CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 38
Era lunes por la mañana y la hora exacta que debía estar en el trabajo, por la noche me había planteado que debía hacer, después de todo aquella oficina no tenía nada que me perteneciera sólo algunos documentos.
Suspiré llegando a la hora de siempre sin vestimenta formal, solo casual con una sudadera holgada esperando que nadie notara que durante dos días me había sentido totalmente vulnerable dejando que las lágrimas surcaran mi rostro al punto de encerrarme y no responder ningún tipo de llamada o mensaje, pero allí estaba, imponente con mi seriedad.
—Señorita, ¿Quiere café? —me preguntó la secretaria a mis espaldas.
—No, gracias. —volteé para mirarla. —Y quizás no lo sepas, pero ya no trabajaré aquí. Por favor, continúa haciendo un buen trabajo para mi padre y los demás.
—Es una pena. —asintió. —Seguiré trabajando con mucho esfuerzo.
Asentí para que se retirara y así quedar sola. Pude recoger una agenda que tenía en uno de los cajones del escritorio y un bolígrafo, junto a algunos documentos que me pertenecían y así vacié la oficina.
Di un último suspiro antes de que alguien tocara la puerta.
—Señor Rogers. —lo miré, estaba parado en la puerta con una leve sonrisa.
—¿Señor? De niña me llamabas tío a cada momento. —recordó acercándose.
—Bueno, ahora soy una adulta, pero no tengo tíos de parte de mi padre y tampoco de mi madre, así que usted siempre será el principal. —sonreí levemente.
—Adam debería escuchar eso. —amplió la suya, conocía la competencia que había entre los mayores por quién podría ser el tío preferido de tal y tal.
—¿Mi padre lo envió?
—No, solo quiero saber cuál es tu postura ante esta situación. Y no te estoy juzgando, solo quiero hablar contigo tranquilamente.
—Bien... —desvié la mirada, meditando mis palabras. —Podría simplificarlo de la siguiente manera. —me recargué en el escritorio para hablar con comodidad. —Tomé la mejor opción que creí para la empresa, no la que mejor me pareciera a mí y Ryan lo sabe, él se los dijo, en sus ausencias nos encargamos de lo debido e hicimos un gran equipo profesional por ese motivo me molesta la actitud que ha tomado mi padre. Entiendo que el consultor lleva años trabajando aquí, pero de querer cederle el control lo habría hecho antes de irse y no desencadenar toda esta situación.
Él asintió, escuchando mis palabras.
—Siempre he soportado las decisiones de los demás, hasta que tomé las propias y desde ese momento ya no puedo tolerar tales injusticias y eso me incluye, soy abogada y si no me defiendo a mí misma en una situación como esta habré fallado como profesional.
—Defiendes tus ideales con buenos conceptos sólidos. —concordó. —Tambien pienso que la última reunión fue innecesaria, pero Adam es estricto en lo profesional. Sin embargo, no creo que lo haya hecho para humillarte...
—¿Me pedirá que me quede? —interrumpí con tranquilidad. —Si es así, le diré lo mismo que a él, no cambiaré de opinión. Tomé mi decisión.
—Tu actitud me recuerda mucho a mí esposa.
—¿Tía Sam? —confirmó con un asentimiento.
—Cuando tomaba una decisión no había forma de cambiar esa idea. Hubo un tiempo que estuvo lejos mucho tiempo y regresó gracias a tu padre, ¿Lo sabías?
—No, pero recuerdo cuan hiperactivo era mi padre hasta años atrás así que no me sorprende. Aún así, ¿Que tiene que ver conmigo?
—Es una buena señal, significa que eres fuerte. Sé que no cambiarás de opinión entonces, ¿Te gustaría trabajar para mí?
—¿Que? —me sorprendí.
—No puedo dejar que una profesional como tú trabaje para alguien más, no estás en buenos términos con tu padre o eso se ve desde afuera, toma tú tiempo mientras trabajas para mí ¿Que dices? —no pude responder en ese mismo momento. —Claro que será en mi empresa y me acompañarás en caso de ser necesario, por eso no creo que debas recurrir aquí.
—Sea sincero conmigo, ¿Alguno de mis padres se lo pidió? —cuestioné, con confusion.
—Lo hicieron, pero como dije, no puedo dejar que trabajes con alguien más, tus habilidades para manejar las situaciones son increíbles y como ganaste el caso en nuestra ausencia fue sorprendente.
Entonces pensé, eso último era algo que a mi padre no le importó o no tomó en cuenta porque caso contrario habría tenido un punto a favor.
—Está bien. —acepté sin pensarlo mucho. —Será un placer trabajar para usted. —extendí mi mano y sonrió tomadola.
—Lo mismo digo.
Al finalizar salió de la oficina y pude suspirar con alivio, al estar en aquella situación también tenía orgullo y no utilizaría la tarjeta de crédito así que debía trabajar.
Por fortuna no crucé a nadie más, y suponía que mi padre estaría en su oficina atendiendo el trabajo pendiente, buscando un nuevo asesor legal y estresandose nuevamente por la presión. Sentí un poco de culpa ante lo último, pero no lo buscaría.
Bajé hasta el estacionamiento y antes de subir a mi automóvil alguien me detuvo.
—Realmente te vas.
—Como puedes ver. —respondí con seriedad.
—Luego de que me colgaras te llamé de nuevo. —no respondí. —Tambien ayer.
—¿Debía responder?
—¿Que?
Entonces lo miré con seriedad.
—Creo que no debía interrumpir el glorioso fin de semana en familia.
—Espera...
—Pero no me importa, puedes hacer lo que quieras. Es tu vida y eres un adulto, tienes una esposa y familia, desde ahora no quiero que me busques.
—Lily...
—Dejame en paz. —interrumpí conteniendo mi tono de voz, mientras alguien más se acercaba.
—¿Algún problema? —preguntó Taylor llegando con nosotros.
—Ninguno. —lo miré. —Me voy. Continúen trabajando arduamente y mantengan las cuestiones legales al día porque no vendré a improvisar de nuevo. Les deseo éxito. —sonreí subiendo al automóvil.
Al alejarme borré mi sonrisa liberando un suspiro pesado, aquel día lo sentía así, demasiado pesado.
—¿Que? —preguntó mi amiga, totalmente sorprendida al escuchar sobre mi nuevo trabajo. —¿Renunciaste de Walker Corporation y ahora irás con Rogers Empire?
—Como lo escuchaste. —asentí comiendo.
—Pero, Lily, es como una traición hacia tu padre. —frunció levemente el ceño.
—Claro que no, no son competencia. Además, mantienen una sociedad, ¿Que tiene de malo?
—Tambien significa que verás más a Ryan, estarás en la empresa de su padre.
—Tampoco. —la señalé. —Actualmente Ryan está más concentrado en la sociedad y lo que tiene que hacer, no pasa mucho tiempo con su padre. Estaré más que bien. —encogí los hombros restando importancia.
—Y Lily Walker lo vuelve a hacer. —sonrió. —Cuando parece que te están hundiendo, resurges de las profundidades como el ave fénix.
—El fénix es de las cenizas. —reí.
—Tienes razón —me siguió. —Regresando al tema...
Dudó un momento y la miré con atención, anticipando el rumbo de sus palabras.
—Tu relación con Ryan había mejorado debido al trabajo, ¿Ahora será igual que antes?
—Es lo que espero, no quiero ningún tipo de relación con él. —desvié la mirada.
—¿Hizo algo que no sé?
—No. —negué frunciendo el ceño. —Solo creo que me engañé en este tiempo, nuestra relación no mejorará o cambiará. Discutir y odiarnos es lo que somos.
—Según tú, solo porque la estúpida de Ashley te tiró su maldito veneno para ahuyentarte y funcionó.
—Sabes que no es solo eso, creí que en su momento lo habías comprendido.
—Tenía dieciocho años, estuve de acuerdo porque eres mi amiga y mi deber es apoyarte como tal...
—Pero Vanessa... —me quejé con frustración, recordando aquel día.
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—¿Realmente te irás? —preguntó mi amiga, Vanessa, sentada en mi cama mientras preparaba mi maleta luego de unos días de haber hablado con mi madre.
Solo asentí liberando un suspiro imperceptible, intentando no pensar y así no tener la posibilidad de arrepentirme.
—¿Nadie más que tus padres lo saben?
—Estás en lo correcto —la miré. —mi hermano se enfadará, pero es mejor así, de otro modo no me dejaría ir. Los últimos años se convirtió en alguien sobre protector.
En su momento Jeremy aún me protegía demasiado, pero también lo consideré injusto, sentía que debía enfocarse en sí mismo y en su relación, aquella que tanto le había costado y no quería sentirme una carga u obstáculo en su vida cotidiana.
—Es comprensible, pero... —dudó un segundo. —¿realmente es lo correcto? Quizá sea un poco exagerado solo porque Ryan haya comenzado una relación.
Fruncí el ceño, meditando un poco sobre mis palabras para que comprendiera.
—Tanto tú como Ryan fueron cercanos a mí desde la infancia, aunque solo fue una ilusión. Él jamás se acercó, fui quien lo persiguió, jamás le importé. No estuvo en el momento más difícil que me tocó vivir, fue lo contrario, incluso me sumó otra pena sin remordimientos. —recordé un poco aquel tiempo esforzándome por no llorar. —Esto es lo mejor para mi, aunque para ti sea exagerado, para mi será tranquilizador. Quiero comenzar una nueva etapa de mi vida. —continué con lo mio.
—Aunque continúas siendo infantil en algunas cosas, al hablar se puede notar tu madurez. —se levantó para acercarse. —Tienes razón, debes buscar lo mejor para ti. Aunque te extrañaré, una buena amiga siempre quiere lo mejor para la otra —me abrazó. —es momento de olvidarse de Ryan Rogers. —susurró.
—Lo sé...
Las voces de mi mente que aconsejaban que lo olvide resonaban como ecos distantes, pero mi determinación finalmente se conectó con la lógica. Quería enfrentar los rincones vacíos que con su indiferencia había marcado mi vida, aunque eso significaba desafiar la distancia y el tiempo.
Regresé a la realidad luego del breve recuerdo para suspirar con resignación.
—Realmente creí que lo habías comprendido, mis palabras fueron los suficientemente claras. —me froté la frente. —Pero olvidalo, ya no tiene caso. Ryan es una página arrancada de mi vida, solo quitalo de cualquier conversación.
—¿Por qué te enfadas de repente?
—No lo...
—¡Si, lo estás! —levantó la voz. —mira tu expresión.
—¿Como demonios miraré mi expresión? —tambien levanté la voz. —¿Y por qué me gritas? ¿También quieres estar en malos términos conmigo?
—¡No! Solo... —bajó el tono. —estas muy a la defensiva, y me molesta que ni siquiera puedas compartirlo conmigo. No tengo que preguntarte que sucede porque cada vez que lo hago no dices nada y a la vez, sabes que puedes contármelo todo. —Se levantó con seriedad. —Hay momento en los que pienso que eres arrogante, tanto como detestabas esa arrogancia en Ryan y otra veces, lo comprendo, es tu escudo pero es mejor dejarte un tiempo para que reacomodes tus asuntos.
—Vanessa, que sensible. Por favor... —bufé sin intención de molestar, pero sonó todo lo contrario.
—De todos modos estaré ocupada con mi trabajo, también ocupa tu tiempo en algo productivo. —se dirigió a la puerta. —Y llámame cuando cuando hayas recapacitado.
Sin más se fue, sin darme tiempo a replicar, dejandome totalmente sorprendida y en desacuerdo con sus palabras.
Y si faltaba algo, también hay problemas con Vanessa *tira una piedrita*
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