CAPÍTULO 116

Observaba la maravillosa ciudad mientras cerraba los ojos al sentir sus manos aferrarse a mí cintura.

—¿Comenzamos? —susurró en mi oído.

—¿Que es lo que quieres Ryan? —respondí del mismo modo.

—Tengamos un bebé. —besó mi cuello y suspiré con cierta impaciencia. —Sé qué no tuvimos luna de miel, tampoco festejamos nuestro primer aniversario y es mi culpa, lo admito, pero ya es momento de pensar en nosotros.

—No... —giré para mirarlo. —No es tu culpa, fui quien sugirió posponer la luna de miel para no dejar solo a Max, pero si te culpo por nuestro aniversario ¿Como pudiste olvidarlo? —me molesté.

—No lo olvidé, de otro modo no estaríamos aquí. Solo estaba esperando que las reuniones en la empresa se ajustaran un poco para que nuestros padres no tuvieran tanto trabajo.

Suspiré desviando la mirada, pero hizo que lo mirara de nuevo.

—Lily, perdoname, pero eso también me dió tiempo de hacer  ésta reservación y hablar con Max para que quedara con mis padres. —No respondí y él sonrió divertido. —Eres tan tierna cuando te enfadas. —imitó mi expresión y reí levemente.

—Eres un idiota, Ryan. —llevé mis manos al cuello de su camisa y comenzar a bajarlas con lentitud, desprendiendo en cada movimiento.

—¿Estás lista? —se acercó a mi oído. —No nos iremos de aquí hasta estar seguros de que tendremos un bebé. Lo intentaremos cada noche y sin descanso. —su tono cambió a uno sensual y provocador que me erizó la piel.

Sólo pude asentir, rindiéndome a sus besos, brazos, y caricias.

—Debí decirte esto en la boda, pero decidí reservarlo hasta ahora... —me dirigió a la cama, continuando con su tono bajo. —Te prometo algo, prometo  amarte con la misma inocencia y pureza que teníamos cuando éramos pequeños. Aunque ahora tenemos pasión... —reí ante lo último. —Prometo ser tu compañero en cada paso del camino, celebrando tus triunfos y apoyándote en los desafíos que se presenten , sin importar las dificultades. Prometo recordar siempre la magia que encontramos el uno en el otro desde el principio, y seguir buscando esa chispa de amor, alegría y pasión en cada día que pasemos juntos...

Se detuvo un momento para mirarme a los ojos.

—En ti he encontrado el hogar que busqué siempre en lugares equivocados, eres mi hogar, mi confidente y mi mejor amiga. Con cada latido de mi corazón, te elijo a ti para ser mi compañera de por vida. Que nuestro amor crezca y se fortalezca con cada amanecer, recordándonos siempre la belleza de haber encontrado el verdadero amor en el otro. Ese que nos negamos durante mucho tiempo, Lily, gracias por formar parte de mi vida.

Al finalizar, una lágrima se escapó de mis ojos sin creer que Ryan podía decir tales cosas que expresaran sus sentimientos al punto de hacerme llorar de emoción.

—Te amo. —concluyó para besarme.

—Tambien te amo. —lo abracé con fuerza, sintiéndome totalmente entregada a él y así, pasar exhaustivas noches en aquel hotel.

Un día antes de regresar nos reunimos con nuestros amigos en un restaurante, en el cual fueron muy eufóricos al vernos.

—Hablando en serio... —dijo mi amiga, después de mucho rato de habernos puesto al día. —¿Por qué están aquí? Dudo que sea para visitarnos.

—Hay que fea perspectiva tienes sobre nosotros. —negué para seguir comiendo.

—El idiota de Ryan se olvidó del aniversario, supongo que quiso compensarlo. —continuó mirándolo mal y no tuve energía para detenerla, ya que tenía razón.

—Bueno,  puede decirse qué... —respondió él y continuó. —Tambien buscamos concebir un bebé, ¿Satisfecha?

No fui la única que se atragantó con la comida, los dos presentes reaccionaron igual y Benjamín haste se puso morado. No supe si era por la impresión de la vergüenza o el ahogamiento.

—¡Diablos! ¿Por qué lo dices así? Algunas cosas solo podrías reservarlas. —habló después de recuperarse.

—Ella preguntó. —encogió los hombros como si fuera lo más normal del mundo y lo golpee por debajo de la mesa.

—Sinceramente espero que nuestros hijos no hereden esa actitud. —lo miré mal y sonrió.

—Tienes razón, deben ser adorables como tú. —besó mi mejilla y negué por su actitud, hasta parecía un adolescente sin preocupaciones.

Regresamos después de ocho días en los que no me dejó descansar ni una sola noche. Al llegar buscamos a Max, pero también encontramos a mis padres cenando con los Rogers y lo que me conmovió más fue el trato que tenían con el niño. Con el pasar del tiempo, ambos comenzaron a verlo como un nieto y agradecía eso, jamás me perdonaría que el pequeño Max se sintiera excluido de algún modo.

Regresamos a la rutina y justamente recibía unos documentos traídos por mi secretaria.

—¿Necesita algo más? —me preguntó amablemente.

—Si... Necesito. —me detuve al sentirme algo extraña. —Necesito los últimos contratos para analizarlos, por favor. —me cubrí los labios.

—¿Se siente bien?

No pude responder y corrí hasta el baño más cercano para devolver lo poco que había comido, comenzaba a sentirme mal y podía tener una idea de lo que era.

—¿Finalmente? —llevé una mano a mi vientre para pensar en esa posibilidad.

Al salir me encontré con él en la puerta, con los brazos cruzados y una expresión preocupada.

—¿Como te sientes? —acomodó mi cabello.

—Mal. —me sinceré. —Pero...

—Vamos a una clínica para hacerte la prueba. —tomó mi mano, pero me detuve.

—Espera, tengo trabajo.

—¿Es más importante que tú salud? —me miró con seriedad y no respondí. —¿Te sentirías más cómoda ir con Selena? —preguntó cuando subimos al automóvil.

—Es una buena opción. —asentí y nos fuimos a su clínica.

Hacía poco tiempo que Selena había abierto su propio espacio para trabajar cómodamente y también dar trabajo a algunos colegas.

Al llegar, no tardamos en ser atendidos y en cuanto nos vió, nos sonrió como si supiera la razón de nuestra visita.

—¿Y bien? —tomó asiento para mirarnos. —¿Que los trae por aquí?

—Queremos una prueba de embarazo. —respondimos al mismo tiempo y se sorprendió.

—Vaya, que coordinados, pero ¿Ambos quieren hacer la prueba? —rió al ver la expresión de Ryan y pude relajarme un poco.

—Me estuve sintiendo mal y existe esa posibilidad, aunque también puede ser por el trabajo como la última vez. Solo queremos salir de la duda, ya que Ryan está muy ansioso. —intenté explicar y ella asintió.

—Bien, supongo que estuvieron intentándolo. —tomó lo necesario para hacerme la prueba y él respondió.

—Si, exhaustivamente.

—Por favor. —intenté regañarlo y Selena rió divertida.

—¿Por qué te molestas? Ryan cuando quiere puede ser igual de directo que tú. —negó conteniendo su risa. —Realmente espero que esta prueba sea positiva, todos están ansiosos por los nuevos nietos. —dijo lo último en tono bajo y sonreí.

—¿Tardará? —preguntó él.

—No, estarán listas para mañana. Pueden venir a la hora que les convenga. —avisó regresando a su escritorio.

Al salir regresamos a la casa, recogiendo a Max de la casa de sus abuelos y pude preparar la cena con mucho esfuerzo, pero no pude comer por las nauseas.

—Mamá, ¿Estás bien? —me abrazó luego de que me fuera a la sala por el mal estar, sorprendiendome por completo de la forma en que me había llamado.

—¿Que dijiste? —fruncí levemente el ceño por la impresión.

—Ma-má... —repitió, como si temiera que lo regañara y sonreí.

—¿Me ves como tú madre? —él asintió y me emocioné fácilmente, abrazándolo con fuerza.

—¿Que sucede aquí? —Ryan se acercó para mirarme con curiosidad.

—Max... —limpié mis lágrimas ante su mirada confundida. —Me dijo mamá.

—Oh... —sonrió mirando a su hijo. —¿Le dirás así desde ahora?

—Si. —sonrió.

—Muy bien, no más Lily, solo mamá ¿De acuerdo?

—¡Si! —sonrió con amplitud y reí por la actitud de ambos.

Antes de dormir me abrazó por detrás y susurró.

—Estoy ansioso por los resultados de mañana.

—Tambien yo. —respondí del mismo modo. —Espero que sea positivo, porque también quiero un bebé.  —confesé, recibiendo un beso de su parte y así suspirar para intentar dormir.

Al día siguiente sería una nuevo día, lleno de sorpresas.

Vamos rumbo al final... Wiii...