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Capítulo 10

Subí las escaleras de la casa lo más rápido que pude y sin mirar atrás. Me siento mal y muy triste por la discusión que acabo de tener con Lucas, pues aunque ya hemos tenido desacuerdos en otras oportunidades desde que nos casamos, esta es la primera vez que peleamos así y eso me parte el corazón.

Entré a la habitación de mi adorada Olivia con el corazón en la boca, pues a pesar de que sé que lo que tuvo anoche no fue nada grave, no puedo dejar de sentir esta angustia y miedo de perderla tanto a ella como a Lucas
Ellos son mi vida entera y estoy segura de que si algo les pasara, yo no podría soportarlo.

Mi pequeña angelita está acostada en su cuna con sus ojitos cerrados y parece que está soñando «cosas bonitas» (como les llamaba mi abuela a los sueños agradables) pues hay una pequeña sonrisa dibujada en sus pequeños labios.

Aunque está dormida, yo puedo notar una ligera sombra bajo sus ojos y debe ser porque anoche no pudo dormir bien. Sentí una punzada en el corazón, porque Lucas se veía mucho peor hace un momento.

—No debí dejarlo irse así. —suspiré en voz muy baja y sin dejar de admirar a nuestra pequeña bebita. 

Se ve tan pequeña y delicada, tan indefensa y frágil; sin embargo, estoy segura de que los más frágiles ahora mismo, somos Lucas y yo. Los dos somos tan frágiles por ella, que toda nuestra vida gira alrededor de esta pequeña y hermosa bebita, sin la cual no podemos vivir.

Me quedé por varios minutos observándola en silencio, mientras elevo una oración al cielo, para que Dios la proteja siempre de todo mal y me permita estar con ella cada vez que me necesite.

Aún estaba perdida en mis pensamientos, cuando escuché la puerta de la habitación abrirse, Laurence luce muy triste y parece que también hay una sombra de arrepentimiento en su rostro.

—¿Emi, puedo hablar contigo por unos minutos? —preguntó casi susurrando para no despertar a Olivia.

—Sí, por supuesto, vamos afuera para no despertarla. —respondí y después de acercarme a mi hija para dejar un beso en su frente, salimos juntas de la habitación.

Bajamos juntas al primer piso y nos sentamos en una pequeña sala que está al lado de la escalera, en la cual Marianne nos espera mientras sostiene una taza de lo que parece ser café en sus manos.

—Querida, quiero pedirte una disculpa porque yo también soy culpable por lo que pasó anoche con Olivia.

—Laurence... —intenté hablar, pero ella tomó mi mano haciéndome saber con ese gesto, que necesita continuar hablando, así que guardé silencio para seguir escuchándola.

—Anoche, cuando llegamos a «Emilia's» nos trajeron varios platos del nuevo menú de comida italiana. Olivia comió muy poco de lo que pedimos para ella, así que pensamos que el pan de ajo le gustaría, así que pedimos más solo para ella, al parecer el ajo fue demasiado fuerte para su pequeño estómago. Yo debí notarlo y no permitir que coma tanto. —confesó visiblemente arrepentida.

—Laurence, por favor no te sientas mal, esto es algo que no podíamos predecir, Olivia aún es muy pequeña y estamos empezando a darle diferentes tipos de comida, por lo cual es normal que ustedes intentaran con el pan de ajo. —señalé.

—Por favor discúlpame, te prometo que no volverá a suceder. —añadió tomando mi mano.

—No hay nada qué disculpar, Laurence. Yo estoy muy agradecida contigo por haberte quedado con Olivia y Lucas en estos días. —insistí, intentando hacerla sentir mejor.

—Yo debí decirle a Lucas que te llame. —me duele mucho escuchar el nombre de mi esposo, porque la verdad es que lo amo demasiado, pero no puedo entender por qué me ocultó algo tan grande e importante como esto y tengo mucho miedo de que mi salud mental esté influyendo en sus decisiones respecto a mí.

—Laurence, los chicos son padres jóvenes y aún están aprendiendo muchas cosas. —añadió Marianne y luego se dirigió a mí —Cariño, Lucas es nuevo en esto de ser padre, al igual que tú. Entiendo perfectamente que te sientas molesta porque te ocultó lo que pasó anoche, sin embargo creo que debes intentar comprenderlo. Él solo estaba intentando protegerte, no quería preocuparte porque sabe perfectamente y mejor que nadie, lo difícil que están siendo estos días para ti. —afirmó la mujer a la que amo como si fuera mi madre.

—Yo sé que tienes toda la razón, Marianne, el problema es que me lastima mucho pensar que él siente que no puede confiar en mí para los asuntos de nuestra hija. —confesé con tristeza.

—Querida, eso no es cierto, Lucas confía en ti más que en nadie y jamás ha dudado de lo mucho que amas a Olivia y que siempre haces lo mejor para ella. Lo que sucedió anoche fue algo que nos tomó desprevenidos a todos y  por eso tomamos muy malas decisiones. —afirmó Laurence, intentando devolverme la calma.

—Espero que tengas razón, Laurence. Yo solo pienso en ellos, quiero estar bien por ellos.

—Y ya has dado un primer e importante paso, Emi, ahora solo debes tener paciencia y poner de tu parte en cada una de las sesiones. —señaló Marianne —De hecho, hace unos minutos hablé con la asistente de la doctora Morgan y me dijo que las dos sesiones presenciales que quedaron pendientes las podrás tener aquí en Múnich, pues vendrá la semana que viene para un seminario.

—¡Qué buena noticia, Marianne! Me quitas un enorme peso de encima. —respondí sonriendo y apretando las manos de las dos mujeres que son mi soporte en todo este largo camino para recuperar mi tranquilidad.

Theo habló durante todo el camino al restaurante, su carácter es muy jovial y agradable, no para de hacer bromas y los dos reímos a carcajadas.

Me hizo algunas preguntas sobre mí y yo hice lo mismo, por lo cual siento que podremos llegar a ser buenos amigos, considerando que es el hermano del esposo de mi mejor amiga.

Debo ser honesta al decir que tuve que contenerme en varias ocasiones durante todo el viaje, pues está usando una camiseta de manga corta y sus musculosos brazos son una visión bastante agradable.

En un semáforo me quedé observando los tatuajes de su brazo derecho y tuve que reaccionar inmediatamente para voltear hacia otro lado; sin embargo, la sonrisa coqueta que se formó en sus labios  me hace pensar que sí lo notó.

—Ya llegamos, Ale. —anunció alegremente y luego estacionó el auto en el lugar reservado para Lucas y Emily.

—Muchas gracias por traerme, Theo.

—No hay nada qué agradecer, fue un placer para mí, Alexa. —la forma en la que pronuncia mi nombre me produce una sensación muy extraña en todo el cuerpo, no puedo dejar que él lo note, así que sonreí y luego bajé del auto.

—Hasta luego. —me despedí y me di media vuelta.

                    (************)

Caminé hacia la entrada del restaurante y después de saludar al joven encargado de la puerta, entré con la intención de empezar mis labores. Aunque con todo lo que sucedió esta mañana y el tráfico que encontramos Theo y yo para venir, ya son casi las once de la mañana.

«Emilia's» ya está lleno de gente, que viene para la hora del desayuno y en búsqueda de los deliciosos postres de Emi.

—Buenos días, señorita Alexa. —me saludó el encargado de los mozos, ayudándome a cargar mi laptop y mi bolso hasta la oficina.

—Hola Bruno ¿Cómo ha estado la mañana? —pregunté y luego me senté en el escritorio para encender mi laptop.

—Todo normal y muy bien, vinieron los de la reserva de la mañana y trajeron a más invitados, no se preocupe porque pudimos resolverlo sin afectar a ningún cliente.

—Me alegro mucho y te lo agradezco, el problema de mi auto arruinó por completo mi mañana. 

—Me imagino que fue algo totalmente inesperado ¿le gustaría que le traiga un café y un croissant? —me ofreció y yo acepté inmediatamente por el hambre que tengo. No comí nada en casa antes de salir hacia la casa de Emily, pues pensaba hacer una parada muy rápida, pero las cosas se complicaron por ese dichoso auto.

Algunos minutos después y cuando yo estaba completamente inmersa en mi trabajo, alguien tocó la puerta.

—Adelante. —señalé pensando que se trataba de Bruno trayendo mi desayuno; sin embargo, me sorprendí al ver que no es él quien trae la bandeja con mi café y croissant.

—¿Theo? —pregunté sorprendida.

—Me subí al auto y recordé que no había comido nada en el desayuno, así que pensé que sería lindo acompañarte a desayunar ¿Qué te parece? —preguntó, poniendo la bandeja sobre el escritorio y me di cuenta de que en ella hay dos tazas de café humeantes y dos platos con croissants recién horneados.

—Uh, la verdad es que tengo mucho trabajo y pensaba beber el café y comer mientras trabajo. Ya he perdido demasiado tiempo esta mañana y debo estar libre antes de la una de la tarde. —afirmé.

—Sí, lo dijiste en casa, almorzarás con Pavard ¿verdad?

—Sí, tengo un compromiso y no quisiera faltar. —añadí y me pareció ver una mueca en su rostro, pero lo dejé pasar como algo sin importancia.

—No quiero interrumpir, la verdad es que no me gusta desayunar solo, así que solo me quedaré aquí hasta terminar mi café y este delicioso croissant. —afirmó sonriendo antes de darle un mordisco al delicioso pan.

—Está bien, no tienes que irte tan pronto, lamento mucho ser tan descortés, después de que me estás ayudando con lo de mi auto. —lamenté y bebí un sorbo de café.

—No te preocupes, Ale, yo te entiendo. —afirmó sonriendo.

El tiempo pasó sin que nos diéramos cuenta y Theo tuvo que irse a su terapia. Debo confesar que disfruté mucho de su compañía esta mañana, es muy agradable y me encanta su sentido del humor, tiene el encanto de su madre definitivamente.

 Benjamin

Salí muy rápido del entrenamiento y me subí a mi auto. Aún son las 12.30pm así que tengo tiempo suficiente para llegar a buscar a Alexa, sonreí como un idiota y la verdad no puedo evitarlo, cada vez que pienso en ella una sonrisa se dibuja en mi rostro.

Algunos minutos después, estacioné mi auto frente al restaurante. Al entrar, me di cuenta de que el lugar está abarrotado de gente y siento mucha alegría, pues eso quiere decir que el restaurante de Emily es todo un éxito.

Espero que ella y Lucas puedan solucionar el problema que tuvieron esta mañana, pues mi amigo estuvo muy deprimido durante todo el entrenamiento.

—Buenas tardes ¿tiene reserva? —preguntó el joven encargado de la puerta.

—Buenas tardes, no, de hecho estoy buscando a la señorita Alexa ¿está ella disponible? —pregunté.

—¿Usted es es señor Pavard? —preguntó una vez más.

—Sí, soy yo.

—Por favor venga conmigo a la barra mientras yo le aviso a Alexa que usted está aquí. —asentí y caminamos juntos a la barra —¿le puedo ofrecer algo de beber?

—No, muchas gracias, estoy bien. —respondí y luego me senté en una de las bancas.

Unos minutos después, ella apareció y debo decir que se ve aún más hermosa de lo que recordaba, definitivamente necesito pedirle una foto hoy, pues mis pensamientos no le hacen ningún favor a sus hermosos ojos azules, que ahora mismo me observan mientras ella sonríe caminando hacia mí.

—Hola... —me saludó con una amplia sonrisa que me dejó ver el brillo de sus ojos cuando está feliz, me alegra mucho ser el causante de su alegría.

—Hola Alexa, me alegra mucho verte. —me acerqué y dejé un beso en su mejilla derecha, muy cerca de la comisura de sus labios, los cuales me muero por besar.

—Yo también me alegro mucho de verte, Ben. —respondió y luego nos quedamos en silencio por una fracción de segundo. Cuando ella iba a decir algo, fuimos interrumpidos.

—¡Ale! —no reconocí la voz de quien la llamó hasta que me volteé.

—¿Theo? —pregunté sorprendido por su familiaridad con Alexa.

—¡Hola Benji! Qué gusto verte, ha pasado demasiado tiempo ¿no es así? —añadió sonriendo, el hermano de mi mejor amigo.

—Sí, de hecho creo que hace más de un año que no nos vemos. Lucas me habló de tu lesión, lo siento mucho y espero que puedas recuperarte pronto. —señalé con sinceridad.

—Sí, yo también espero poder recuperarme pronto, aunque últimamente le he encontrado el encanto a Múnich. —afirmó, dirigiendo su mirada hacia Alexa, quien no pudo notarlo porque estaba volteada hablando con una de las meseras del lugar, cuando terminó se dirigió a él.

—¿Theo, qué haces aquí? Pensé que tenías una de tus sesiones de terapia. —afirmó Alexa y yo no puedo entender cómo es que ella sabe eso y cuándo fue que se conocieron. Decidí permanecer en silencio y tal vez después, pueda averiguar las respuestas a esas preguntas.

—Sí, la verdad estaba de camino a mi sesión, cuando recordé que necesito las llaves de tu auto, porque el mecánico irá mañana muy temprano a revisarlo. —respondió Theo, sonriendo más de lo normal.

—¡Oh! Tienes razón, iré a traerlas. Uhm, Ben, por favor espérame solo un par de minutos y podremos irnos ¿de acuerdo? 

—Por supuesto que sí, no te preocupes, yo puedo esperar todo el tiempo que necesites. —respondí y ella sonrió aliviada, luego se fue en busca de las llaves.

Theo la observa con detenimiento hasta que su hermosa figura se perdió entre los meseros, nos quedamos en silencio por varios segundos hasta que él habló.

—¿Y a dónde irán? —indagó y la verdad su pregunta me molestó un poco, pero me contuve por educación, pues es el hermano de mi mejor amigo.

—Iremos a almorzar juntos. —respondí.

—Entiendo. ¿Y desde cuándo sales con Alexa? Quiero decir, ¿es algo serio o solo están pasando el rato?

—Theo, creo que tus preguntas son un poco intrusivas, sin embargo, en lo que a mí concierne, esto es más que serio, ella me gusta mucho. —afirmé con decisión y mirándolo a los ojos, me temo que si él quiere algo con Ale, tendrá que alejarse.

El hermano de mi amigo guardó silencio y cuando iba a responder a mi afirmación, Alexa apareció.

—Aquí están las llaves, muchas gracias Theo, realmente has sido muy amable hoy. —señaló entregándole las llaves.

—No hay nada qué agradecer, Ale, ya te dije que para mí es un verdadero placer ayudarte. —respondió Theo, tomando la oportunidad para estrechar la mano de Alexa, quien luce un poco incómoda, tal vez por la forma en que él la está mirando.

—¿Ale, crees que ya podamos irnos? —intervine para terminar con el pequeño momento, que me hizo sentir muy incómodo y fastidiado.

—Sí, claro, vamos. Theo, te acompañamos a la salida. —añadió con educación.

Al salir, el hermano de Lucas, dejó un beso en la mejilla de Alexa, luego estrechó mi mano más fuerte de lo normal y yo hice lo mismo con la suya, si quiere pelea, definitivamente la tendrá.

Abrí la puerta del auto para que Ale suba y luego subí yo, preferí mantenerme en silencio, porque honestamente me siento muy fastidiado por lo que acabo de ver.

Sé que ella y yo aún no tenemos nada serio, pero pensé que había dejado claro en las veces que estuvimos juntos, que no estoy jugando.

Bueno, ahora con la aparición de Theo, creo que tendré que decirle a Ale lo que siento por ella antes de lo que había pensado.

Bajé del auto y caminé por el estacionamiento de la ciudad deportiva del Bayern Múnich, seguí los consejos de Laurence y Marianne y decidí venir a buscar a Lucas para que arreglemos las cosas.

Lo que pasó esta mañana fue un malentendido y me gustaría que hablemos para que no vuelva a suceder. Además, necesito estar con él y con Olivia, pues los he extrañado demasiado.

Saludé a los agentes de seguridad y después de enseñarles la credencial que Lucas me dio hace poco, ellos me dejaron entrar. Caminé por los pasillos observando las nuevas fotos que les tomaron hace poco y me detuve al ver la imagen del hombre más guapo del mundo, Lucas.

Lucas  

El corazón se acelera en mi pecho al pronunciar su nombre y ahora mismo siento una gran necesidad de abrazarlo y besarlo.

—¿Emi? —su voz me sacó de mi trance y volteé a mirarlo. Su rostro luce demacrado y triste, además de las sombras bajo sus hermosos ojos, producto de la noche en vela que pasó cuidando a Olivia.

—Hola... —fue lo único que dije, pero no pude evitar sonreír porque realmente necesito abrazarlo ahora.

Ese simple gesto fue todo lo que él necesitó para acortar la distancia entre los dos y envolverme en sus fuertes brazos.

Puse los míos alrededor de su cintura y disfruté de momento en silencio.

—Te amo, mi alma. —susurró en mi oído.

—Yo también te amo, mi alma. —respondí sin soltarlo, sus brazos son el único lugar en el que me siento verdaderamente a salvo de cualquier mal.

—Por favor, perdóname, te juro que lo único que quería era protegerte. Jamás he dudado de lo mucho que cuidas de Olivia y de mí, nuestro hogar es perfecto solo porque tú estás ahí. —declaró, tomando mi rostro entre sus manos y mirándome con sus hermosos ojos llenos de verdad.

Acaricié su mejilla con mi mano y sonreí ante su declaración, pues me ha dejado sin palabras.

—Por favor discúlpame por haber actuado de esa forma esta mañana, no debí dejar que te fueras así y debí escucharte. —añadí y él tomó mis manos para dejar besos amorosos en ellas.

—Parece que tuvimos nuestra primera pelea fuerte y sobrevivimos a ella. —bromeó con una hermosa sonrisa que ilumina los ojos más hermosos que he visto.

—Así parece, somos más fuertes que eso, mi amor. —sonreí y dejé un beso en sus labios.

—¿Sabes en lo que estoy pensando ahora mismo? —preguntó sonriendo de lado.

—Aún no puedo adivinar tus pensamientos, pero dame un par de años y lo haré con facilidad. —bromeé y reímos juntos, luego me abrazó y nos quedamos así por algunos minutos hasta que él habló en mi oído.

—Estaba pensando en que lo mejor de las peleas de pareja es el sexo de reconciliación. —sugirió con una voz tan sensual que ahora mismo siento ganas de llevarlo a casa y encerrarlo en nuestra habitación, yo estaba a punto de responder a su sugerencia cuando alguien completamente inesperado interrumpió nuestro momento.

—¡Emily! ¡Qué sorpresa!

Durante todo el camino, Ben se mantuvo en silencio y la verdad es muy extraño porque siempre tiene cosas interesantes de las cuales hablar.

Además, hoy cuando llegó al restaurante estaba feliz, me preocupa que piense que hay algo entre Theo y yo, pues la verdad es que aunque me parece un hombre encantador y muy guapo, Ben es quien está en mis pensamientos día y noche.

Me sorprendí cuando detuvo el auto en un McDonald's de esos que que solo funcionan para hacer pedidos desde el auto.

—¿Cuál es tu hamburguesa favorita? —preguntó mirando hacia la ventanilla del auto, por la cual hará el pedido de nuestra comida.

—Hamburguesa con queso, por favor. —respondí con timidez.

—De acuerdo. ¿Qué te gustaría beber? —preguntó.

—Agua está bien, por favor.

Ben hizo el pedido de la comida y pagó por ella. Después de que la joven le entregó el pedido, encendió el auto otra vez y volvió a guardar silencio, el problema es que yo ya no aguanto la curiosidad por saber qué le está molestando.

—¿Te sucede algo? —pregunté.

Cuando él no respondió, decidí ocuparme en revisar nuestro pedido dentro de la bolsa de papel y comí una de las deliciosas papas fritas. La verdad es que me muero de hambre y esta angustia por saber qué le pasa a mi guapísimo acompañante, no está ayudando en nada.

—¡Hey! Pensé que comías las papas después de la hamburguesa, ladrona de papas. —reclamó y al voltear para responderle, vi una sonrisa en su rostro.

—En mi defensa tengo que decir que me muero de hambre y tu «silencio sepulcral» no es de mucha ayuda para contenerme. —respondí ironizando.

—¿De verdad? Deberías haberlo dicho antes para comprar más papas, lo tomaré en cuenta para la próxima, pequeña ladrona de papas. —respondió bromeando, mientras estaciona el auto en un hermoso parque, que vi hace algún tiempo de camino a casa.

Es un lugar que las familias y parejas usan para hacer picnic y pasar un lindo rato.

—¿Habrá una próxima vez? Pensé que estabas cansado de mí. —afirmé, comiendo otra papa. 

Ben tomó mi barbilla entre sus dedos y me obligó a mirar sus ojos.

—Te dije hace poco que una de mis virtudes es la paciencia, Alexa. —su voz suena tan sensual que me dejó sin palabras —Ven, vamos a buscar un lugar bajo la sombra para disfrutar de nuestras hamburguesas.

Asentí y luego bajamos del auto, Ben lleva la bolsa con la comida en su mano derecha y con la otra sostiene mi mano, estoy tan nerviosa que siento que me voy a derretir ahora mismo. Nos sentamos bajo un árbol enorme que nos brinda una sombra maravillosa.

Para el momento en que nos sentamos a comer, él ya estaba mucho más tranquilo, me contó sobre el entrenamiento y el partido de este fin de semana, que es muy importante para seguir acumulando puntos antes del break por el mundial.

Pasamos un buen rato hablando de nosotros, me encanta que se interese por mí y que escuche con tanta atención todo lo que tengo que decir.

Cuando ya casi era hora de que nos vayamos, él hizo una pregunta que me agradó por la implicancia que tiene.

—¿Desde cuándo conoces a Theo?

—¿Sabes que estaba esperando esa pregunta? —bromeé sonriendo ampliamente.

—¿De verdad? ¿Y eso por qué?

—Porque cuando salimos del restaurante parecías muy contrariado por algo ¿o me equivoco? —fui tan directa que yo misma me sorprendí.

—No, no te equivocas. ¿Sabes por qué estaba «contrariado» Alexa? —preguntó acercándose un poco, dejándome ver sus ojos en los cuales me perdí por algunos segundos.

—No... —suspiré al sentir su mano acariciando suavemente mi mejilla.

—Estaba celoso, demasiado celoso, Alexa. —ahora está tan cerca que casi no hay espacio entre nuestros labios.

—¿Por qué estabas celoso? —pregunté, acariciando su mejilla con mi mano.

Ben tomó ese solo gesto para acortar la distancia entre nosotros y me besó.

                                                                                          (************) 

¡Hola a tod@s!

Espero que este capítulo les haya gustado y tengan muchas ganas de leer lo que se viene en los próximos.

¿Quién crees que sea la persona que apareció en el estadio?

¿Qué les parece Theo?

¿Y Ben, hoy lo vimos muy celoso?

Déjenme sus comentarios y no se olviden de votar.

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