Capítulo 15
—Ya ha pasado una semana y Nikolay sigue sin responder mis mensajes o llamadas —Le dije a Bea mientras me ajustaba la falda.
—Tal vez necesita tiempo para procesar la información. —Busqué unos tacones negros en mi armario, terminándome de arreglar.
—Lo sé, pero me sentiría mejor y no estuviera tan preocupada si me enviara un pequeño mensaje diciendo cualquier cosa, no me gusta su indiferencia.
La línea se quedó en silencio por un momento, llamé a Bea para contarle de mis problemas. No solo la falta de respuestas de Nikolay, sino que la señorita Costa se encontraba disgustada por el pequeño escándalo relacionado con el beso.
La entendía, fui una de las elegidas para la vacante y en cierto modo estaba representando a la universidad, así que tuve que explicarle que todo fue estrictamente profesional y que no afectaría mi trabajo. Aunque no fui del todo sincera, he mandado mi currículo a otras empresas para ver si tengo suerte de hacer la pasantía en otro lugar.
A pesar de que trabajar en vinícolas D'Angelo es una gran oportunidad, lo que sea que haya pasado entre nosotros no es muy profesional y no quería que siguiera despertando esta extraña tensión que hay en el aire cuando estamos juntos.
—Tienes que ser paciente, seguro no fue fácil para él ver una fotografía de su novia con otro.
Es cierto y no solo eso, no le hice caso a Nikolay de no trabajar en esa empresa. Dios, soy tan estúpida.
Me despedí de Bea, ya que ella debe de seguir con su trabajo. Colgué la llamada y me terminé de alistar, rociándome perfume y viendo que todo estuviera en orden. Cuando recogí mi cartera para echar el celular, este se iluminó con un nuevo mensaje.
Por un breve segundo mantuve la esperanza de que fuera Nikolay, sin embargo, mi frente se arrugó al ver un número desconocido. Al abrirlo, deseé no haberlo hecho, ya que lo que vi me dejó helada. El mensaje contenía varias fotos de mi novio con otra mujer, ambos se hallaban desnudos y abrazados. La mano de él descansaba en su cintura y ella tenía la cabeza apoyada en su pecho.
Por un momento, el aire no llegó a mis pulmones y mi corazón se detuvo. Observé la foto sin parpadear, tratando de encontrar una explicación lógica que no sea mi novio con otra persona. El dolor punzante se apoderó de mi pecho mientras las lágrimas comenzaron a caer.
Mis piernas temblaron y tuve que sostenerme de la puerta. ¿Cómo podía ser posible? Él me ama.
Sin embargo, con mi dolor se mezcló la culpa. Yo fui la primera en fallarle, me sentía como una hipócrita por sufrir con su traición. Si yo no hubiera besado a mi jefe, tal vez nada de esto estuviera sucediendo y yo seguiría feliz con Nikolay.
A pesar de que él no respondía mis llamadas, marqué su número una y otra vez, con la esperanza de hablar con él y que me dijera que las fotos solo eran un montaje, que nada era real. A último momento, mis súplicas fueron escuchadas.
—Nikolay —murmuré, con el corazón acelerado.
—Hola, ¿quién habla? —La voz de una mujer fue lo primero que escuché y tuve que revisar dos veces el identificador de llamada para verificar que no me equivoqué de número.
—¿Dónde se encuentra Nikolay? —inquirí, ignorando se pregunta.
—Está durmiendo, quedó agotado luego de una intensa noche que compartimos —habló con voz soñadora y quise vomitar.
Colgué la llamada sin decir nada y otra lágrima traicionera resbaló por mi mejilla. La quité con brusquedad, no merecía la pena.
Es cierto que yo era culpable de romper la confianza en nuestra relación, no obstante, no pensé que él actuaria de esa manera sin siquiera hablar o romper conmigo.
¿Se ha acostado con otras en sus otros viajes? ¿Me habrá sido infiel primero?
Las preguntas sin repuestas me carcomen y las ganas de llorar aumentan, sin embargo, ahora no lo puedo permitir; tengo trabajo que hacer.
Me aseguré de que mi maquillaje no estuviera corrido antes de salir de la casa, aunque mis ojos se notaban un poco rojo. Durante todo el camino hacia la empresa estuve desconcentrada, pensando una y otra vez en esa horrible foto. Deseaba con todas mis fuerzas que fuera un mal sueño.
Pocos periodistas seguían en las afueras de la empresa, todavía buscando más sobre D'Angelo y yo porque la noticia todavía era relevante. He evitado ver cualquier chisme sobre nosotros, en especial aquellos en donde la gente opina cosas sobre mí.
Agaché la cabeza para pasar desapercibida, de manera rápida entré a la empresa sin hacer contacto visual con nadie. Cuando subí al ascensor las personas que se hallaban ahí se hicieron a un lado y dejaron de hablar, dándome miradas de reojo.
Mi nombre ha encabezado la lista de chismes en estos días, a veces ni siquiera disimulaban para hablar de mí. Algunos de sus comentarios eran despectivos, diciendo que no me tardé demasiado en caer en la cama de mi jefe. Otros se preguntaban que habrá visto el señor D'Angelo para involucrarse conmigo y otros simplemente decían que si ellas tuvieran la oportunidad también se follarían a nuestro jefe.
Ahora todos piensan que tuve mi pasantía porque ya me acostaba con él, que eso explicaba por qué no fui despedida el día en que me atreví a desafiarlo en frente a los otros empleados.
Suspiré, sin estar de humor para escuchar a alguien invertirse cualquier cosa sobre mi vida o soportar a mi jefe.
Respiré aliviada cuando llegué a la última planta. Alice y yo seguimos la misma rutina de siempre, ella poniéndome al día de las reuniones, llamadas o documentos que tenía que organizar para mi jefe. Una vez listo, nos despedimos y comencé a responder unos correos electrónicos.
En eso me llegó un correo de mi jefe para que imprima unos papeles y luego se lo haga llegar a la vicepresidenta. Hice lo que me pidió y tardé unos segundos en la impresora, esperando las hojas. Una vez listo, voy a la oficina de la vicepresidenta que es su hermana. Su secretaria me recibe, pero la señorita D'Angelo se encuentra en una llamada, por lo que dejé los documentos con ella.
Al llegar a mi escritorio vuelvo a sumergirme en el trabajo, tratando de evitar en el desastre que ahora es mi vida personal. Más tarde le enviaré a mis amigas un mensaje para salir a emborracharnos, necesito despejar mi mente por unas horas.
El teléfono a mi derecha suena y es la línea de mi jefe.
—¿Sr. D'Angelo, en qué puedo ayudarlo?
—Tráigame un café negro bien cargado.
No me dio la oportunidad de contestar cuando ya había cortado la línea. Siempre tan educado mi querido jefe.
Ojalá que se ahogue con el café.
Bajé hasta la cafetería y ordené su café, por suerte, no tardaron mucho en prepararlo. Estaba a punto de irme cuando escuché mi nombre en un susurro, al girarme, visualicé a dos mujeres que claramente se hallaban hablando de mí. Aunque no prestaron atención a mi presencia.
—Todos aquí nos hemos ganado nuestro puesto y ella que es una simple pasante y no lleva mucho tiempo aquí ya tiene un mejor puesto por acostarse con el jefe. —Sus palabras me molestan, ¿desde cuándo es un mejor puesto de trabajo estar como su secretaria cuando en lo único que estoy interesada es en el departamento de marketing?
Podría decirles muchas cosas, pero eso solo alimentaria más los chismes sobre mi persona. No puedo permitir que las palabras de un montón de desconocidos me afecten. Así que continuo mi camino ignorando a todos.
Toqué la puerta de la oficina de mi jefe y esperé su permiso para poder entrar. Como siempre, se encontraba leyendo un montón de documentos. Sin hacer ruido, puse la taza de su café en el escritorio. Estuve cerca de retirarme, sin embargo, no lo permitió.
—Señorita Vitale. —Su voz me detuvo y cerré los ojos por un breve momento, no deseaba estar mucho tiempo en su presencia.
Giré sobre mis talones, tratando de mantener una expresión tranquila.
—¿Se le ofrece algo más, señor D'Angelo? —Sus ojos recorrió mi cuerpo y luego se detuvo en mi rostro.
—Acérquese. —Su tono mandó indicaba que hiciera lo que él pedía y estuve a punto de hacer lo contrario por el simple hecho de que por su culpa mi vida ahora era un desastre.
Respiré hondo, mentalizándome para no decir nada fuera de lugar y me acerqué a su escritorio. Pausó lo que estaba haciendo para prestarme toda su atención. Su intensa mirada me hizo sentir nerviosa, nada bueno salía cuando nos encontrábamos juntos.
—Estuvo llorando —afirmó y abrí la boca incrédula para luego cerrarla de golpe. Supongo que mis ojos me delataron.
—Con todo el respecto del mundo, eso no es de su interés. —Le mostré una gran y falsa sonrisa, pero lo único que deseaba hacer era golpearlo.
—Si le estoy preguntando es porque me interesa.
—Usted lo afirmó, no hizo una pregunta y, en cualquier caso, sigue sin ser un tema que le incumba.
Observé como su mandíbula se tensaba, era algo que hacía cada vez que algo no le agradaba, sin embargo, no me importaba. Me dio una larga mirada, como si pensara que me iba a intimidar y quise reírme, se necesitaba más que eso para asustarme.
—Me importa su bienestar y el de cada uno de mis empleados, señorita Vitale.
Su cínico comentario me hizo reír sin ningún tipo de gracia. ¿En serio lo decía? ¿Él, el hombre que no le importaba aplastar bajo sus zapatos a cualquiera que no siguiera sus órdenes? Sí, es la cosa más hipócrita que he escuchado en estos días.
—¿No habla usted en serio, cierto? —arqueó la ceja y apretó el bolígrafo en su mano —. Usted es la persona más apática e indiferente que conozco. Solo busca satisfacer su enorme ego. —Mi voz se elevó y clavé mis uñas en la palma de mi mano.
Me sentía tan frustrada y molesta, solo deseaba que este horrible día terminara lo más pronto posible.
—Me importa su bienestar —repitió.
—Ah, ¿sí? ¿Le importa tanto mi bienestar que a pesar de que le pedí que ordenara retirar esas fotos usted no lo hizo? ¿Le importa tanto que ahora cada persona de esta empresa piensa que soy una cualquiera que se acuesta con su jefe? Y no solo eso, ahora también se arruinó mi relación.
Mi pecho subía y bajaba con rapidez en cada respiración, tenía que calmarme.
Él echó su silla hacia atrás, levantándose y rodeando el escritorio. Me quedé en mi lugar sin darle la oportunidad de que me intimidara con su presencia, su cuerpo se movía con gracia y seguridad y me observó como si yo fuera su presa.
—No era el hombre adecuado para ti, pajarito —dijo, inclinando la cabeza.
—No sabes lo que es adecuado para mí —siseé entre dientes.
—No, no lo sé. Sin embargo, sí sé tu mal gusto para los hombres.
¿Cómo se atreve? La arrogancia en su voz aviva la ira dentro de mí, ni siquiera lo pienso dos veces cuando levanto la mano y golpeo su rostro con fuerza. Su cabeza se gira hacia un lado y la oficina se quedó en silencio. De manera lenta giró el rostro y me miró con sus ojos oscurecidos por un sentimiento que no supe descifrar.
Su pulgar limpió la sangre del pequeño corte en su labio que fue provocado por el anillo en mi dedo e hizo algo que no esperé, sonrió. El jodido Enzo sonrió como si la situación le divirtiera.
Mi pulsó latió con furia y mis dedos se tensaron listos para volver a impactar en su mejilla y borrar su estúpida sonrisa, no obstante, antes de que mi mano pueda encontrar su objetivo, él la detuvo con un firme agarre. Nuestros ojos se encuentran, mientras tiró de mí hacia su pecho. Dejé escapar un suspiro tembloroso, pudiendo sentir el calor de su cuerpo contra el mío. Intenté separarme, sin embargo, levantó mi barbilla obligándome a observarlo directamente.
—Te permití que me golpearas una vez, no habrá una segunda, Fiorella. —Cualquier rastro de sonrisa había desaparecido de su rostro.
—¿O qué, Enzo? ¿Me pegarás?
Cualquier sentido de autoconservación desapareció de mi sistema.
—No, pero te inclinaré sobre el escritorio y te follaré hasta que solo puedas pensar en mí, pajarito —susurró con esa voz grave y seductora —. Te follaré hasta que te vuelvas adicta a mí y te olvides de cualquier hombre que haya estado en tu vida antes que yo.
Su promesa no tendría que provocar nada en mí, pero lo hace y eso me hace sentir culpable. Apreté los muslos sintiendo vergüenza por la pulsada de placer que recorrió mi cuerpo, se supone que me siento mal por el engaño de mi novio y aquí estoy, deseando y fantaseando con otro hombre.
—Eso nunca sucederá, Enzo.
Empujé mis manos contra su pecho, liberándome de su agarré. Necesitaba respirar en un lugar donde él no estuviera cerca. Enzo tenía la capacidad para que mi cuerpo respondiera al suyo y eso era muy malo para mi cordura.
El señor D'Angelo habría convocado a todos los empleados en el primer nivel de la empresa, en el aire se sentía el nerviosismo y la curiosidad por esta reunión.
—¿Sabes de qué se trataba esto? —inquirió, Laura a mi lado. Era la única que seguía tratándome con normalidad.
Negué, porque el señor D'Angelo solo mandó un correo en general ordenándonos que estuviéramos aquí y listo.
—No tengo ni la más mínima idea. ¿Seguro quiera despedir a alguien?
—Es algo que sin duda él haría, aunque ¿por qué convocar a toda la empresa? Debe de haber hecho algo muy grave para humillarlo delante de todos.
Me encogí de hombros, D'Angelo despedía a cualquiera que respirara muy cerca de su espacio personal. Nada me sorprendía viniendo de él. De todos modos, no quería pensar en Enzo porque solo puedo recordar las palabras que me dijo en su oficina una y otra vez.
El ascensor privado de mi jefe se abrió y se hizo un silencio mortal en el lugar, a su lado se hallaba su hermana con una expresión igual de sería que Enzo.
—Sé que se estarán preguntando por qué están aquí. —Su mirada no se detuvo en nadie particular, sin embargo, no se sintió menos intimidante —. Sé que muchos de ustedes han estado murmurando, especulando y creando rumores luego de lo que se publicó en aquella revista. —Cuando dijo aquello, pude sentir la mirada de varios en mí y quise que la tierra se abriera y me tragara —. Voy a dejar algo en claro, lo que suceda en mi vida personal y con quien estoy no es algo por lo que les pago para comentar y no tiene que ver con ninguno de ustedes. No me importa si piensan que tienen derecho a opinar sobre con quien paso mi tiempo libre, pero les advierto que, a partir de este momento, cualquiera que murmure o cree rumores sobre la señorita Fiorella perderá su trabajo —advirtió antes de alejarse sin dirigirle un segundo vistazo a nadie.
Hola, criaturas pecadoras. Espero que se encuentren bien.
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Creen que Nikolay le fue infiel a Fiorella?
¿Qué piensan que sucederá?
Instagram: March_libros.
Les quiere, March.
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