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CAPÍTULO 36

CAPÍTULO 36


Lavaba mis manos como acto de distracción, para no pensar en nada mientras el reloj marcaba las 8 pm.

Suspiré con agotamiento, no sabía cómo cambiar mi actitud o como recapacitar lo que había dicho a mi padre. Me preguntaba si había sido demasiado dura.

Tomé el móvil con la intención de desactivar el perfil y poder hacer una llamada mientras me dirigía a mi habitación, pero alguien tocó la puerta antes que lo hiciera.

—¿Vanessa? —me pregunté a mí misma dejando el móvil en el mueble y poder abrir para sorprenderme. —¿Ryan?

Divagó un momento con la mirada hasta encontrarse con la mía.

—Hola. —saludó en tono bajo.

No supe decir por qué reaccioné así, pero  lo tomé de su camisa para atraerlo mientras cerraba la puerta y besarlo con desesperación. Él no se opuso y correspondió del mismo modo, cargandome entre sus brazos y llevarme a la habitación para desatar una noche de lujuria y pasión que me hacía perder la razón, justamente lo que necesitaba.

Suspiré con satisfacción, cubriéndome con las sábanas mientras evitaba mirarlo. Me recosté con la mirada hacia el techo hasta que sentí su mano ascender suavemente por mi brazo hasta mi rostro y hacer que lo mirara.

—Tu actitud de hoy en la empresa fue excelente. Pero... —susurró acercándose a mis labios y besarme mordisqueando levemente. —¿Como estás?

—¿Importa? —lo besé, evitando que respondiera. —De todos modos no viniste por eso, pero sirvió y mucho. —sonreí sentándome.

—Te llamé, pero no respondiste. —imitó mi acción.

—¿Si? —tomé el movil para verificar y en efecto, llegaron las notificaciones entre otras cosas. —Vanessa... —leí su mensaje haciendo que me alarmara.

—Una vez más. —susurró por detrás, besando mi hombro mientras  posaba una mano en mi cintura.

—Tienes que irte ahora mismo. —intenté soltarme.

—¿Que? —cuestionó, confundido.

—Vanessa debe estar llegando. Son las 10, me envió un mensaje diciendo que llegaría. —me levanté con prisa para cambiarme. —¿Que esperas? Debes irte de aquí.

—Esa chica siempre es inoportuna. —lo escuché murmurar mientras tomaba su ropa.

—¿No olvidas nada? —lo ayudé a prender la camisa.

—Creo que si.

—¿Que? —lo miré y sin que pudiera anticiparlo me besó con la misma intensidad de momentos antes. —supongo que habría sido una larga noche. —susurré sobre sus labios.

—Estas en lo correcto. —acarició mi mejilla.

—Vamos —me alejé para responder una llamada. —¿Si?

“Lily, estoy abajo. Quería estar segura de que estabas en casa, no recibí tu respuesta.”

—Bueno. —reí levemente. —Solo necesitaba un momento sola, pero sube.

Colgué  rápidamente para empujar a Ryan fuera del departamento.

—¿Que esperas? Vete. —lo apresuré.

—Me siento usado. —dijo, con decepción dándome la espalda y suspiré.

—Espera... —volvió a mirarme. —¿Que haces? Utiliza las escaleras, seguramente viene por el elevador. Rápido, rápido. —lo apresuré para cerrar la puerta y a los pocos segundo tocaron.

Al abrir allí estaba mi amiga con una sonrisa y comida en mano, con algunas bebidas.

—¡Hola! —fue a dejar las cosas para regresar y abrazarme con fuerza —¿Como estas? ¿Como fue la batalla?

—¿Batalla? —sonreí mientras nos sentábamos en el sillón. —Tuve la impresión de qué quisieron humillarme.

—¿Quisieron? ¿Incluyes a tu padre en eso? —frunció levemente el ceño, sin comprender.

—No exactamente, pero te lo dije. Pudo haberme recibido y hablarlo internamente, pero no, prefirió hacerlo en una reunión con los integrantes más imponentes.

—Quizas no sea por eso, quizás tu padre quería demostrar que realmente no pueden dudar de ti, estoy segura de que cerraste la boca de ese tipo.

Entonces lo pensé un momento, mi padre había accedido a confiar en mí, pero no había demostrado eso.

—¿De que me sirve? —negué. —Él también dudó de mi.

—Lily, tu padre también es como mi padre y no creo que sea como lo piensas. —tomó mis manos.

—Como sea, no quiero hablar de eso ahora. —negué para buscar la comida y las bebidas.

—Oye... —dijo, en un tono muy particular.

—Dime. —la miré, divagando.

—Anoche estabas muy preocupada, también hoy por lo que hablas, pero tú semblante no es de alguien abatida. —sonrió con picardía. —¿Quieres contarme algo más?

—No... —negué, inevitablemente dibujando una sonrisa.

—¡Lily! —me señaló, como si hubiera descubierto algo. —Dejame ver.

—¿Que?

Se abalanzó sobre mi para remover mi cabello y revisar mi cuello.

—Lo sabía, ¿Quién es? —me miró inquisitivamente, esperando mi respuesta.

—Nada, y esto no...

—El fin de semana también fue por él, ¿Cierto? —interrumpió.

—Vanessa. —me quejé.

—Ahora mismo también estuvo aquí. —volvió a señalarme. —Y muy posiblemente continúe aquí.

Se levantó para correr hasta la habitación, imité su acción encontrándola rebuscado debajo de la cama.

—¿Por qué haces eso? —me crucé de brazos.

—Curiosidad. —miró la cama y luego a mí, con picardía. —Que desastre, debe ser alguien muy bueno. —apludió para seguir buscando en el baño.

—Deja de hacer eso, no está aquí. —volví a la sala.

—Quiero saberlo todo, hasta los detalles más sucios. —se sentó a mí lado como una niña que espera un cuento.

—Eres una pervertida. —Reí con ganas.

—Me conoces. Vamos, vamos. —me apresuró.

—¿Que quieres saber? —reí, comenzando a comer.

—¡Todo! —abrió una bebida para mí.

—Sabes que embriagarme no funcionará. —la tomé para dejarla nuevamente en la mesa.

—Muy bien, si tu no cuentas nada, lo haré yo. Tengo mucho material que contar. —se acomodó en su lugar e inmediatamente llevé las manos a mis oídos.

—No. Te conozco lo suficiente como para saber todo lo que hicieron. —cerré los ojos.

—Allí está Lily. —rió. —Vamos, solo quiero saber un poco de él, ¿Es bueno?

—Bueno... —suspiré, pensado un momento. —es muy bueno, es excelente. Hace que olvide mis problemas. —sonreí.

—Te preguntaba sobre su actitud, no como es en la cama. —contuvo su risa. —Pero también ayuda, para que estés tan deslumbrante realmente debe ser muy, muy bueno. —hizo énfasis en “muy”.

—Dije excelente. —corregí sonriendo de lado. —Y sobre él o su actitud, no lo sé, tampoco quiero pensar en eso. No busco una relación en este momento, como estamos está bien para mí.

—Hmmm... —parecía pensar un momento. —¿En donde lo conociste? O debería decir, ¿En qué momento? —bebió un poco.

—Cosas de la vida, igualmente no le des importancia. Solo me gusta el placer que me proporciona. —intenté desviar la conversación.

—Debe haber más. —se quejó. —¿Es atlético?

—No, es más trabajado. —mordí mi labio al recordarlo sin camisa.

—Te babeas. —rió. —Dime más.

—Es atractivo y “lindo”. —coloqué entre comillas al recordar como es su actitud para con su hijo. —Y su voz, su voz es jodidamente sexy en la intimidad.

—¡Padre santísimo! —exclamó.

—No difames. Una pecadora como tú no debería decir esa palabra. —me burlé.

—Habló Lily la santa. —hizo una mueca de desagrado para regresar a su exclamación. —¡Padre santísimo! ¡Ese chico te gusta!

—Te equivocas,  no me gusta. Solo disfruto de lo que me puede brindar, en poco tiempo me aburriré y lo dejaré.

—No quieras parecer una fuck girl porque no eres así. —me señaló. —Está bien, ¿Lo disfrutan? Si. Pero también creo que se gustan, solo presta atención a sus acciones.

—Ese es el problema, no entiendo sus acciones.

—Cuentame.

Entonces lo pensé dos veces, expresarle mis inquietudes sería estar gritando que ese chico era Ryan, sería fácil para Vanessa descubrirlo y no podía permitirme eso, o se llevaría una idea equivocada.

—Dilo.

—No es nada, olvidalo.

—¿Que lo olvide? Luego de que dijeras cosas tan reveladoras, no  puedo olvidarlo.

—¿Reveladoras? —reí. —Practicamente me estás interrogando.

—Solo un poquito. —minimizó con los dedos. —No se tú, pero yo quiero que eso funcione no cualquiera te revitaliza. Y...

—¿Y? —detuve mi acción de beber.

—Cuando eso suceda, quiero ver la reacción de Ryan. Quiero verlo sufrir.

Entonces comencé a toser, mientras pensaba:

Si tan solo supieras que ese hombre es el mismo Ryan.

—No, por favor. No quiero que hagas nada, mucho menos algo como lo de la otra vez.

—¿Por qué no?

—¿No es obvio? Él no es un idiota, está más que claro que lo haces apropósito y quien queda mal soy yo. Seguramente pensará que no he cambiado y estoy desesperada por su atención. —negué repetidamente.

—No cariño, la diferencia está en que no es un invento. Esto es la verdad y cualquiera notará tu buen estado.

—No se de lo que hablas. —me cubrí los oídos hasta que recibí un mensaje.

Ryan Rogers: ¿Notó algo?

—¿Es él? —intentó arrebatarme el móvil, pero lo alejé con rapidez. —De haberlo sabido no habría asomado las narices y estarías disfrutando a lo grande.

—Ya deja de hablar así. —no pude evitar una risa. —Invocaste a Ryan.

—¿Por qué Ryan Rogers te escribe a esta hora?

Yo: No.

—Solo pregunta sobre mi decisión, no te lo dije pero fue tanto el coraje que renuncié hoy mismo.

—¡¿Que?! —Y finalmente desvié la conversación. —Debes estar bromeando o estar loca. —negó. —Eres una abogada excepcional, pero no puedes dejar una empresa como Walker Corporation.

—Ya lo hice, y como abogada excepcional creo que no me será difícil encontrar un nuevo empleo, donde si valoren mi trabajo.

—Deberías pensarlo bien, ahora  eres el único soporte de tu padre, no deberías abandonarlo así.

—No lo estoy abandonando, tiene buenos empleados, a los mejores socios y yo debería buscar mi rumbo. —bebí con ganas.

—Reconsideralo. —la miré. —No estoy en tu contra, solo que lo mínimo que deberías hacer es hablarlo con tus padres. Después de todo eres la única heredera de todo eso.

—¿Olvidas a Amy? Me encargaré de otorgarle lo que le corresponde.

—Es una bebé, no puede ocuparse de negocios.

Me cubrí los oídos con la intención de que dejara de hablar.







Buenas!!!!!! *Grillitos*

Bueeeno, hay actualización *guiño, guiño*

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