CAPÍTULO 62
Me preguntaba el “por qué ” de no haber presentado a sus abogados delante de la prensa, ¿Cuidaba algo o simplemente quería dar una sorpresa?
Si bien había tratado hasta el último momento con ellos , nunca hubo discordia hasta que tomé el camino que derrumbaría sus cimientos de “honestidad”, pero no podía colocar a todos en la misma situación.
Suspiré, dejando de lado el bolígrafo que tenía en mano para encender la TV, donde daban noticias para nada interesantes.
—¿Podría Xavier estar directamente vinculados con ellos? —tomé un vaso con agua. —De ser así, podría ser complicado. A simple vista, no tiene nada más que perder.
Caminé de un lado a otro, esperando que me surgiera alguna idea. Era momento de ponerse en marcha y ya no podía desperdiciar el valioso tiempo, debía buscar a alguien y mi padre debía tener en su poder la documentación restante con respecto al producto y su patentamiento intelectual.
Salí con un destino programado y esperaba que no haya cambiado. Al llegar toqué la puerta de casa y fue abierta por una mujer que había visto tiempo atrás.
—Buenos días. —saludé a lo que me respondió con amabilidad, invitándome a pasar.
—Puede tomar asiento, llamaré a mi esposo.
Tomé asiento y pude observar una fotografía del matrimonio con dos hijos. Esperé unos minutos hasta que regresó con su esposo en silla de ruedas debido a la reciente operación.
—Buenas días. —saludé. —Espero no molestarlo.
—Descuide, solo descansaba. —respondió con tranquilidad.
—¿Como va su recuperación? ¿La rehabilitación ya fue programada? —me interesé en su estado.
—La recuperación es buena, y la rehabilitación necesita mínimo dos semana para comenzar con masajes progresivos, pero los doctores dicen que en dos meses podrá caminar. Lento, pero seguro.—respondió su esposa con amigos.
—Es lo que importa, cualquier cosa saben que estamos a disposición.
—Se lo agradezco, ahora puede decir el motivo de su visita. —pidió el hombre, sin sonar agresivo, muy diferente a la primera vez que nos vimos.
—Bueno, no estoy segura de que estén al tanto de las noticias, pero se llevará a cabo un juicio entre Walker Corporation y Desarrollo Tecnológico Walker. El segundo es quien lo visitó en el hospital, con el fin de perjudicarnos. —intenté explicar lo mejor posible para que comprendieran.
—Creo que escuchamos al respecto. —confirmó. —¿Hay algo en lo que pueda ayudar de algún modo?
—De hecho, lo hay. Justamente lo visito por eso, creo que ya habrá notado que me gusta ser directa. —me acomodé en mi asiento. —Lo único que necesitaría de usted es que me dijera con detalles cada cosa que le dijo ese hombre.
—Basicamente fue todo lo que le dije, quizás omití muy poco pero puedo aportar.
—Sería perfecto, necesitaré que dé su declaración en el juicio como nuestro testigo. Lo único que debe hacer es decir exactamente lo mismo que me contó, y claro, si puede agregar más detalles sería lo ideal. Siempre y cuando sea verídico.
—¿Cuando es el juicio?
—Dentro de tres semanas, nos sería de mucha ayuda su testimonio. —suspiré por lo bajo. —¿Nos ayudará?
Lo pensó un momento, provocando que dudara de su posición hasta que finalmente habló.
—Está bien, puede contar conmigo. —sonrió levemente y le devolví el gesto.
—Perfecto, será de gran ayuda. Ahora me retiro, y por favor, ante cualquier cosa pueden llamarme. Tienen mi tarjeta. —me dirigí a la puerta. —Que se recupere..
Aquello había sido fácil, rápido y sin contratiempos, ¿Era una buena señal con cara al juicio? Por un lado era positiva y por otro, algo me decía que las cosas nunca fueron tan fáciles.
Obteniendo ciertas cosas a nuestro favor nos permitiría tener un buen juicio, pero solo juzgando nuestras cartas. Del lado del rival, todo era desconocido.
—Tengo el poder para destruir mis propios ánimos. —murmuré, subiendo a mi automóvil y negué con una sonrisa. —No, siempre me gusta ver la realidad. De ese modo podría saborear la victoria.
Conduje hasta mi edificio donde había decidido comer algo delicioso, algo que vendían a dos calles más adelante. Caminaba tranquilamente cuando recibí un sorpresivo mensaje.
Ryan: con Max te extrañamos, ¿Quieres cenar con nosotros? ☺️
Yo: ¿Es Max o tu?
Ryan: Ambos.
Yo: iré solo por Max. También
Quiero verlo.
Ryan: te estaremos esperando. ✓✓
Estaba a una calle de distancia de la tienda, giré en mi lugar y así regresar a mi departamento. Aún tenía algunas cosas que había comprado por la mañana, aún en las bolsas, las acomodé, tomé una ducha y salí rumbo a la casa de mi socio.
Al llegar toqué la puerta y fui recibido por él con Max en brazos.
—¡Hola Max! —estiré mis brazos para tomarlo y así pasar. —Hola Ryan. —saludé, después de un momento.
—Hola —me sonrió, increíblemente como un adolescente enamorado y evité reír.
—Juega conmigo. —el niño se bajó y me haló hasta donde estaban sus juguetes.
—¿La cena? —pregunté al mayor.
—Estará en breve. —respondió con orgullo de sí mismo.
—¿Que es?
—Max quería sopa.
—Mentida. —respondió en niño, con un puchero adorable y reí.
—¿Por qué no me dijiste para que hiciera algo más elaborado?
—Creí que estabas ocupada, no quería molestar.
—No lo era... —murmuré, mirando al niño. —Max, juega un momento. Iré a la cocina, ¿Si?
Él asintió como siempre y me fui con su padre que llevaba una sonrisa dibujada en su rostro.
—¿En serio Ryan? Jamás creí que no fueras bueno en algo. —miré la comida. —¿Puedo probar?
—Adelante.
Probé, asintiendo mientras el sonreía con orgullo y luego hice una mueca.
—Está salada.
Borró su sonrisa para mostrar su indignación.
—No es cierto. —también lo probó e hizo en mismo gesto. —Hace un momento estaba bien.
—Max no puede comer esto. —noté la decepción en su mirada. —Pero, no es nada que no se pueda arreglar. Cambia esa expresión.
—Mejor pedimos...
Lo bese rápidamente para impedir que terminara.
—Eres un buen padre. —sonreí, para poner mi atención en la comida y arreglarla.
Diez minutos después todo estaba listo, pero Max continuaba jugando en la sala, mientras me saludaba con una mano. La inocencia que desprendía ese niño era increíble y cautivaba a cualquiera que lo conociera, invitándolo a quererlo sin más.
—Max, vamos a lavarnos las manos. Es hora de cenar.
Él se levantó y corrió en dirección a su padre, pero tropezó. Ryan se acercó y lo levantó de inmediato e hice lo mismo.
—¿Estás bien? —le pregunté, con preocupación al ver sus ojitos con lágrimas y luego dirigí la mirada hasta su rodilla.
—Lily, será mejor que vayas a la cocina. —me dijo Ryan, tomando lo necesario para limpiar una herida y tragué grueso.
Asentí en concordancia antes de que comenzara, pero Max comenzó a llorar.
—Vamos Max, solo es un raspón. Pasará en cuanto te coloque esto. —lo escuché.
—Duele. —su voz quebradiza hizo que volteara a verlo.
Ryan intentaba limpiar un pequeño raspón que contenía una gota de sangre haciendo que mi respiración se dificultara, como acto automático.
—Lily... —el niño me miró, llamándome y me regañé mentalmente por no haberme retirado momentos antes.
—Tranquilo. —intenté sonreír, pero me era difícil. Observé los movimientos de Ryan, creyendo que no estaba siendo cuidadoso y con mucho esfuerzo me acerqué. —¿Quieres que lo haga?
—Lily. —me miró en desaprobación.
