Dulzura

—Nombre, es una designación en la que se distinguen todos, ¿tú tienes un nombre?, todos lo tienen.—Expliqué esperando que dejara de verme como si dijese algo muy raro para sus oídos.

Alborote mucho más mi cabello al no obtener respuesta mínima de su parte, estando apunto de levantarme, pero sus pequeñas manos lograron agarrar la orillera de mi sudadera y detenerme.

Sus oscuros ojos reflejaron un toque muy dulce extendiéndose en sus frágiles facciones delicadas, formulándose en sus labios una curva muy suave,—No tengo nombre, ¿puedes nombrarme?.

Inmediatamente sentí ese punzó caluroso en mi pecho de nuevo, ¿pero qué diablos me pasaba?, ¿ella estaba usando algo contra mí?, lo dudaba mucho. Ante como reaccionaba mi cuerpo a su clara confusión di un paso atrás para alejarme de su agarre y sacudirme un poco ante el estremecimiento que terminó hasta en las puntas de mis pies.

—¿Por qué debería nombrarte?

Parpadeó levemente ladeando su rostro—Porque eres mi dueño, ¿oh no?.

En la punta de mi lengua se quedó lo que iba a decir, ya que nuevamente intentó colocarse de pie volviendo a desequilibrarse y caer en mis brazos.

¿No podía caminar?

—¿No puedes caminar?

—Es la primera vez que los uso,—se escuchó muy avergonzada, y era claro en su rostro rojizo.

Inclinándome para tomar sus piernas y brazos y, sintiendo su peso ligero en mis brazos, la alcé, aparte de pequeña, delicada y frágil, no pesaba mucho, era muy liviana que juro estar alzando mi propia almohada, giré el rostro y bajé la vista hacía ella, percatándome del leve rojo sobre sus mejillas y lo bastante cerca que estábamos, incluso se me trabaron las palabras que quise decirle, porque sus ojos volvieron atraparme.

Ahora que lo pensaba con detenimiento, ¿por qué nos daban pareja?.

Su mano deteniéndose en la comisura de mi labio me hizo salir de mi burbuja; su dedo se mantuvo allí por unos instante hasta tocar muy despacio el resto de mi labio, su toque me hizo temblar internamente, lamí mi labio a la vez que su dedo, cuyo acto nos sobresaltó a los dos.

—Dijeron que me llevarían con mi dueño, tú,—su tono de voz fue una puñalada viajera en mi pecho, tan liviana y ligera. Como si no se percatara que me hipnotizaba con cada mínimo movimiento de su parte,—que me enseñarías muchas cosas. ¿Qué me enseñarás?.

Quisiera decirle tonta.

Ansio decirle que deje de hacerse la desentendida conmigo

Pero...

—¿Tienes nombre tú?, quiero saberlo.

Ella realmente no tiene un conocimiento extendido.

—Goku,—Ni siquiera me di cuenta cuando mis labios soltaron mi nombre.— me llamo Goku.

—Goku...—tocó sus labios con sus dedos, y no esperé que el solo hecho de nombrarme lograras mandar escalofríos en un específico lugar de mi cuerpo.—¿Puedes darme un nombre?.

Decidí sacudir mi rostro y evitar a toda costa su mirada hipnótica para enfocarme en caminar hasta mi cuarto, una vez allí la dejé sobre mi cama.

—¿Por qué evitas nombrarme?

—Porque deberías tener un nombre.

—No lo tengo.

Quise exclamar algo en un tono elevado pero, por las diferentes discusiones con Bulma, decidí voltearme, caminar hasta la pared y golpear mi rostro allí, siento que con ella no puedo ser crudo, con esa frágil chica no debo ser como acostumbro ser.

Algo me impulsa a tener que tratarla con mucha...suavidad.

¡No!.

Ella debe abstenerse a tus reglas Goku, si convivirá contigo debe ser bajo tus términos y condiciones...

—¿Dormiremos aquí?,—giro mi cuerpo al escuchar su pregunta, se ha acostado entre las muchas almohadas de mi cama, su pequeño cuerpo apenas ocupa cierta parte de lo que conforma mi enorme cama. ¿Ella dormirá conmigo?,— ¿tienes libros?, dime que tiene el cuento de la Caperucita Roja.

—Eh...—veo mi estanque de libros frente a mi cama,—creo que lo tengo.—escucho su ligero chillido emocionado, ¿esta de buen humor?. No tardé mucho en encontrar el libro en buen estado y luego sentarme en el lado de la cama que suelo dormir, recargo mi espalda en el espaldar mientras abro el libro, pero sus manos se colocan sobre las mias deteniéndome al instante.

Su toque me incómodo de una manera extraña.

—¿Puedo leer?

Ante su dulce petición y su mirada esperando la conexión de la mia, asentí entregándole el libro, lo que no esperaba era que se recargara contra mi cuerpo y tuviera la libertad de apegarse demasiado a mí. Y luego comenzó a leer la primera línea.

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Nuestro Goku se esta resistiendo a nuestra pequeña ❤💐

Ella es de la edad de Goku pero como fue creada, tiene un físico como de una adolescente y mentalidad de un niño.

Él se encargará de enseñarle muchas cosas, no se desesperen❤