojos azules y cabello castaño con esa mirada de escudo que no permitía demostrar alguna emoción.

Después de dos meses de no ver su rostro ya había olvidado lo que se sentía tenerlo cerca de mi y lo que su presencia me hacía a mí.

—Amm... Hola.-Conteste nerviosa sin verlo a los ojos.

—Por que tardaste tanto en venir.-No pude evitar verlo, y allí estaba con una sonrisa en el con las manos en sus bolsillos como si nada le importara.

Me enderece tratando de ser segura y lo vi fijamente.—¿Qué haces aquí Eros?.

—Así es como me recibes.-Entrecerró sus ojos.—Bien, te lo perdonaré.-Sonrío débilmente.—Te vine a ver Enana.

De una cosa estaba segura al ver su comportamiento y su apariencia no parecía estar bien, por más que sonriera era la sonrisa más falsa que he visto en mi vida, esos ojos azules no tenían ese brillo que siempre trasmitía, su cabello desordenado, su piel pálida y esas grandes ojeras como si no hubiera estado durmiendo bien estas semanas.

Quería preguntarle qué le sucedía pero decidí ignorarlo mejor.—No tiene sentido que me hayas venido aver.-Empece a caminar alejándome de mi hogar.

—No tiene sentido si lose, vives muy lejos pero...debo de admitir que en efecto tenía la necesidad de verte.

—No me has hablado en dos meses y sin mencionar que me dejaste plantada en Halloween.-Me cruce de brazos.

—Veo que aún estás enfada conmigo.-No le respondí y seguí caminando.

Desde de caminar por unos minutos llegamos a un pequeño no muy lejos de mi casa, lo primero que pude visualizar fueron dos columpios, me aleje de Eros para caminar hacia ellos.

Había olvidado por completo el hecho que no llevo abrigo, puedo sentir la brisa del viento helado pasando por mi cuerpo. Me subí a uno de los columpios intentando entrar en calor.

—Nunca tuve dudas de que eras una niña pequeña aún.-Dijo detrás de mi recostado en un árbol con sus brazos cruzados.

—Cállate.-Fruncí el ceño.

—Bien.-Dijo acercándose hacia mi.—Te haré compañía.-Guiño su ojo y se sentó en el otro columpio a unos centímetros de mi.

—Sigo sin comprender qué haces aquí.-Dije empezando a balancearme un poco.

—Ya te lo dije quise verte.

—No me refiero a qué haces a horas de distancia de tu hogar, simplemente no tiene sentido.

—Hay enana.-Soltó una pequeña risita.

Levante la mirada extrañada.—¿Por que te ríes?.

—No has cambiado nada.-Soltó una fuerte exhalación.—Pero me alegro que sigas siendo tu.-Sonrío mirado hacia el cielo.

—Si claro, siempre desapareces.-Susurré.

El solo sonrió, nos sabia exactamente de qué se trataba todo esto, no sabía que responder, mi cerebro no estaba procesando todo como es de costumbre, no se si es por lo nerviosa que estoy al tenerlo junto a mi o por el alcohol que estaba haciendo su función en mi organismo.

Levante mi mirada con sorpresa al sentir como Eros me cubría con su abrigo color negro.—¿Qué haces?.-Pregunté asustada.

—No es obvio, estás tan sonrojada de tu cara por el frío, veo que saliste corriendo para verme.-Empezó a reír mordiéndose el labio.

—Correr por ¿ti?, si claro.-Me burle.

—Entonces ¿Por qué venís hasta aquí sin abrigo y en pantuflas?.

Abrí mis ojos mirando hacia mis pies, ¡Maldición!.—Son...Cómodas para el frío.-Trate de articular.

—Ho, espera.-Miro hacia mis pies.—Esas son las pantuflas ¿Qué te regale en la feria?.-levantó su mirada y esos ojos azules por fin logré ver un destello en ellos.

Trataba de abrir la boca tratando de contradecirlo pero no funcionaba.—No lo son...Son parecidas pero no lo son.-Maldita diarrea verbal.

Solo empezó a carcajearse y estoy segura que mi rostro no está sonrojado por el frío.—Tengo algo que decirte enana.-Trató de verme pero yo por mi vergüenza lo evadía.

—¿Si?.-Dije sin tratar de verlo.

—Pero necesito que me mires o no seré capaz de decirlo.

De alguna manera sus palabras hicieron que mi palpitar se empezara acelerar. Por más que no quisiera verlo se me hizo vició mirar sus ojos.—Ya te veo.-Dije sosteniendo mi mirada con la de él.

—Hola, ojos bonitos.-Sonrío suavemente.

—Hola.-Contesté devolviéndole la sonrisa.

—Enana.-Susurró.

—¿Si?.

—Feliz cumpleaños.

Esos ojos azules resaltaron un hermoso brillo en el y ni hablar de su sonrisa tan sincera en ese momento.

—¿Pero qué dices?.-Empece a reír ligeramente.—Mi cumpleaños fue hace do...

—Hace dos meses.-Asintió con la cabeza.—Lose y se que te deje plantada ese día pero jamás fue mi intención dejarte plantada ese día.

—Entonces esperaste durante dos meses para decirme justo antes de que sea Año Nuevo ¿Feliz cumpleaños?.-Levante la ceja en duda.

—En mi defensa jamás quise alejarme de ti.-Bajo la mirada como si lo hubiera dicho no hubiera estado bien como si quisiera retractarse, me sentí mal.—Te traje un obsequio.-Dijo mostrando una pequeña bolsa de regalo.

Lo vi extrañada de su tan repentino cambio de humor, pero el seguía esperando a que tomara esa bolsa, lo pensé mucho hasta que decidí tomarla. Por fin pude notar que de él surgía una pequeña sonrisa.

Lo pensé durante unos segundos si abrirlo o no hasta que por fin lo decidí y saqué de esa pequeña bolsa blanca con un moñito rojo, una caja blanca blanca.

—Espero que te guste, si no pues tíralo.-Dijo algo nervioso.

Rodé los ojos ante su respuesta tan materialista. Lo ignore y procedí a abrir esa pequeña caja blanca, al abrirlo lo volte aver sorprendida por su regalo.

—¿Te gusta?.-Pregunto tímidamente.

—Eros, esto es...hermoso.-No sabía que decirle al ver esa pulsera Pandora de plata con un dije de corazón en el.—¿Por qué me regalas algo tan costoso?.-Gire a él curiosa.

—Creí que se te vería muy bien.-Miro hacia mi muñeca.-Y tienes unas pulseras muy viejas y feas, creí que necesitabas una nueva.

Empecé a jugar con mis pulseras de la muñeca.—Si son vieja pero.-Baje al mirada.—Tú sabes el motivo por el que las ocupo.

—Ya te lo he dicho no deberías de ocultarlas.-Pasó su mano por mi mandíbula levantando mi rostro y nuestros ojos coincidieron.—No dejes que tu pasado ocupe todo tu presente nena.

Suspire.—No es simple.-Me encogí de hombros con diferencia.

Hizo una pequeña sonrisa quitándome la caja con la pulsera de mis manos.—Bien, tendré que hacerlo yo.—Saco la pulsera de la caja y tomo mi mano llevándola hacia el empezando a quitar las pulseras tejidas.—Enserio por qué tantas pulseras, deberías por lo menos a verlas cambiado una vez.-Dijo mientras las quitaba de mi muñeca.

Yo no hablé solo me dediqué a observar cada detalle de su rostro, se veía tan lindo con la luz de la luna en el, no importaba que tuviera esas grandes ojeras o que se notara que estaba tan cansado, él así era perfecto para mi.

—Vez ahora con algo costoso tu muñeca luce mejor.-Quite mis ojos de el bajándolos a mi muñeca que el sostenía, una pequeña sonrisa brotó de mí.

—Es preciosa.-Baje mi cabeza eliminando mi sonrisa.—Pero no las cubre lo suficiente.

—Claro que lo hace a parte no se notan mucho no como la mía que está bajo mi cuello.—Sostuvo mi mano aún más fuerte haciendo que lo volviera a ver, esos ojos azules me veían ami.

—Pero entonces mi cicatrices ya nos eran un secreto.-Confesé.

Sonrió sin abrir sus labios.—Ya olvídalas.-Suspiro relajando sus hombros sin soltar mi mano.—Un día te reirás tanto que te olvidaras de que tienes cicatrices.

—Y tú ya lo ¿hiciste?.

—Aún estoy esperando.

—¿Esperar?.

—Un motivó para sonreír.-Nuestros ojos coincidieron, después de unos segundos los ojos quisieron presenciar cómo el sostenía mi mano y no pude evitar sonreír pero esa sonrisa desapareció cuando el se dio cuenta de que aún la tenía, el soltó mi mano realmente hubiera deseado jamás soltarlo.

—¿Puedo hacerte una pregunta?.-Por alguna razón no podía eliminarlo de mi cabeza.

—¿Bien?.-Dijo en seco.

—¿Por que te notas tan agotado?¿Estás bien?.

—¿Esas fueron dos preguntas?.-Argumento.

—Eros.-Dije preocupada su rostro pasó a estar tranquillo y sereno a conservador y frío.

—Creo que debo irme.-Dijo poniéndose de pie caminando un poco.

Me levante tomando su mano por detrás.—¿Qué te pasa? por que te volviste a encerrar conmigo, te sucede algo, necesitas ayuda, dime.

El giro y esos ojos con brillo se habían ido era de nuevo frío.—No debí a ver venido y tú deberías irte ya casi es media noche.

—¿Porqué cambias tanto conmigo?.-Fruncí el ceño soltando su brazo.—Trato de comprenderte pero tú no me dejas.

—Escucha hice mal en venir hasta acá y esto está mal.

—Entonces si está mal por que siempre vienes a mi vida, te comportas comprensivo, agradable, dulce y de repente te vuelve frío.-Mi cuerpo empezó a calentarse, mi sangre hervía estaba enojada pero mi cuerpo me traiciona podía sentir que mi voz empezaba a quebrarse y mis ojos tratando de contener las lagrimas.

El sonrió pero su sonrisa tan helada.—Tatiana es que esto no está bien.

—El que no está bien eres tú.-Las lágrimas empezaron a brotar de mí.

El vio que mis lagrimas empezaron a salir y en su rostro podía ver que empezó a sentirse mal, él quiso acaecerse a mi pasando su mano por mi mejilla tratando de limpiar mis lágrimas.

—¡No!.-Dije quitándole la mano bruscamente de mi rostro.

—Lo siento yo solo...

—No puedes desaparecer de mi vida así de repente y volver cuándo quieras pretendiendo que todo esta bien.

—¿Me odias?.-Pregunto en voz baja metiendo sus manos en sus bolsillos.

Lo vi durante unos segundos, no sabía ni que responder verdaderamente.—No te odio...Pero odio que juegues con mis emociones.

Vamos Tatiana sal de allí, solo podía pensar en eso de alguna manera misteriosa mi mente y cuerpo trabajaron juntos y empecé a alejarme de él despidiéndome con una mirada triste y enojada de mi. Empecé alejarme de allí dolía de mi corazón no puedo entender que es lo que me provoca este chico realmente en mi.

—¡Espera!.-Gritó atrás de mi. De alguna forma me sentí aliviada que me detuviera.

Me di la vuelta y lo vi de lejos. De repente el empezó a caminar hacia mí y mi corazón se aceleró.

—No puedo dejar esto así.-Dijo llegando a mi y simplemente no lo podía descifrar.

—No entiendo que quieres decir.—Fruncí el ceño.

—Esto.-Mis ojos casi se salían, pasó sus manos por mi rostro sosteniéndolo y me planto un beso bruscamente, nuestros labios unidos, podía sentir el calor de su cuerpo.

Bruscamente me aleje de él parando el beso y sin pensarlo le doy una cachetada golpeando su mejilla, dejándola roja. El solo se me queda viendo sobándose con su mano la mejilla. ¡Pero que acabó de hacer!, maldición debo de estar loca ¿por qué rayos hice eso?.

El alcohol realmente ayuda a que las personas hagan cosas que sobrias no se atreven hacer, aveces puede ser una mierda pero otras veces puede ser tu salvación.

Sostuve mi mirada con la de el durante unos segundo hasta que me acerque a él, cerré mis ojos y sostuve su rostro con mi manos poniéndome de puntillas plantándole un beso.

1 de enero de 2017 12:00 am

En ese instante luces multicolor aparecieron alrededor indicando que eran las doce, no podía creer que lo estuviera besando justo a media noche solo espero que este nuevo año el siga siendo parte de mi vida.

Nuestros labios esta vez se unieron mutuamente, él pasó sus brazos alrededor de mi cintura pegando su cuerpo con el mío. Sus labios chocaban con los míos, moviéndolos al unísono, el beso iba con lentitud, tomándome tiempo para disfrutarlo. No se si era el alcohol que ya se encontraba en mi sistema o era yo la que realmente quería que esto sucediera. Mi cuerpo se empezó a calentar cuando el beso empezó a volverse intenso, jamás me habían besado así, el trataba de ingresas su lengua pero no le daba acceso no sabía cómo hacerlo y no quería arruinarlo.

Odio admitirlo pero sus labios se sentían tan bien.

Nos separamos para tomar aire no quería que el beso se detuviera pero yo necesitaba aire nuestras respiraciones chocaban una con otra y nuestras frentes de tocaban no quería que esto terminara.

—Estuviste bebiendo no es ¿así?.-Dijo riendo.

Una sonrisa se formó en mis labios.—Así es por primera vez tomé vodka, pero ¿Cómo lo supiste?

—Tus labios saben a vodka.-Se mordió el labio.

Por más que estuviera disfrutando este momento junto a él yo necesitaba saber una cosa.—No desaparecerás de nuevo ¿verdad?.-Pregunté incrédulamente.

Esa pregunta provocó que se alejara de mi, algo dentro de mi decía que esto no terminaría bien.—¿Qué tienes?.-Se creo un nudo en mi garganta al preguntarle.

—No debí besarte Tatiana.-Pasó su mano por la cabeza.—Fue un error esto.

Mis lagrimas empezaron a brotar nuevamente pero esta vez las deje salir. —Eres un idiota.-Limpie mis lagrimas.—Bien lárgate, pero esta vez no vuelvas a parecer en mi vida de nuevo.

—Tatiana tienes que escuchar yo...

—Sabes hay que saber cuando no encajamos en la vida de alguien.-Nuestros ojos se vieron.-Y yo no encajo en la tuya.

—Solo escucha...

—Te puedes ir.-Le mostré con mi mano el camino.—Igual siempre te desapareces así que ya debes saber las salidas.-Dije en seco.—Adiós Eros Salvatore.

El abrió la boca para decir algo pero luego la cerró bajando la mirada. Por favor no te vayas y quédate.

Empezó acercarse, por un segundo pensé que el vendría hacia mi y se quedaría pero se detuvo un momento a un lado mío para verme y siguió avanzando.

Mi corazón empezó a doler y mis lagrimas empezaron a salir otra vez. Pero solo espero que te vayas realmente por que cerca dueles más.

¿Cómo le dices a alguien que nunca estuvo que se quede?

—Cuando lleguemos a coincidir de nuevo, hagamos que valga la pena tanta espera.

Dijo atrás de mi para luego alejarse y dejarme sola en el parque. Otra vez sola. Sus palabras hicieron que de mi brotara una nueva esperanza no se que sentir en este momento al escuchar sus palabras mi corazón se conmovió un poco.

Quise detenerlo y decirle: quédate a mi lado por un segundo, pero calle. Qué más podía hacer lamentablemente entendí tarde que el amor nace de forma natural.

Odio que llegue q mi vida cada vez que quiera y haga lo que quiera conmigo, es odioso que me guste tanto pero lo más odio que es me dolió, pero en realidad me lo esperaba, me esperaba que viniera otra vez y se fuera de nuevo.

Debería de tratar que me deje de gustar alguien como él antes que sea demasiado tarde para que salga de mi corazón. Por que rayos me gusta tanto el, no tiene sentido el universo me odia.

Este no era el Año Nuevo que esperaba ¡vaya!que lindo inicio de 2017.
—Sorpréndeme 2017.-Dije mirando al cielo.—Quiero ver qué más puedes hacer para lastimarme.

El frío de esta noche no fue tan helada como sus palabras. Mi corazón duele que se haya ido pero mi mente solo dime dice: Esta bien que se haya ido, entiende que nunca se florece con alguien que te riega por temporadas.

Y lamento decirles que lentamente nos volvimos extraños otra vez.


Nota: Nuevo capítulo señoras y señores para recompensar la falta de la semana pasada este viene largo<3

Cada vez salen más y más conflicto ¿Qué pasará realmente?.

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