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Capítulo 26


Esto debía ser una broma del universo, ¿cuáles son las posibilidades de terminar casada con tu jefe mafioso en Las Vegas? Ningunas, sin embargo, ahora estoy unida en matrimonio con Enzo D'Angelo.

Dios, sé que te diviertes tirando de los hilos de mi destino y haciéndome la vida miserable, ¿pero era necesario llegar a estos extremos?

Nunca me imaginé que a mis veintidós años estaría casada, todo esto parece una locura y no me acuerdo de gran parte de lo que hice en la noche estando borracha.

—No, no soy la señora D'Angelo —aparté su mano de mi rostro de un manotazo —. Iremos a anular este matrimonio.

—Eso no será posible, pajarito. —Me dio la espalda y se dirigió a otra puerta de la suite. No dudé en seguirlo porque necesito resolver este enorme problema en el que terminé metida por estúpida.

—¿Por qué demonios no, D'Angelo? No puedo volver a Sicilia estando casada contigo —No respondió, en cambio, dejó caer la toalla quedando totalmente desnudo frente a mí, abrió uno de los cajones del armario y sacó un bóxer negro —. Deja de distraerme y responde mi pregunta.

—¿Te distraigo, dolcezza?

Cerré los ojos un momento y me concentré en mi respiración. Inhala, exhala, no pierdas la cabeza Fiorella. Todo se resolverá y quedará como un recuerdo en Las Vegas. Nadie tiene porque enterarse de nada de esto, volveré a mi vida normal, me graduaré, buscaré otro trabajo y seré feliz lejos del caos.

Cuando volví a abrir los ojos él ya se estaba poniendo unos pantalones negros, así que nada me distraía.

—D'Angelo, no estoy para tus juegos. Necesitamos anular este matrimonio, no pienso ser tu esposa.

El dolor de cabeza se intensificaba con cada minuto que pasaba.

—No podemos anular el matrimonio, nuestra boda fue filtrada a todos los medios de comunicación y creen que estamos enamorados. Anularla ya no es una opción.

Mi mundo se detiene mientras sus palabras se asientan en mi mente. No, no, no, esto no puede estar pasando. Mis oídos zumba y por un momento, siento que el aire se escapa de mis pulmones.

—Dime que estás mintiendo, Enzo —pedí en un hilo de voz. Él está de pie frente a mí, con esa mirada seria e imperturbable, como si la noticia no le importara o afectara.

—Puedes revisar tu teléfono o también ir a recepción y ver como el hotel se encuentra rodeado de paparazis.

Salí del closet y fui a buscar mi teléfono que estaba en la mesita de noche, al encenderlo, recibí los cientos de mensajes y llamadas de mis padres y amigas; supe que las cosas se hallaban mal.

Los ignoré y entre directamente a Google, ni siquiera tuve que buscar la noticia porque fue lo primero que me apareció.

"El gran empresario Enzo D'Angelo se acaba de casar con su secretaria en una boda íntima en Las Vegas."

"De secretaria a esposa: La historia de amor que nadie vio venir entre Enzo D'Angelo y su asistente."

"La boda sorpresa de Enzo D'Angelo: ¿Un romance oculto o un pacto estratégico?"

"El magnate Enzo D'Angelo deja la soltería: una boda relámpago en Las Vegas con su secretaria Fiorella Vitale."

Mis ojos recorren los titulares, cada uno más sensacionalista que el anterior. La noticia está por todas partes, no puedo creer que esto esté sucediendo. Es como si estuviera viviendo una pesadilla de la que no puedo despertar.

"Las miradas lo dicen todo: Enzo D'Angelo y su nueva esposa, más enamorados que nunca en su boda secreta."

Enamorados. ¿Cómo es posible que la gente vea algo que no existe? Le doy clic al enlace y lo primero que me aparece es una foto de D'Angelo y mía. En ella me encontraba yo de puntillas, con mis brazos alrededor del cuello de él y D'Angelo sosteniendo mi cintura y su cabeza inclinada como si estuviera a punto de besarme. En el fondo borroso se alcanza a ver una capilla blanca y con luces lumínicas. Hay otra imagen, pero desde otro ángulo y aquí se aprecia que tengo un ramo de flores blanco.

"El magnate italiano Enzo D'Angelo y su secretaria, Fiorella Vitale, sorprendieron a todos con su boda en una pequeña capilla de Las Vegas, la noche 3 de octubre. La pareja, que se mostró visiblemente enamorada durante la ceremonia, ha generado numerosas preguntas sobre el inicio de su relación y su historia de amor."

Mis manos temblaron ligeramente al seguir leyendo.

"Este inesperado enlace ha dejado a todos preguntándose: ¿Desde cuándo existen los sentimientos entre ellos? Las especulaciones han alcanzado un punto culminante tras el resurgimiento del famoso beso que compartieron y que fue publicado hace unos meses en una pequeña revista de moda. Lo que en su momento fue visto como un simple desliz a pesar de generar curiosidad en torno a su secretaria, ahora parece haber sido el comienzo de este inesperado y romántico giro."

"¿Acaso este romance ha estado oculto a plena vista desde el principio?"

Leí varios artículos y cada uno de ellos escriben un cuento de hadas, una farsa que todos están dispuestos a creer. Las imágenes tampoco ayudan, en cada una de ellas me veo feliz y despreocupada, agarrando o besando al que ahora es mi esposo.

¿Cómo llegué a casarme con Enzo D'Angelo? Ni siquiera recordaba nada de lo que muestran las fotos. En un momento estaba con Chiara y luego esto.

No volveré a tomar ni una sola gota de alcohol en mi vida si estas son las consecuencias.

Mi celular sonó justo en ese momento con una llamada de mi madre, solté un largo suspiro antes de contestar.

—¡Fiorella Elisa Vitale! —Su grito me aturde por unos segundos, se escucha muy furiosa.

—Hola, mamá.

—Nada de mamá, explícame por qué me enteré por las revistas de chisme que mi hija se acaba de casar.

—No quería que te enteraras así, todo se salió de control —murmuré, sintiéndome estresada.

Esta boda ni siquiera debió de suceder, ahora el mundo pensaba que D'Angelo y yo estábamos perdidamente enamorados y me encontraba atrapada en esta narrativa.

—Así que planeabas casarte y no nos dijiste a tu padre y a mí. Tampoco sabíamos que te encontrabas en una nueva relación. —Suena dolida y mi corazón se estruja, siempre he sido la niña pequeña de mis padres y le contaba todas las cosas importantes de mi vida.

—Lo siento, mamá. Es un poco complicado...

Antes de que pudiera decir más, el teléfono desaparece de mis dedos. Giré la cabeza rápidamente y me encontré con la mirada fría de Enzo, que ahora sostiene mi celular.

—¿Qué estás haciendo? Devuélvelo —intenté reclamar, sin embargo, él ya se ha llevado el aparato a la oreja, ignorando mi protesta.

—Señora Vitale, soy Enzo D'Angelo, el esposo de su hija. —Su voz suena firme y autoritaria. Me quedé congelada en mi sitio mientras D'Angelo toma las riendas de la situación —. Entiendo que esto haya sido una sorpresa para usted y su esposo, no deseaba privarlos de la boda de Fiorella. —Se quedó en silencio escuchando lo que mi madre le decía al otro lado de la línea —. Lo sé, no fue algo que planeamos, no obstante, fue inevitable no aprovechar la oportunidad para hacerla mi esposa. Su hija me dejó obsesionado desde la primera vez que la conocí y en poco tiempo ambos nos enamoramos.

Arrugué la frente ante ese comentario, no sé por qué él sigue alimentando la historia del enamoramiento. Ya es bastante malo amanecer casada con el jefe de una mafia y no quería que mi familia se viera involucrada.

—Iremos a su casa una vez que aterricemos en Italia, señora Vitale —continuó con su tono calmado antes de colgar y entregarme mi teléfono —. Una vez que lleguemos a Sicilia nos detendremos en la casa de tus padres.

—No deseo ser tu esposa, Enzo. Ni fingir que estoy locamente enamorada de ti, dile a tu equipo de relaciones públicas que den un comunicado de que todo fue un error.

—Las cosas no son tan simples, si la noticia no hubiera sido filtrada podríamos anular este matrimonio sin problemas, sin embargo, en el mundo criminal también se ha corrido la voz de que eres mi mujer y, sino estas bajo mi protección, irán tras de ti. —Su expresión es dura y el pensamiento de que estoy atrapada en su red, me golpea con fuerza.

Estoy atrapada en un mundo del que no sé nada más allá de los libros románticos que leo o de la cruda verdad que presentan las noticias, pero ahora, de repente, es mi vida.

Siento como si las paredes de la habitación se cerraran sobre mí, el aire volviéndose denso, haciendo que sea difícil respirar. Retrocedí un paso, intentando alejarme, sin embargo, no hay escapatoria.

—Relájate, pajarito. —Sus grandes manos sostienen mi rostro, inclinándola en el proceso para que vea sus ojos. Todavía no lograba entender su tranquilidad con la noticia —. Todo está bien.

—Nada se encuentra bien —susurré —. Y-yo necesito salir de aquí.

Lo empujé y salí rápidamente de su suite para ir a mi habitación. Tal vez un largo baño me ayude a relajarme y buscar la repuesta para salir de este matrimonio.

La entrada del hotel parecía una pesadilla con todos los paparazis buscando obtener más información de D'Angelo y nuestro reciente matrimonio, por suerte, el encargado del hotel nos ayudó a salir por otra puerta y llegamos sin inconvenientes al auto.

El viaje en el jet fue tranquilo, aunque se notaba cierta tensión entre Chiara y Luka. Deseaba preguntarle que pasó anoche, no obstante, mi mente estaba sumergida en mis propios problemas. Aterrizamos en Sicilia en la madrugada, aun así, mi madre insistió en recibirnos sin importar lo tarde que era.

En este auto solo nos hallábamos Enzo y yo, Chiara se fue en otro coche con sus guardaespaldas y Luka directo a la mansión.

—Cuando nos pregunten por nuestra gran historia de amor, ¿qué diremos? —inquirí antes de que llegáramos a casa de mis padres.

—Nos conocimos en la empresa, luego de que rompieras tu relación con tu novio nos fuimos acercando hasta que te invité a salir y desde ahí no nos hemos separado.

Dios, esto será más difícil de lo que pensé.

—¿En serio haremos esto? Ni siquiera conocemos las cosas básicas del otro —arqueó una de sus cejas, esperando que yo continuara —. ¿Cuál es tu color favorito? —Se quedó en silencio por unos largos segundos en los que me observó atentamente.

—Verde —respondió finalmente.

—¿De verdad? Pensé que dirías negro, siempre vistes de ese color.

—Hace unos meses lo era, sin embargo, ahora me he obsesionado con el verde.

Lo dijo de una forma rara que no llegué a comprender, no obstante, no le di importancia. D'Angelo es una persona difícil de analizar.

Nuestra corta conversación se cortó al llegar al vecindario de mis padres y estacionar frente a su casa. El lugar se encontraba tranquilo y sin nadie a la vista, lo cual era comprensible por ser de madrugada. No sé cómo haré para levantarme dentro de unas horas e ir a la universidad.

El rostro de mi madre fue lo primero que vi cuando abrió la puerta, detrás de ella se encontraba mi padre con una escopeta y me tensé. Espero que no ocurra ninguna locura. Mamá nos miró a D'Angelo y a mí antes de dejarnos pasar. La mano de Enzo estaba en mi cintura y mi padre lo observó con el ceño fruncido con molestia.

—Te casaste con mi principessa sin pedir nuestra bendición. —Creo que a papá no le gustaba D'Angelo —. Dime una razón por la que no debería de matarte ahora mismo.

El ambiente cambia de inmediato tras esa amenaza, pude sentir como el cuerpo de Enzo se tensó a mi lado, su mano, antes relajada, se aferra con un poco de fuerza en mi cintura. Un escalofrío recorrió mi cuerpo porque mi padre acaba de amenazar a un mafioso, aunque nunca permitiría que D'Angelo les hiciera daño a mis padres.

—Porque estoy seguro de que su hija no lo perdonaría por matar al hombre que ella ama, pero adelante, inténtelo —respondió D'Angelo con su voz firme y seca, sin dejarse intimidar.

Mi madre también debió sentir la fuerte tensión del aire porque le ordenó a mi padre que dejara el arma, este al principio se negó, sin embargo, terminó obedeciendo a mamá.

Respiré tranquila cuando dejó el arma y supe que esto no se convertiría en un baño de sangre.

—Discúlpalo, solo es muy protector con nuestra hija.

—Lo entiendo, si tuviera una hija yo sería peor.

De eso no hay duda, creo que mataría a cualquier hombre que se acercara a su hija.

Seguimos a mis padres hacia la sala y nos sentamos, Enzo y yo en un lado y ellos frente a nosotros. Mi papá todavía no le quitaba la mirada de encima. Esto era un poco incómodo, la única pareja que conocieron ellos fue Alessandro y como era hijo de mi madrina, a ambos le cayó bien. Nikolay nunca conoció a mis padres en persona, siempre se encontraba de viaje y nunca nos poníamos de acuerdo para presentarlo a mi familia aparte de Bea. Y ahora de repente, les estoy presentando a mi esposo.

—¿Tienen pensado hacer otra ceremonia en donde la familia este presente? Debes de entender que es nuestra única hija y nos perdimos el día más importante de su vida.

—Señora Vitale...

—Solo Carla —interrumpió ella amigablemente.

—Carla, si mi esposa desea que se celebre nuevamente nuestro casamiento, eso haremos.

Ahora tengo la atención de todos y me remuevo incómoda. Si este matrimonio fuera real, aceptaría sin dudar, pero no quiero que esta falsa se haga más grande e involucrar a mi familia en este drama.

—No deseo una nueva ceremonia después de tener una reciente —Vi que mi madre quería protestar, aunque continué —. Lamento que se hayan perdido de este día, no fue nuestra intención de que sucediera así. Tal vez hagamos una pequeña fiesta de celebración —dije para calmarlos y ellos asintieron de acuerdo. Por eso, amo a mis padres, siempre son comprensivos con mis decisiones.

—Espero que cuides y respete a nuestra hija, porque de lo contrario, no habrá lugar en la tierra donde puedas esconderte.

—Fiorella es mi prioridad y nunca haría algo para lastimarla.

Diría que era tierno, pero nada de esto es real.

—¿Cuántos años tiene?

—Treinta y cinco.

No sabía su edad hasta ahora, me lleva trece años.

—Eres demasiado viejo para mi hija.

—Papá, le llevas once años a mamá. —Quise reírme por la mirada que me lanzó.

—Eran otros tiempos, tú apenas vas conociendo el mundo. ¿No tendrá algún hijo con otra mujer, cierto? Mi hija es demasiado joven para ser madrastra.

—¡Adriano, por el amor de Dios!

Es inevitable reírme al ver como mi madre se tapa el rostro, avergonzada por los comentarios de papá.

—No se preocupen, no tengo hijos. Con la única mujer que me interesa tenerlo es con mi esposa.

Mi risa se corta de golpe y comienzo a toser cuando me atraganto con mi propia saliva. Espero que su comentario forme parte de esta actuación porque yo no pienso tener hijos en un futuro cercano, mucho menos con él.

—¿Estás bien, pajarito? —Su mano acaricia mi espalda y asentí, recuperando el aliento.

—Sí, sí. Solo tenía algo en la garganta.

Claramente, él no me cree, pero no me importa. Luego le diré que no haga comentarios de hijo si no quiere que yo me muera de un infarto.

Mis padres siguen interrogando a D'Angelo y yo me concentré en mi gata cuando la vi entrando a la sala. Al verme, vino directo a mi regazo. No dudé en abrazarla y darle mimos, extrañaba a mi bebé. Sus ronroneos vibran en mi pecho y siento como la tensión del día se desvanecen. Ella se acomoda contra mí y sigo acariciándola con ternura, solo existe este pequeño momento de paz entre mi gata y yo.

Bostecé, cubriéndome la boca con una mano mientras Roma se estira sobre mis piernas. Mis parpados comienzan a sentirse pesados y me doy cuenta de lo cansada que estoy. El día ha sido largo, entre la noticia de mi boda y los vuelos de doce horas me están pasando factura.

—Tendremos que reunirnos otro día, mi esposa está agotada y la llevaré a casa.

No protesté porque la verdad si deseaba llegar a mi departamento y descansar, abracé a mis padres antes de irme y les prometí que vendría a hablar con ellos pronto.

—Cuídate, principessa. No dudes en llamarnos.

Cuando subimos al auto, Roma se acomoda en mi regazo y D'Angelo se sienta a mi lado. Miré por la ventana mientras el carro se desliza a través de las calles solitarias y no puedo evitar sentirme como si estuviera en un sueño. Todo lo que ha pasado en las últimas horas parece demasiado surrealista. Por un instante, me permito que mi mente se aleje de las complicaciones que me esperan y solo disfruto del paisaje.

Sin embargo, la calma se quiebra cuando llegamos a mi edificio y a pesar de lo tarde que es, hay una pequeña multitud de paparazzi esperando cualquier movimiento. Con sus cámaras listas para captar lo que pueda suceder. ¿Cómo supieron en donde vivía? Mi corazón se hundió dentro de mi pecho y el pequeño momento de tranquilidad se disuelve abruptamente en una realidad que no quiero enfrentar.

—No puedes quedarte aquí —miré a D'Angelo, que observaba a la multitud con el ceño fruncido —. Tendrás que mudarte a la mansión.

—No puedo hacer eso, este es mi hogar —murmuré. Este día sin duda era cada vez peor.

—Fiorella, los medios de comunicación no pararán de venir a tu departamento y este lugar no tiene la seguridad necesaria para evitar que alguno de ellos entre y busque información a su manera. —Sus palabras son directas y sin rodeos —. No solo eso, eres mi esposa y las personas encontraría extraño que no vivieras conmigo.

Mis hombros se hundieron, sintiéndome cada vez más atrapada y sin encontrar una salida. Asentí y le dio la orden a su chofer de llevarnos a la mansión. Miré nuevamente por la ventana, sintiendo que ya no tengo el control de nada.

Mientras nos dirigimos a la mansión de Enzo, cerré los ojos intentando aferrarme al pequeño momento de calma que había sentido antes. ¿Cómo me adaptaría a esta vida? ¿Qué habría pasado si no hubiera aceptado la pasantía en su empresa?

Son preguntas de las que ahora no tengo repuesta.

Cuando llegamos a los enormes portones de hierro, algo dentro de mí se hunde al ver como se abren lentamente, sabiendo que ya no hay vuelta atrás y este será mi hogar de manera indefinida.

Cuando el auto se detiene, D'Angelo sale primero y yo lo seguí con Roma en brazos, mirando como el chofer baja nuestras maletas del maletero y Enzo se encarga de agarrarla antes de guiarnos a la casa. El silencio es ensordecedor mientras lo sigo por las escaleras hasta llegar a una habitación y dejó las maletas a un lado.

—D'Angelo, no voy a dormir en tu habitación —dije al reconocer el lugar por la primera vez que dormí aquí.

—Eres mi esposa, Fiorella. No dormirás en otro lugar que no sea mi cama.

—No somos un matrimonio real, nada de esto es necesario.

—Estamos casados legalmente, así que nuestro matrimonio es muy real, dolcezza. —Me quitó a Roma de los brazos y la dejó en el suelo —. Antes los ojos de Dios y la ley eres mi mujer, mía.

Siempre dije que rezaría por el alma de la que sería su futura mujer y como el destino me odia, esa mujer resulté ser yo. D'Angelo era un imbécil posesivo, controlador y arrogante. Tendré que rezar aún más por mi alma o terminaré matándolo.

Deseé protestar, pero calló mi boca con un corto beso que me dejó aturdida por un momento.

—Es hora de dormir, te encuentras agotada. Mañana discute todo lo que quieras. —Su tono mandón no dejaba espacio a réplicas y como estaba cansada, me quedé callada.

Se separó y desapareció por la puerta de su closet para luego aparecer con una de sus camisas blancas. No pidió permiso y empezó a desvestirme.

Lo observé en silencio mientras me dejaba en ropa interior y luego me ponía su camisa, abotonando cada botón con concentración. Por suerte, no traía nada de maquillaje por lo que no tendría que desmaquillarme.

Una vez que me arrastró a su enorme cama, me envolvió con la suave sabana de seda, sin dejar de observarme con sus penetrantes e intensos ojos.

—Buenas noches, esposa.


Hola, criaturas pecadoras. Espero que se encuentren bien.

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gustó?

Ahora sí, iniciaremos con los dramas. ¿Qué creen que sucederá?

Les quiere, March.

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