Capítulo 9
Tomé un sorbo de café, el tintineo del tenedor contra el plato era el único ruido en la sala. Desayunaba junto a mi familia, cosa que sucedía muy pocas veces para molestia de mi nonna.
—Me parece bastante grosero que ya no tengas tiempo para tu familia, esa no fue la crianza que se te dio en esta casa. —Se quejó por tercera vez mi nonna, observándome con el ceño fruncido.
—Estoy bastante ocupado.
—Y yo no tengo tiempo para esperarte, cada día me hago más vieja —dijo de manera dramática —. Alessandra, dile algo a tu hijo.
—Es un adulto, tiene cosas que hacer. —Se encogió de hombros.
—Chiara, mi querida nieta, dile a tu hermano que pase más tiempo con esta pobre anciana —Chiara se rio, tratando de no ahogarse con su comida.
—Nonna, el día en que Enzo le haga caso a alguien se acabará el mundo.
—Mis nietos ya no me quieren...
Ya sé de dónde saqué lo manipulador.
—Estoy tratando con los rusos y con algún infiltrado en nuestra organización, la empresa también me demanda tiempo.
—Quei figli di puttana!
—Nonna!
—Cuando los atrapes, yo misma me encargaré de dispararle en la cabeza y escupir sobre sus sucios cuerpos —La comisura de mi boca se movió ligeramente en un intento de sonrisa.
—Madre, por favor...
—No seas tan delicada, Alessandra. Pertenecemos a la mafia y no vamos por la vida saludando con cariño a nuestros enemigos. —La regañó, apuntándola con el tenedor —. Los eliminamos o ellos lo harán con nosotros.
—Sí, pero...
—Nada de peros. —Vuelve a prestarme atención —. Estoy disponible para un poco de acción, estar encerrada bordando ropa no le hace nada bien a mi vejez.
—No es necesario arriesgarse, yo me encargo.
—Tonterías. —Hizo un ademán con la mano —. Estoy ansiosa de descargar mi arma en un ruso.
Para nadie era un secreto de que la mafia italiana es arcaica y misógina, prefieren que las mujeres se queden en casa y no se metan en los asuntos de los hombres, había muchas familias dentro de la organización que seguían siendo bastantes conservadoras, sus mujeres no tenían voz ni voto. Sin embargo, mi nonna era un claro ejemplo de que no se puede subestimar a una mujer. No le temblaba la mano para matar a cualquiera que intentara amenazar a su familia y no se quedaba callada ante nadie.
Muchas mujeres suelen ser incluso más peligrosas que un hombre, son astutas, vengativas y despiadadas si se lo proponen. Era mejor tenerlas de aliadas que de enemigas.
—Pronto podrás hacerlo —comenté y ella sonrió.
—Tengo al mejor capo y nieto.
—Enzo, no permitas que mi madre mate a alguien; es peligroso.
—Alessandra, lo único peligroso es el aburrimiento que estoy sufriendo.
—Hay muchas actividades que puedes realizar, madre. Deja que Enzo se encargue de los asesinatos. —Trató de convencerla, pero era una pelea perdida para ella. Cuando nonna se aferra a una idea, no hay nadie que la haga cambiar de parecer.
Ellas siguieron con su discusión y yo no volví a involucrarme en la conversación. Bebí el último sorbo de mi café antes de despedirme de ellas. Tenía negocios que atender.
—¿El ataque se llevó a cabo? —inquirí.
—Sí, pero no salió según lo planeado.
—¿Qué sucedió?
—Llevaba más guardias de lo esperado, así que no recibió ni una sola bala —expresó, molesto —. Pero sabe que fue un ataque planeado por nosotros, la presencia de Marco se lo dejó claro. Ahora debe de estar huyendo del país como la rata que es.
—Bien.
Sabía que Nikolay no sería tan estúpido para entrar a mi territorio con poca seguridad y su padre no arriesgaría a su único heredero. Mis informantes me habían avisado de su regreso a Italia, fue tan idiota de volver. No sé los motivos, solo que estuvo en la casa de su novia. Fiorella Vitale.
Cuando descubrí que se hallaba en mi club con sus amigas le ordené a uno de mis soldados de que la dejaran pasar. Desde mi oficina la observé bailando y divirtiéndose junto a esas chicas. Luego me descubrió golpeando a Andreas. Un maldito error por parte de los guardias que recibieron información de alguien para moverse de su lugar, por lo que Fiorella me vio casi matando a alguien.
¿Por qué Nikolay permitió que su mujer trabajara en mi empresa? ¿Trataba de obtener alguna información a través de ella? Porque no iba a lograrlo, sin embargo, podía usarla para mis planes.
El ruso tenía una debilidad y yo planeaba utilizarla en mi juego.
—Aunque hubo un problema —dijo unos segundos después.
—¿Cuál? —giré la cabeza para observarlo.
—Dos de nuestros hombres persiguieron a la novia de Nikolay, provocando un accidente.
—¿Está muerta? —golpeé con la punta de mis dedos el escritorio repetidas veces —. Porque de ser así más de uno morirá hoy.
Odiaría que muriera sin poder usarla para mi plan.
—No, según mi informante ella fue llevada al hospital —comentó —. ¿Tienes algún interés en ella?
Sí, ponerla de rodillas y follarme esa insolente boca.
—Sí. —Fue mi repuesta —. A los dos hombres que persiguieron a Fiorella, encadénalos en el sótano. Luego me encargaré de ellos.
—Debes tener cuidado con ella, no siento que sea una casualidad de que ella trabaje en tu empresa. —Luka no se fiaba de nadie y siempre estaba al tanto de las personas que me rodeaba y la eliminaba de ser necesario, por eso era mi consigliere.
—Lo sé, yo me encargaré de ella —asintió.
—¿Tendrás la reunión con King?
—Sí, debe de llegar en unos minutos.
—Iré a dar la orden de que encadenen a los hombres, luego me cuentas si aceptó el trato.
Me quedé solo en mi despacho, debería de terminar de firmar estos papeles, sin embargo, no me sacaba de la cabeza a Fiorella. Saber que pertenecía a Nikolay y que seguro debía de estar involucrada en sus sucios negocios, aumentaba el retorcido deseo de provocarle dolor mientras veía sus lágrimas caer. Al mismo tiempo desertaba la necesidad de follarla y verla retorcerse debajo de mí.
Bebí un trago de mi whisky.
Un plan se formó en mi mente, Nikolay pagaría el precio de sus acciones y Fiorella sería la clave de todo. Eso era lo malo de que alguien supiera tu debilidad.
Tocaron la puerta, sacándome de mis pensamientos.
—Pase.
Tenía a mis guardias en la entrada de mi despacho, ellos se encargaban de revisar a cada persona que se reuniera conmigo. Con tantos enemigos, debía de ser precavido.
El presidente del club de monteros Demon's souls junto a su vicepresidente entraron a la habitación.
—King, Hunter. —Moví mi cabeza en un saludo —. Tomen asiento.
—Enzo. —Saludaron antes de sentarse.
—¿Whisky? —Ofrecí y ambos negaron.
—¿A qué debemos tu llamada, Enzo? ¿Algún problema? —preguntó, King. Su voz es gélida, al igual que su expresión.
—No, solo hablar de negocios.
Hemos tenido algunos acuerdos comerciales antes, eran compradores de armas para su club.
—Quiero pasar mis mercancías por la ruta del norte de su club y que este llegué a su destino sin ningún inconveniente. A cambio, te proporcionaré nuevas armas —negocié.
Se quedó un momento en silencio, analizando la oferta.
—¿A qué se debe el cambio de ruta?
—Los rusos descubrieron la anterior y la interceptaron.
—Joder. —Maldijo —. Esas malditas basuras. He escuchado rumores de una nueva droga que anda circulando en el sur. Todo apunta de que ellos son los causantes.
—Tengo a mis hombres trabajando en eso, nosotros también hemos recibido esos rumores.
La droga se hace llamar Smaad, provoca desorientación, alucinaciones, aumento del deseo sexual y amnesia. Perfecta para los depredadores sexuales. Que ese tipo de droga esté rondando en mi territorio, no me gusta para nada.
—Los...
King se vio interrumpido por el golpe de la puerta. Fruncí el ceño, no me gustaba que interrumpieran mis reuniones, aun así, le dije a la persona del otro lado que entrara.
—Enzo... —Gianna se quedó quieta al ver a King en mi despacho, tengo entendido de que ambos mantuvieron algún tipo de relación. Se recompuso y su rostro se volvió sombrío. King apretó la mandíbula, al observarla.
—¿Qué haces aquí? —gruñó con molestia, King.
—He completado mi misión, en unos días el mundo se enterará de su muerte —dijo, ignorando la presencia del presidente.
Se refería al jefe de la mafia irlandesa, he ordenado su muerte. Aquel viejo creía que podía jugar a dos bandos y con la mafia italiana no se juega. Gianna era una de mis mejores asesinas, se encargaba de eliminar a todo aquel que yo le ordenara.
Brutal, astuta y sádica. Le ofrecí unirse a la organización después de que mató a su padre sin una pizca de piedad. Era un jodido traidor y ella tenía sus motivos para eliminarlo.
—Puedes retirarte, me reuniré contigo después.
Ella asintió y se giró para irse, sin embargo, King se paró y la sostuvo. El cuerpo de Gianna se tensó.
—Te hice una pregunta, Gianna. —Ella levantó la barbilla en un movimiento desafiante.
—No te debo explicaciones, no eres nadie en mi vida —habló entre dientes.
—¿Así que aquí viniste cuando me traicionaste? —preguntó, mirándola con furia.
—King, aléjate de ella —dije con calma. No me gustaban estos tipos de escándalos —. Gianna se encuentra bajo mi protección.
—Este es un asunto que solo no pertenece a nosotros dos —gruñó.
—Prez —Hunter se levantó de su silla, poniéndose de su lado.
—Suéltame.
—Me debes explicaciones... —se calló cuando ella sacó su cuchillo y se lo puso en el cuello.
—Suéltame, si te lo tengo que repetir otra vez, te voy a degollar —advirtió, presionando el cuchillo y un ligero corte se formó en su cuello. Los ojos de él se oscurecieron, pero la soltó.
Ella aprovechó para salir apurada de mi oficina y él se pasó la mano por la herida, claramente frustrado.
—King. —Lo llamé una vez que estuvimos solos —. Te encuentras en mi territorio y soy el capo de esta puta ciudad, nunca vuelvas a tratar a ningunos de mis soldados así, no me importa la historia que tengan contigo. ¿Entendido? —inquirí, con la misma tranquilidad que me caracterizaba.
Se quedó callado, pero luego terminó asintiendo.
—Luka terminará el acuerdo contigo. —Le tendí la mano y él la aceptó con un fuerte apretón.
—Nos veremos luego. —Se despidió antes de salir de la habitación junto a Hunter.
Necesitaba descargar mi estrés con alguien, así que llamé a Alonso y le pedí que me tuviera listo a alguien para torturar. Necesitaba saciar mi retorcido deseo de sangre. Matar era una de las cosas que disfrutaba, tener la vida de alguien completamente a mi merced, oler su miedo mientras suplicaban por su miserable vida saciaba la oscuridad dentro de mí.
Nikolay Ivanov.
La respiración de Fiorella era calmada, su rostro se encontraba sereno y sus labios estaban ligeramente abiertos. Tenía la cabeza apoyada en mi pecho mientras sus brazos me rodeaban. Acaricié su cabello, sin dejar de observarla.
La primera vez que la vi en esa exposición de artes, quedé fascinado con su belleza. Fui a ese lugar con el propósito de buscar a chicas extrajeras que servirían para venderlas a hombres con poder o ponerlas a trabajar en burdeles en diferente parte de Rusia. La Bratva tenía la trata de persona más importante del mundo.
Sin embargo, ese día no pude cumplir con mi trabajo, ya que me acerqué a Fiorella y no pensé en otra cosa a lo largo de la noche. No aceptó mi cita, pero eso no me detuvo. Hice que mis hombres la investigaran y siguieran cada uno de sus movimientos, hasta que encontré la oportunidad perfecta de encontrarnos nuevamente por "casualidad".
Estaba obsesionado con ella, con su aroma, su cuerpo, con su manera de hablar. Todo en ella me tenía hechizado y debía hacerla mía. Nunca pensé en tenerla en mi vida a largo plazo, no obstante, mis pensamientos y sentimientos por ella crecían y no podía hacer nada para evitarlo.
Dmitry no estaba de acuerdo con mi relación, se le hace aberrante que su heredero esté con una italiana. Todavía no ha hecho algo para evitar que siga con ella porque piensa que Fiorella es un capricho y no algo serio. Esperaba que me casara con una rusa, específicamente con Lara Smirnova. Hija de la segunda familia más poderosa en Rusia, pero eso no sucedería.
La única mujer que llevará el apellido Ivanov es Fiorella, no me importa si eso provocaba un enfrentamiento con mi padre. Algún día le entregaría el tradicional anillo que recibe la mujer del Boss de la Bratva. El diamante rojo.
Aunque no sé cómo reaccionará cuando se entere de que soy un mafioso. No se lo había dicho porque eso la pondría en la mira de mis enemigos, buscarían hacerme daño a través de ella porque es mi única debilidad. Y si le pasara algo por mi culpa...
El accidente de hoy no podría volver a suceder, no deseaba que ella siguiera trabajando con D'Angelo, mucho menos ahora que sabe que es mía. Sin embargo, no podía decirle a Fiorella que dejara de trabajar en esa empresa sin una buena justificación que no involucrara la mafia.
Joder, tendría que hacer que la despidieran.
Ahora debía de salir del país, el ataque de hoy fue una clara advertencia, la guerra ya inició y no podía encontrarme en su territorio sin salir muerto.
Dejé un beso en la frente de mi mujer, deseaba llevármela y tenerla conmigo, pero no era el momento, no hasta que supiera a lo que me dedico y encontrara la manera de que ella no quisiera irse de mi lado luego de descubrirlo.
Al llegar a Estados Unidos, tendré que reunirme con la mafia irlandesa. Teníamos algunos acuerdos comerciales y ahora deseaban adquirir la nueva droga. Droga que se utilizaría para raptar a las mujeres que seleccionaríamos. Debian ser más de cien, ya que este año se haría la gran subasta de oro. Subasta que hacemos cada dos años en Moscú y que van mafiosos de diferentes partes del mundo.
Traté de separar a Fiorella con delicadeza para no despertarla, pero de nada sirvió. Sus grandes ojos verdes parpadearon y luego me miraron.
—¿Ya te vas? —susurró, soñolienta.
—Sí, vuelve a descansar.
—No te vayas. —Se aferró a mí y de verdad deseé quedarme con ella. Me encantaba tenerla entre mis brazos.
—Preciosa...
—Por favor —murmuró.
—Te estaré llamando. Cuando tenga tiempo libre vendré a visitarte —No creía que pudiera visitarla, aunque no se lo diría.
Se quedó callada y acaricié su espalda. Su piel era suave y cremosa, algunas pecas salpicaban su piel.
Me separé de ella para poder besarla, estaría un largo tiempo sin sentir su sabor.
—Te amo, solnyshko. —Uní nuevamente nuestros labios, tomándome el tiempo de acariciarla y guardar un recuerdo de ella —. Sigue durmiendo, le diré a Beatrice que entre.
—Llámame cuando llegues, Nikolay. Te voy a extrañar.
—Yo igual te extrañaré, preciosa. —En contra de mi voluntad, me alejé. Me observó unos momentos antes de volver a cerrar los ojos.
Beatrice se encontraba en la sala, acurrucada en el sillón, viendo algún programa.
—Ya me voy, puedes volver con Fiorella. Si ocurre algo con ella, no dudes en avisarme.
—Sí, lo sé. Me lo has dicho ya varias veces. —Sonó exasperada, pero no me importó.
Le di un asentimiento y salí del departamento. Dos de mis guardias se encontraban en el pasillo, al verme salir, me escoltaron a fuera del edificio donde se unieron lo demás.
—Alik, Yasha, ustedes se quedarán en el país cuidando de mi mujer. Serán su sombra día y noche. Que ella no se entere de su presencia y cualquier cosa que la ponga en peligro, no duden en eliminarlo. Si le sucede algo, lo cobraré con sus vidas, ¿entienden? —les advertí.
—Sí, jefe —dijeron al unísono.
—No quiero ningún error, porque los mataré a ustedes y su familia.
Hola, criaturas pecadoras. ¿Cómo se encuentran? Disculpen que las dejé sin capítulos semanales, ya volveré a mi rutina, aunque ahora serán los fines de semana por cuestiones de estudio.
¿Qué les pareció el capítulo de hoy?
Este capítulo va dedicado para la chica de instagram que me dijo que era su cumpleaños, si ves esto, ¡feliz cumpleaños!
También quiero dedicar capítulos, ¿qué dinámica proponen para elegir a alguien para cada capítulo?
Para cualquier información, me pueden seguir en mis redes.
Les quiere, March.
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