—Lo haré, no te preocupes. —con las manos temblorosas le arrebaté el algodón para limpiar la rodilla del niño, con cuidado. Mientras lo hacía soplé para que no ardiera hasta terminar. —¿Te sientes mejor? —lo miré y él asintió rápidamente.
Pasé una mano por mi frente para limpiar el sudor, algo que era imposible detener mientras intentaba normalizar la respiración.
—Gracias. —sin anticiparlo, Max me abrazó con fuerza, sorprendiendonos.
—No fue nada. —pude sonreír con alivio.
—Vamos a lavarnos las manos, Max. —Ryan lo tomó entre sus brazos y lo llevó hasta el baño.
Al quedar sola levanté lo utilizado para tirarlo en el bote de basura y lavarme las manos con rapidez, verificando que no tuviera nada parecido a sangre en mis manos.
La cena marchó tranquila, dedicándo mi atención al niño que parecía muy cómodo y feliz con mi presencia.
Al terminar llevó a Max que viera televisión en la sala continúa y por mi lado, lavé lo utilizado para distraer mis pensamientos. Para cuando regresé estaba sentado en el sillón, esperándome.
—No huyas. —habló antes de que dijera algo.
—No pretendía hacerlo. —me senté a su lado.
—No tenías que hacerlo. —se acercó para acariciar mi cabello.
—Ya lo hice. No digas más. —froté mi frente.
—Ven. —me acercó para abrazarme y besar mi frente. —Es difícil para ti, no tienes que hacerlo aunque se trate de Max, para eso soy su padre ¿Está bien?
No respondí, solo cerré los ojos normalizando los latidos de mi corazón que se habían agitado debido al momento anterior.
—No puedo ignorar a Max. —murmuré sin pensar.
—¿Por qué?
Entonces reaccioné separándome.
—Olvidalo. —Negué.
Él sonrió para mí, acariciando mi mejilla y depositar un beso en ella, uno tierno que me hizo sonreír.
—¿Te sientes mejor?
Asentí divagando con la mirada para no hacer contacto visual o sabía lo que haría, pero por fortuna apareció el menor.
—Tengo sueño. —avisó, frotándose los ojos.
—¿Quieres dormir? —intentó levantarlo, pero el niño lo evadió.
—Lily.
—Al parecer quiere que lo lleves a dormir. —sonrió, presenciando la escena.
—¿Estaría bien?
—¿Por qué no?
—Sabes a lo que me refiero.
Me preguntaba que estabamos haciendo, era cierto que Max comenzaba a desarrollar cierto apego hacia mi y no me molestaba, pero la realidad era otra. Más allá de las diferencias que teníamos con su madre, ella era eso, su madre y eso lo sabía muy bien. Ese era un límite que no me atrevería a cruzar aunque fuera mi peor enemiga, no en esas circunstancias.
—Solo quiere que lo lleves a su habitación, nada más que eso. Relájate. —me hizo una seña para que lo siguiera hasta una habitación con dos camas.
Al llegar estaba prácticamente dormido y no quise molestarlo, solo lo dejé en su cama y deposité un beso en su frente.
—Ahora me iré. —dije, al salir de la habitación.
—Ve con cuidado. —tomó mis manos y asentí. —Y... Como puedes ver, hace mucho tiempo que no comparto la habitación con ella.
—Está bien, no tienes que explicármelo. —sonreí y me abrazó.
—No quiero que te vayas.
—Tengo que hacerlo. Cuida de Max y descansa. —intenté separarlo sin éxito. —Ryan.
—Está bien. —se separó con resignación, pero me besó de un modo tan particular que olvidé donde estaba por unos segundos.
Aquella noche regresé con sentimientos descontrolados por su culpa, y también por haber ayudado a Max, superando la fobia por unos segundos. ¿Comenzaba a superar aquella parte tormentosa de mi vida?
El suceso estaba superado, pero la secuela era un caso aparte que hasta el momento no la había enfrentado ni en la más mínima intensidad.
*Suspenso*
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro