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Capítulo 12

Hola, antes de que empieces a leer, le he hecho algunas modificaciones a los primeros 11 capítulos. Algunos tienes nuevos diálogos o un pequeño cambio en las escenas. Te recomiendo releerlos.

Cuando llegué al estudio para hacer la sección de fotos todo iba bien, me maquillaron, arreglaron mi cabello y luego posé para la cámara con diferentes conjuntos de lencerías. Mi favorito sin duda alguna fue el blanco, parecía un ángel que te tentaba a pecar.

Mientras me ponía un conjunto rojo que era demasiado provocativo y revelador, mi compañera Aurora me dijo que para estas últimas fotos iba a venir un modelo y que su jefa Alice le acababa de avisar para que me informara. No tuve problemas en aceptar, solo serían unas fotos y listo, sin embargo, nunca imaginé que ese modelo era mi jefe.

Al llegar al set, ya tenían todo arreglado para iniciar, solo esperábamos al modelo que no tardó en llegar. Cuando lo vi, abrí la boca sorprendida.

¿Qué hacía aquí mi jefe? Todos se quedaron en silencio y se giraron para observarlo y mirarlo como si fuera algún tipo de Dios. No iba a negar que el señor D'Angelo era un hombre imponente y sexy, se robaba la mirada de todos en cualquier lugar en donde se encontrara y te atraía como polilla a la luz.

No miró a nadie, solo a mí. Sus ojos me recorrieron mi cuerpo con lentitud, la intensidad de su mirada me puso nerviosa y de repente me sentí muy expuesta en estar en ropa interior delante de mi jefe.

Era la primera vez que lo veía sin traje, aunque ahora no llevaba mucha ropa. Su cabello suelto le daba un aspecto salvaje, parecía uno de esos grandes vikingos. No pude evitar observarlo, desde sus fuertes manos hasta los tatuajes que tenía. El señor D'Angelo era demasiado alto y fuerte, intimidaba a cualquiera con su presencia.

Quise negarme a posar con él, no obstante, Lucia me hizo recordar de que había firmado un contrato, así que la sección de fotos seguiría adelante. Estábamos demasiado pegados, tanto que podía oler su embriagador aroma. Mis manos se encontraban en su firme pecho y traté de no tocarlo demasiado. No se me hacía correcto estar tan cerca de mi jefe, la cercanía era tanta que podía sentir como su respiración y la mía se mezclaban.

Su gran mano quemaba en mi piel expuesta, deseaba que esto terminara lo más pronto posible. Sentía que era demasiado incómodo e incorrecto, a pesar de que no estaba haciendo nada malo. Cuando el señor D'Angelo dijo que me hallaba nerviosa, lo negué. No le daría esa satisfacción, sin embargo, la expresión de su rostro me hizo saber que él no me creía.

Cerró aún más el espacio entre nosotros y no puede evitar mirar sus labios por un breve momento. Mierda, mierda, mierda...

—Eres una pésima mentirosa, ¿lo sabías? —Un ligero temblor recorrió mi cuerpo cuando su mano acarició mi espalda. Creo que se me olvidó respirar.

—No miento, usted no me pone nerviosa, señor D'Angelo.

Mentirosa.

—Y si le dijera que la quiero besar, ¿se pondría nerviosa?

—¿Qué? —murmuré en un jadeo y en ese momento de distracción sentí sus labios sobre los míos.

No reaccioné, estaba pasmada y sin procesar que mi jefe me estaba besando. Al no sentir que le seguía el beso, tiró de mi labio inferior con fuerza e involuntariamente un gemido salió de mí. Él aprovechó para introducir su lengua en mi boca y como si algo se hubiera apagado dentro de mí, le devolví el beso dejando que el calor del momento nos envolviera.

Enzo besaba con la misma confianza que irradiaba y tomó el dominio del beso. La necesidad dentro de mí comenzó a crecer, mis manos se aferraron a su hombro y la suya se enrocó en mi cabello para que no se me separara. Su boca dominaba la mía con posesión, como si yo le perteneciera. Por un instante me olvidé de las personas a mi alrededor y solo me concentré en él y en la llama que parecía encender en mi interior. Enzo D'Angelo sabía a pecado.

Un carraspeo nos sacó de nuestra pequeña burbuja y me alejé de él como si quemara, sin poder creer lo que había hecho. Todos en el lugar nos estaban observando y eso me hizo enfurecer conmigo misma. ¿Por qué demonios me besó? Nuestra respiración era acelerada y yo sentí mi mejilla ponerse caliente por la vergüenza.

Al contrario de mí, él parecía muy tranquilo y cierta arrogancia se asomaba en sus ojos y quise borrársela, pero no ahora. Solo quería huir de este lugar y de él.

—Yo lo siento, n-no puedo continuar —susurré, sin importar si me escucharon o no.

Me vestí lo más rápido que pude, recogí mis cosas y hui como si el diablo me estuviera persiguiendo para arrancarme el alma. El regreso a casa fue borroso, solo podía revivir el beso una y otra vez, recordándome que crucé una línea y ahora no había marcha atrás.

Cerré los ojos, sintiendo el peso de la culpa aplastándome el pecho. Yo estoy en una relación y acabo de besarme con otro. ¿En qué clase de novia eso me convertía?

En una infiel.

Dios, ¿Cómo le diría esto a Nikolay? ¿Cómo puedo decirle que me dejé llevar por la tentación y que traicioné su confianza con un beso que no debería haber sucedido? ¿Y cómo me enfrentaría a mi jefe en el trabajo?

No sacaré a relucir el tema, todo fue un error y nunca volvería a repetirse, no obstante, eso no quita mis ganas de golpear al señor D'Angelo y gritarle mil cosas a la cara.

He de admitir que no era solo su culpa, yo seguí ese beso y lo disfruté. Pensarlo era peor, me iría al infierno.

A la única que podía contarle la estupidez que acabo de cometer es a Bea, así que la llamo y le digo que la necesito. Mientras me doy una larga ducha tratando de no pensar en Enzo y me pongo una ropa cómoda.

Una hora después ambas nos encontramos en el mueble comiendo gelato de chocolate y fresa. Bea me observa con incredulidad al escuchar lo que pasó en la sección de fotos.

—... Y no puedo llamar a Nikolay para decirle "Hola, cariño. Besé a mi jefe y no solo eso, me gustó besarlo".

—¿Así que no piensas decírselo? —cuestionó frunciendo el ceño.

—Sí, sin embargo, lo haré cuando vuelva de su viaje.

—Es una idea terrible y no solo eso, dañaste la confianza de él en ti y posiblemente tu relación. —dijo con voz suave. Sé que ella tiene razón y eso solo me hace sentir peor.

Si Nikolay me dijera que disfrutó besar a otra persona no sería capaz de seguir con nuestra relación.

Tapé mi rostro con el cojín y grité. Las lágrimas escaparon de mis ojos al pensar en lo que pasaría cuando se lo contara. Soy la peor novia del mundo.

—Soy una estúpida.

—Te doy toda la razón. —Ambas nos miramos y luego nos reímos —. Evita que tu jefe o cualquier otro hombre te bese o si no arruinaras tu relación y no habrá vuelta atrás.

Al llegar a la empresa voy directamente a la última planta, veo a Alice recogiendo sus pertenencias. Al verme, sonríe y me informa del resto de las reuniones que tiene programada el señor D'Angelo. Nos despedimos y me concentro en mi trabajo, cuando tengo un tiempo libre me concentro en recopilar información para hacer mi propuesta que debo entregar al departamento de marketing.

Enzo cumplió con su palabra de que seguiría trabajando en pequeñas cosas en marketing para completar mi pasantía. Bianca no se hallaba muy de acuerdo y puedo asegurar que no le caía bien desde la antigua reunión. Solo espero que afecte a la carta que enviaría a la universidad.

Le envié un correo electrónico a mi jefe para acordarle de la reunión que tendría dentro de una hora. La reunión no se haría aquí, sino en unos de los exclusivos restaurantes de la ciudad. Confirmé la reservación con el lugar y también con la secretaria del señor Meyer.

Mi tranquilidad se esfumó cuando el señor D'Angelo salió de su oficina y sus ojos conectaron con los míos. Todo el día había evitado pensar en lo que pasó en esa sección de fotos, sin embargo, justo ahora no puedo hacerlo. Me repetí mil veces que debo de actuar con normalidad y no darle importancia al asunto. Además, pensé que el señor D'Angelo no le daría importancia a ese beso, no obstante, en la manera en que me mira sé que es todo lo contrario.

—Señorita Vitale, recoja sus cosas. Nos vamos —ordenó con el mismo tono frío que siempre usaba.

—¿Nos vamos? —arrugué la frente —. No he terminado mi trabajo.

Y no iría a ningún sitio con él, mantendría la distancia.

—Nos vamos a la reunión.

—¿Es necesaria mi presencia?

—Es mi secretaria, así que sí, señorita Vitale.

Respiré hondo, solo es mi trabajo, nada raro tiene que suceder. Ambos somos adultos. Recogí mi cartera y me dirigí al ascensor que uso siempre, sin embargo, me hizo un gesto para que me uniera al suyo personal. Quise negarme, no deseaba compartir un lugar reducido con él.

—Mi ascensor lleva directo a mi estacionamiento privado, señorita Vitale. —Solo asentí y me puse al lado contrario del reducido espacio. Hoy sus guardaespaldas no se encontraban en la oficina, así que estábamos solos.

Sentí que el aire se volvió denso y me removí incómoda. Nuestras miradas volvieron a encontrarse por un breve momento e inconscientemente toqué mis labios recordando la intensidad de los suyos contra los míos. Sus ojos se dirigieron a mi boca y sus ojos se volvieron más oscuros.

Bajé mi mano de golpe, sintiendo como mi corazón se aceleraba e intentando sacarlo de mi mente.

Piensa en Nikolay, piensa en Nikolay, piensa...

El sonido del ascensor rompió aquella extraña tensión. No esperé un segundo más para salir y dirigirme a donde se encontraba Marco.

—Señorita. —Me saludó con un movimiento de cabeza. Forcé una sonrisa antes de saludarlo.

Percibí la presencia del señor D'Angelo en mi espalda. Me tensé cuando su mano rozó mi cintura al abrir la puerta del vehículo. Entré, pegándome a la otra puerta del carro, aun así, no hubo mucha distancia entre nosotros. Una vez que él también se hallaba adentro, el auto comenzó a moverse. Me centré en la vista de la ciudad para concentrarme en cualquier cosa que no involucrara a mi jefe.

—Sabes... —Su voz interrumpió mis pensamientos —. Creo que todavía estás pensando en el beso que compartimos.

—Que usted me robó, querrá decir.

—Y que respondió con mucho deseo. —Cerré la boca y arrugué la nariz con molestia.

—Seguro se lo habrá imaginado, lo único que sentí fue desagrado. Es el peor beso que me han dado en la vida.

Mentirosa, mentirosa...

Sostuvo mi mano y me jaló hasta que quedé en su regazo, reduciendo la poca distancia que hay entre nosotros. Un chillido de sorpresa escapó de mis labios y el idiota sostuvo mi barbilla, inclinando la cabeza hasta que solo pocos centímetros separaban nuestras bocas.

—Tendremos que probar nuevamente para saber si fue desagrado lo que sentiste, Fiorella —susurró, con aquella voz grave que comienza a filtrarse en mis pesadillas.

Era la primera vez que lo escuchaba decir mi nombre.

¿Por qué tuvo que besarme? ¿No podía quedarse en el papel de hombre frío y amargado?

—Tengo novio y los únicos labios que quiero volver a probar son los de él. —Apretó la mandíbula y sus ojos se oscurecieron y una emoción desconocida pasó por ellos.

Sentí que en cualquier momento el corazón se me saldría del pecho.

—Tengo un deseo —Acarició mi labio inferior con su dedo, sin deja de observarme con intensidad.

—No me interesan sus deseos, señor D'Angelo.

—Pregúntame que deseo —ordenó sin hacer caso a mi comentario. Respiré hondo, sintiendo mi cuerpo hormiguear por su toque.

—¿Qué deseas? —murmuré, sin alejarme cuando rozó sus labios con los míos.

—Volver a besarte.

Oh, querido Dios. Estoy tan jodida.

—Entonces te quedarás con las ganas, al único hombre que besaré se llama Nikolay Ivanov —respondí, poniendo distancia entre nosotros.

—Eso ya lo veremos, pajarito.

Eso sonó como una jodida promesa y yo no estaba dispuesta a dejar que la cumpliera.

Hola, criaturas pecadoras. Espero que se encuentren bien. Luego de mil años, volví.

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Cómo creen que reaccionará Nikolay?

¿Fiorella dejará que Enzo la bese de nuevo?

¿Será Fiorella la nueva obsesión de Enzo?

Instagram: March_libros.

Les quiere, March.

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