El Inicio, (cuarta parte).
La mañana siguiente en el pueblo estaba por fin presente para indicarles a todos los habitantes de la comunidad de Nome que ya era hora de levantarse.
Rápidamente y uno tras otro todos y cada uno de los habitantes del pueblo comenzaron a levantarse, y a comenzar por tanto cada uno con sus respectivas actividades de ese día. Es decir, comerciantes que habrían rápidamente sus tiendas, la oficina de correos que nuevamente se ponía en funcionamiento, y la sala de telégrafos que por su parte se volvía a accionar de nuevo, listo para otro día más de trabajo, aunque para su gran suerte, se veía muy seguro, que este día, como otros iba a ser de lo más tranquilo.
Era un día sin mucho que hacer en realidad, Rosie, una pequeña niña humana pelirroja se levantó de su cama, en cuanto escucho el llamado de su mamá diciéndole que bajarán a desayunar, ella y su mascota.
Rosie hizo caso de inmediato y desde lejos le dijo a su madre que enseguida bajaba, cosa que en efecto hizo, pero no sin antes sacudir levemente la cabeza de su mascota para despertarla y decirle que también baje con ella. Al final Rosie terminó entrando sola a la cocina de su casa, siendo que la joven mascota ella, en serio, se veía muy cansada, y lo curioso del asunto era que ni Rosie ni sus padres sabían el porque de eso.
Claro, desde luego, ninguno de ellos, se había dado cuenta para nada de la ausencia nocturna de su mascota de la familia, pero el caso es que simplemente decidieron solamente dejarla dormir y ponerle su plato de alimento ya listo para cuando ella decidiera bajar. Así sin más, Rosie salió rumbo a sus clases de la mañana y después a jugar con los otros niños del pueblo, mientras esto ocurría, su mascota recién se despertaba por fin, y es que Jenna, paso casi toda la madrugada despierta, obvio por razones ciertas que desde luego ella no le contaría nunca a nadie, pues eso la metería en problemas de alguna u otra forma, y claro que ella no quería eso. Antes de cualquier cosa, Jenna en serio pudo ver lo muy cansada que estaba, y ciertamente no se dio cuenta de esto sino hasta que llegó a su casa y sin haberlo visto venir, tan pronto entro a su cama, para perros, inmediatamente cayo completamente rendida sobre esta al ver en verdad que si cuerpo ya no podía más. Pero ella claro que no se arrepentía de nada. Después de todo, siempre sorprenden casi todas las cosas que uno es capaz de hacer solamente por amor. Justo en ese momento, Jenna bajo a desayunar o más bien, para almorzar sobre todo después de tener en cuenta, que todo lo que había pasado, había sido sobre todo, por lo muy desvelada que ella ahora se encontraba, desde luego, que no pensaba para nada decirle nunca, a nadie sobre el porque estaba así, eso seria condenarse así misma, y además, a su amado Balto, Jenna no dejaría nunca que eso pasara.
Ya era caso mediodía, y en ese momento, todo lo que Jenna deseaba, era un día tranquilo, pero poco se imaginaba que el mismo iba a ser todo menos tranquilo.
No podía dejar de pensar en Balto, en serio le gustaría que el en ese momento, estuviera con ella, pero se había resignado rápidamente de que no eso no seria posible, al menos no en el corto, pero tal vez con algo de suerte en el largo plazo. Ella aun se sentía muy cansada, y lo único que quería en ese momento, era descansar un poco mas, definitivamente lo que ella pensaba hacer en ese momento, era solo esperar a que todo esto terminara, y pudiera sentirse un poco mas tranquila para si. Sin embargo, ella pronto vería como su tranquilidad y planes de volver a descansar se veían rápidamente perturbados.
Los que la vieron, todos los que la habían visto con esa expresión, con esa cara de desvelo, como lo habían sido su niña Rosie y los padres de ella, se preguntaban porque estaba así, y Jenna se alegraba en que al menos nunca sabrían lo que ella había echo justo la noche anterior. En verdad parecía que no lo aceptarían, pero no le importaba, todo lo que le importaba, era que algún día pudiera llegar a ser feliz al lado de Balto. Algún día quizá, ese sueño de ella, podría llegar a hacerse realidad.
Pero por el momento solo podía esperar, y arreglárselas, para poder, evadir y esquivar cada obstáculos, que quisieran interponerse entre ella y sus sueños. Como el que estaba a punto de presentarse por ejemplo. Y es que Jenna en serio lo creyó imposible, de verdad creyó que todo había sido perfecto, pero ahora se daba cuenta de lo mucho que se equivoco.
Jenna en verdad había creído que nadie se daría cuenta, de su escapada nocturna para ir a ver a Balto, puesto que ella de verdad sentía que había salido en una noche donde todos en el pueblo dormían, pero estaba equivocada. Ella solo recordaba que había al menos tres personas que no estaban dormidas, y esas eran el trio de huskys, Nikki, Kaltag y Star, pero hasta con ellos, ella había conseguido la forma de evadirlos, y evitarse problemas con los tres. Al dejarlos encerrados dentro de la sala de calderas. Y ahora se podía dar cuenta de que ellos definitivamente no habían sido los únicos despiertos aquella noche. Pues si bien, el trio de huskys ya mencionados, aunque despiertos, jamas supieron que Jenna se había escapado, y tampoco que fue ella quien los encerró, en la sala de calderas. Pero si hubo alguien que la vio salir de su casa, y luego que también la vio, salir incluso del pueblo, una frontera que esta persona que la vio, decidió no cruzar, incluso si se suponía que la estaba siguiendo, pues ella aun así sentía miedo, pero al final solo asumió, que su amiga, sabia perfectamente lo que hacia.
Asi es, fue precisamente una de las amigas de Jenna quien se dio cuenta, de su viaje citó, y en verdad que esto la había dejado muy sorprendida al haber podido ver de lo que ahora era capaz la husky pelirroja. Al inicio se negó a creerle, pero ahora estaba mas que sin palabras, y en serio que no le gusto para nada, lo que había visto. Seguía considerándolo por completo algo impropio de ella.
Ahora no podía solo quedarse pensando en eso, como antes solía a hacer, ella de pronto, se sentía en la obligación de confrontar a su amiga, al no poder creer que en verdad había sido capaz de hacer tal cosa. Todavía recordaba aquellas ocasiones en las que ella le contaba de el, pero en verdad que nunca antes se imagino que hablaba en serio, al inicio, en verdad se había visto convencida, de que esos, eran solamente delirios y desvaríos mentales de Jenna, mas en verdad había pasado toda su vida negándose a creer que de verdad a Jenna le gustaba Balto. Algo que en serio, ella no creyó, nada, en lo mas mínimo, nunca, hasta el ese día en que por fin vio, es decir ayer, a su amiga saliendo del pueblo solo para estar por el.
En los años anteriores, Jenna solía contarle a ella, sobre Balto, y lo injusto que a ella le parecía el como Balto era tratado, pero no era para menos. Su amiga no tenia nada en contra de Balto, pero si que prefería no relacionarse mucho con el. Como su amiga si, de quien en serio no podía comprender como era posible que ella gustara de el, en verdad no entendía que rayos le veía Jenna a Balto. Pero si ella decía que no la juzgaba, ni a ella ni a sus gustos, en realidad estaría mintiendo, porque ciertamente no parecía muy contenta, con la idea de que su amiga y el fuesen pareja. Aun si ella misma no sabia porque pensaba así, pero desde luego, no le importaba. En este momento, ella se sentía traicionada, o mas bien menospreciada. Ella quería mucho a Jenna, casi como una hermana, y por esto mismo era que se preocupaba tanto por lo que ella hiciera y no hiciera, o sus deseos y sueños. Es por esto mismo que en verdad se sentía echa a un lado, o vista como alguien mala. Porque por primera vez en toda su vida, en todo el tiempo que ellas llevaban de amigas, siempre se decían y se contaban todo, incluso si esto era algo muy vergonzoso o tabú, pero esta vez no fue así, y por lo visto en verdad pareció, que Jenna no quiso decirle esto, mas allá de que pudiera olvidarsele comentarle, o que estuviera esperando otro momento para hacerlo. Por la forma en que la vio actuar, definitivamente le había dado entender a ella, que creyendo que no ella no la vio, no se lo iba a decir nunca. Ahora Jenna escondía secretos, hasta de ella también.
En serio que ella no se iba a quedar callada. Antes que cualquier otra cosa, tenia que confirmar, que ella en verdad acababa de hacer lo que creía que acababa de hacer.
La husky pelirroja se sentía aun muy cansada, por no haber dormido en toda la noche anterior, de modo que fue por esto mismo que al final, decidió, ya cansada irse a dormir a la habitación de su niña Rosie, esperando que a Balto le hayan gustado los regalos que ella consiguió para el.
Se disponía a subir a su habitación, a la misma que ya habían mencionado. Pero antes de que pudiera dejar la cocina, escucho golpes en la puerta de la entrada principal, el ruido era tan fuerte que desde luego, Jenna pudo escucharlo aun estando en la cocina.
Con cierta molestia, a ella no le quedo mas opción que ir a ver quien era, pues la forma de tocar, que era rascar con las patas, la hizo darse cuenta de que era un perro, y comprensiblemente, Jenna resolvió que quizás era alguna de sus amigas, y no se había equivocado. Cuando salio por la puerta para perros con el fin de ver quien estaba esperándola afuera, se llevo con la sorpresa de que era su mejor amiga Trixie, una pomerania blanquita y gris. Bastante bonita, pero con un semblante que no era el mismo de todos los días. Es decir, antes de que Jenna pudiera decir cualquier cosa, de dio cuenta primero, de la expresión de su amiga, que ciertamente se veía muy enojada por algo, o quizás con ella, una cara que para ser sinceros, si que helaba la sangre, luego de que Jenna prestara mas atención a la mueca apretada y furiosa de su amiga Trixie. Que en conjunto, con los ojos inyectados, en verdad hizo a Jenna sentir que su sangre se congelaba. Su amiga a simple vista podía parecer, alguien pequeña y por tanto inofensiva, pero cuando se le desafiaba, es entonces cuando alguien podía ver que ella definitivamente era mucho mas, podían ver quien era ella realmente, y que detrás de su cara, mucho se escondía.
Jenna de todas formas, intento saludarla, y preguntarle que le pasaba, aun confundida, y un tanto nerviosa, por la mirada de Trixie, que era todo menos amigable, y cuando no era así con ella, que siempre se hablaban bien y eran suaves una con otra, significaba en verdad que ella desde luego iba en serio. Pero fue justo en ese momento, cuando Jenna se dio cuenta, de que ella debía de estar enojada con ella, por alguna razón en especial. Y específicamente con ella, y con nadie mas que ella. Por alguna razón que Jenna aun no había terminado de comprender, de pronto se sintió muy nerviosa, y con un leve sentimiento de miedo, por la simple idea de preguntarle a Trixie que pasaba. Pero lo tuvo que hacer, porque tampoco podía soportar por mas tiempo, el ambiente increíblemente tenso, y totalmente incomodo, que se había formado en casi solo dos segundos, tan pronto Jenna se topo con esta mirada de Trixie. En verdad que a Jenna le costo muchísimo reunir todo el valor suficiente, para tan solo poder preguntarle a Trixie que estaba pasando, si algo malo estaba ocurriendo, y que si había algo que ella pudiera hacer por el.
Trixie: Jenna, amiga mía, ¡¡me debes muchas explicaciones!!
Continuara...
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