Capitulo 14
Los rayos del sol se colaban por la ventana en la habitación del castaño. Este doria plácidamente abrazado a su lobo, el cual ya estaba despierto desde hace un buen tiempo. El haber escuchado la conversación que había tenido Stiles con las dos chicas y luego haber confirmado la idea suicida de ir a hablar con su padre que tenia el ojimiel lo había dejado pensando durante casi toda la noche. Estaba rodeando al joven zorro con uno de sus brazos mientras acariciaba la pálida piel expuesta que tenia al alcance de la mano. Observaba como el pecho del chico suba y bajaba con una tranquila respiración, el latido del corazón del menor mantenía un ritmo calmado y relajante para el ojiverde. Si fuera por él se quedaría el resto de su vida con el oído apoyado en el pecho del chico y así moriría feliz, pero tenia que levantarse para resolver el problema que su padre le estaba causando a la manada de su compañero. No iba a permitir que él intentara hablar con su padre, era obvio que este le tendería una trampa y lo asesinaría antes de que siquiera pudiera hablar con él.
Derek comenzó a quitar la mano de debajo de su novio con lentitud, no quería despertarlo o él insistiría en acompañarlo. Una vez que pudo liberar su brazo se levantó de la cama y comenzó a caminar hacia la puerta, cerrándola procurando no hacer ruido una vez que logro salir sin ser visto. No se preocupo por ponerse una camiseta, ya tenia sus pantalones puestos e iba a correr en su forma de lobo hasta el territorio de los lobos.
Eso fue lo que hizo, cuando logró salir de la casa se transformó y corrió a toda velocidad hasta salir de la guarida. Luego la disminuyó, sabia que su padre no escucharía razones y debía conservar sus fuerzas en caso de tener que comenzar una pelea.
— «Que extraño encontrarte aquí» –Peter apareció junto a él transformado en lobo.
— «Vete de aquí, Peter»
— «Se lo que planeas, es una idea suicida ¿No lo crees?» –Le recordó su tío.
— «Debo hacer algo, mi padre planea matar a todos los zorros con la excusa de robarles el territorio de caza»
— «Pues te acompañare» –Derek, aun en su forma licántropa, levantó una ceja.— «Necesitas toda la ayuda posible. Además, conozco a Stiles desde que aprendió a caminar y a su padre desde que me fue permitido salir del territorio, es mi deber como amigo»
El ojiverde no creía lo que escuchaba, su tío nunca había sido una persona amable y mucho menos leal. Pero mientras decía eso un brillo se encendió en sus ojos, este brillo demostraba honestidad y determinación. Por lo que Derek asintió y ambos emprendieron camino al territorio de la manada de lobos. No les tomó mucho tiempo llegar hasta allí, ellos eran bastante rápidos a pesar de estar guardando energía para cualquier conflicto que pudiera provocar su llegada.
Una vez en la guarida de los lobos el pelinegro fue el primero en entrar ya transformado en humano. Con paso decidido y una mirada asesina caminó entre los demás miembros de la manada mientras soltaba un gruñido que advertía que cualquiera que se le interpusiera iba a acabar con las cuerdas vocales al Sol. El primero en acercarsele y comenzar a caminar junto a él fue Scott.
— ¿Qué planean? –Le preguntó el mas joven observando la determinación en la mirada de ambos Hale.
— Defender a Stiles por las buenas o por las malas –Dijo Petter con una media sonrisa.
— Suena a algo suicida –Le recalcó a Derek.— Pero los ayudare, necesitan toda la ayuda posible.
El menor soltó un silbido y Jackson apareció junto con Isaac, colocándose a ambos lados del menor de los Hale.
— Esto pinta a misión suicida –Dijo Jackson con una expresión seria.
— Lo es, pero es por el bien de un amigo ¿Ayudaran o no?
— Ayudaremos –Dijo Isaac sonriendole a Jackson, este rodó los ojos y asintió.
El grupo de lobos llegó hasta donde se encontraba el padre de Derek. Este los observaba con una expresión seria, al igual que su hijo. El pelinegro dio un paso al frente y frunció aun mas el seño, indicándole a su padre que tenían algo de lo que hablar.
— Tienes el descaro de venir aquí después de haber fraternizado con el enemigo, Derek –Su padre lo observaba con una expresión asesina.
Desde una de las esquinas apareció Kate con su típica sonrisa socarrona, el ojiverde le gruñó y ella agrandó su sonrisa.
— No puedes apoderarte de su territorio.
— En eso te equivocas, Derek –Rió su padre.— Puedo hacerlo y voy a hacerlo, acabaré con cada uno de esos zorros.
— ¡No si yo te detengo! –Ambos se transformaron y comenzaron a pelear.
Los demás solo observaban, sabían que si interferían Derek perdería la pelea y su padre acabaría con toda la manada de zorros. Por lo que el pelinegro debe enfrentarse al alfa por su cuenta.
Ambos lobos se atacaban y mordían con odio. Derek fue lanzado contra la pared y su padre estuvo a punto de morderle la garganta. Pero una bola rojiza mordió el rostro del alfa y lo obligó a retroceder, mientras Derek se levantaba observó como un pequeño zorro se aferraba con sus colmillos y garras al rostro del alfa. El pelinegro lo reconoció enseguida, era Stiles, su pequeño e hiperactivo Stiles estaba defendiéndolo de su padre.
Aunque el agarre del zorro no duro mucho, su padre logro quitárselo de encima y aplastarlo contra el suelo con una de sus garras. El castaño soltó un chillido de dolor sentir como el lobo intentaba clavar sus garras en su cuello, esto ya no era una pelea por ver quien seria el alfa, era un intento de arrancarle la garganta al joven zorro. El olor a sangre invadió las fosas nasales del lobo, las garras de su padre estaban comenzando a clavarse en la piel del de ojos naranjas.
— «En cuanto acabe contigo mandare a mis lobos a por tu manada de pacotilla, es hora de acabar con las pestes» –El lobo mostró sus dientes, formando algo similar a una sonrisa retorcida y sádica que le heló la sangre al pobre Stiles.
Un gruñido colectivo vino de parte de los cuatro lobos que acompañaban a Derek, Scott y Petter no permitirían que el alfa continuara lastimando a Stiles y sus dos amigos los ayudarían a impedirlo. Los cuatro lobos se lanzaron contra el alfa, alejándolo del pequeño zorro que ahora se retorcía de dolor en el suelo.
— «¡Stiles!» –Derek se transformó en humano y sujetó al zorro en sus brazos.
El pequeño animal de pelaje rojizo comenzó a soltar gemidos de dolor mientras su respiración se hacía agitada. El pelinegro observaba la herida sangrante en el cuello de su compañero, no sabía que hacer. Tenía miedo de tocarlo y herirlo, pero si no hacía nada el castaño se desangraría. Lo único que pudo hacer fue abrazar el pequeño e inmóvil cuerpo del zorro.
— Aguanta Stiles, por favor –Le susurraba mientras besaba la cabeza del de ojos en ese momento naranjas y pequeñas lagrimas comenzaban a caer por sus mejillas. Sintió como los latidos del pequeño se hacían cada vez menos audibles - No me hagas esto, te lo suplico.
— «¡Sacalo de aquí!» –Le gritó Scott mientras mantenían a su padre en el suelo.
El pelinegro se levantó con el pequeño zorro en brazos y corrió fuera de la guarida a toda la velocidad que le permitían sus piernas. Gracias a Dios siendo un lobo podía correr mas rápido que una persona normal.
Cruzó hasta el territorio de los zorros en busca de ayuda, el pequeño animal en sus brazos se removía adolorido mientras él aferraba su mano al pecho del castaño para poder sentir sus latidos. Le suplicaba a quien quiera que lo escuchara que ese pequeño, fuerte y hermoso corazón que poseía su amado zorro.
— ¡Ayúdenme! –Gritó desesperado entrando en la guarida de los zorros.
Varios miembros de la manada salieron de sus cabañas y observaron con horror como el lobo corría hacia la casa del alfa con este agonizando en sus brazos. Varias mujeres comenzaron a gritar y llorar mientras que los hombres las contenían.
— ¡Dios mio! –La madre de la pequeña Lizzie se le acercó corriendo, horrorizada al ver la sangre.— Tráelo a la casa –Le ordenó.
Una vez en la puerta Parrish cogió al zorro en brazos y junto con varias mujeres, entre ellas la madre de Lizzie, entraron a la casa. Dejando al lobo fuera junto con los niños.
Derek quería entrar, necesitaba estar con su pareja y asegurarse de que estuviera bien. Golpeó varias veces la puerta de la casa pero nadie le abrió, finalmente se sentó frustrado en el pórtico de la casa. La pequeña Lizzie se le acercó.
— Señor lobo... –La niña tenía una expresión triste.— ¿Está asustado?
El pelinegro se quedó mirando fijamente a la niña, la cual le sonrió ligeramente para quitarle algo de tensión a la situación.
— Si... –Dijo el ojiverde mientras bufaba impotente.
— Tranquilo señor lobo, el señor Stiles estará bien, él siempre está bien –La niña se sentó junto a Derek y se abrazó a su brazo.
El pelinegro le revolvió los cabellos y la niña rió, había logrado calmar al pelinegro. Pero él aun estaba preocupado por lo que pudiera pasarle a su amado ojimiel.
(...)
Pasaron varias horas y nadie salía de la casa, Derek ya estaba a punto de meterse por una ventana, pero la niña se había dormido agarrada con fuerza de su brazo y no podía quitársela de encima. Los demás niños se habían recostado alrededor de él para descansar en las escaleras.
Vio como por la entrada de la guarida a varios metros de él entraban Scott, Isaac y Jackson. Los tres con rasguños y sangre.
— Nunca creí verte rodeado de niños, Hale –Le dijo burlón Jackson una vez que se acercaron lo suficiente.
Scott le dio un codazo a Jackson para que cerrara la boca y este bufó. Scott se acercó mas a Derek, observando como los niños se alejaban dejándolo pasar.
— ¿Y Stiles? –Preguntó con seriedad.
— En la casa, no me han dejado entrar –El pelinegro frunció el seño.
Los lobos se quedaron esperando alguna noticia del estado en el que se encontraba el menor, pero nadie salia de la casa. El pelinegro estaba desesperado por ver a su pareja, había dejado de escuchar los latidos de su corazón en cuanto Jordan se lo quitó de los brazos, tuvo que reprimir los deseos de arrancarle la garganta nuevamente al hombre solo por el echo de que estaba ayudando al castaño. Pero lo estaba alejando de él y eso enfurecía a su lobo.
Derek puso ambas manos juntas como si estuviera rezando y eso es lo que pensaba comenzar a hacer. Pero no lo haría en voz alta, lo haría mentalmente, de todas formas se supone que Dios lo veia y lo escuchaba todo.
— Nunca he sido un hombre religioso –Comenzó a rezar.— Pero si de verdad existes te suplico que lo salves, salvalo o me asegurare de arrancarle la garganta con mis dientes a todos los creyentes que se crucen en mi camino, te lo suplico, no quiero perderle...
El pelinegro apretó los dientes y los puños, había sido una idea estúpida pensar que un rezo iba a poder sobre llevar toda una vida de ateísmo. Además él tenía una relación homosexual y según dicen los católicos la homosexualidad era pecado.
La puerta de la casa se abrió y todos los lobos que se encontraban frente a Derek se quedaron mirando atónitos a quien sea que hubiera salido. El pelinegro los observó sin entender que era lo que miraban, los niños alrededor de Derek se levantaron y corrieron hacia dentro de la casa. Poco a poco todos dirigieron sus miradas hacia donde estaba el pelinegro, este levantó una ceja y cuando estaba a punto de voltearse alguien le cubrió los ojos. Reconoció ese suave y cálido tacto y no pudo evitar que un escalofrío le recorriera todo el cuerpo.
— ¿Me extrañaste? –Esa voz le resonó junto a su oído.— Estoy bien, mi querido Sourwolf.
Derek sintió como la pequeña Lizzie se levantaba y le dejaba el brazo libre. Él aprovechó ese momento para darse la vuelta y lanzarse sobre su amado zorro.
NOTA DE LA AUTORA:
Holi ¿Creyeron que iba a matar a Stiles? No se asusten, no soy tan hija de perra. Pero esto aun no termina mis hermosos lectores, ni siquiera estamos cerca del final. O eso creo, ni idea, todos los capítulos son improvisados y se me van ocurriendo mientras escribo; así que es imposible saber si se viene el final o no. Aunque ya tengo muy asimilado como va a terminar y no les pienso decir. Soy muy malota muajajajaja >:)
En fin, espero que tengan un buen resto del día y les mando muchos besos y abrazos. Adiós manada.
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