Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15

Terminé de arreglarme y me quedé un par de minutos mirándome en el espejo.

El vestido color oro se amolda perfectamente a mi cuerpo, no tiene mangas y llega hasta un poco más arriba de mis rodillas, además tiene un fajín de la misma tela, que marca muy bien mi cintura. Decidí dejar mi cabello suelto, pero le hice unas ondas naturales y preferí optar por un maquillaje natural resaltando un poco mis ojos y dejando mis labios de un color más natural.

Cuando por fin me convencí de que mi look es perfecto, tomé mi pequeño bolso, el postre y mis llaves, luego salí de mi departamento y me subí a mi auto. Me tomó un poco más de quince minutos llegar a la casa de Ben, pues está en el otro lado de la ciudad, en un zona exclusiva y muy diferente a donde se ubica mi pequeño departamento.

Me estacioné y tomé el postre que compré en el restaurante. Espero que a Ben le guste la tarta de cereza porque es mi favorito entre todos los deliciosos postres que prepara Emily.

Después de darle un último vistazo a mi vestido y acomodar mi cabello, presioné el botón al lado de la puerta en la casa de Ben, esperé unos minutos que se hicieron eternos para mí, pero cuando abrió sentí que el aire se escapaba de mis pulmones.

Ben se ve increíble con un pantalón oscuro y una camisa blanca que se amolda a su fornido cuerpo, tiene las mangas remangadas y su cabello parece estar húmedo, lo cual lo hace ver aún más sexy.

—Hola Ale, te ves preciosa. —sonrió y luego dejó un beso en mi mejilla, no entiendo por qué eligió darme un beso tan casto, pero tuve que disimular mi desilusión.

—Hola Ben, gracias, tú también te ves muy bien. —respondí y nos quedamos en silencio por no sé cuántos segundos solo mirándonos a los ojos, hasta que me di cuenta de que aún estoy sosteniendo el postre que traje. —Uhm, traje esto, es tarta de cereza y espero que te guste, pues es mi favorita, pero si no te gusta no hay problema, yo podría intentar preparar algo para los dos aunque no soy tan buena en la cocina...

—Ale, respira. —bromeó y su sonrisa me transmite la calma que necesito. No sé por qué estoy tan nerviosa si hoy desayunamos después de haber dormido juntos. —Me encanta la tarta de cereza, muchas gracias por traerla.

Ben tomó el postre y rozó mis manos con la suyas de manera casual, creo que él también sintió lo mismo que yo cuando eso sucedió, pues se quedó mirándome por algunos segundos. Los dos estamos sosteniendo al mismo tiempo el pequeño plato sin dejar de mirarnos y yo siento que pronto me derretiré.

—Uhm, creo que deberíamos entrar a la casa. —afirmé, rompiendo el encantamiento de su mirada sobre la mía.

—¡Oh! Claro que sí, discúlpame, por favor pasa. —respondió visiblemente avergonzado y eso es adorable.

—Muchas gracias. —entré a la casa y él cerró la puerta detrás de mí, luego puso su mano en mi espalda y caminamos por el enorme jardín bordeando una piscina que parece hecha para competencias.

Su casa es muy bonita y me encanta que el jardín esté lleno de flores blancas, las puedo detallar muy bien pues aún no anochece y la luz del atardecer le da un toque hermoso al enorme jardín que rodea la casa.

—Por favor, pasa adelante. Bienvenida. —declaró sonriendo cuando entramos por una gran mampara.

—Muchas gracias.

Si me había gustado el jardín, pues la casa por dentro es simplemente preciosa. Tiene una decoración clásica, con muebles que parecen salidos de una revista de decoración.

Todo está en su lugar y aunque se nota que fue hecho por un profesional en decoración, a mí me parece que todo el lugar tiene la personalidad clásica de Ben.

La sala es preciosa, pero lo que más llamó mi atención fue la enorme chimenea que es la cereza del pastel.
Sin poderlo evitar caminé hacia ella y pasé mi mano por la repisa de madera, en la cual hay fotos de Ben junto a su familia, sus padres parecen ser una pareja muy feliz y eso hizo que mi corazón se contraiga en mi pecho.

—Este es mi lugar favorito de la casa. —la voz de Ben me sacó de mis pensamientos y tuve que disimular la tristeza que siento al recordar a mi familia.

—Es hermoso, Ben, toda tu casa es preciosa y me encanta. —declaré sonriendo.

—Muchas gracias, mi madre me ayudó a decorarla y siento que hicimos un buen trabajo. —afirmó orgulloso.

—Definitivamente lo hicieron, porque este lugar quedó precioso.

—Me alegra mucho que te guste, pues me gustaría que te sientas cómoda aquí y vengas cuando quieras. —señaló con nerviosismo, yo me acerqué y tomé su mano para transmitirle calma.

—Lo haré, vendré a visitarte tantas veces que te cansarás de mí. —bromeé y él me tomó por la cintura acercándome más a su cuerpo.

—Eso es imposible, Alexa. —la forma en la que pronunció las palabras me provocó muchísimo calor y estuve a punto de acortar la distancia entre los dos para besarlo, pero él se alejó sin soltar mi mano y luego me llevó a la mesa que está perfectamente decorada con rosas blancas y velas del mismo color, que emanan un aroma a vainilla delicioso.

—Por favor siéntate. ¿Te gustaría una copa de vino tinto? —preguntó después de ayudarme a acomodar mi silla como todo un caballero.

—Sí, muchas gracias. —sonreí alegremente al darme cuenta de que no ha olvidado que me gusta el vino tinto, Ben sirvió dos copas y luego se sentó frente a mí.

—Quiero brindar por nosotros, porque estoy feliz de haberte conocido y no puedo esperar para seguir haciéndolo. Salud. —declaró y levantó su copa para acercarla a la mía.

—Salud, yo también estoy feliz de haberte conocido, Ben. —sonreí ampliamente y luego bebí un sorbo del delicioso líquido de color oscuro.

—Uhm, de hecho tengo algo más por qué brindar esta noche y quiero que tú seas la primera persona a quien se lo cuente. —declaró sonriendo ampliamente y tomando mi mano sobre la mesa.

—¿Y cuál es la buena noticia? —pregunté ansiosa.

—Esta tarde recibí una llamada del seleccionador de Francia. —detalló alegremente y estrechando mi mano cada vez más —Dijo que anoche se lesionó uno de los defensas que llamó en la primera lista para el mundial ¿sabes lo que eso significa? —preguntó emocionado.

—¡Oh por Dios! ¡Ben, irás al mundial! ¿verdad? —exclamé sin poder contener la emoción.

—¡Sí! —exclamó sonriendo ampliamente, yo seguí un impulso y lo abracé muy fuerte, él se levantó de la mesa y empezó a dar vueltas conmigo en sus brazos.

—Estoy tan feliz por ti, muchas felicidades, Ben.

—Muchas gracias, Ale, aún no lo puedo creer. —respondió cuando dejó de dar vueltas, yo me quedé abrazándolo con mis brazos alrededor de su cuello.

—Créelo porque te lo mereces. Ven, vamos a brindar porque tendrás mucho éxito en el mundial. ¡Salud! —exclamé tomando mi copa y entregándole la suya, Ben sonrió y luego chocó su copa con la mía.

Después de algunos minutos en los cuales él me contó todo el proceso que se sigue para ser llamado a la selección, decidimos que ya era hora de cenar. Ben se levantó y fue a la cocina, un par de minutos después apareció con un plato muy grande que puso en el centro de la mesa, debo decir que huele delicioso.

—¡Wow! Entonces realmente sabes cocinar. —señalé.

—Me gusta mucho hacerlo y esta noche es muy especial, por eso preparé mi mejor plato.

—Huele delicioso, Ben, muchas gracias por esto.

—Gracias a ti, por estar conmigo ahora, pero sobre todo por haber estado conmigo anoche y hacerla la mejor que he vivido. —declaró tomando mi mano, luego dejó un beso sobre ella y yo me quedé sin palabras. 

Ben aprovechó mi silencio para servir la cena, que es un delicioso cordero al vino con una guarnición de verduras y papas. Ben realmente es un excelente cocinero y estoy segura de que si no fuera tan buen futbolista, definitivamente podría dedicarse a la cocina. 

Cuando terminamos de cenar y disfrutar el postre que traje, nos quedamos unos minutos más hablando y bebiendo vino. Resulta que él es el menor de tres hermanos, su hermana mayor es casada y tiene una pequeña bebé de poco más de un año, su hermano está estudiando en una universidad de Estados Unidos y Ben, que es futbolista.

—Cuéntame de ti ¿Dónde está tu familia? —su pregunta me incomodó un poco, pues no estoy lista para hablarle de eso, así que decidí evadirla levantándome de la mesa y dirigiéndome a la hermosa chimenea que ahora ya fue encendida por uno de los trabajadores de la casa.

—¿Te gustan los malvaviscos? —pregunté alegremente y bebiendo un sorbo de vino de mi copa, Ben me siguió y dejó la suya sobre la mesa.

—Sí, me gustan mucho. —respondió observándome detenidamente, creo que ha notado muy bien el hecho de que no quiero hablar sobre mi familia. —¿Te gustaría que traiga algunos para asarlos en la chimenea? —preguntó sonriendo y le agradecí internamente que no insistiera en su pregunta.

—Sí, me encantaría. —Ben se fue a la cocina y yo aproveché para quitarme los zapatos y sentarme en la alfombra muy cerca de la chimenea. 

El aroma a leña quemándose me traslada a mi niñez y recuerdo momentos muy felices antes de que todo se derrumbara, antes de que él decidiera que mamá y yo no éramos suficiente para hacerlo feliz.

—¿Ale? ¿Te encuentras bien? —las preguntas de Ben me regresaron al presente e intenté disimular mi nostalgia, pero la lágrima traicionera que corre por mi mejilla derecha, me delató.

El hermoso francés que se está robándose mi corazón, me observa con tristeza y yo me pateé internamente por ser tan transparente y arruinar esta noche perfecta.

—Sí, estoy bien. ¿Trajiste los malvaviscos? —pregunté buscando la bolsa, pero Ben se arrodilló a mi lado y me detuvo.

—Hey, tranquila ¿quieres contarme lo que te sucede? —preguntó levantando mi barbilla con sus dedos, obligándome a mirar sus ojos.

—No estoy lista para eso, discúlpame. —respondí con sinceridad.

—Está bien, yo lo entiendo y quiero que tengas la seguridad de que estaré aquí cuando lo estés. —declaró.

Puse mi mano en su mejilla, acariciándola suavemente y luego me acerqué a sus labios. Ben acortó la distancia entre los dos, tomando mi rostro entre sus manos y me besó con delicadeza, seguí el beso y poco a poco fue aumentando en urgencia, por lo cual me acerqué más a él, que toma mi cintura acercándome cada vez más a su cuerpo, cuando el aire empezó a faltarnos, él empezó a bajar por mi cuello, dejando besos húmedos que encienden cada vez más mi deseo por él.

—Este vestido te queda hermoso, pero necesito quitártelo... —susurró con una voz llena de deseo que sólo me pone más caliente.

—Ben, te necesito ahora... —de pronto sentí que sus manos empezaron a bajar el zipper de mi vestido y me detuve al darme cuenta de que estamos en la sala de su casa y alguien podría vernos.

—¿Qué sucede, preciosa? —preguntó visiblemente agitado.

—Estamos en la sala y alguien podría vernos. —susurré intentando recuperar la cordura.

—No hay nadie aquí. —respondió, dejando besos en mi cuello, subiendo hasta el punto que me hace desearlo mucho más.

—¿Y tus empleados? —pregunté tomando su rostro entre mis manos.

—Les pedí que se vayan cuando terminamos de cenar, no hay nadie aquí, Alexa. —eso fue todo lo que necesité saber para encargarme de quitarle la camisa blanca que ha sido una tortura toda la noche, él me quitó el vestido y sonrió al ver el conjunto de lencería que elegí para esta noche. —Por Dios, eres preciosa. —declaró y me acostó sobre una manta de diseño escocés, que en algún momento extendió sobre la espesa alfombra color marfil al lado de la chimenea. 

Poco a poco nos deshicimos de nuestra ropa interior y nos quedamos desnudos, Ben se puso sobre mí y de un momento a otro lo sentí penetrarme con urgencia, me aferré a su espalda, hundiendo mis cortas uñas en su piel, lo cual le encantó porque apuró el ritmo, haciendo que los dos llegáramos juntos al clímax.

Ben se acostó sobre la manta y me acercó a su cuerpo, puse mi cabeza en su pecho y nos quedamos en silencio por varios minutos maravillosos. Todo está oscuro a nuestro alrededor y solo nos alumbra el fuego que emite la chimenea a nuestro lado, me siento tan feliz en este momento, que quisiera congelar el tiempo y que nos quedemos así siempre.

—Quería hacer esto desde que te vi llegar. —confesó en voz muy bajita, al oírlo me volteé y le di un beso en los labios. Se quedó mirándome por alguno segundos y luego acarició suavemente mi cabello, que ahora debe estar muy despeinado, pero no me importa. -Eres preciosa, Alexa Carter y me haces sentir tan vulnerable, que muchas veces no sé cómo actuar. —su confesión me acelera el corazón.

—Eres un hombre maravilloso, Ben y me siento muy afortunada de estar contigo. —declaré acariciando suavemente su pecho.

—Quédate, por favor déjame disfrutar de esta noche a tu lado. —pidió acercándome a su rostro para dejar un beso en mis labios.

—Sí, me quedaré contigo. Quiero disfrutar estos momentos, pues te irás pronto y yo te extrañaré mucho. —confesé sin poder evitar la sinceridad.

Él se quedó en silencio y yo me arrepentí en cuanto las palabras dejaron mis labios. Me senté intentando alejarme de él para ocultar la vergüenza que siento.

—¿Ale, qué sucede? ¿Qué haces?

—Nada, todo está bien. —respondí buscando mi vestido, sin embargo él notó mi incomodidad y me detuvo.

—Ale, por favor mírame —levanté la mirada y en cuanto mis ojos se encontraron con los suyos, me di cuenta de que estoy perdida y ya no hay vuelta atrás, tomó mi rostro entre sus manos y volvió a hablar —Yo también voy a extrañarte mucho y de hecho tú eres la única razón por la cual me cuesta mucho irme.

—Perdóname por ser tan jodidamente complicada, te juro que realmente no quiero serlo, solo quiero disfrutar de esto, pero cada vez que todo está bien yo sólo... —no pude terminar de hablar porque un sollozo me detuvo.

—¿Qué es lo que te preocupa? Ale, puedes decírmelo, estoy aquí y quiero escucharte. —pidió tomando mis manos entre las suyas.

—Ben, quiero hablarte de mi relación anterior. 

Bajé del auto y observé con detenimiento la enorme casa frente a mí, la verdad es que no culpo a mi hermana por querer recuperar esta vida de fantasía, sobre todo porque esta gente se portó muy mal con ella.

Toqué el timbre y esperé con paciencia a que me abran.

—Buenas tardes ¿en qué la puedo ayudar? —preguntó una joven vestida de mucama.

—¡Hola! Estoy buscando al señor Leon Goretzka, mi nombre es Vivian Lennox y es imperativo que hable con él inmediatamente. —detallé intentando sonar lo más amable posible.

—¿Tiene alguna cita con él? quiero decir ¿él la está esperando? —preguntó la joven una vez más y tuve que usar la única carta que me asegurará la entrada a esta casa.

—Por favor dile que tengo información privilegiada sobre Emily Roberts.

—De acuerdo, por favor espere unos minutos. —la mujer cerró la puerta y me dejó afuera de la casa.

Honestamente esta gente se siente muy superior a todos y eso me molesta muchísimo, incluso la tonta de Alexa que no forma parte de este mundo, se siente muy superior a mí, solo porque está saliendo con el hermoso Benjamin, juro que en cuanto termine de ayudar a mi hermana, iré por ese francés y Alexa quedará en el olvido cuando termine con ella.

Caminé de un lado a otro esperando a que la joven vuelva a abrir la puerta, pero se tardó varios minutos y estoy segura que el tal Leon no quiere verme. Bueno si él no quiere, yo igual tengo otros métodos para llegar a hablar con él. Aún estaba pensando cuando la puerta se abrió.

—Señorita Lennox, por favor pase, el señor Goretzka la verá en la terraza.

—De acuerdo, muchas gracias. —entramos a la enorme casa y caminamos por un jardín que más parece un parque, creo que caminamos el equivalente a dos cuadras hasta que llegamos a una terraza, en la cual hay una mesa de vidrio con una computadora.

Mi anfitrión se levantó en cuanto me vio aparecer y debo decir que bastante guapo, la verdad si yo fuera mi hermana, me quedaría con él y terminaría con todo este teatro.

—Señorita Lennox, buenas tardes, soy Leon. —extendió la mano y yo la estreché, luego se dirigió a la joven del servicio y le pidió que no nos interrumpa por nada del mundo. Al parecer este hombre está muerto de amor por Emily Roberts, pues solo bastó que yo la nombre para que él me dejara entrar a su casa.

—Buenas tardes, un placer. —me pidió que me siente y lo hice encantada, luego él me imitó.

—Bien, me dicen que tienes información que me interesa. ¿Cuál es? —preguntó directamente.

—¿Qué me dirías si te dijera que es posible deshacer el matrimonio de Emily y Lucas? —pregunté con una sonrisa burlona en mis labios.

—¿Esa es la «información privilegiada» que me tienes? Eso ya lo sé y estoy trabajando en que esos dos pronto se odien tanto que terminen por divorciarse. —afirmó seriamente.

—Pues esa es buena idea, sin embargo yo tengo una manera muchísimo más sencilla y rápida de terminar con ese matrimonio. —afirmé.

—Hacerle daño a Emily no es una opción, aunque la verdad me importa un carajo lo que hagan con Lucas y ya he pensado en deshacerme de él, pero no quiero ensuciarme las manos. —detalló con una frialdad sorprendente, mi hermana me habló de este desgraciado, no obstante parece que se quedó corta en su descripción.

—No estoy hablando de hacerles daño, pues yo tampoco quiero «ensuciarme las manos» como tú dices.

—¿Entonces cuál es la forma rápida que tienes para que esos dos se separen? —preguntó perdiendo la paciencia.

—Jessica Miller está viva y yo sé dónde está. —solté y la expresión en el rostro de Leon es absolutamente indescifrable, se quedó callado por varios segundos hasta que por fin habló.

—Quiero verla, llévame ahora mismo con ella. —se puso de pie y yo hice lo mismo, aunque me sorprendió verlo tan tranquilo cuando recibió la noticia, no dejo de pensar en que este hombre es demasiado frío y odiaría estar en los zapatos de Emily y Lucas ahora mismo.

                                                                        (************) 

Ahora sí, la verdad salió a la luz y Leon está decidido a destruir a Emily y Lucas.

¿Qué creen que estén por hacer?

Aún tenemos a Regina cerca y pronto volveremos a verla.

Alexa y Ben están cada vez más fuertes y me gustaría saber qué piensan de ellos, pues Ale tiene mucho de qué hablar.

Muchas gracias por leer, por favor no se olviden de votar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro