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CAPÍTULO 106

CAPÍTULO 106

Luego de desayunar lo observaba en silencio, apartando la mirada cada vez que me encontraba con la suya y meditaba mis palabras.

—¿Entonces? —tomó mi mano para que no escapara. —¿Me dirás que es eso que no sé de tí?

—Ahora que lo pienso, y hablando generalmente... —miré su mano. —No conoces muchas cosas de mí, en realidad no me conoces, solo viste una parte de mí versión actual y por unos meses.

Me acomodé en mi lugar y él sonrió divertido.

—¿Eso es lo que crees? —asentí. —Puedes probarme ahora mismo.

—¿Quieres hacerlo un interrogatorio? —suspiré con una sonrisa.

—No, pero estás equivocada. Sé muchas cosas de ti... —lo observé, esperando que continuara. —Sé que te encanta el pastel de fresas, es tu favorito, pero no te gustan las fresas individuales, te encantan con mucha crema. Sé que te encanta el color rosa, pero nunca vistes nada de ese color y odiabas el color rojo debido a la fobia. Sé que no te gustaban los automóviles color negro. Sé que no te maquillas a menos que sea por una ocasión especial. Sé que haces comillas al hablar de cosas particulares, también sé que aún te cubres los oídos cuando no quieres escuchar algo molesto. Conozco muchas cosas de tí, que no sabías que alguien como yo podría saberlo...

Con cada palabra me sorprendía, algunas cosas las mantenía desde niña, como el cubrirme los oídos, pero otras no tenía forma de saberlo.

—La mayoría las descubrí observándote. —agregó, como si leyera mis pensamientos. —Y las otras, me las contó Jeremy hace mucho tiempo.

—¿Jeremy? —él asintió y no quise preguntar más porque sabía que me sentiría melancólica. —No dejas de sorprenderme Ryan, ahora siento que me quedé atrás y quizás sea quien no conoce mucho de ti. —Bajé la mirada para tomar el valor de decirle lo que no sabía. —Pero...

—Tambien sé que trabajaste para la mafia en este tiempo. —me interrumpió y abrí los ojos por la sorpresa. —¿Es lo que no me podías decir?

—¿Como... Como lo supiste? —fruncí el ceño.

—Fue Dimarco quien me llamó para decirme donde estabas y me contó algunas cosas, pero Xavier ya había dejado esa duda cuando peleamos. —liberó un suspiro.

—¿Y eso que te hace sentir? Pude formar parte de la mafia de una manera activa, si decidía permanecer aquí. —me solté para frotar mis manos, con temor a su reacción.

—Solo me hace pensar que me alegra. Me alegra que hayas regresado, porque de no ser así, ahora mismo no estaríamos juntos. —liberó un suspiro. —No te juzgaré, y tampoco juzgaré tus razones porque también mencionaste que tomaste su caso en partícular y eso te llevó a vincularte al tal Sebastián. Sin embargo, era tu trabajo. Todo está bien, Lily.

Inevitablemente con ese “todo está bien”, recordé la carta de mi hermano y fruncí el ceño.

—Gran parte de mi actitud y personalidad la adquierí trabajando con Lucio y vinculandome con Micaela. Hasta ese momento, solo me dejaba llevar por mis instintos como profesional, pero con ellos aprendí a pensar y actuar fríamente para mejorar el resultado. De otro modo, en el juicio contra Walker hubiese perdido el control al saber la noticia del producto. —volví a tomar sus manos. —No soy una abogada excepcional, soy como soy gracias a ellos.

—No, solo aprendiste diferentes maneras. La profesional que eres, lo moldeaste tú misma. —acarició mi rostro. —Aunque creo que hay cosas que aún intentas ocultar, ¿Que más quieres contarme?

Me debatí unos segundos, podría decirle sobre Dimarco, pero no lo encontraba necesario y Xavier ya no tenía relevancia.

—No creo que haya más, las cosas que sucedieron aquí en Italia, quedaron aquí. Eran como los secretos mejores guardados y ya conoces todos.  —lo miré a los ojos y una sonrisa triste se asomó a su rostro.

—Hace muchos años, vine con mi padre a un viaje de negocios. —confesó. Eso era algo que no sabía. —Sin pensarlo te encontré, y nos separaba una calle, pero en ese momento estabas con tu novio. Te veías tan feliz, realmente lo amaste ¿Verdad?

—¿Xavier? —me sorprendí e intenté recordar aquel momento, pero jamás había visto a Ryan. —No... Bueno, es complicado, es cierto que lo quise y lo utilicé del mismo modo que él me quiso utilizar, pero supongo que al principio si nos quisimos bien y sinceramente. Aunque, la avaricia por el dinero siempre mata cualquier sentimiento. —recordé sus engaños y actitudes que me hicieron abrir los ojos.

—En el fondo temo ser como él. —agregó luego de un breve silencio.

—Tú no eres como él, y jamás lo serás. —me molesté.

—Aunque lo niegues, él te lastimó y yo también.

—Son historias diferentes. —remarqué la diferencia. —Y creo que suficiente por hoy, ¿Quieres acompañarme a un lugar?

—No huyas. —sonrió.

—No lo hago, después de todo tendremos mucho tiempo para hablar. —desvié la mirada, levantándome para tomar las llaves del automóvil, pero antes de llegar a la puerta me haló para besarme con intensidad.

—Tienes razón. —tomó mi mano. —Entonces, te haré una pregunta importante.

—¿Pregunta? —dudé para luego asentir. —Está bien.

—¿Serías mi novia? —susurró muy cerca de mi rostro, sin apartar la mirada de mis ojos.

—¿Novia? —su pregunta fue tan repentina que no supe cómo responder.

—Uno, dos, tres. Lo tomaré como un sí. —rió abriendo la puerta para salir tomados de la mano.

—Eres una cosa increíble. —bufé.

—Una cosa increíble, sensual, guapo y sexy. —se burló. —Además, no te negaste.

—De nuevo haces las cosas a tu manera, maldito Ryan. —a pesar de mis palabras no me molestaba, tampoco soltaba sus manos y me sentía feliz.

Al salir del hotel quedó totalmente sorprendido al ver el automóvil que señalé.

—¿Es una broma? —preguntó luego de subir.

—No, la verdad Lucio me conciente mucho. —amplié mi sonrisa para molestarlo.

—¿A donde vamos? —miró hacia la ventanilla y reí.

—Es un secreto. —encendí el automóvil y conduje con prudencia hasta salir de la ciudad. Luego aumenté la velocidad hasta llegar a una cabaña solitaria.

—¿Y esto? —se sorprendió al bajarse.

—Es una cabaña, creo que nadie la ha utilizado en mucho tiempo, pero mientras vivía aquí venía continuamente cuando necesitaba un respiro. No me quedaba a dormir, pero lo que me importaba era la tranquilidad y la vista. —señalé en dirección de un lago. —¿Te trae recuerdos?

—De cuando éramos niños. —respondió, comenzando a caminar a paso lento. —Cuando éramos inocentes, no conocíamos las dificultades, no conocíamos lo que implicaba ser adultos y no nos preocupaba nada.

—Y lo más importante, éramos felices y estábamos unidos. —suspiré para observar el maravilloso lago. —En nuestra niñez  todos íbamos de campamento, me encantaban esos tiempos porque podíamos estar todos juntos por dos días. Recuerdo que Vanessa dormía conmigo y Benjamín siempre la molestaba con algún insecto, quien pensaría que hoy serían una pareja. —reí al recordarlo.

—Esos dos separados son un caso, no quiero imaginar a sus hijos. —tambien rió y asentí en concordancia, pero sentía algo de culpa.

—Bien, no creo que haya un mejor momento que este... —me tomó de los hombros para lo mirara. —Lily, te amo y no puedo imaginar un futuro sin tí, por eso... —se puso de rodillas mientras sacaba una pequeña caja de su bolsillo. —¿Te casarías conmigo?

Al abrir la caja pude ver un hemoso anillo con un diamante color rosa, que brillaba al compás del lago que era iluminado por el sol.

En lugar de responder, reí divertida por la situación y me arrodillé a su altura para mirarlo.

—Nuestros padres, nuestros hermanos y conocidos tuvieron propuestas magnífica y lujosas. —reí sin poder contenerme. —Y míranos, en un lago con una propuesta de matrimonio.

—Es porque estoy ansioso.

—Pasó solo una hora desde que somos novios. —repliqué de inmediato.

—Ya perdimos mucho tiempo. —respondió del mismo modo.

—Ryan... —hice una pausa. —¿Aún sabiendo cosas de mí? ¿Aún cuando te dije todo aquello? ¿Aún así quieres una vida conmigo? —pregunté borrando mi sonrisa.

—Claro que quiero, porque acepto tu pasado, tu presente y tu futuro, aún teniendo el temor de no poder hacerte feliz como realmente te lo mereces, pero te quiero en mi vida porque... —hizo una breve pausa. —llegué a la conclusión de que no existe vida si no estás en ella.

Sus palabras provocaron un desorden emocional, haciendo que bajara la mirada con las lágrimas amenazantes.

—Me aceptas tal cual soy... —murmuré con quebranto. —Aunque a veces soy dura con las palabras, como cuando dijiste que querías un futuro conmigo, una familia y yo solo te lastimé. Ryan, en el fondo te respondía del mismo modo, quiero tener un futuro contigo, quiero una familia contigo, quiero tener hijos contigo. Por eso, acepto. —lo miré con lágrimas que comenzaron a salir sin permiso.

Él me sonrió con tranquilidad, colocándome el anillo y luego levantarnos para besarnos de un modo dulce.

—Quiero tener cinco hijos. —susurró luego de un momento y reí. —Compraremos una casa nueva, enorme para que jueguen los niños y nos casaremos el próximo mes.

—Sin prisa. —respondí del mismo modo, abrazándolo.

Regresamos al hotel al atardecer, cenamos en la habitación y por alguna razón me sentía nerviosa, esperando que tomara una ducha.

—¿Nerviosa? —preguntó por detrás, asustandome.

—¿Debería? —sentí sus manos viajar hasta mi vientre donde coloqué las mías encima.

—No, pero siento que estás nerviosa. —susurró en mi oído, depositándo besos en mi cuello.

—No sé por qué, pero lo estoy. —confesé, ladeando la cabeza para que tuviera más espacio.

—¿Será por qué ahora eres mi prometida? —me hizo girar para que lo mirara.

—Puede ser. —lo abracé para que no viera mi rostro sonrojado por la idea.

—Deja que te haga feliz Lily. Ahora mismo la felicidad está a unos pasos. —se refirió a la cama, en su tono jodidamente sensual y reí.

—Maldito Ryan. —volví a mirarlo, relajándome. —Está bien.

Lo besé con lentitud, aquella noche no quería prisa, pero mis manos viajaron desde su cuello, pasando por su torso y acariciar su abdomen, aprovechando que estaba sin camisa. Él hizo lo mismo, cargándome entre sus brazos y depositarme en la cama, acariciando cada parte de mi piel que comenzaba a desnudar,  sintiéndolo como una tortura con cada movimiento que hacía. Aquella noche no hubo apuros, solo amor y entrega durante muchas horas.








Propuesta de matrimonio!!!!!!

Y con ésto damos por finalizada esta historia muajajaja... Mentira, entramos en la recta final *toma cafecito*

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