FINAL ALTERNATIVO
FINAL ALTERNATIVO:
PARTE I
Regresé a Italia con seguridad y sin temor alguno, las cosas se habían arreglado y no podía sentirme más aliviada, como así también, alivianar el peso de mi interior, al haber sacado todo aquello que me perturbaba y no me dejaba vivir en paz.
Caminé con seguridad, hasta encontrarlo en las puertas del aeropuerto donde dibujó una pequeña sonrisa al verme, y en ese simple acto mi corazón saltó con inquietud.
—Bienvenida. —abrió los brazos y no dudé en perderme en ellos, donde me sentía totalmente contenida y protegida.
—Estoy devuelta. —susurré antes de separarnos y él tomó mi mano para depositar un beso, como lo hacía siempre, algo tan característico en su persona.
—Siempre es un placer recibirte. —abrió la puerta del automóvil para mí y subí, liberando un pequeño suspiro..
En cuanto subió emprendió el trayecto para el hotel donde me hospedaría hasta que tomara una decisión clara con respecto a mí futuro.
—¿Te sientes bien? —preguntó mirándome y asentí con una leve sonrisa.
—Finalmente pienso que soy libre.
—Hmmm... —asintió comprendiendo, y lo quedé mirando, podía apreciar sus facciones de ese modo, con un perfil perfecto hasta que sonrió y volvió a mirarme. —Me alegra escuchar eso.
—Gracias. —mencioné observando el hotel donde se había estacionado y dudé un momento antes de bajar. —Y perdón por tantos problemas, siempre estás ahí para rescatarme.
—¿Que dices? Es lo mínimo que puedo hacer por mi protegida. —liberó un suspiró, dando la impresión de que retenía algo más en esas palabras. —Si necesitas algo solo llámame.
—Está bien, ¿Todo está listo para mañana? —desvié la mirada al recibir su confirmación.
—Si, alguien vendrá por ti para que concluyas con eso.
—Bien... —respondí en tono bajo, sonando un poco desanimada y no era por “lo que sucedería” al día siguiente, sino porque esperaba que él estuviera ahí, conmigo, pero era demasiado pedir. —Nos veremos luego. —saludé antes de bajar.
—Descansa. —me sonrió una vez más.
Él esperó a que entrara al hotel y luego escuché el sonido de su automóvil alejándose, estando dentro lo observé hasta que dobló a una calle de distancia y fui recibida en la recepción.
—Buenas tardes señorita. —me saludaron con mucho respeto. —La acompañaré hasta su habitación.
Me dirigió sin decir nada más, subimos varios pisos mientras llevaban mis maletas y se detuvieron en una en particular, con el número de color dorado.
—No pedí una suite de lujo. —miré a mi acompañante y ella negó.
—Nos pidieron expresamente la mejor habitación y la más segura. —sonrió levemente y sabía que eso era causado por uno de los Dimarco, solo pude asentir recibiendo la llave y poder entrar para observar tan lujosa habitación.
—Exageran. —mencioné llegando a la cama donde me senté para quitarme los zapatos y luego me recosté abrazando la almohada.
En ese momento pensé que luego del día siguiente ya no tendría nada que hacer en Italia, pero tampoco podía regresar a Londres, o mejor dicho, no quería regresar a Londres y tampoco me quería ir de Italia por una simple razón. Sin embargo, todo sonaba tan confuso que liberé varios suspiros mientras cerraba los ojos y poco a poco comencé a quedarme dormida.
Desperté a la madrugada, antes del amanecer por haber dormido tanto. Bostecé de manera prolongada hasta que me froté el cabello y me levanté para abrir las persianas del ventanal, la vista daba a la ciudad que aún estaba iluminada por las luces nocturnas, pero poco a poco el sol se asomaba a la lejanía. Me senté en un sillón para observar el amanecer, tan hermoso como los ánimos que tenía aquel día, aunque no se debía a nada en especial.
Inesperadamente recibí una llamada y tomé el móvil para responder, pero colgaron y le devolví la llamada.
—¿Si? —pregunté en cuanto respondió, escuchando un pequeño suspiro del otro lado.
“Buenos días, no creí que estuvieras despierta. Presioné accidentalmente...”
—Muy bien, pero ya puedes ver que lo estoy. Buenos días. —sonreí levemente, y el silencio reinó del otro lado. —Estoy viendo el amanecer. —agregué con tranquilidad.
“También yo.”
—¿Despertaste o estabas trabajando? —me levanté para observar a través de la ventana.
“Digamos qué, un poco de ambos.”
Lo escuché reír levemente, produciendo el mismo efecto en mí.
—Entiendo... ¿En qué momento vendrán por mí? —regresé a la cama.
“A las ocho, es la hora perfecta para hacerlo.”
—Bien, entonces desayunaré y me prepararé. Intenta descansar, Lucio.
“Hasta pareces preocupada por mí, pero no olvides que ésta es mi vida.”
—Lo sé... —ante el silencio no tuve más opción que colgar y dejé el móvil en el mueble para tomar una ducha.
Luego pedí el desayuno a la habitación y cuando me sentí preparada, bajé, esperando que el automóvil ya estuviera ahí.
—¿Que? —me sorprendí al encontrarme a alguien más en la puerta. —¿Que haces aquí? —me acerqué a él.
—¿Sorprendida? —sonrió, ignorando a todos lo que lo miraban al pasar.
—Sabes que sí... —me detuve al ver que me extendía su mano, y sin una pizca de duda la tomé. Él depositó un beso en ella inquietando mi corazón.
—No podía dejarte sola en un momento como éste. —dijo en tono bajo. —Iré contigo. —me haló para que lo siguiera hasta el automóvil, donde abrió la puerta para mí.
—No tienes que involucrarte en este asunto... —mencioné en cuanto subió. —Él no tiene nada que ver contigo.
—No directamente, pero si contigo, y eso es suficiente para que me involucre. Tranquila, me mantendré al margen, tú solo haz lo tuyo mientras observo. —sonrió conduciendo al lugar donde encontramos a Xavier.
Él se quedó en el automóvil y bajé para encontrarlo observando lo que había sido su restaurante.
—Buenos días. —saludé con una leve sonrisa ante su mirada de horror. —¿Por qué esa expresión? Hasta parece que viste un fantasma.
—Desearía que lo fueras, que estuvieras dos metros bajo tierra y dejaras de torturarme. —se acercó peligrosamente, pero se detuvo al ver en dirección al automóvil, suponía que había visto a Lucio.
—Eso sería la solución a tus problemas, pero... —me acerqué para hablar en tono bajo. —¿Quien te haría pagar por todo lo que hiciste?
—Estoy en la calle, ¿Que más quieres de mí? —frunció el ceño.
—Ya te dije, de ti no quiero nada, solo vine a reclamar lo que me pertenece. —le mostré un contrato. —¿Lo recuerdas? Según la ley, esta propiedad es mía.
Caminé un poco para tener una vista panorámica del restaurante clausurado, hasta que me tomó con fuerza del brazo y giré para mirarlo. Sin embargo, Lucio hizo lo mismo para alejarlo de manera brusca.
—¿Por qué le colocas la mano encima? Ese simple acto podría llevarte a perderla.
Sus palabras me sorprendieron y tuve que tomarlo del brazo para alejarlo, y que haya una distancia prudente entre ambos.
—Si tan solo no te hubieras involucrado con los Dimarco, hoy no serías quien eres. —me habló, con su mirada cargada de resentimiento y de algún modo creía que tenía razón, hasta que el mencionado habló.
—Solo un mediocre idiota pensaría así, ¿Olvidas el fantástico juicio que ganó en tu contra? En ese momento no nos conocía. —sonrió. —Eres demasiado idiota para sobrevivir en este mundo, ¿Debería hacerte un favor?
—Lucio... —mencioné para que me mirara y supo que era momento de detenerse.
—Maldigo el día en que te conocí. —susurró, pero lo escuché claramente. —¡Maldigo el día en el que me involucré en todo esto!
—Mejor maldice tu avaricia, porque deberías aceptar que todo fue por interés y aquí tienes las consecuencias. Fuiste por una mujer aparentemente débil, pero ¿A quien tienes delante ahora mismo?
Él no respondió y mi acompañante tomó mi mano para que nos alejaramos del lugar.
—No tiene caso seguir tratando con él. —mientras caminaba, las máquinas demoledoras llegaron e hizo una seña para que comenzaran a destruir el lugar.
Subimos en silencio y condujo a unas calles de distancia.
—¿Que hacemos aquí? —lo miré un poco confundida.
—¿Tú que crees? —sonrió levemente, mirando el lugar. Aquel era el edificio donde estaba el bufete Milano, aunque por sus palabras al finalizar el juicio, tenía una idea de la razón. —Hoy es día de demolición. —concluyó y las maquinas no tardaron en llegar para hacer su trabajo.
No nos quedamos para ver todo el trabajo, pero no había dudas de que se haría conforme lo había pedido.
—¿Tienes algo más que hacer? —me atreví a preguntar mientras conducía sin rumbo por las calles de la cuidad.
—No. —respondió sin preocupaciones y sonreí, observando por la ventanilla para que no viera justamente esa sonrisa. —¿Quieres cenar con nosotros esta noche? No creo que Micaela quiera ser rechazada.
—Hmmm... ¿Solo Micaela? —pregunté, aún sin mirarlo, sintiendo la inquietud de mis latidos, confirmando el nervisismo que quería controlar.
—Sabes perfectamente que no quiero tu rechazo, pero ¿Que puedo hacer? —liberó un suspiro y lo miré, parecía recordar algo en específico y seguramente era lo mismo que me había venido a la mente.
—Está bien, iré. —confirmé llegando a las puertas del hotel.
—Bien, enviaré a André por ti. Antes de las ocho. —me miró tan intensamente que provocaba un desorden para nada normal en mi interior.
—Nos vemos. —pude articular en tono bajo para bajar del automóvil y subir a la habitación mientras liberaba un suspiro para calmar mis ánimos.
¡Hola, Hola! (。•̀ᴗ-)✧
Aquí los capítulos del final alternativo, si bien pueden tomarlo como siguiente al capítulo 101 cuando Lily deja a Ryan, o también como algo nuevo. Quiero decir, imaginando que la historia entre Lily y Ryan no sucedió, de ese modo estaría enamorada de Dimarco.
Sin más que decir, disfruten los próximos capítulos ʕっ•ᴥ•ʔっ
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro