FINAL ALTERNATIVO
FINAL ALTERNATIVO:
PARTE IX
Algunos días después estaba esperando a Vanessa en el aeropuerto y en cuanto la vi la recibí con un gran abrazo.
—Te extrañé. —le sonreí después de un momento.
—También yo, desapareciste luego del evento. —me tomó de los hombros y parecía que diría algo más, pero se quedó en silencio al ver algo más.
—¿Te gusta? —intenté no reír por su expresión.
—Esta es una verdadera máquina, Lily, ¿Regresaste con ellos? —preguntó en tono bajo.
—Quizas... —abrí la puerta. —pero este auto en particular es de Lucio, sube de una vez.
—Pero a ti no te gustan los automóviles color negro. —cargó su maleta.
—Muchas cosas han cambiado. —sonreí encendiendo el carro y emprendiendo viaje.
—¿Incluso el automóvil que nos persigue? —señaló hacía atrás.
—Es protección.
—¿Que clase de protección? Solo conozco los anticonceptivos.
Entonces reí por su respuesta, extrañaba tanto su humor.
—Eres única. —negué. —Lucio no quiere que ande sola, así que tengo guardaespaldas a distancia.
—Vaya... ¡Me encanta! —exclamó totalmente eufórica. —Abran paso para la poderosa Lily, ¡La bendita protegida de la mafia!
—Ya basta. —reí por su actitud hasta llegar al hotel.
—¿Y esto? —se sorprendió por la habitación.
—Cortesía. —señalé con ambas manos.
—¿De la familia? —se sorprendió aún más y negué.
—Mia. Te he tenido olvidada, así que este es un presente de mí para ti. —la señalé. —Por cierto, Micaela quiere hablar contigo así que te visitará en algún momento o te invitará a cenar.
—De acuerdo. —asintió abriendo las persianas y suspiró para girar de nuevo. —¿Que es eso que brilla tanto en tu mano? —me señaló repentinamente.
—¿Que será? —levanté la mano para presumir de mi anillo y ella se acercó para observarlo.
—¡No lo creo! —parecía no tener palabras para expresarse hasta que continuó. —¡Te lo dije, ese hombre te ama!
—¿Como sabes de quién se trata? —me senté un momento.
—¿Quien más puede ser? Dimarco es el único candidato decente y a tu altura, pero debes ser idiota si jamás lo consideraste.
—Sé que si, pero en su momento no estaba enfocada en el amor y luego vino todo lo del juicio, ya sabes... —moví una mano intentando cambiar el rumbo de la conversación.
—Si, ya conozco ese pretexto, pero admítelo, siempre pensabas en él. —me señaló directamente, con su mirada inquisitiva y desafiante.
—Vanessa... —negué alejándome de ella.
—Hasta te sonrojas. Ya olvidé la última vez que vi a ésta Lily, y espero verla así por mucho tiempo. —me abrazó como si fuera su osito de peluche.
—¿Y eso por qué? —la miré de reojo. —¿Quieres que sea débil de nuevo?
—No creo que un poderoso mafioso se enamorara de tí por ser débil... —me guiñó un ojo y suspiré. —Me refiero a que quiero que seas tú, y que seas feliz.
—Está bien, está bien. —me separé para dirigirme a la puerta. —Ahora me tengo que ir, pero algo me dice que nos veremos mucho.
—Espero que si, mi nuevo sueño es unirme a ustedes. —levantó un pulgar mientras sonreía.
—Es una locura. —reí. —Pero, ¿Benjamín?
—Es cosa del pasado. —invirtió el pulgar, pero no borró su sonrisa.
—Está bien.
Al salir de allí pensé en las vueltas de la vida de mi amiga, y qué, luego de la sorpresa de su relación realmente creí que tendría un futuro. Algo estable con él, pero parecía ser que estaba tan perdida como yo lo estaba en su momento y esperaba que pudiera encontrar su rumbo.
Los días pasaron y me reuní con ella varias veces hasta que Micaela tuvo su agenda disponible para invitarla a cenar, mientras tanto Lucio atendía un negocio en otra ciudad.
—Vaya casa.... —murmuró en tono bajo mientras llegábamos, sabiendo que estaba muy sorprendida.
—No soy quien te dará la bienvenida. —sonreí señalando las escaleras de la puerta principal donde Micaela esperaba con imponencia, como lo ameritaba su apellido, aunque no creí que sería necesario.
—¿No? —me miró con un poco de temor luego de ver a la anfitriona. No respondí y llegamos con ella.
—Buenas noches, Vanessa ¿Por qué esa expresión? No es la primera vez que nos vemos. —sonrió, aminorando la tensión de mi amiga. —Bienvenida, ya puedes relajarte. —rió levemente dedicándome una mirada para que no me preocupara y asentí acompañándolas a cenar.
Durante la cena me mantuve al margen, solo escuchando sobre su plática y la moda que Micaela quería imponer con ayuda de mi amiga, y sin duda alguna creía que harían un excelente trabajo en equipo. Debía serlo, ya que ella había renunciado completamente a Paris para ir a Italia.
—¿Quiere que sea la diseñadora de la tienda que abrirá? —preguntó pausadamente, como si no creyera lo que escuchaba y llamó mi atención.
—Si, ¿Por qué no? —bebió de su copa. —He visto tu trabajo en el evento de Londres, también Lily me mostró los vestidos que hiciste para ella y quedé completamente maravillada. Además, creo que eres de completa confianza al ser su mejor amiga, pero no quiero que pienses que es por eso, realmente tienes talento.
—Eso lo sé... Digo, lo entiendo. —sonrió bebiendo su copa de un solo sorbo, para aplacar su nervisismo y me miró. Conocía esa mirada, esa que pedía una opinión, pero no podía dársela.
—Es tu decisión. —respondí con tranquilidad, intentando transmitirle lo mismo hasta que Micaela continuó.
—Pero, si lo aceptas, debes tener en cuenta muchas cosas. Alejarte de tu familia, principalmente.
—Eso lo sé... —sonrió con tristeza.
—En su momento trabajé para ellos, y creo que volveré a hacerlo. —llamé su atención. —La diferencia es que antes, no estaba tan vinculada y no sabía tantas cosas como ahora, por eso tomé mi decisión. La tuya es solo tuya, tal vez quisieras pensarlo.
—¿Pensarlo? —suspiró. —Sabes como es mi situación, la relación como mi padre no es la misma desde que mi madre falleció y cuando se casó de nuevo, increíblemente encontré consuelo en su nueva esposa y la consideré una segunda madre hasta que comenzó a sabotear mis diseños. Tampoco tengo un amor que me motive. No hay mucho que pensar Lily, necesito una nueva vida igual que tú. —me miró, dibujando una sonrisa y lo comprendí, ella escogería lo que creía que era mejor y la apoyaba.
—Está bien. —miré a la otra presente que asintió.
—Acepto, y estoy dispuesta a trabajar con usted. —también la miró, con seguridad
Ellas platicaron un poco más, pasando a la sala, mientras observaba que se hacía tarde.
—Buenas noches. —Saludó Lucio llegando y mi amiga respondió con respeto. Él asintió y pasó conmigo para depositar un beso en mi mejilla y sonreí. —¿Me extrañabas? —susurró de manera disimulada.
—Sabes la respuesta. —respondí del mismo modo.
—Bien, mañana mismo comenzaremos. Te mandaré a buscar al hotel. —habló Micaela y la miramos.
—Está bien. —concordó Vanessa y nos pusimos de pie para despedirla.
—Espero que haya tenido una grata visita a esta casa, señorita. Siendo la amiga de mi prometida, siempre será bienvenida. —saludó Lucio con cortesía y ella asintió con una sonrisa.
—Claro, muchas gracias.
—André, llevala hasta el hotel, por favor. —pidió Micaela y el nombrado se dejó ver, dejando sorprendida a mi amiga que me miró y supe la razón.
—Por aquí. —le indicó.
La acompañé hasta la puerta y le di un abrazo.
—¿Por qué no me dijiste que los mafiosos eran tan guapos? —se quejó en tono bajo y reí. No la culpaba, André era visiblemente atractivo, con su cabello oscuro y expresión seria, pero actitud amable. No por nada era el hombre de más confianza de Lucio.
—Ve con cuidado. —dije, ignorando su acusación.
Al irse regresé dentro de la casa para sorprenderme con la presencia de alguien.
—¿Informante? —me acerqué a mi prometido que tomó mi mano.
—Buenas noches señorita. —me sonrió.
—¿Recuerdas lo que te dije el día en que te lo presenté? —asentí y continuó. —Es momento que sepas quién es realmente, este hombre no solo es alguien importante y de confianza, sino también mi tío, Danilo Dimarco.
—¿Tío? —me sorprendí.
—Él rechazó el puesto en la familia y decidió vivir a su modo, también es quien me enseñó todo lo que sé.
—Es un placer conocerlo señor, y me disculpo por todas las molestias que le causé. —intenté actuar natural, pero el saber de que se trataba de su tío no era algo que haya cruzado por mi mente.
—No se preocupe, fue un placer. —amplió su sonrisa. —Felicitaciones por el compromiso, espero que sean felices y le tenga paciencia. Algunas veces, Lucio necesita recordar que la vida no es tan cruel y existen muchas cosas fuera de la suya.
Asentí, asumiendo comprender sus palabras y miré a mi prometido que me dedicó una sonrisa serena, una que pude devolverle con la misma intención.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro