CAPÍTULO 88
CAPÍTULO 88
Los días se habían convertido tan atareados que hasta había olvidado por completo un pequeño detalle.
—¡¿Olvidaste que debías ser mi modelo ésta noche?! —cuestionó mi amiga totalmente alterada ante mi expresión cansada.
—No es que lo haya olvidado, me obligaste a aceptar o me dejarías de hablar, eso sucedió. Y en mi defensa, tengo mucho trabajo. —moví una mano.
—Perfecto, servirá para despejar la mente. —me tomó de los hombros para dirigirme al baño y cerrar la puerta. —¡Toma una ducha rápida, cambiate y vámonos! —gritó del otro lado y solo pude suspirar, ¿Desde cuándo era su títere?
Me coloqué un vestido color negro que me había llevado y no podía negar que era muy bonito.
Salí bostezando y con ganas de ir a la cama, pero la impiadosa me haló hasta afuera para llevarme a un dichoso evento de moda donde se relucirían los diseñadores emergentes.
—No quiero estar aquí, no me gusta y tampoco desfilaré por ahí. —señalé un pequeña pasarela.
—No cariño, eso lo sé. —me habló con dulzura, haciendo que la mirara como sospechosa. —Ya estás aquí, y es lo que necesito. Ese lindo rostro es la garantia de mi éxito ésta noche.
Levantó ambos pulgares con ánimo y luego miré a mi alrededor para notar que muchos me observaban de pies a cabeza. Esperaba que fuera por el vestido y no por mí.
—Me trajiste como carnada. —enarqué una ceja y rió fingiendo inocencia.
—Tranquila. Te aseguro que no te aburrirás. —extendió su mano a un costado y no tardó en ser tomada por su novio que la saludó con un beso.
—Muchas veces los trajes de hombres son bien vistos, y Benjamín llama mucho la atención. Habría sido perfecto. —lo señalé con ambas manos y negaron al compás.
Iba a replicar cuando una mano se posó en mi cintura y la otra sobre los ojos, impidiendo que me moviera.
—Sorpresa. —susurró cerca de mi oído. Aquella voz baja, sensual y su fragancia característica hizo que supiera al instante quien era.
—¿Ryan? —me solté para voletar y encontrarlo con una sonrisa.
—Lo ves, te dije que no te aburrirías. Incluso se te iluminó la mirada, y te sonrojaste. —habló mi amiga, arruinando en momento.
—No es cierto. —me toqué las mejillas y escuché una risa levemente ronca del chico que tenía al lado. Tomó mi mano con discreción para entrelazar nuestros dedos y nuevamente lo miré.
Al hacerlo no pude evitar notar su excelente presencia, con pantalones negros y camisa del mismo color, lucía fascinante.
—¿Te gusta mi trabajo? Él también viste mis diseños. —continuó mi amiga y le hice una mueca.
—¿Me sueltas? Hay muchas personas aquí, y estamos expuestos. Lo que menos necesito son chismes que me perjudiquen.
—¿Me estás diciendo que soy perjudicial para tu salud? —se inclinó levemente para mirarme a los ojos.
—No dije...
—Bien, como quieras. —me interrumpió soltándome.
Tomó una copa de vino y bebió con evidente molestia en su expresión. Miré a nuestros amigos y ambos negaron.
—No te preocupes, ya se le pasará. —mencionó Benjamín y Vanessa asintió.
—Aunque no había problema, creeme que todos están concentrados en las prendas y no en las personas que lo visten. —señaló a todos lados. —Los dejaremos un momento, nosotras daremos una vuelta para ver el trabajo de la competencia. —me tomó de la mano.
—¿Quien dice que quiero ir? —murmuré siendo arrastrada por ella y ver que Ryan no me dirigía la mirada.
—Vamos, vamos, dicen que hay personas importantes de Italia y quiero conocerlos. —me sonrió.
—¿Y esas personas importantes escogerán a alguien de aquí? —miré algunos diseños al pasar.
—Puede que si, ¿No sería fantástico?
Entonces la miré con atención, ese era su mayor sueño y creo que fui demasiado cruel al ocultarle algo. Seguramente se enfadaría mucho al enterarse, pero era por su seguridad.
—Bien, veamos quién está por aquí. Esperemos conseguir algo. —me adelanté, buscando con la mirada a cualquiera que tuviese una imponencia o que pareciera un fino diseñador. No era buena para tal cosa, pero no perdía nada con intentarlo.
—Mira este diseño. —se detuvo a observar una chica que pasaba con un hermoso vestido color rojo.
Realmente era un vestido muy hermoso, pero lo llamativo era la mujer. No la había visto bien, pero tenía la impresión de conocerla hasta que se perdió entre la multitud.
—¿Conoces a alguna de estas personas? —le pregunté mientras caminábamos.
—No, pero tenía la esperanza de hacerlo. —suspiró con frustración. —Hasta ahora nadie ha preguntado por mí.
—Eso no quiere decir que no tengas talento.
—Eso lo sé... —suspiró. —¿Sabes? También los traje aquí para reconciliarlos, pero parecen estar más que bien.
—Eso creo, mi padre no se opondrá más.
—¿Que? —se sorprendió, pero no tenía ánimos de darle explicaciones
—Lo que escuchaste. —me coloqué detrás para tomarla de los hombros y regresar con nuestros acompañantes. —Reacciona, hay brujas coqueteando.
—¿Que? —se molestó al observar a dos mujeres con ellos e ir como alma que llevó el diablo.
Mi molestia no fue menor, pero claramente no la expresaría de tal manera. Solo opté por la sutileza.
—¿Algún problema? —pregunté llegando con ellos para evitar que Vanessa dijera algo indebido, mientras tomaba la mano de Ryan y que inevitablemente me miró con sorpresa.
—Ninguna, solo platicamos con estas señoritas. —respondió Benjamín y me pegué más al brazo de Ryan al ver que una de ella no dejaba de mirarme.
—Bien, pueden retirarse. —agregó Vanessa y no tuvieron más opción que hacerlo.
—¿Y esto? —terminó su copa para dejarla y levantar la mano que tenía sujeta. —¿Celos?
—Ya quisieras. —lo solté y rió con arrogancia.
—Bien. —resopló desviando la mirada.
—Los traje aquí para que se distrajeran y me ayudaran, no para que se pelearan, de nuevo. —se quejó y Benjamín la miró un momento, su cambio de ánimo era más que evidente.
—Está frustrada. —informé y comprendió al instante.
—Creo que ya me voy. —avisó Ryan con un suspiro y lo miré sin comprender.
—Tú... —intenté decir, pero una voz me interrumpió.
—Lily.
Giré para ver de quién se trataba y me encontré con Dimarco con una leve sonrisa.
—Lucio. —mencioné un tanto sorprendida para luego mirar a Ryan pensando que se iría, pero no lo hizo. —¿Que haces aquí?
—Micaela quería asistir y observar un poco para distraerse. No esperaba encontrarte aquí.
—Basicamente estoy por lo mismo, mejor dicho, me arrastraron aquí. —miré a Vanessa que desvió la mirada con distracción.
—¿Vienen juntos? —se refirió a Ryan.
—Los cuatro, y aprovecho para presentarlos. Ellos son Benjamín y Vanessa, mis amigos y también son pareja. —los señalé. —Él es Lucio Dimarco, un buen amigo.
—¿Él es el famoso Dimarco? —preguntó Vanessa, sorprendida luego de saludar. —No me dijiste que era tan guapo. —sonrió y su novio aclaró la garganta.
—¿Le hablaste de mí? —sonrió mirando a Ryan, de manera desafiante. —Y él es... Tú socio.
—Basicamente. —respondí con cierto temor. —¿No te ibas? —lo miré y regresó a mi lado para rodearme con un brazo.
—¿Dije eso? —me sonrió como si no estuviera molesto.
—Si, dijiste eso. —confirmé del mismo modo.
—Entonces no, no me iré. —se acercó a mi rostro para mirar a Lucio, hasta parecía que marcaba el territorio como un animal.
—Que complicado eres. —murmuré y miré al espectador. —Creo que es mejor hablar en un lugar más tranquilo.
Escuché un chasquido de lengua de parte de Ryan y lo tomé del brazo.
—¿Dónde está Micaela?
—Ahí viene. —señaló en la dirección donde venía la nombrada con el sorprendente vestido rojo.
