Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Final

YoonGi

Acomodé mi boina mientras me veía en el espejo de cuerpo completo de la habitación.


—¡YoonGi, cariño!—escuché su voz desde el primer piso—. ¡No te olvides de traer la maleta que está junto al escritorio!


Sonreí con los labios sellados. JiMin a veces solía ser algo mandón, pero solo a veces.


Observé la habitación. Nuestra habitación.


La misma que había sido testigo de los más bellos momentos que viví a su lado.


Estaba de vacaciones e íbamos a viajar a otro país.


Bien, creo que no están entendiendo del todo.


Voy a ponerlos en contexto.


Luego de haber llegado a DaeGu, nos dirigimos a la casa en la que viví mis primeros años de vida; la casa de mi padre.


Recuerdo perfectamente que, en la entrada, evité que JiMin ingresase. Me miraba confundido y su confusión aumentó cuando lo tomé de la parte posterior de sus rodillas y de su cintura; cargándolo como a una princesa.


Fue algo extraño, pero quise hacerlo y no me arrepiento hasta hoy.


La casa estaba hecha un caos medianamente terrible, puesto que había estado deshabitada varios años.


Ese mismo día limpiamos la que alguna vez fue mi habitación. Había mucho polvo, pelusas y telarañas.


Ah y también recuerdo que hice asustar a JiMin con una araña de juguete. Gritó fuertemente y también se enojó conmigo.


Por poco y terminaba durmiendo en el sofá.


¡El primer día!


Felizmente, logré que me perdonara y esa noche dormimos allí. Aunque la cama era algo pequeña, dormí cómodamente con JiMin entre mis brazos.


En los siguientes días, estuvimos muy ocupados limpiando toda la casa. Pero también nos enteramos de lo ocurrido en lo que iba a ser la boda del año.


Los reporteros y periodistas habían dicho que un tiroteo se había desatado ese día, pero que afortunadamente no habían personas heridas porque la policía llegó justo a tiempo a intervenir.


Las investigaciones en contra del señor Park, sus socios y amigos, continuaron avanzando. Revelando así que realmente el señor Park era culpable de todo lo que se le acusaba.


Y terminó siendo detenido junto a todos los involucrados.


La policía también logró dar con JiMin. Lo interrogaron y dictaminaron su inocencia, pues él no había participado en algún acto criminal de la banda de su padre.


Pero sí pudo haberlo hecho de haber seguido allí.


Los días pasaron y pasaron.


Y la casa estaba como nueva. Yo me había encargado de arreglar el jardín y el patio. Y JiMin se había encargado del interior de la casa.


Comíamos entre risas. Y nos besábamos en cualquier parte de nuestro ahora hogar.


Con el paso de los días, tomamos la decisión de buscar un trabajo, pues el dinero que teníamos ahorrado ya no iba a alcanzar.


Sí, era dinero nuestro. Dinero que yo había juntado desde que había empezado a trabajar en la mansión Park. Y dinero que JiMin había ganado al vender sus cuadros en Italia.


Yo empecé trabajando en un restaurante, como mesero. Y JiMin, como ayudante en una tienda.


Trabajábamos de medio tiempo. Pues también queríamos tener un espacio para nosotros y para buscar un trabajo que tenga que ver con nuestros pasatiempos.


Comenzamos a reunir dinero con el paso de los meses.


Compramos pintura para pintar la casa.


¡Y esa es una gran historia!


Pero solo diré que terminamos con las caras pintadas como payasos.


Pasaron los meses y yo le tenía un regalo de cumpleaños a JiMin.


—¡Un perrito! ¡Es tan hermoso!


Recordaba que era una pequeña bolita de pelos, la cual había encontrado en la calle abandonada. No podía dejarla así. Por eso la traje a casa, no sabía de qué raza era, pero eso era algo para después.


—Espera...—susurro JiMin cargando al animalito— ¡Eres niña!


Él estaba muy feliz.


Y esa felicidad aumentó cuando meses después me aceptaron para escribir artículos en una revista muy popular en la localidad.


Yo me sentí feliz por eso.


Luego, JiMin comenzó a trabajar de la mano con una galería de arte.


Y él estaba feliz por eso.


Ambos estábamos felices.


Nuestra relación se volvió más sólida.


Continuaba dedicándole poemas en avionsitos. Creo que eso es algo que nunca voy a olvidar.


Reíamos siempre y jugábamos con Mora, ese era el nombre que JiMin había elegido para nuestra hija de cuatro patas.


A pesar de que ella tuviera su propia cama, siempre venía a la nuestra y dormía en medio de los dos.


Y debo admitir que sí sentía celos de Mora. Es que siempre se llevaba la atención de JiMin. Y a mí ya no me engreía.


Sé que era algo estúpido pero así me sentía yo. Luego, comprendí que era algo que no tenía mucho sentido.


JiMin era mi novio. Yo era novio de JiMin. Y Mora era nuestra hija.


Una familia feliz.


Una familia que fue creciendo cuando, mientras le dábamos un paseo nocturno a Mora, JiMin vio a un gatito bebé de pelaje gris y blanco.


Recuerdo que al llegar a casa, mientras lo alimentábamos, JiMin dijo que el gato le recordaba a mí. Y que al verlo en la calle tan solito, pensó en si a mí también me pasase de verdad.


La cama que inicialmente era mía y de JiMin, pasó a ser ocupada por Mora y por Leo, de nuevo, nombre que le dio JiMin.


Ahora éramos JiMin y yo con nuestros dos hijos.


Una familia feliz.


Y debo admitir que en un principio, Leo y yo, no nos llevábamos bien. Los primeros días, el minino era lejano a mi y cada vez que quería acercarme a tocarlo, me arañaba o mordía la mano.


Según JiMin, Leo y yo nos parecíamos bastante.


Al final, terminamos llevándonos bien.


Volviendo a lo principal.


Los dos estábamos felices con nuestros trabajos y nuestra familia.


Aunque nuestra relación no era bien vista por la sociedad, no podía importarnos menos, pues era nuestra vida y solo nosotros decidíamos qué hacer con ella.


—¡YoonGi! ¡Date prisa! ¡Mora y Leo quieren que los veas!


Bueno, éramos muy felices.


Tomando la maleta y viéndome por última vez, salí de la habitación.


Al bajar vi a JiMin de espaldas, cuando me escuchó, se dio media vuelta con una traviesa sonrisa


—Conozco esa mirada—le dije cuando estuve más cerca de él—¿Ahora que escondes?


—No hice nada malo—me respondió para luego aclarar su garganta y hacerse a un lado para que pueda ver a Mora y Leo—¡Míralos! Les compré ropa nueva ¿no se ven divinos?


Mora tenía un traje que se asemejaba mucho a los que usaban en Francia. Y Leo tenía una pequeña boina y un moñito en el pecho.


—Sí que se ven bastante hermosos. Gracias a ti.


JiMin era un padre estupendo. Tengo que admitirlo.


—Oh, yo también tengo algo para ti.


JiMin me quitó la maleta y buscó algo dentro de ella. Y al hallarlo, lo ocultó tras de sí y se dirigió a mi con esa sonrisa que solo él podía tener.


—Cierra los ojos.


Y así lo hice.


De pronto sentí que sus brazos rodeaban mi cuello, colocando algo delgado a su alrededor.


—Ábrelos ahora, amor.


Era un colgante. Tenía forma de corazón, al abrirlo, encontré dos fotos; la primera, en donde estábamos él y yo y la segunda, en donde estaban Mora y Leo.


—De razón salías y regresabas medio sospechoso—le dije cuando terminé de apreciar su regalo.


—Ya, ahora cállate y bésame—demandó con un pequeño mohín en sus labios.


Sonreí y lo besé. Pero nos detuvimos al sentir a Mora jalar de mi pantalón.


—Creo que ya debemos irnos—le dije volviendo a alzar la maleta—. SeokJin debe estar esperando.


SeokJin era el creador de la revista para la que trabajaba y también un muy buen amigo mío. Conoce la mayor parte de nuestra historia, sabe de nuestra relación y jamás nos juzgó.


Es por eso que aceptó cuidar a Mora y Leo durante nuestra ausencia.


—Como digas, amor mío—dijo JiMin acomodando mi camisa. Para después desarreglar mi boina e irse corriendo al auto junto a Mora y Leo—¡Vamos, pequeños! Tío Jin los espera.


Subimos al auto con dirección a la casa de mi hyung.


Al llegar SeokJin estaba esperándonos en la puerta.


Nos saludamos y él saludó a Mora y Leo.


—¿Quiénes vinieron a quedarse con el tío Jin?—les habló con voz chillona—. Vamos a divertirnos un montón.


—Por favor, cuídalos bien—se acercó JiMin—. Y ustedes también obedezcan a Jin hyung, no le hagan enojar.


—No se preocupen—le sonrió Jin—, papi y papi pueden irse tranquilos, que aquí el tío Jin, se encarga de todo.


Despedirse de ambos fue algo difícil para JiMin.


Pero al final logré que subiera al auto.


—¡Papi volverá pronto mis amores! ¡Pórtense bien!


Al alejarnos de allí, JiMin se calmó un poco pero aún se sentía triste.


—Los voy a extrañar—dijo en un suspiro.


—Yo también.


—Por cierto, HoSeok me dijo que podía alojarnos en su departamento durante nuestro viaje ¿No te parece genial?


Olvidé ese detalle. JiMin y yo, nos dirigíamos hacia Francia. El motivo era que mi hermoso y talentoso novio había vuelto a tener contacto con él. Y ahora planeaban trabajar juntos y crear una galería de arte.


Me sentía orgulloso de mi JiMin.


Al llegar al aeropuerto, ya estaba aterdeciendo. Dejamos el equipaje y subimos al avión.


Mientras esperábamos a que despegue, JiMin se recostó a mi lado.


Y mi corazón se aceleró.


¿Que si tengo un mensaje?


Sí, lo tengo.


Luchen y pongan mucho esfuerzo en conseguir lo que desean.


Por más que parezca que todo está mal, continúen.


Siempre hay formas de desahogo, la mía era y es la escritura. Gracias a ella, estoy aquí, con mi chico al lado.


Por más que «otros» métodos para desahogarnos se vean como tentaciones, guarda silencio y piensa, deja que esa voz llegue a ti, pues solo quiere que estés bien.


¿Ven a mi JiMin?


Su vida siempre fue planificada y él no quería seguirla. Se enfrentó a sus propios miedos y ahora logró cumplir todo aquello que quería.


Simplemente me queda decirles que sigan adelante, continúen. Pónganse una meta y busquen cumplirla.


Lloren y ríanse. Caigan y levántense.


Así otros no vean tu esfuerzo, aquí tienes a alguien que sí lo hace.


Ahora puedo decir que soy plenamente feliz.

Como la vez que me preguntaron lo siguiente:


—¿Y cómo ocurrió tu primer amor?


—Entre versos...


Porque entre versos entendí lo bello que puede llegar a ser el mundo y la vida cuando los recorres con la persona que amas con todo tu ser. Solo así, hasta las peores cosas, se convierten en nada... Porque tú estás a mi lado.


The End

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro