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Capítulo 8

El auto se movía a toda velocidad por la ciudad, mi corazón latía descontrolado y mis manos temblaba mientras me aferraba al cinturón de seguridad. Yuri gritaba algo en ruso que no entendía, pero se notaba frustrado.

Giró en una calle muy transitada, tratando de perder a los que nos perseguía. Los demás autos tocaban el claxon y evitaban que hubiera un accidente de tránsito. Decir que me encontraba asustada era poco, pasé de que ayer me apuntaran con un arma a estar en medio de una balacera.

¿En qué estaba metido Nikolay? Las personas no tratan de matarte porque si, ni siquiera sabía que tenía guardias, a pesar de llevar un año juntos.

Der'mo! —gritó, girando bruscamente el auto cuando comenzaron a dispararnos.

Mi cabeza se golpeó con la ventana y el dolor me hizo cerrar los ojos, sin embargo, no podía concentrarme en eso cuando mi vida se hallaba en peligro, bajé la cabeza, colocando mis manos en ella, evitando que una de esas balas se me pegara.

—¡Dios! —Una de esas balas rompió el vidrio trasero y algunos de esos trozos me cayeron —¡Vamos a morir! —Sentía mi garganta seca y no podía evitar el creciente pánico que se instalaba en mi cuerpo.

No deseaba morir, mucho menos por un problema que no entendía. Yuri seguía gritando y solo me ponía más nerviosa. Chocaron con la parte de atrás y otra bala atravesó.

—¡Acelera! —La desesperación que sentía me provocaría un infarto. No me atrevía moverme, con miedo de salir herida.

De repente, el coche se movió bruscamente hasta que Yuri perdió el control este, los disparos seguían resonando, mientras recibía los fuertes golpes del impacto.

El cinturón de seguridad evitó que mi cuerpo saliera volando, pero solo me podía escuchar gritar y sentir un líquido caliente bajar por mi frente. Mi visión se volvió borrosa, me encontraba en una posición incómoda. El olor a humo, gasolina y sangre me abrumaba.

Traté de moverme, aunque no pude hacerlo, el cinturón no se quería abrir. Miré al frente y la imagen de Yuri me hizo gritar. Un pedazo de cristal atravesaba su frente y la sangre empapaba su rostro.

—¡Ayuda! ¡Ayuda! —sollocé, él estaba muerto —¡Ayuda! —Con la poca fuerza que tenía quise volver a intentar liberarme, pero de nada servía.

Mi visión se iba oscureciendo, a la distancia escuché el ruido la sirena de una o más patrullas, murmullos de personas y luego mis últimas fuerzas me abandonaron, sumergiéndome en un largo silencio y oscuridad.

Parpadeo, sintiéndome confundida y acostumbrándome a la luz que me ciega por un momento. El olor a desinfectante me hace arrugar la nariz, ¿dónde estoy...?

—Solnyshko! —La voz angustiada de Nikolay me hace mirarlo.

—¿Qué pasó? —murmuré, sintiendo mi garganta rasposa.

Intenté mover mi mano derecha, pero me di cuenta de que había una intravenosa clavada en mi brazo.

—No te muevas, tuviste un accidente. —Me regaña y evitó que me moviera de la camilla. Me dolía la cabeza y este olor del hospital no ayudaba.

—Tengo sed. —Nikolay se giró y fue a buscar agua en la mesita que se encontraba al lado del sofá. Se acercó y me ayudó a beber, inmediatamente sentí un alivio.

Las imágenes de la persecución y el rostro de Yuri vuelven a mi mente, los latidos de mi corazón se aceleraron; estuve a punto de morir.

—Nunca sentí tanto miedo en mi vida, pensé que te perdería, cariño. —Su nudillo acarició mi mejilla y su otra mano sostenía la mía.

—Nikolay, ¿Yuri murió? —Sabía la repuesta a eso, sin embargo, quería mantener las esperanzas.

—Sí. —Apretó la mandíbula, sus ojos se oscurecieron y era la primera vez desde que lo conocí que se comportaba tan frío —. Aunque no cumplió su trabajo de protegerte y que no salieras con un rasguño —Tocó con cuidado la herida en mi frente.

—Hizo todo lo que pudo y ahora está muerto —dije en un hilo de voz. Los acontecimientos de hoy me provocarían pesadillas —. ¿Cuánto tiempo llevo aquí? Deseo irme a casa.

—Solo una hora, por suerte no te sucedió algo grave, solo la herida en tu frente y algunos hematomas. Los vidrios no llegaron a provocarte algún otro corte.

—¿Mis padres se enteraron de esto? No quiero preocuparlos.

—No, solo llamé a Beatrice. He evitado que la noticia de la persecución salga a la luz. Se hablará del atentado en la librería, pero nadie te identificó —expresó, tratando de cálmame.

Algo de esto no me gustaba para nada.

—Bien, no deseo que ellos se enteren —declaré —. Quiero volver a mi casa, no me gustan los hospitales. Además, me debes una explicación del porqué intentaron matarte —hablé con seriedad.

—Solnyshko... —La puerta se abrió, interrumpiendo lo que iba a decir. Por ella entró Bea, su cabello se encontraba desordenado y sus ojos rojos. Cuando me vio, comenzó a llorar y se acercó con rapidez a la camilla.

—Fiorella, que susto me diste. —Nikolay se alejó, dándole espacio —. Te juro que estuve a punto de sufrir un ataque al corazón, no vuelvas a asustarme así. —Se arrojó a mis brazos, apreté los labios para evitar quejarme del dolor.

—Con cuidado —Le dijo, Nikolay.

—Oh, por Dios. ¿Te lastimé? Lo siento mucho —lloriqueó, escondiendo su rostro en mi cuello.

—Estoy bien, Bea. —Traté de calmarla, acariciando su espalda.

—¿Y si te hubiera perdido? Eres mi hermana, Fior. No sé qué haría si no te tengo en mi vida.

Me conmoví, y parpadeé para detener mis las lágrimas que intentaba escapar de mis ojos.

—Por suerte me tendrás en tu vida por un largo tiempo, no iré a ninguna parte —bromeé para aligerar el ambiente.

Se apartó, secándose sus mejillas y luego volteó a ver a Nikolay.

—Si le hubiera pasado algo por tu culpa, yo misma me encargaría de matarte —Su amenaza me causó gracia, ya que ella no era capaz ni de matar una mosca.

—No te preocupes, yo mismo lo haría —informó, con los brazos cruzados.

Beatrice lo observó con una mala mirada.

—¿Pueden llamar al doctor? En serio deseo irme —dije, sintiéndome cansada.

—¿Y tus padres?

—No le diré nada, ni tú tampoco.

—Fior...

—Nada, Bea. —Le pedí. Me dio una larga mirada, sin estar de acuerdo conmigo, a pesar de eso, asintió.

—Vendré en un momento. —Nikolay se aproximó para dejar un breve beso en mis labios y deseé que no se detuviera.

Espero que este día se acabe rápido.

Luego de otra larga hora, al fin pude salir del hospital, el médico confirmó que no sufrí nada grave y me indicó unos analgésicos para el dolor de cabeza, junto a una crema para la herida de mi frente.

Nikolay y Bea me tenían un poco estresada, no me dejaban ni moverme un centímetro.

—Chicos, no me estoy muriendo. Puedo hacerlo sola —les dije, pero no me hicieron caso y ordenaron las almohadas de la cama para después ayudarme a acomodarme.

—Sufriste un accidente y tienes un golpe en la cabeza. —Me regañó —. No harás nada, tienes que descansar.

—Beatrice...

—Nikolay, dile a tu novia que me haga caso —le ordenó y este me miró.

— Solnyshko, acabas de salir del hospital. Déjanos cuidarte, por favor —pidió y yo suspiré, no podía decirle que no.

—Bien —coloqué un mechón de cabello detrás de mi oreja. Ellos de todos modos harían lo que quisieran.

—¡Genial! Iré a prepararte algo de comer. —Salió de la habitación y me quedé sola con Nikolay.

—¡No quemes mi cocina!

—¡No te prometo nada! —escuché su grito y una carcajada.

Le hice una seña a él para que se acercara, cuando subió a la cama me acomodé en su pecho. Su mano comenzó a acariciar mi cabello con suavidad; cerré los ojos, disfrutando de sus caricias.

—Estaba asustada. —Mi dedo trazó líneas imaginarias, recordando el momento de la biblioteca, mi lugar favorito ahora sería parte de mis pesadillas —. No solo por mí, sino por ti. Temía perderte —susurré.

—No me iba a suceder nada. —Intentó tranquilizarme y dejó un beso en mi cabello.

—Eso no lo sabes, entraron con el propósito de dispararte. —Levanté la cabeza para observar su rostro —. ¿Por qué deseaban matarte? ¿Te encuentras involucrado con alguna mafia?

Para nadie es un secreto de que Italia posee una enorme cantidad de mafiosos, en especial en esta parte del país. Sin embargo, no era para nada común que atacaran un lugar con civiles, al menos de que estén en una guerra. Ahí claramente no les importan a cuantas personas inocentes asesinan.

Su ceño se arrugó y negó.

—No, no me relaciono con ninguna mafia. Es un mundo peligroso en el cual no estoy involucrado ni me interesa.

—¿Y quién quiso matarte? —repliqué —. Ese ataque fue demasiado personal.

—Tengo la sospecha de que fueron los ex dueños de una empresa que mi padre llevó a la quiebra y luego la compró, no estoy seguro, solnyshko—respondió, pasándose la mano por el rostro. Un gesto que hace cuando está agotado y estresado.

—¿Y si hablan con la policía? Lo de hoy fue muy grave, pueden intentar matarte de nuevo.

—No, las autoridades italianas no se involucrarán en asuntos con rusos.

—¿Y qué harás? ¿Esperarás a que vayan nuevamente detrás de ti o de mí? Uno de tus guardias murió hoy, Nikolay.

—No se te acercarán, pondré guardaespaldas a tu posición —expresó con calma.

—¿Guardaespaldas? —Me aparté —. Ni siquiera sabía que tú utilizabas guardias y llevamos un año de relación —Sinceramente me estaba sintiendo un poco molesta.

—Siempre van conmigo —explicó —. Solo que los mantuve a discreción. Mi padre al ser un hombre importante tiene muchos enemigos alrededor del mundo.

—¿Por qué simplemente no me lo dijiste? A veces siento que no te conozco, sé que eres alguien reservado, pero hay ocasiones en la que creo que no soy parte de tu vida.

—Oye. —Sostuvo mi rostro con sus grandes manos, observándome con intensidad —. Eres la única persona que he dejado formar parte de mi vida, aparte de mi familia.

—No se siente así Nikolay, ni siquiera conozco a tu padre y es raro. Casi nunca te gusta hablarme de tu trabajo o vida en Rusia y lo poco que sé es porque prácticamente te he tenido que suplicar para tener información de ti.

—En el internet encontrarás lo que necesites saber de mí.

—¡No quiero tener que buscarte en el internet para saber de tu vida! —dije, frustrada —. Eres mi novio, no un desconocido.

¿Era tan difícil de entender? No le pedía que me contara sus secretos o que me mantuviera al tanto de cada actividad que hace, solo que me dejara entrar, aunque sea un poco.

Pasaba gran parte del tiempo entre su trabajo —en cualquier parte del mundo— y Rusia. Lo quería, pero a veces se me hacía agotador todo el tiempo que pasábamos separados. Sé que desde el principio estuve de acuerdo de que él tiene una enorme responsabilidad como heredero de una gran compañía, sin embargo, no pensé que fuera a ser tan complicado como lo era en algunas ocasiones.

Suspiró y apoyó su frente en la mía, teniendo cuidado de para no lastimarme.

—Lo siento, cariño. Solo estoy estresado por todo y no me he dado cuenta de cómo te sientes respeto a nuestra relación. —Besó la punta de mi nariz —. Te prometo que seré más abierto contigo, deseo que te sientas parte de mí porqué eres lo más importante que tengo. Cuando te moleste algo, dímelo, ya que no deseo pelearme contigo.

Asentí, a pesar de que suelo decir todo lo que me molesta en el instante, con Nikolay es diferente y aun no entiendo el porqué.

—Lo haré, lo prometo.

Me regaló una cálida sonrisa y podía sentir las mariposas en mi estómago, unió nuestros labios en un beso calmado.

—¿Te he dicho que pareces un ángel? —murmuró sin despegar nuestras bocas.

—Justo ahora tengo todo, pero no la apariencia de uno —dije, con diversión.

—Cariño, eres un ángel en persona. Siempre te verás perfecta ante mis ojos.

Dios, este hombre cada día me enamora más.

Nikolay Ivanov.

Salí de la habitación de Fiorella tratando de no hacer ruido, había caído rendida luego de la comida que le compró Beatrice, ya que no le salió lo que sea que le iba a hacer. Ella se fue hace un rato, porque esta noche me quedaría con mi solnyshko.

Mi teléfono no ha dejado de sonar y sé que es Dmitry, ha estado furioso porque volví a Italia, a pesar de que nos encontrábamos en una guerra con los D'Angelo. Ya sus hombres debieron de avisarle del atentando en mi contra, donde salió herida Fiorella.

Enzo pagaría por esto.

—Dmitry. —Es lo único que digo al responder su llama.

—Nikolay Ivanov, Клянусь, я бы убил тебя, если бы ты не был моим сыном и наследником —gritó al otro lado de la línea, enfurecido. (Nikolay Ivanov, te juro que te mataría si no fueras mi hijo y heredero) —. Почему вы отправились на вражескую территорию, когда должны были быть в Соединенных Штатах?! —siguió gritando. (¡¿Por qué fuiste a territorio enemigo cuando deberías haber estado en Estados Unidos?!) — Это из-за этого чертова итальянца? —(¿Es por esa maldita italiana?)

— Ты говоришь о моей девушке, отец. следи за своим тоном —le advertí. (Estás hablando de mi novia, padre. Cuida tu tono).

Soy el jefe de la Bratva, Nikolay. Que no se te olvide.

—No se me olvida —dije, entre dientes.

Te regresarás ahora mismo a Estados Unidos y no vuelas a Italia hasta que yo te diga.

—No voy a dejar a Fiorella sola, a ella también la atacaron.

—¡Esos no son mis problemas!

—Pero los míos sí, Dmitry.

—Si no deseas que yo mismo le ponga una bala entre ceja y ceja, mañana mismo te regresas a América. Sabes que cumplo mis palabras.

Mi padre era un hijo de puta, no podía arriesgarme a que él le hiciera algo. Por esa razón nunca se lo he presentado a Fiorella y lo mantendré alejado de ella.

—Lo haré, pero tú hablarás con el infiltrado y le dirás que descubra cuál es el almacén de drogas más importante de la cosa nostra para luego mandarlo a destruir —negocié.

—Nuestro infiltrado puede ser descubierto si le ordeno hacer eso.

—No me importa, quiero ese almacén destruido. Enzo D'Angelo no solo me atacó a mí, sino a mi mujer y yo destruiré su organización.

Hola, criaturas pecadoras. Espero que hayan tenido una bonita semana.

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Team Enzo o team Nikolay?

¿Qué creen que sucederá en el próximo capítulo?

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Les quiere, March.

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