
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 41
Luego de un par de días no lo vi por ningún lado, tampoco me había llamado y en mi caso, no cedería y tampoco lo llamaría. Decidí ocuparme completamente de mi trabajo esperando que la concentración que había conseguido no fuera interrumpida.
—Rogers Empire tiene el balance más equilibrado que haya visto... —resoplé, bebiendo agua. —Por algo es tan imponente, claro qué, dejando de lado la estupidez de su heredero.
Continué con lo mío, moviendo el bolígrafo entre mis manos hasta que el sonido de una llamada perturbó mi tranquilidad.
—Número desconocido. —me incliné en mi silla para responder. —¿Si?
“Ha pasado tiempo. Me pregunto, ¿que hace la abogada más letal en estos tiempos?”
—¿Xavier? —fruncí el ceño. —¿Por qué me llamas letal? Hasta dónde recuerdo no asesiné a nadie. No comiences con tus estupideces.
“No lo hiciste, pero eso estuvo cerca.”
Conocía su tono de voz, y podía asegurar que estaba sonriendo.
“Se acerca el momento de ajustar cuentas, ¿No lo crees, Lily?”
—Ya que lo mencionas, tienes muchas cuentas que pagar, pero ¿Tú cuenta bancaria lo soportaría? —Reí con sarcasmo. —¿Creíste que me asustaría? La verdad es que no estoy de humor, y mi consejo es que no pongas un pie fuera de Italia o pagarás las consecuencias.
“Demasiado tarde. Es momento de resurgir y tú, decaer.”
Casi inmediatamente me colgó y observé el móvil.
—¿Quién se cree? ¿De la mafia? —sonreí sin ganas. —Maldición.
Entonces recordé la última vez que nos vimos.
Luego de un escándalo mayor, donde se notaron irregularidades tanto en el restaurante como en la comida, las autoridades estaban clausurando el lugar mientras Xavier recibía notificación de demanda de muchos de sus clientes. Inevitablemente una sonrisa satisfecha se dibujó en mi rostro.
—¿Lo hiciste tú? —preguntó en tono bajo, con notable rencor en sus palabras.
—Solo soy una abogada, no estaba a cargo de las cuestiones de higiene. —respondí, lo más suave y dulce para que aumentara su enojo.
—Estamos juntos en esto, me representarás en las demandas.
—¿Perdón? Debiste pensar en eso antes, si bien invertí tiempo y dinero en este lugar, no es la gran pérdida. Después de todo no era tan bueno como decían, debo desvincularme completamente de esto. —miré el lugar, sin poder ocultar mi ánimo.
—¿Que estás diciendo? Tú me ayudarás a levantar este lugar como sea. —levantó la voz y volví a mirarlo.
—¿Trabajo para ti? —cuestioné, cambiando mi actitud a una seria. —¿O soy tu perro para que me des órdenes? Desde ahora las decisiones las tomaré yo misma. —me acerqué un poco para susurrarle. —Debiste pensar eso antes de engañarme, ¿Creíste que no lo sabía?
—¿Que? —se sorprendió.
—siempre supe de tu engaño, ¿Me creías tan idiota? —sonreí con arrogancia. —Cuanto más me culpabas, más ocultabas tus actos. Lo mismo sucedió antes de ir a la boda de mi hermano, te molestaste por haber platicado con un conocido mientras hacías lo mismo con la secretaria, por eso dije lo que dije al regresar de Londres, aunque nunca lo notaste. Con el tiempo te volviste tan predecible y lamentable que te desconozco. Piénsalo, una secretaria común, pero que estuvo contigo desde el inicio. —tomé el cuello de su camisa para acomodarlo. —Llevan mucho tiempo en esto y no me interesan los detalles pero... ¿Donde está tu amante ahora mismo? ¿Estará contigo cuando debas afrontar esto?
Sonreí palmeando su hombro con suavidad, como si fuera un niño que necesitara consuelo.
—No te representaré, pero con gusto lo haré con los demandantes y mira... —tomé mi móvil. —mi agenda se está ocupando por muchos de ellos.
—Tú eres una maldita desgraciada. —expresó entre dientes.
—¿Desgraciada? Me halagas. —sonreí. —Con gusto te haré caer en desgracia. Te destruiré poco a poco para que sientas la agonía de quedar en la quiebra.
Y antes de que dijera algo lo callé con una abofetada.
—Eso va por mí como mujer, a la profesional la verás muy pronto.
Sin más que decir me retiré del lugar, dejándolo completamente desconcertado por la actitud que acababa de ver. Usualmente no era así, solo cuando algo me molestaba de sobremanera.
Tiempo después gané las demandas dejándolo completamente en banca rota quitándole hasta el último centavo, era eso o la cárcel. Él prefería lo último, pero me aseguré de que fuera lo primero y así dejarlo sin nada.
—¡Me las pagarás Lily! —gritó luego del juicio. —¡Juro que me las pagarás. Así como me destruiste, te destruiré! ¡Lo juro!
Sin reconocimiento, sin dinero, sin hogar, sin nada, parecía un mendigo al borde de la locura. No me satisfacía verlo en ese estado, pero si me satisfacía como profesional y él lo había buscado.
—Lily Walker es la mejor abogada en ascenso y esta en nuestro bufete, solo la encontrarán con nosotros. —alardeó mi jefe, el dueño del bufete Milano.
Así fue nuestro último encuentro y las cosas iban de mejor en mejor para mí carrera, hasta cierto punto.
Suspiré con pesadez, meditando un poco y no era el tipo de persona que esperaba para ver cómo atacaría el enemigo. Además, algunas cosas comenzaban a cuadrar y las hipótesis no eran muy alentadoras.
Tomé nuevamente el móvil para hacer otra llamada.
—Ciao, ho bisogno del tuo aiuto di nuovo.
[Hola, necesito su ayuda nuevamente.]
"Signorina, sa che sono a sua disposizione. Dimmi cosa ti serve."
[Señorita, sabe usted que estoy a sus servicios. Dígame que necesita.]
Respondió del otro lado, con su habitual tono.
—Ho bisogno delle informazioni su Xavier Reed, informazioni recenti, la sua posizione attuale e se possibile la sua situazione finanziaria.
[Necesito la información de Xavier Reed, información reciente, su ubicación actual y si es posible su estado financiero.]
“Come ordinato. Non appena avrò le informazioni, ti richiamerò.”
[Como ordene. En cuanto lo tenga le devolveré la llamada.]
—E pensa a un prezzo, sai che non mi piacciono le cose gratis.
[Y piense en un precio, sabe que no me gustan las cosas gratis.]
“Semplicemente seguo le tue indicazioni e quelle del mio signore. Sarò a tua disposizione.”
[Solo sigo sus indicaciones y las de mi señor. Estaré a su disposición.]
Colgó y me dejé descansar en el asiento. Esperaba un buen informe y algo que datara que Xavier no se haya recuperado, aunque, de cualquier modo ambas situaciones me favorecerían.
Mientras conducía de regreso recibí la llamada de Ryan, la cual decidí ignorar hasta que llegué al edificio, pero no esperaba encontrarlo en la puerta de mi departamento.
—Hola, ¿Podemos hablar? —habló, con un semblante tranquilo.
—¿Tenemos qué? —abrí la puerta.
—Si.
—Pretendía llamar a Vanessa, es viernes y no quiero escuchar tus dramas matrimoniales. —lo miré, ya que se había quedado en la puerta.
—Saldrá con Benjamín, hablamos hace rato.
Entonces suspiré con agotamiento.
—¿Que demonios haces aquí? ¿Viniste directamente de la oficina? —hice referencia a su traje.
—Si.
—¿Quieres que los vecinos escuchen lo que sea que quieras decir? —me crucé de brazos y pasó, cerrando la puerta detrás de sí.
—Solo quería aclararte una cosa. —tomó mis manos, haciendo que me incomodara. —Mi relación con Ashley terminó hace mucho tiempo, incluso antes de que naciera Max, y solo continuamos en esto por él. Solo es por él.
—¿Y eso qué? —fruncí el ceño. —¿Debería importarme? Después de todo no somos nada y no hay sentimientos. —me solté para señalarnos en un vaivén.
—Si que eres orgullosa y muy difícil de tratar. —suspiró.
—Tengo orgullo, estás en lo correcto, pero fuera de eso tengo cosas más importantes de qué ocuparme como para pensar en tu relación matrimonial.
—¿Por qué insistes en eso? —cuestionó con molestia. —Te estoy diciendo lo que es y lo que no es, pero tú...
—Y ahí estás. —lo señalé. —Ese es el Ryan Rogers que conozco, al único que me mostraste y conocí, no creo poder acostumbrarme a tus explicaciones sin pensar que es una mentira o un maldito juego.
Entonces resopló, con frustración y agotamiento mientras llevaba una mano a su cabello para desordenarlo.
—Solo escucha lo que digo, te estoy explicando las cosas como son y ahora te pregunto ¿Por qué crees que lo hago? —se acercó para mirarme directamente. —No estoy jugando, eso te lo aseguro. Entonces, ¿Por qué lo hago? Solo piensa un momento.
No respondí, solo bajé la mirada, meditando la respuesta y negándome a aceptar que él estuviera insinuando algo tan trivial.
—No lo sé. —volví a mirarlo. —La verdad es que no sé nada de ti.
—Lily. —parecía apunto de desesperarse. —Solo mirame. —Tomó mi mano entre las suyas para llevarla a su pecho. —¿Es tan difícil de comprender?
En ese acto pude sentir el incesante latido de su corazón, pero me era difícil creer que era causado por mí. También podía ser la molestia del momento.
—No quiero hablar de esto. —negué para deslizar mi mano hasta su rostro y así acercarme para besarlo con lentitud. —Lo único bueno de esto es que podemos dejar de lado lo demás y poder pasar un buen rato. —murmuré sobre sus labios.
—De ese modo me siento usado, pero estaré de acuerdo contigo solo por esta ocasión. —volvió a reclamarme con un beso deseoso que demandaba más y más, para desatar lo que había sido interrumpido días atrás.
Él tomó mi mano para entrelazarla con la suya y observarla hasta que habló.
—Max pregunta por ti, y quiere verte.
—Tambien quiero verlo, pero en esta situación será imposible. No quiero más problemas.
—Discutimos y se fue al día siguiente por eso no vine a verte antes. —besó mi mano para sentarse.
—¿Solo se fue? —imité su acción, tomando la sabana sobre mi pecho.
—Como suele hacerlo. —me sonrió levemente. —Pensaba que tal vez...
—Quieres que vaya mañana a tu casa. —completé.
—¿Puedes?
—No lo sé. —me solté de un tirón.
—¿Te molestaste de nuevo? —parecía divertido.
—No, solo pienso.
—Quisiera traer a Max aquí... —lo miré sorprendida. —Pero sería demasiado y luego querrá hacerlo a cada momento.
—Estoy de acuerdo, no siempre estoy disponible. Lo pensaré. —me coloqué su camisa para levantarme.
No se quedó mucho tiempo y al quedar sola pensé en lo que estaba haciendo con mi vida y que rumbo estaba tomando. Entonces me pregunté, ¿Aún tenía en mis manos el rumbo de mi vida o estaba siendo influenciada por Ryan?
Negué ante mi pregunta decidiendo ignorar ese problema por el momento porque, como dije, tenía mucho de qué ocuparme.
En estas situaciones surge la pregunta, ¿Que cosas sucedieron en Italia?
Por otro lado ...
¿Ryan puede enamorarse de Lily?
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