CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 46
Finalizaba una reunión general en la que tuve que descartar la posible pérdida, algo evidente causado por Ryan, y desviarla a otros gastos y así ganar más tiempo hasta tener lo suficiente para accionar en su caso.
—Una buena reunión y un excelente manejo de la situación, la empresa estará estable por un tiempo y gracias a ti. —halagó mi jefe con una sonrisa, al salir de la sala
—Estoy aprendiendo del mejor, no tiene que dudar de ésta chica. —me señalé y él asintió.
—Desde ahora no tendrás demasiado trabajo, puedes tomar un respiro. —dijo, para dirigirse a su oficina y hacer lo mismo hacia la mía mientras recibía otro insistente mensaje.
Ryan Rogers: ¿Te hiciste la prueba?
Ryan Rogers: ¿Como te sientes?
Ryan Rogers: No me ignores, solo quiero saber.
Ryan Rogers: Seré padre? 🤔 ✓✓
Y decenas de mensajes de las mismas características.
—¿Quién se cree? ¿Mi esposo? —bufé molesta por su insistencia.
Por otro lado tomé la tarjeta del tal “Walker” para buscar información y para mí sorpresa encontré algunas cosas relacionadas.
—¿Es mi padre con ese hombre? —fruncí el ceño al ver noticias y fotografías de más de treinta años atrás. —¿Quién demonios es?
Lo dejé un momento por el dolor de cabeza que se intensificaba cada día, cada vez que me presionaba, y giré con mi asiento para observar a otro lado que no sea la computadora. Pensé por un momento y lo único que podía hacer era preguntarle al señor Rogers o directamente a mi padre, ¿Alguno diría algo? Ante una amenaza de competencia posiblemente si.
Salí rumbo a la oficina del señor Rogers cuando comencé a sentirme mal, el mareo se hizo presente al punto de perder el equilibrio y el conocimiento.
—Lily... —escuché mi nombre a la lejanía con una leve presión en mi mano. —Lily.
Entonces abrí los ojos para encontrarme con un hombre con expresión preocupada.
—¿Ryan? —me confundí, intentando recordar algo de lo que había sucedido ya que estaba recostada. —¿Donde estoy?
—Estás en tu oficina. —escuché a alguien más. Lo miré y era el señor Rogers, como acto automático y repentino me solté del agarre de Ryan e intenté sentarme.
—No deberías hacerlo, aún estás mareada.
—Estoy bien, y ¿Quién eres? ¿Mi madre? —me molesté por la situación y quien estaba presente.
—Llamaré a un médico. —mencionó el mayor.
—No es necesario, me siento mejor. —lo detuve.
—Claro que es necesario, pudiste haber caído y golpearte la cabeza. —agregó Ryan.
—Callate... —miré a su padre que nos miraba con curiosidad. —No es necesario, luego iré a ver a uno.
—Está bien. —nos miró en un vaivén de miradas. —¿Ustedes...?
—Nuestra relación mejoró cuando trabajamos juntos, no piense otra cosa. Por favor. —pedí, interrumpiendo sus palabras.
—Si como no... —murmuró con una leve sonrisa. —Los dejaré solos.
Sin más salió cerrando la puerta y miré con fastidio a Ryan.
—¿Que demonios haces? Posiblemente él...
No continué por la sorpresa de haber recibido un abrazo de su parte.
—¿Estás bien? ¿Sientes algo fuera de lo normal?
—Estoy bien y por favor no menciones esa posibilidad.
—Tranquila... —lo escuché reír levemente. —Siento haberte presionado. Solo te pregunto cómo estás tú. —volvió a mirarme.
Quedamos así por un momento, mirándonos. Me perdí en su mirada que reflejaba preocupación acompañada de un brillo especial que no había visto antes, ¿Era por mi?
—Es la primera vez que me miras así. —me sacó de mis pensamientos con una leve sonrisa.
—¿Como?
—Tan apacible y... —suspiró. —mejor no lo digo o regresará la fría Lily.
Desvié la mirada, acomodando mi cabello esperando que en ese diminuto momento no haya mostrado ninguna emoción hacia él.
—Bien... ¿Que hacías aquí? —volví a mirarlo.
—Vine a hablar de algo con mi padre y sucedió esto. —se sentó a mí lado. —Debes ir por un chequeo, no es normal desmayarse repentinamente. Puedo acompañarte, si quieres.
—Lo haré hoy mismo y no necesitas acompañarme, no te preocupes.
—Está bien, te daré tu espacio, pero sabes que en cualquier momento puedes contar conmigo.
—Lo sé... —sonreí levemente mientras él tomaba mi mano para depositar un beso.
En ese diminuto momento me relajé, sin apartarlo, pero no esperaba que abrieran la puerta de golpe.
—Sam...
—¿Ryan? ¿Lily? —preguntó con confusion quedando de ese modo por unos segundos, al igual que nosotros. Hasta que llevó una mano a sus labios por la impresión.
—Te dije que esperaras... —su esposo llegó por detrás, evitando mirarnos.
—Largate. —murmuré entre dientes mientras me soltaba de su agarre, intentando mantener la calma.
—Lo siento. —se retiró tomando de la mano a su esposo y cerrar la puerta, pero parecían husmear por la ventana del pasillo.
—Mis padres no cambiarán. —expresó frotando su cuello.
—Solo asegurate de que no se lo digan a mis padres. Ahora me tomaré el día, no puedo lidiar con la vergüenza. —me levanté tomando mis cosas y salir de allí, evitando cruzarme con ellos.
Era casi mediodía cuando regresé a mi departamento para tomar la tarjeta que Selena me había dado hacía mucho tiempo, esperando que fuera su día de trabajo y que tuviera tiempo.
Fui a la dirección marcada, sin llamarla para que no tuviera especulaciones y para mí suerte podía tomar un turno.
—¿Lily? —me miró confundida, mientras esperaba en los asientos.
—Hola. —me acerqué.
—¿Pediste un turno? —me miró de pies a cabezas.
—Lo hice... —respondí por lo bajo.
—¿Que te sucede? —me miró con atención.
—¿Quieres examinarme aquí mismo? —la miré con seriedad.
—No te molestes, solo me sorprende tenerte aquí. Niña gruñona. —rió pasando y cerrando la puerta luego de que ambas entráramos. —Toma asiento y cuéntame que te sucede. —tomó su lugar para mirarme con atención.
—Me he estado sintiendo mal, en principio creí que era por mi condición. Eres de las pocas que lo saben... —sabía que me comprendía y asintió. —Pero me he sentido agotada, con náuseas, vómitos, mareos y hoy me desmayé en la oficina. También, no he podido dormir bien, quiero hacerme una prueba de embarazo.
Aquello lo dije sin cuidado, provocando que soltara el bolígrafo que tenía en su mano y parecía que no podía expresarse con palabras.
—¿Que? —cuestionó totalmente confundida.
—Lo que escuchaste, no confío en las pruebas de farmacia así quiero estar segura, ¿Puedo hacerme una?
—Claro que puedes, pero Lily... —negó. —Tú no tienes pareja, ¿Estás segura de que no te confundes?
—Ultimamente he tenido una vida sexual activa, aunque no tenga pareja. Ese no es el caso, solo quiero la prueba.
—Vaya niña, hablas sin filtros de nuevo. —se puso de pie para buscar algunas cosas.
—Ya no soy una niña, sé lo que tengo que saber a mi edad. —bajé la mirada.
—Lo sé. —se acercó con lo necesario para hacer una extracción de sangre. —Pero también pueden ser signos intensificados de tu condición, como lo dijiste. Aún así, descartemos cosas, de este modo también sabré como están tus defensas.
—Bien. —observé la aguja.
—Quizas quieras mirar a otro lado. —sugirió acercandola a mi brazo.
Cerré los ojos al sentir el pequeño dolor pulsátil, evitando mirar y también, conteniendo la respiración.
—Listo. —se levantó. —Lo enviaré ahora mismo, quedate aquí.
Salió a quien sabe donde y regresó luego de unos minutos. Mientras tanto observaba las fotografías de su escritorio.
—Estarán listos para mañana. —avisó tomando su lugar.
—De acuerdo.
—Lily, tengamos una breve plática como profesional de la salud que soy. —aquello sonó en un tono serio.
—Te escucho.
—Dices que tienes una vida sexual activa, ¿Puedo saber si tienes aventuras con diferentes hombres? —entonces la miré con el ceño levemente fruncido. —Sé que no eres así, pero sabes de los riesgos de hacer cosas como esas.
—Lo sé, y no, no fueron aventuras con diferentes hombres. Sólo fue uno, ambos nos cuidamos pero él, a veces no lo hacía. Solo diré eso, me incomodan estás conversaciones.
—Está bien, ¿Y tu periodo es regular?
—Ahora que lo mencionas... —pensé un momento. —Está retrasado.
—Entiendo, ¿Tienes algún otro síntoma que te preocupe?
Pensé un momento recordando el sueño recurrente, pero no me pareció relevante para mí estado.
—No, solo eso.
—De acuerdo, es todo. Puedes venir mañana para retirar los análisis, ¿Bien?
—Si... —asentí. —Y te pido por favor que no se lo menciones a absolutamente nadie, especialmente a mis padres.
—Lily, así como tú actúas con profesionalismo en tus casos, también lo hago desde esa puerta para adentro. —señaló la puerta. —No te preocupes, esto es secreto profesional. Aquí eres mi paciente. —sonrió.
—Eso me tranquiliza.
Regresé a mi departamento esperando que al día siguiente todo se aclarara finalmente y que pudiera sobrellevar la situación, fuera cual fuera.
Pretendía descansar temprano cuando un mensaje del señor Rogers llamó mi atención, diciendo que no era necesario que fuera a trabajar el día siguiente y que me recuperara pronto.
Por primera vez no me negué ya que pude ver y sentir los resultados de mi obstinación al desmayarme.
Atrapados jajajaja...
Ay X jajaja.
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