Escuché la sorpresa de mi amiga al ver que la rubia se acercaba con una evidente expresión de aburrimiento hasta que me vió.
—Lily, quanto tempo, ma sempre bellissima. Mi chiedevo dove fosse Lucio e non poteva essere da nessun'altra parte. —me sonrió luego de abrazarme.
[Lily, cuanto tiempo, pero igual de hermosa. Me preguntaba dónde estaba Lucio y no podía estar en otro lugar.]
—È passato del tempo, ma anche tu sembri incredibile. —le devolví el gesto.
[Ha pasado tiempo, pero también te ves increíble]
—Hermana, ¿Puedes quedarte con ellos un momento? Tengo algo que hablar con Lily, regresaremos en un momento.
—Claro. —miró a mis amigos y los presenté. —Soy Micaela.
Aquella mujer tenía más de treinta años, pero no los aparentaba, con su figura esbelta y cabellera rubia era una de las italianas más hermosas que había conocido, y también, podía decir que era mi amiga.
Salimos del lugar para caminar hasta un lugar tranquilo, no muy alejado del evento, pero lo suficiente para aclarar algo mientras retenía a Ryan.
—Siempre eres directa, también puedes serlo ahora. —me sonrió.
—Quiero presentarlos apropiadamente, y eres la primera persona en conocerlo de este modo. —liberé un suspiro. —Él es Ryan, mi pareja. —dije, en tono bajo, pero lo suficientemente entendible para ambos.
—Lo sabía. —rió. —Con que este es el hombre por el que me rechazaste. Me alegra.
—Lo dije para que estuvieras tranquilo, y para que tú no te hicieras ideas equivocadas. —me dirigí al segundo que me miró en silencio.
—Espero que puedas hacerla feliz, de otro modo no dudes que vendré a buscarla. —se acercó con clara intenciones de molestarlo. —Ten presente que fui deseado primero. —sonrió acomodando el cuello de la camisa de Ryan.
—No me preocupa, porque no pasaste más de eso, un simple deseo pasajero. —se soltó de manera brusca y Lucio rió.
—¿Alguien con la ímpetu de desafiarme? Es el indicado. —colocó sus manos en los bolsillos para regresar al evento luego de dedicarme un asentimiento aprobatorio.
—¿Satisfecho? Ya puedes quitar esa expresión. —lo señalé muy de cerca.
—¿Puedes decirlo una vez más? —sonrió. —¿Que somos?
—No comiences. —reí levemente hasta que me besó y correspondí sin importar que alguien nos viera.
—Le prometí a Max que regresaría, de otro modo...
—Vamonos, tenemos tiempo y ya cumplí con Vanessa. —lo interrumpí para que vayamos a mi departamento, cosa que no se negó.
Al día siguiente bebía de mi café cuando alguien comenzó a tocar la puerta de manera exagerada. Suspiré con paciencia para ir a ver de quién se trataba y mi amiga entró con toda la molestia del mundo.
—¿Me odias? —preguntó con enojo e impotencia.
—¿Que?
—No encuentro otra explicación para lo que hiciste, la familia Dimarco es tan reconocida en Italia y por tener los mejores diseños. Sabías de mi sueño, eres amiga cercana a ellos, pero jamás me dijiste de esto y tampoco les hablaste de mí. Tampoco de mi trabajo.
—Vanessa. —intenté detenerla con paciencia.
—¿Por qué? ¿Acaso no querías que llegara tan lejos como tú lo hiciste? Supongo que querías toda la gloria. —estaba apunto de llorar y suspiré. —Eso no haría una amiga...
—Hablemos al respecto.
—¿Hablar? ¡Lily, pude haber cumplido mi sueño hace mucho tiempo! ¿Por qué eres así? —levantó la voz.
—¡Porque son la mafia! —respondí del mismo modo, dejándola en silencio.
Y así como lo había dicho, con tantos rumores rondando entorno a la familia Dimarco, podía confirmar que eran la misma mafia italiana.
Los secretos se van revelando uno a uno... *Toma juguito*
Esperaban este?????
Próximos capítulos: recuerdos de Lily en Italia y como se involucró con la mafia. *Enciende una fogata*
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