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CAPÍTULO 15

CAPÍTULO 15



Era fin de semana y alguien había llegado a mi departamento, luego de que la llamara, se encontraba con los brazos cruzados con notable molestia mientras me observaba con el ceño fruncido.

—No me gustó, no me gustó en lo absoluto. Me colgaste y luego me ignoraste.

—Te colgué, si, pero era por la situación y no, no te ignoré, solo estuve ocupada. No te enfades. —abrí mis brazos esperando lo mismo, pero giró su rostro con ofensa. —No creo que estés enfada conmigo, te conozco perfectamente. Esa expresión se parece más a cuando...

—Shh. —levantó las manos y sonreí.

—Alguien te rechaza. —concluí chasqueando los dedos.

—Nadie te preguntó. —se sentó en el sillón, inclinando su cabeza hacia atrás.

—Cuentame. —me senté a su lado, con una leve sonrisa, anticipando algo exagerado en su relato.

—No me rechazó, ¿O si? —se inclinó para sentarse bien. —Todo estaba bien, incluso luego del evento nos enviamos mensajes y llamadas, algo común cuando hablas con un amigo.

Aclaré la garganta en la última palabra, ella sonrió levemente, admitiendo que había sido atrapada.

—Bien. —asintió. —se suponía que hoy saldríamos a comer o algún bar de la ciudad, ya sabes, tenía expectativas y esperaba que fuese una noche placentera.

—Vanessa. —me quejé por su declaración.

—¿Que? No tiene nada de malo, somos adultos. Puedo hacerlo más claro y específico. —sonrió con malicia.

—No, está bien. Entendí, no es necesario especificar. —la detuve acariciando su cabeza como a un cachorro. —Entonces, ¿Que pasó?

—Me canceló hace una hora, dijo que había surgido un imprevisto. No pregunté mucho, aún no somos más que amigos. —suspiró.

—Si, “amigos”. —hice énfasis para molestarla.

—Lily.

—Calma, dime. Benjamín está soltero, ¿Cierto?

—Claro que sí... —dudó un momento. —Eso creo, ¿Por qué lo preguntas?

—No lo sé, quizá ambos querían una aventura, solo eso. Sinceramente, me es difícil de creer qué, después de años de conocerse justo ahora haya una conexión.

—No negaré que me atrajo como hombre, cosa que no sucedía antes y también quería experimentar cosas nuevas, ya sabes pero... ¿Que pasa si quiero algo más? Él es lindo, muy al contrario a alguien que conoces. Es atento, cosas que no veía antes. —frunció el ceño. —Tuvo novias a lo largo de los años pero ninguna formal, tampoco tuvo esposa y cada vez que nos encontrábamos casualmente me atraía, pero no lo quería admitir.

—Vaya, quizá no lo hayas notado pero parece que fuiste flechada por cupido hace mucho tiempo. —sonreí. —Bien, sé que es una buena opción, te apoyo mi querida Vanessa. —la abracé.

—Fue tu culpa por haberme abandonado tanto tiempo. —simuló llorar.

—Calma, calma, podemos arreglarlo. —palmeé su espalda.

—No, así estoy bien. —se separó. —¿Que podemos hacer ahora?

—Bueno, iré a ver a Amy, ¿Quieres venir?

—Si, quiero ver a tu pequeña sobrina y creo que también será mi sobrina postiza. —se levantó con ánimos.

—Claro que si, pero tú conduces. —me dirigí a la puerta seguida por ella.

En el camino solo nos dedicamos a escuchar música para que nos levantara el ánimo y al llegar fuimos recibidas por una Eve muy sonriente.

—Me preguntaba cuando vendrías —nos dió paso.

—No la juzgues, Eve. Lily estuvo muy ocupada, incluso fui ignorada. —se quejó Vanessa sentándose en la sala y observar a ambos bebés que estaban allí.

—¿Es en serio? —la nombrada me miró sorprendida.

—Si y no, por favor. No la escuches, no está de buen humor hoy. —resté importancia sentándome, tomando en brazos a mi sobrina. —Hola Amy, cariño de su tía. —besé su frente para hacer lo mismo con Lucas.

—¿Como van las cosas? Supe que tus padres tomaron vacaciones y quedaste al mando. —se sentó en el sillón de enfrente para mirarnos con atención.

—Si, creí que sería necesario... —le conté lo sucedido. —pero, por el momento lo manejo bien. El trabajo marcha según lo planeado y sin contratiempos, realmente espero que todo salga bien. —sonreí.

—Sería perfecto, así aliviarias a tu padre. Las veces que lo vi luego de lo sucedido pude notar lo que sentía y realmente esperaba que lo ayudaras. Creo que los más jóvenes tenemos mayores posibilidades de salir y avanzar ante la pérdida, pero para los padres es más difícil. Lo vi en los mios... —miró a la bebé. —aunque salieron adelante gracias a ella, todos lo hicimos.

—Lo hicimos y lo haremos. —confirmé.

—Vi de cerca su dolor, y lamento ser egoísta pero espero no experimentarlo jamás. Personalmente, creo que no lo soportaría. —agregó mi amiga entregando a Lucas en brazos de su madre.

—No es egoísmo, realmente no se lo desea a nadie.

—Tampoco lo padecerás porque no tienes hermanos. —sonreí.

—Ah, Lily arruinando momentos melancolícos. —rió, ruidosamente.

—Es mejor, dejemos eso de lado. —concordó Eve. —Quería preguntarte algo que me tiene un poco preocupada.

—Adelante.

—¿Como... Como manejan las cosas con Ryan? —me miró con interés al igual que mi amiga.

—Bien, estamos de acuerdo en qué, dentro de la empresa y horario de trabajo somos completamente profesionales. Claro que debemos vernos más a menudo y platicar, pero todo es relacionado al trabajo. Solo eso. —tomé la manito de mi sobrina quien sonrió al mirarme.

—Con eso también dices que son completos desconocidos fuera, ¿Cierto?

—Es cierto. —confirmé y asintió pensativa.

La plática no fue más allá pero Vanessa se le unió en ese trance de quedar pensativas, por unos prologados segundos.
Por las próximas dos horas cenamos allí y la ayudamos a dormir a los niños para luego salir a algún bar para distraernos. Especialmente mi amiga era quien debía distraerse.

—No tenía este plan pero me gusta. —aplaudió adentrándose en el lugar que cargaba un ambiente fiestero con moderación al igual que la música.

—Solo beberemos un par de copas y nos iremos, ¿De acuerdo? —la señalé.

—Claro, eres la mejor.

Nos dirigimos a la barra donde nos saludó un atractivo chico que nos sonrió a ambas, mientras preparaba nuestras bebidas.

—Es lindo. —susurró, mientras bebía.

—Te escuchará.  —bebí para contener mi risa.

Mi amiga encogió los hombros sin importancia, observó el lugar obteniendo una mirada panorámica de la cual se decepcionó.

—¿Buscas algo en particular?  —recargué mi brazo sobre la barra y sobre él mi cabeza,  para mirarla.

—No... —movió el contenido de su copa.

Su semblante se apagó, llegando a la conclusión de qué realmente si quería salir con Benjamín. Aquello me sorprendía pero a la vez, no tenía derecho a opinar sobre ello, ya que en mis años de estar fuera pudo suceder algo que no me contó.
Imité su acción de observar el lugar hasta dar con dos personas que parecían platicar de algo mientras bebían.

—No sé si esto te decepcionará, pero su imprevisto parecía una cita. —esperé su reacción.

—¿Donde? —giró de inmediato.

—Lugar equivocado. —señalé disimuladamente con la cabeza.

—¿Que? —los encontró. —está con...

En ese momento nos miraron y sonreí por la expresión de mi amiga.

—Atrapada. —desvié mi atención para pedir de nuevo. —otra copa, por favor.

Mientras la recibía acompañada de una sonrisa por parte del mismo chico, escuché un balbuceo de mi amiga.

—¿Dijiste algo? —giré para mirala, pero no estaba sola.

Allí estaba Benjamín, y no sabía en qué momento había llegado allí pero mi amiga se encontraba emocionada y se le notaba a kilómetros.

—¿Nos acompañan? —nos miró a ambas. Negué de inmediato aunque Vanessa accedió ignorándome.

—Solo un momento, por favor. —suplicó.

Dirigí la mirada hacia la mesa en cuestión y allí estaba Ryan, bebiendo sin importarle lo que sucedía a su alrededor. Entonces, ¿Por qué no?, ¿Por qué no hacer lo mismo? De ese modo apoyaría a mi amiga.
Así lo hice, ignorando por completo al presente y al ambiente que creaba la futura pareja entre risas y pláticas en las cuales me incluían, pero solo respondía con asentimientos o negaciones.

Fruncí el ceño, frotando mi frente ante el leve mareo que presentaba, había bebido más de la cuenta y me regañaba mentalmente por ello.

—¿Aceptas otra copa? —el chico de las bebidas se hizo presente.

—No, fue suficiente. —desvié la mirada.

—Lo siento, me preguntaba si aceptarías mi invitación. Mi horario de trabajo terminó. —sonrió.

Ante lo dicho, la pareja dejó de pláticar para mirarlo mientras el otro presente se mantenía indiferente.

—Oh, no. Te equivocas conmigo.

—No lo parecía cuando te servía las copas. —susurró cerca de mi.

—Oye. —intervino Benjamín con Vanessa.

Suspiré con paciencia removiendo el mechón de cabello que caía por mi rostro.

—Cariño. —tomé el cuello de su camisa para jugar con ella. —soy abogada y lo que haces en este momento se puede tomar como acoso, ¿Tienes idea de la pena que puedo conseguirte? Claramente no lo sabes. —palmeé su hombro. —hazte el favor y piérdete.

Sin más que decir tuvo que hacerlo, dejando sorprendidos a mis acompañantes.

—Iré... —señalé al pasillo del baño. —regreso en un momento. —me levanté tambaleante.

—Te acompañaré. —Venessa intentó ayudarme.

—Estoy bien, estoy bien. —me solté, convenciéndola.

Caminé lo más normal posible hasta el baño donde me remojé el rostro esperando que me ayudara a quitarme el alcohol antes de que hiciera efecto.

Al regresar solo había una persona en la mesa, sin articular palabra señalé sus asientos para saber dónde estaban.

—Se fueron hace un momento. —dejó su vaso vacío.

No esperaba algo así de Vanesa, pero estaba bien. Sólo debía tomar un taxi.
Salí del lugar hasta llegar a la calle cuando me tomaron del brazo.

—¿Que haces? —me molesté.

—Estás ebria, te llevaré.

—Tambien bebiste, sería arriesgar mi vida —me solté para cruzarme de brazos.

—¿Prefieres ir con un desconocido en ese estado?

No respondí, tomó sus llaves para quitarle el seguro a su automóvil que estaba a pocos  metros de nosotros.

—Aún tenemos mucho trabajo por hacer, y no me arriesgaré. —volvió a tomarme para llevarme hasta él, quizá tenía mucha fuerza o era yo quien las había perdido debido al alcohol, pero no pude negarme.

—Creí que el riesgo era trabajar conmigo. —respondí en cuanto subió.

Lo escuché respirar con paciencia.

—Colocate el cinturón de seguridad.

Hice una mueca tomando el cinturón, no era por obedecerle, sino que estaba arriesgándome porque también había bebido. El problema fue al intentar deslizarlo.

—¿Que haces? —me miró.

—No puedo, se atascó. —intenté tirar con fuerza pero su mano me detuvo.

Al girar lo encontré prácticamente encima de mí, tomándolo él mismo y deslizarlo con tanta facilidad, o eso pensé rápidamente. Lo tenía tan cerca que su aliento chocaba sobre mi rostro, provocando una corriente a lo largo de mi cuerpo. Sabía perfectamente que era efecto del alcohol, así qué, no pude evitar preguntarme. ¿Sus labios sabrían a la bebida que tomó?









Ujummm... Si, efecto del alcohol *cofcof*

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