Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16

Capítulo dedicado a: DesyreeLpoz

Toqué la puerta de la casa de mis padres una vez que me bajé del taxi, tengo una llave, sin embargo, mis manos están ocupadas. A lo que esperaba que abrieran la puerta, mi atención fue al pequeño jardín de mi madre y sonreí con nostalgia. Gran parte de mi niñez fue ayudándola a cuidar y plantar flores.

Mamma es una jardinera por excelencia, ama tantos las flores que de ahí nació mi nombre. Decía que yo era su pequeña y más preciada flor.

Escuché las cerraduras de la puerta y un segundo después fue abierta por Bea. Una vez al mes nos reuníamos en la casa de mis padres para un almuerzo familiar y Bea siempre asistía.

—¿Llevas mucho tiempo aquí?

—No, llegué hace unos minutos. Estaba ocupada... resolviendo algo. —Se hizo a un lado dejándome pasar y cerrando la puerta detrás de ella.

Desde aquí se podía escuchar el murmullo y las risas que provenían desde la cocina y ambas nos dirigimos hacia allá.

—¿Qué estabas resolviendo? —cuestioné, frunciendo el ceño al verla nerviosa.

—Oh, nada importante. —Hizo un gesto con la mano restándole importancia. No pude interrogarla porque mi madre se acercó con una gran sonrisa.

—Fiorella, cariño.

—Hola, mamá. —Correspondí su abrazo tratando de no aplastar el pastel que tenía en mis manos.

—¡Adriano! Nuestra hija ya llegó —gritó mi madre y luego me quitó la torta de chocolate para ponerlo en la encimera. La seguimos al jardín trasero y me sorprendí al ver a mi madrina, ya que llevaba años viviendo en Francia.

Mi principessa. —La voz de mi padre me hizo sonreír y corrí a sus brazos, sintiendo esa familiar calidez.

—Hola, papi.

A pesar de que amo a mis padres por igual, siempre fui la princesa mimada de mi papá.

Soy hija única y siempre recibí toda la atención de ambos. A veces podía llegar ser agotador porque ambos querían enseñarme múltiples cosas que creían conveniente para pasar tiempo conmigo, aun así, fui la niña más feliz del mundo.

Me acuerdo de una vez en la que fui a pescar con mi padre y caí en el lago, o la vez en la que mi madre me inscribió en clases de ballet y terminé con un tobillo roto tratando de hacer un Grand jeté. También está la vez que mi padre me enseñó a conducir y estaba muy orgulloso de mí, sin embargo, mi madre dijo que creó un peligro al darme un volante. Ella sigue pensando que acabaré atropellando a alguien.

Me separé de mi padre para saludar a Elena con un abrazo.

—Estás preciosa y toda una mujer, la última vez que te vi eras una adolescente revoltosa —dijo con una gran sonrisa.

—Tu igual te ves hermosa, no puedo creer que estés aquí.

—Quería que fuera una sorpresa, extrañé estar con ustedes. —Sus ojos brillaban de la emoción. Ella y mi madre habían sido amigas durante toda su vida y son bastante unidas.

—¿A mí no me vas a saludar? —Miré por encima del hombro de Elena aquella voz que me traía muchos recuerdos.

—Alessandro —murmuré su nombre y me regaló esa coqueta sonrisa que lo caracteriza.

—Mi hermosa, Fiorella. —Me quedé paralizada cuando besó mi mejilla. Su voz había adquirido ese acento francés que era capaz de enamorar a cualquier chica.

—Es bueno verte —dije, sintiendo mis mejillas sonrojadas por su mirada.

Alessandro fue mi primer todo, solo nos separamos porque él tuvo que irse con su madre Elena y ninguno de nosotros deseaba una relación a distancia. Cortamos la comunicación y no volví a saber de él hasta ahora.

Algunos mechones de su cabello oscuro le caían en la frente y sus ojos azules me observaban con fascinación. Dejó de ser ese escuálido adolescente y ahora tenía músculos que se marcaban en su camiseta. No obstante, seguía igual a como recordaba.

Bea interrumpió aquel momento e internamente se lo agradecí. Ellos fueron mejores amigos y a ella le dolió mucho su partida, así que no sé cómo se tomó su regreso.

Sacamos el resto de la comida que se hallaba en la cocina y la acomodamos en la mesa en la que almorzaríamos. Papá y Alessandro se encargaron de terminar la carne a la parrilla y cuando todo estuvo listo nos sentamos.

La conversación se torna alrededor de la vida de Alessandro y Elena en Francia, sobre sus trabajos y los estudios de él. Piensan en volver a mudarse a Sicilia, solo están terminando de acomodar todo y encontrar una casa adecuada.

Alessandro hace un año terminó su carrera y ahora busca un bufete de abogados para trabajar. Mi padre se ofrece para hablar con algunos de sus amigos abogados para recomendarlo y él se muestra agradecido.

—¿Y tienes pareja, Fiorella? —preguntó Elena y me removí incómoda en mi asiento.

Bea, las chicas y mis padres ya sabían de la ruptura, sin embargo, pensar en el engaño de Nikolay me dolía.

—No, no tengo pareja. —Le regalé una tensa sonrisa que ella no notó.

—Alessandro tampoco está saliendo con alguien, ¿no es eso maravilloso?

Bea y yo compartimos una mirada y ambas dimos un trago a nuestra bebida.

Se podría decir que nuestra familia siempre pensó que él y yo acabaríamos casados y con hijos. En una etapa de mi vida también lo pensé, no obstante, ya no sentía nada por Alessandro. Solo somos viejos conocidos que alguna vez tuvieron una relación.

—Fiorella rompió con su novio hace poco, no creo que esté interesada en salir con alguien. —Le di una mirada de agradecimiento a mi madre y Elena me miró apenada.

—Lo siento mucho, cariño.

—No pasa nada —hablé, restándole importancia al asunto.

Por suerte, dejamos el tema de lado y nos concentramos a hablar de temas triviales. Cuando el sol comenzó a ponerse, Bea y yo nos disculpamos porque ya era hora de irnos.

Con las chicas planeamos ir nuevamente a bar L'Olimpo para emborracharnos, además hoy era una noche temática en donde las personas tenían que ir como uno de los dioses del olimpo.

Ayer nos encargamos de buscar los complementos de nuestros vestuarios. No eran disfraces, solo algo inspirado en ellos. Bea se inspiró en Afrodita, Anna en Artemisa, Greta en Atenea y yo en Perséfone.

Esta noche estoy lista para olvidarme del mundo y disfrutar junto a mis amigas.

Me estaba despidiendo de mis padres cuando Alessandro sostuvo mi mano. Le di un pequeño asentimiento a Bea para que vaya entrando en el taxi.

—¿Qué deseas, Alessandro?

—¿Aceptarías una invitación a un café? Tenemos muchas cosas de que hablar.

Mordí mi labio inferior, buscando una manera de rechazar la invitación.

—No creo que sea necesario...

—Solo una salida como viejos amigos, nada más —interrumpió, mostrándose esperanzado.

No encontré ninguna excusa para negarme a una salida entre amigos, así que acepté. Una gran sonrisa se formó en su rostro y dejó un casto beso en mi mejilla. Me alejé sin decir nada y subí al taxi junto a Bea.

—¿Qué te dijo? —preguntó una vez que cerré la puerta del taxi.

—Solo me invitó a tomar un café para ponernos al día. —Me encogí de hombros, queriéndole restar importancia al asunto.

—¿Irás? —asentí —. Creo que todavía siente algo por ti.

—No lo creo, ha pasado demasiado tiempo.

Y siendo sincera, esperaba que fuera cierto, no quiero que nuestra situación sea incómoda. La Fiorella adolescente estaría entusiasmada y saltando de alegría de que el chico que fue su primer amor todavía sintiera algo por ella, sin embargo, la Fiorella actual solo lo recordaba como un viejo amor y definitivamente ya no siente algo por él.

—No creo que eso sea un problema, él siempre estuvo loco por ti.

—No hablemos de Alessandro, justo ahora estoy sufriendo de un corazón roto.

—De un corazón roto y de hormonas alborotadas por tu jefe.

—¡Beatriz! —Golpeé su hombro y ella soltó una carcajada. El taxista nos miró por el espejo e hizo una mueca.

—Estoy siendo sincera. —Se burló y rodé los ojos.

—Ya no te contaré nada.

Ambas sabíamos que no era cierto, nosotras compartíamos cualquier cosa que nos sucedía.

El tráfico a esta hora era un poco calmado, así que no tardamos en llegar a la casa de Grace. Todas nos arreglaríamos ahí porque el departamento de ella era más grande y cómodo para arreglarnos. Ayer dejé mi ropa y lo que necesitaría para esta noche, por lo que no tuve que hacer un doble viaje.

—Pasen, pasen —dijo Grace una vez que abrió la puerta.

Ella y Anna se encontraban en bata y ambas sostenían con un Martini. Esta noche promete ser divertida.

Nos arreglamos entre chismes y alcohol, disfrutando de nuestra compañía.

—Brindemos por nuestra soltería y por encontrar a un hombre o mujer que nos dé una buena follada.

—¡Salud! —gritamos al unísono antes de bebernos un chupito de golpe.

Antes de salir retoqué mi labial rojo y admiré mi figura en el gran espejo en la sala de Grace. El corto vestido negro con detalles dorado se ceñía a mis curvas y el escote resaltaba mis pechos haciéndolo ver más grande. Coloqué pequeños adornos en forma de flores en mi cabello y el resto de mis accesorios era en dorado. El verde de mis ojos se veía más intenso gracias a la sombra negra que me aplicó Anna. Le sonreí a mi reflejo y me enderecé, preparada para disfrutar.

Anna y yo nos dedicamos a bailar cada canción desde que llegamos, la energía del lugar era electrizante y ambas nos dejamos llevar en la pista de baile. En algunas ocasiones se nos acercaban Grace y Bea, pero también se fueron a divertirse o beber en otra parte del club.

Mis piernas dolían, pero me estaba divirtiendo. La música de hoy era una mezcla de canciones en italiano, español e inglés y muchas de ellas tenían un buen ritmo.

Durante un momento nos detuvimos para ir a buscar una bebida y un chico se puso a coquetear con mi amiga.

Observé el ambiente buscando a Bea, sin embargo, no la encontré.

—¿No te importa si me voy con él? —preguntó señalando al hombre a su lado. Negué.

—¡Disfruta! —grité por encima del ruido.

Anna desapareció y yo me terminé mi bebida antes de volver a la pista de baile. Pusieron una canción que no reconocí, no obstante, seguí con mis movimientos.

Me hallaba bailando sola, cuando se acercó un hombre poniendo sus manos en mi cadera. No le di importancia y giré para observarlo.

—Eres hermosa —susurró en mi oído. No le respondí y puse mis manos alrededor de su cuello, siguiendo la melodía que sonaba por los altavoces.

El hombre dijo algunas cosas a la que no presté atención y bailé algunas canciones junto a él. A mitad de una de esas sentí una extraña sensación, como si alguien me estuviera contemplando, aunque no vi a nadie interesado en nosotros.

La sensación de ser vigilada no se fue hasta que levanté la vista y en el segundo nivel vi a mi jefe observándome con intensidad. Su imponente figura, vestida con un traje completamente negro, parecía la de un rey observando su reino.

La música seguía sonando, sin embargo, mi atención estaba completamente centrada en él. No dejé de mirarlo en ningún momento, a pesar de que estaba bailando con otro. Llevó el vaso que tenía en su mano izquierda a sus labios, cada uno de sus movimientos era preciso y calculado mientras permanencia sentado.

Un guardia se acercó a él y Enzo le dijo algo antes de señalarme. El guardia me miró y asintió antes de alejarse.

Aparté la mirada de él y me concentré en el hombre delante de mí, a pesar de eso, mis pensamientos giraron en torno a mi jefe. Así que me despedí del hombre del que ni siquiera sabía su nombre. Este se quejó, pero terminó yéndose cuando lo ignoré.

Todavía podía sentir la mirada de D'Angelo sobre mí, no obstante, no volví a girar para verlo. Cerré los ojos dejándome llevar por la música, pero alguien tocó mi hombro. Al abrirlos, frente a mí se hallaba aquel guardia.

—Señorita, el señor D'Angelo desea que lo acompañe.

Al volver a levantar la vista, él seguía mirándome. Sonreí y me incliné un poco para responderle al guardia.

—Dígale al señor D'Angelo que si desea mi compañía puede bajar él. —Sus ojos se abrieron con incredulidad, como si no estuviera acostumbrado a las personas que no hacen las cosas que pide Enzo.

El guardia asintió y desapareció de mi espacio. Cuando el hombre llegó y le dijo mi repuesta a mi jefe este tensó su mandíbula. Mi sonrisa se hizo más grande, creo que a algo dentro de mí le gustaba llevarle la contraria.

Observé con asombro como dejaba su bebida a un lado y empezó a bajar las escaleras. Unos de los guardias que estaba en el inicio de las escaleras para evitar que las personas que no fueran VIP subieran se hizo a un lado.

Oh, Dios mío. Enzo se está acercando a mí.

Su presencia dominaba la habitación, su manera de caminar emanaba un aire de autoridad y dominio. Su figura destacaba entre la multitud y su expresión impasible hacía que la gente se hiciera a un lado, temiendo cruzarse con él. Fácilmente, podría ser la reencarnación de Hades.

Mi corazón latió con fuerza cuando sostuvo mi cadera, acercándome a su fuerte cuerpo. El calor de la habitación aumentó al tenerlo tan cerca y respirar su perfume. Dios, ¿por qué tiene que oler tan bien?

Yo parecía encajar perfectamente entre sus brazos y todas las alarmas en mi mente comenzaron a sonar, pero decidí ignorarlas solo por esta noche.

—¿Por qué nunca escuchas mis órdenes, pajarito? —Todos en el lugar desaparecieron y solo existíamos él y yo.

—Porque... —Mordí mis labios y sus ojos bajaron a mi boca —. Porque me encanta llevarle la contraria, señor D'Angelo. Es usted muy mandón.

Jadeé cuando llevó mi mano a mi trasero y le dio un fuerte apretón, sin importarle que alguien nos viera.

—Voy a disfrutar poniendo este culo rojo. No has hecho más que desafiarme en cada momento, Fiorella —gruñó en mi oído.

Movió su cadera haciéndome sentir su gran erección y mi braga se humedeció, la necesidad fue creciendo dentro de mí hasta que fue insoportable.

No debería desearlo, sin embargo, lo hago.

—¿Quién le ha dicho que tendrá la oportunidad de ponerme el trasero rojo?

—No solo tendré la oportunidad de azotarte por cada una de tus insolencias, pajarito. Haré que supliques correrte sobre mi polla. —Ese tono de voz grueso no hacía más que calentarme.

Tragué grueso y me aferré a sus hombros, sintiendo las piernas débiles. Su mano acarició mi muslo y estuvo a punto de rogarle que me follara. Mis pezones se tensaron contra mi vestido y sentí una punzada en mi coño.

¿Qué sucedía conmigo?

La música cambió a una en español y aproveché para tomarlo como distracción, si seguía así creo que le permitiré hacer conmigo lo que quisiera.

Le di la espalda para no tener que verlo y moví mis caderas al ritmo de la sensual música.

—Yo no bailo, Fiorella.

Sentí su cálido aliento en mi cuello cuando dijo esto.

—Pues tendré que bailar con otro. —Mantuvo una de su mano en mi cintura y con la otra tiró de mi cabello, hasta que mi cabeza estuvo en su pecho.

—Mataré a cualquier hombre que se atreva a volver a tocarte —rugió y contuve un gemido. No creo que lo diga en serio, pero me gustó su tono posesivo.

No respondí y seguí moviéndome, sintiendo como se ponía más duro con cada segundo.

Oh, sé que me quiere ver bajando por toda tu piel. Oh, sé que quieres que me quede, enredarte en mis piernas es lo que quieres.

—Maldición, me vuelves jodidamente loco. —Cerré los ojos cuando al sentir el suave roce de sus labios en mi cuello y no pude evitar dejar salir un gemido.

Dios, se siente tan bien.

A mí me gusta cuando baja donwtonw, le pido que se quede ahí envenciao'. Me dice baby, suena interesado' si quieres ven y quédate otro round.

—Merda, ho bisogno di scoparti adesso e farti urlare il mio cazzo di nome.


Hola, criaturas pecadoras. Espero que se encuentren bien.

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Qué creen que sucederá entre Enzo y Fiorella?

Por cierto, estaré dedicando un capítulo del libro al comentario que más me guste de cada capítulo.

Instagram: March_libros.

Les quiere, March.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro