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CAPÍTULO 12

CAPÍTULO 12



La semana marchaba entre explicaciones empresariales que parecían difíciles, pero cuando encontraba el paralelismo con lo legal, podía manejarlo. Eso no quería decir que todo fuera exactamente igual, pero con paciencia lo comprendí sin mencionar que también trataba con el señor Rogers quien estuvo de acuerdo en que mi padre tomara un descanso y me ayudaría en todo lo que fuera posible.

—Y por último, pero no menos importante es... —dejó de acomodar unos documentos para mirarme. —no despedir personas sin razón. Ante cualquier cosa pide asesoramiento a la sección de recursos humanos.

—Papá. —me quejé. —soy asesora legal, conozco todos los procedimientos ¿Por qué pedir asesoramiento? Me ofendes de gran manera. —hice una mueca.

—Lo sé, lo sé y solo lo dije como caso extremo. Ten en cuenta de que no estamos en posición de quedar mal, cuanto mejor sea la imagen mejor será la reputación. —sonrió con amplitud.

—Si señor. —agregué con desgano.

—Bien, el único que sabe de esto es Tom, pero preparé una breve reunión con los más importantes para dar el aviso. —se levantó de su asiento para dirigirse a la puerta.

—Y esos solo pueden ser quienes ya conozco. —murmuré para mí misma, siguiéndolo hasta la sala de reuniones.

Al entrar solo estaban cuatro personas, y eran el señor Anderson, Daniel, con sus dos hijos. El otro era el señor Rogers.

—Muy bien caballeros, los llamé aquí para dar un aviso formal ante ustedes. —los miró luego de tomar su lugar.

—Me pregunto que será. —mencionó el señor Anderson.

—Bueno... —miró al otro mayor. —¿Ryan no estará presente?

—Está atendiendo algo importante. Disculpa.

—Está bien, igualmente se lo pueden informar. —se acomodó colocando los codos sobre la mesa. —saben que atravesé un momento difícil, un golpe para la familia que ustedes también experimentaron de cerca. Pero... No soy tan fuerte como ustedes y eso me llevó a bajar el rendimiento empresarial, colocando a la empresa en un momento difícil. —hizo una breve pausa. —Sin embargo y por fortuna, nuestra sociedad y contratos no se vieron afectados ya que teníamos responsabilidades compartidas y ustedes se encargaron de ello...

Suspiré acomodandome en mi asiento, evitando mirar a los presentes.

—Por esa razón he decidido tomarme un tiempo de descanso, llegué a la conclusión de que lo necesito para recuperarme completamente. Estaré presente en el evento anual y me iré la próxima semana con mi esposa, dejando a cargo a Lily de los asuntos correspondientes. Confío plenamente en ustedes para ayudarla y guiarla en esta nueva etapa, sé que será más fácil tratar con alguien más joven y que comprenderá rápido cualquier situación. Aunque, sabe que puede llamarme de inmediato ante cualquier inconveniente por mínimo que parezca. —me miró y asentí. —Por favor, confíen en nosotros aunque sea una última vez.

El silencio inundó el lugar, pudiendo interpretarse como algo negativo y de desaprobación. No esperaba algo así, estaba bien que dudaran como todos pero alguna vez me debían dar un voto de confianza.

—No debes preocuparte. —finalmente habló Thomas Rogers. —Tanto tú cómo Lily tienen mi completo apoyo en esto. Descansa el tiempo que sea necesario y nosotros nos encargaremos del resto, estoy seguro que trabajemos muy bien en equipo.

En lo último me miró con una leve sonrisa seguida de un asentimiento de aprobación, a lo cual respondí del mismo modo.

—Es cierto, no debe haber preocupaciones. A pesar de ser empresas individuales nos apoyamos entre sí y no hay competencia visible. No habrá problemas, y cabe mencionar que es una abogada excelente, con sus conocimientos se convertirá en una buena líder hasta que regreses. Lo importante es tu recuperación, de hecho todos los mayores necesitamos vacaciones. —agregó Daniel Anderson, lo último con una risa.

—En efecto, me da gusto saber que trabajaremos en sintonía con alguien de nuestra edad. —siguió Dylan. —sin ofender, claro. También nos iremos preparando para el futuro, seamos conscientes de que en algún momento tendremos que ocuparnos de todo y es mejor adaptarnos. Eso incluye a Lily.

—Estoy de acuerdo. —agregó su hermano con una expresión relajada.

—Bien, estaré tranquilo...

En ese momento entró el faltante, con su característica expresión y actitud.

—Lamento la tardanza. —tomó su lugar. —¿Escuché bien?

Su padre lo miró sin saber a qué se refería.

—¿Alguien sin experiencia quedará al frente de ésta empresa? Con la cual tenemos una sociedad, ¿Eso no implica una catástrofe? Padre. —lo miró.

—Ryan. —lo escuché pronunciar en tono desaprobatorio.

—Solo quiero esa respuesta de ustedes, de personas con experiencia. No quiero la respuesta de las personas que la conocieron desde niña, quiero de los empresarios. —los miró a la espera.

Sentí que intentaba humillarme de algún modo pero, no se lo permitiría.

—La implicancia que mencionas depende del punto en que lo mires. —respondí con seriedad, llamando su atención para que me mirara. —En caso de desconfiar y verme como una enemiga, claro que sería catastrófico pero, en ese caso no buscaría la catástrofe de mi padre sino de quien me vea como tal enemiga, ¿No lo crees?

No recibí respuesta, solo frunció el ceño, sin apartar la mirada.

—En cambio, al verme como una aliada... —pensé un segundo. —oh, claro que tendríamos éxito ya qué la implicancia de esa situación sería trabajar en equipo, y en una mínima probabilidad de fracaso, no sería la única culpable. —descansé mi espalda en el respaldo de mi asiento, sin apartar la mirada. —Tu decides Ryan, aliados o enemigos, pero piensa bien tu respuesta.

El silencio se apoderó del lugar, por segunda vez, sin cortar el penetrante contacto visual que comenzamos, dando paso a una batalla de miradas intimidantes de uno hacia el otro.

—Ryan, es la decisión del CEO, no tienes razón para interferir en ella. —su padre interrumpió el contacto.

—Pero nos afecta, tenemos una sociedad.

—Y como sociedad debemos apoyarnos porque esa misma sociedad se transferirá a Lily. No puedes decidir quien será su sucesor. —agregó con seriedad, dando a entender cual era su postura y que se debía poner punto final a la situación.

—Vamos Ryan, ya eres lo suficientemente mayor como para quejarte de ese modo, ¿También irás con tía Sam? —habló Taylor con una sonrisa burlona.

—Personalmente no creo que le moleste la decisión. —siguió Dylan, con la misma actitud que su hermano. —creo qué, lo que realmente le molesta es tener competencia porque aceptemos que Lily vivió en otro país por casi 10 años. Pudo conocer algunas cosas que nosotros no y aplicarlo ahora.

—Exactamente. —concordó su padre. —Fin de la discusión.

—Y como decía... Estaré completamente tranquilo, no hay dudas de que Lily podrá hacerlo. —reconoció con una sonrisa en sus labios, orgulloso por mis respuestas. —Damos por finalizada esta reunión y nos vemos mañana en el evento.

Sin más que decir se levantó seguido por los mayores y salir en fila, al igual que los hermanos Anderson. Hice lo mismo seguida por el último presente pero me detuve en la puerta, dándole la espalda e impidiendo su salida.

—Con respecto a mi experiencia, no te preocupes. —giré levemente el rostro para mirarlo parcialmente. —Tengo más de la que imaginas.

Sin esperar respuesta me dirigí al elevador y así regresar a mi departamento, saboreando un exquisito sabor triunfal. Aunque era consciente de que era demasiado pronto para decir aquello, solo era un inicio y era lo mejor.

—¿Que te trae tan pensativa?

Escuché una voz cuando estaba en el elevador del edificio, provocando que me sobresaltara al voltear y encontrar a Vanessa justo detrás.

—¡Que demonios! —solté con un grito.

—Hola. —saludó completamente feliz por haber concretado su aventura de asustarme.

—Rayos. —pasé una mano por mi cabello, asimilando de que no era un fantasma sino la molesta de mi amiga. —Vanessa, en caso de no morir de un susto, morirás tú cuando tenga una mala reacción. No siempre seré la presa, recuérdalo. —bajamos en mi piso.

—Lo siento pero, no es mi culpa. Te hablé desde que bajaste del automóvil, incluso pensé que me escuchabas hasta que reaccionaste. No es mi culpa. —se defendió.

—Como digas. —entramos al departamento para tirarme en el sillón. —De todos modos, ¿Que haces aquí? Creí que trabajabas en algo importante.

—Justamente te contaba eso... —se acercó para tirar de mis pies para que le diera lugar a sentarse. —su vestido está totalmente listo.

—¿Mi que? —me confundí.

—Tu vestido. —la miré parpadeante, sin comprender. —¿Que día es mañana? —suspiró con paciencia.

—Sabado.

—¿Que harás?

—Asistir al evento anual. —fruncí el ceño.

—¿Que vestirás?

—No lo había pensa... Un momento, ¿Dices que hiciste un vestido para mi? —me señalé.

—Para ambas. —corrigió. —pero en especial para ti, será una gran aparición, debes dar una excelente impresión y harás una entrada triunfal dejando boquiabiertos a todos. —miró a la nada, como si mirara una película.

—¿Te sientes bien? —reí por su expresión. —no debías molestarte, solo dime cuánto es, claramente lo pagaré.

—¿Que dices? Somos amigas, esto no es nada. Además de que me llevarás contigo, esto no es nada. —repitió en un tono muy sutil y continuó. —claro que si alguien pregunta, puedes recomendarme, esto no es nada. —sonrió

—Lo sabía, aprovechada. —la golpeé con un cojín. —pero, ¿Como lo hiciste? No tomaste medidas.

—No son necesarias, te conozco a la perfección Lily, conozco tus gustos y modelos de vestidos. Estoy segura de que lo amarás. Solo espera a verlo mañana. —se enorgulleció de si misma.

Vanessa no solo era espontánea, muchas veces también era impulsiva, haciendo cosas que para ella eran lo mejor. No siempre podía esperar eso pero definitivamente, la mayoría de las veces acertaba y era una bendición tenerla.










¿Alguien más nota la tensión de esos dos?

Y...

¿Quien más adora a Vanessa?

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