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CAPÍTULO 81

CAPÍTULO 81

Al siguiente día salí a caminar sin rumbo, solo para despejar las ideas y plantearme la situación, aceptando que me sentía realmente agotada.
Al darme cuenta llegué a un lugar tranquilo, pero esa tranquilidad se esfumó al ver a Ashley a una distancia.

Pensé que haría un alboroto como la última vez, así que me detuve a una distancia prudente, desviando la mirada, esperando desviar su atención.

—¿Podemos hablar un momento? —preguntó, sorprendiendome.

—¿Hablar? —la miré. —¿Tenemos algo de qué hablar Ashley?

—Claro que tenemos. Prometo no quitarte mucho tiempo, mi vuelo saldrá pronto.

—¿Vuelo? —fruncí el ceño sin comprender.

—Si, ya firmé los documentos. —sus ojos se cristalizaron. —Y como sabes, Ryan tiene la tenencia completa de Max.

—¿Cuales documentos? —no respondió y deduje a lo que se refería.  —¿Luego de todo? ¿Solo así?

—Ya no tengo fuerzas para continuar. Y Max estará bien con Ryan, eso lo sé. —sonrió con tristeza.

—Claramente estará bien, pero eso no significa que no podrás verlo...

—Solo escucha lo que tengo que decir. —interrumpió. —Hablé con Ryan luego de renunciar a mis derechos y le expliqué todo lo que sucedió en el pasado. Lo que te hice y como te empujé a que te fueras, solo por celos.

Sus palabras me hicieron recordar aquellos tiempos.

Cursabamos la misma carrera y Ashley acababa de llegar a nuestra universidad, como estudiante de intercambio y notaba como miraba a Ryan a pesar de que ambos se mostraban hostiles el uno con el otro.

—Ryan, ¿Vamos a la cafetería? —me acerqué a él, luego de terminar una clase matutina.

—No, iré a la biblioteca. —respondió con seriedad, sin mirarme.

Aquello se repitió un par de veces más hasta que dejé de hacerlo y comencé a mantener mi distancia, como debió ser mucho antes, pero al hacerlo alguien más se acercaba a él y no podía evitarlo. Ambos concurrían a la biblioteca repetidas veces, generando rumores y sus actitudes cambiantes afirmaban aquello.
Un día cualquiera teníamos examen sorpresa y fui de las primeras en salir, no era por haberlo hecho bien sino por no haberlo hecho. Me sentía presionada y asfixiada.

—Oye... —escuché a mis espaldas, estando en el campus.

—¿Ashley? —la miré. —¿Que quieres?

—Solo quería decirte una cosa. —se cruzó de brazos. —Los rumores son ciertos, Ryan y yo estamos en una relación.

Aquello me golpeó haciendo que negara con la cabeza, sintiendo que la noticia me superaba.

—Sé que te alejaste de él, pero aún le envías mensajes. Él mismo me los mostró y como te ignora, deja de humillarte así. Te agradecería que no le volvieras a escribir, Ryan es mi novio. —se acercó. —Pronto el intercambio sucederá y él aplicará para España, ¿Sabes lo que significa? Desaparece de su vida.

—No puede ser cierto. —sentí mis ojos humedecerse.

—Puedes preguntárselo tú misma, ahora debe estar en el estacionamiento.

Y sin decir nada caminé con prisa en aquella dirección hasta que lo encontré, afortunadamente no había nadie por ahí y pude enfrentarlo.

—¿Ahora que quieres? —cuestionó, levantando la voz.

Cada vez que lo hacía me dolía de una manera desgarradora, como si me apuñalara por dentro.

—¿Es cierto? —me miró sin comprender. —¿Comenzaste una relación con esa chica, la extranjera? —señalé en dirección a la universidad.

—¿Por qué? Esto no es de tu incumbencia, ya dejame de una vez. Creí que lo había dejado lo suficientemente claro.

—¿Es cierto? —levanté la voz, ignorando sus palabras.

—¡Si, lo es! —confirmó, dejándome sin palabras.

Mis esperanzas con él habían muerto hace mucho tiempo, pero aún así dolía como no imaginaba y mis lagrimas era la prueba de ello.

—Lily... —suspiró acercándose. —No llores. En lugar de eso deberías buscar mejorar tu vida. Entiende que nosotros jamás tuvimos la oportunidad y quiero que...

—Te odio. —interrumpí entre dientes.

—¿Que?

—¿Por qué ella y no yo? ¿Por qué? —comencé a llorar. —¡Te odio! ¡Te odio! Te odio como no tienes idea. —dije, la última frase en un susurro.

—Lily... —intentó acercarse.

—Ojalá hubiese sido yo quien recibió ese disparo, pero no haber sobrevivido.

—¡Ya basta! —levantó la voz tomando mi brazo. —¡No digas esas cosas!

—Mirame Ryan, mira en lo que me convertiste y el odio que siento por ti. Jamás volverás a ver a ésta Lily ¡Jamás!

Me solté de un tirón para irme de allí, sin mirar atrás y lo mismo sucedería con mis decisiones.
Mientras caminaba sentía que entraba en un estado de pánico sintiendo mi respiración pesada e incapaz de llevar oxigeno a mis pulmones, tanto que me detuve en un parque para descansar mientras mis manos temblaban y mis lagrimas no se detenian.

—¿Te encuentras bien? —un hombre se acercó y en ese momento solo pude recordar el secuestro. Ese momento tan tormentoso en mi vida.

—Alejese. —murmuré con dificultad para correr hasta mi casa.

Aquel recuerdo surcó mi memoria, llevándome a un estado melancólico de mi adolescencia,  pero no me arrepentía de mis decisiones.

—En ese momento ni después, jamás... —se detuvo con dificultad. —Jamás supe de tu situación y lo que te tocó vivir, hasta el día de hoy. Solo pensé que Ryan debía ser mío y sentía celos de ti.

—¿A que te refieres? Él jamás se interesó por mi, y todos lo sabían.

—Él era distante contigo, pero siempre te observaba y sabía que sería hací mientras estuvieras aquí. —bajó la mirada. —En mi adolescencia tuve un romance fallido, una ruptura dolorosa y no quería volver a experimentarlo por eso siempre te traté así, pero lo lamento. Lamento no haber sabido de tu situación y haber interferido entre ustedes.

Su voz amenazaba con quebrarse haciéndome saber que realmente estaba arrepentida, pero ¿De que servía? El tiempo no volvería y lo sabíamos.

—Le conté todo y...

—¿De que sirve ahora? —interrumpí. —Las cosas no cambiarán, pero creo que debería agradecerte. —Entonces me miró con sorpresa. —Aquel día me empujaste a tomar aquella decisión y sin ella creo que hoy no sería quien soy, eso me ayudó a tomar el camino de mi vida. Así qué, deja de lamentarte. Las cosas están hechas y no cambiarán.

—Ahora lo harán, sé que lo harán porque ya no interferiré en sus vidas. Hace mucho tiempo supe que la única mujer que estaba en la mente de Ryan eras tú o la única que lo merecía. Sin embargo, lo obligué a que me eligiera. —se limpió el rostro. —A partir de hoy sus vidas cambiarán y la mía también, no pretendo regresar.

Entonces asimilé sus palabras.

—¿Te irás... Para siempre? —fruncí el ceño. —¿Que sucederá con Max?

—Él estará bien, con un buen trato y buenos especialistas me olvidará pronto y sé que será lo mejor. Permití que le hicieran daño, una madre no hace eso, una madre protege. —su llanto se hizo presente. —Cualquier mujer sería mejor madre, pero no cualquiera puede ser su madre por eso confío en que tú lo serás. Solo puedes ser tú.

—¿Que?

—Es egoísta de mi parte, pero te confío a mi hijo. Críalo como si fuera tuyo y que jamás me recuerde. —sonrió de manera forzada. Mientras me debatía entre la confusión y la sorpresa. —Lily, sé que lo harán bien, Ryan siempre fue un buen padre y no dudo que lo seguirá siendo.

—Me es difícil procesar esto... —murmuré en tono bajo. —¿Tú que harás?

—Regresaré a España y comenzaré mi vida desde cero, es lo que necesito. —liberó un suspiro.  —Una vez más te pido disculpas. Y espero que ganes el caso este mes, realmente apuesto todo a que podrás hacerlo. —sonrió.

No supe que más decir, solo asentí y amplió su sonrisa.

—Es momento de irme, te deseo éxitos y que seas feliz Lily. Aquí terminamos la rivalidad que yo misma comencé sabiendo que no ganaría, y me alegro por ello. Sólo tu mereces un hombre como Ryan. —extendió su mano, la cual tomé. —Se feliz.

Mis pensamientos desordenados por la repentina plática me empujaban a la confusión, sin asimilar completamente lo que había sucedido.  Solo la observé alejarse y solo sentía tranquilidad al saber que no existía algún rencor entre nosotras.










Los secretos de van revelando *observa con una lupa*

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