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CAPÍTULO 104

CAPÍTULO 104:
Ryan



El abrumador sentimiento del rechazo y desprecio me embargaban de un modo que nunca había conocido, empujándome a pensamientos negativos sobre mi persona. En medio de aquel momento, una mano tomó la mía para que reaccionara y al levantar la mirada me encontré con mi hijo.

—Papá. —su llamado, su voz y su presencia se sintieron como una salvación ante mis pensamientos.

—Max. —respondí, intentando sonreír para que no notara mi verdadero ánimo, pero no pude y en su lugar, lo abracé.

Habían pasado exactamente diez días  desde que Lily había desaparecido completamente y supe que se había marchado del país, una vez más. No sabía nada de ella y tampoco pretendía llamarla.

—Tengo sueño. —avisó Max, frotándose los ojos y lo llevé a la habitación. Aún estábamos en la casa de mis padres y había acostumbrado dormir a las 8 p.m.

—Descansa. —lo arropé con cuidado, pero su pregunta me sorprendió.

—¿Cuando veré a Lily?

—No lo sé... Está muy ocupada. —intenté sonar convincente, pero no creía mis propias palabras.

—La extraño. —sonrió antes de quedar completamente dormido.

—Tambien yo. —murmuré para mí mismo y salí de la habitación.

Bajé las escaleras a paso lento, como si cada paso agotaran mis energías por completo, el mismo sentimiento que me consumía cada día sin poder hacer nada.

Llegué hasta la sala donde me dejé caer en el sillón y liberé un suspiro agotador mientras recordaba algunas cosas.

Regresaba de la universidad luego de un día cualquiera, pero escuché a mi madre hablar por teléfono con alguien.

—Ryan. —me miró al entrar a la cocina, luego de que colgara.

—Buenas tardes. —la saludé como siempre y sonrió levemente, como si intentara preguntar algo. —¿Pasó algo?

—Quisiera saber una cosa. —asentí para que continuara. —¿Hablaste con Lily estos días?

Entonces recordé nuestro último encuentro, pero decidí evitarlo.

—No, ¿Sucedió algo con ella? —giré para tomar un vaso con agua.

—Ella... Se fue. Tomará una carrera diferente en otro país. —sus palabras detuvieron mi acción y no supe que decir. —solo quería que lo supieras.

—Ah. —fue lo único que pude expresar mientras se retiraba de la cocina. Dejé el vaso en su lugar y un sentimiento extraño comenzó a surgir. —Pero... Regresará, ¿Verdad? —me hice esa pregunta en un murmuro bajo, esperando que el tiempo la respondiera aunque, las cosas no estarían bien para mí.

Al día siguiente regresé a mi habitual día de clases y creía que sería igual, pero ella no estaba por ningún lado.

—Ryan, ¿Vamos a la biblioteca? —escuché a Ashley.

—Hoy no. —respondí, sin mirarla y salí para dar una caminata.

—Ryan. —Selena me detuvo, con reproche en su voz, deteniéndose delante para impedirme el paso mientras Benjamín llegaba con nosotros.

—Selena, ¿Que haces aquí? —preguntó él, ya que su hermana tenía empleo en una clínica.

—Vine a hablar con éste chico. —me señaló y no supe la razón hasta que continuó. —¿Que hiciste Ryan? ¿Desde cuándo te volviste esta persona?

—¿De que hablas? —solté con un resoplo, sin mirarla.

—Hablo de Lily, ¿No te fue suficiente hacerla sufrir más de lo que ya sufría años atrás, que decidiste hacerla responsable de mi rechazo? No comprendo porque eres así, ¿Por qué continuas lastimadola? ¡¿Por qué?! —levantó la voz y no respondí.

—¿De qué hablas? —preguntó su hermano y si faltaba alguien, Vanessa se acercó por el alboroto.

—Se refiere a que Lily se fue del país. —respondió por ella, mirándome con desprecio.

—¿Por qué me culpan de sus decisiones? —fruncí el ceño con molestia.

—¡Porque lo es! Es tu culpa Ryan. —respondió con seriedad, acercándose para tomarme de la sudadera. —¿Que te costaba ser más amable? Te desconozco.

Me soltó y se fue al igual que los demás. Al día siguiente nuevamente alguien me llamó antes de salir de la universidad, pero al girar recibí un puñetazo de parte de Benjamín, algo que realmente no esperaba. Me había tomado tan repentinamente que caí al suelo y mi labio ardía por el golpe.

—¿Atacas por la espalda? —sonreí.

—Eres un maldito Ryan, ¿Como pudiste decirle todas esas cosas?

Sus acusaciones me agotaban y no podía reaccionar de otra manera, así que le devolví el golpe comenzando una pelea en la cual nos separaron Vanessa con Ashley.

—Vamonos, no vale la pena. —la primera lo llevó, no sin antes mirarme con indiferencia y me solté de un tirón del agarre de Ashley.

Y así, mi mejor amigo se alejó de mí, al igual que Vanessa, al igual que Selena, al igual que Eve luego de que me regañara y Amy era la excepción, no dijo nada, actuó como siempre, pero sabía que en el fondo la decepcionaba.
Ya no podía soportar sus actitudes, su desprecio y sus indirectas cada vez que podían y decidí tomar el intercambio en España que duró seis meses.

Liberé un suspiro, mientras los recuerdos llegaban como oleadas melancolicas sin que las buscara.

Dos años después estaba en casa de mis padres, observando el contacto de Lily como cada día, sin el valor suficiente para llamarla hasta que mi padre me habló.

—¿Italia? —me confundí, luego de que me pidiera acompañarlo a un viaje de negocios.

—Si, será bueno para ti. Aprenderás muchas cosas y cambiarás los aires, últimamente no sales a ningún lado solo con esa chica, Ashley.

—Es mi novia, papá.

—Si, como digas.

Sabía que a ninguno les caía bien y lo entendía, tampoco sentía nada por ella, pero teníamos un acuerdo en común.

Nos fuimos al viaje y me negué a una cena para dar una vuelta por mi cuenta.

—No te pierdas y no pelees con nadie. —me aconsejo antes de que saliera.

Aquello se debía a que últimamente tenía problemas con varias personas en la universidad, con las que la mayoría de las veces llegábamos a los golpes.

Caminé sin rumbo, solo observado algunas tiendas, las calles y cosas que no me atraían, aún así tomé algunas fotografías. Me detuve un momento cuando la cámara tomó a una chica en particular, bajé el móvil para observarla directamente y allí estaba ella en una esquina, con expresión despistada y observando a todos lados.

—¿Lily? —dije para mí mismo, comenzando a caminar en su dirección, pero me detuve al ver que alguien cubrió sus ojos por detrás. Ella sonrió y giró para encontrarse con un chico, lo besó y caminaron de la mano en sentido opuesto. Se veía tan feliz que sentí una opresión en el pecho y no entendía la razón. —¿Y decías que era tú felicidad?

Sabía que era egoísta y un maldito al expresar aquellas palabras cuando fui quien le arrebató esas ilusiones, empujándola del abismo en el que estaba y para cuando lo noté algunas lágrimas se escaparon.

Llevé una mano a mi cabello para desordenarlo con fuerza y enojo por mis recuerdos que solo me torturaban.

Lo mismo sucedió cuando terminamos, estaba tan enfadado que dije cosas que luego me arrepentía, pero mi enojo no era con ella y su rechazo, era conmigo y el sentimiento de no poder hacerla feliz.

—¿Como que Adam la golpeó? Olivia... —escuché la conversación de mi madre antes de entrar a la cocina. —Está bien. Iré ahora mismo.

—Mamá. —la llamé luego de que colgara. —¿Sucedió algo con Lily?

—Se enfrentó a su padre y él... —negó. —Son cuestiones familiares, iré a verlos ahora. No tardaré, ¿De acuerdo?

Me sentía tan mal que aunque quisiera llamarla, no podía y al día siguiente llamé a Vanessa para que fuera a verla, luego de que le contara la situación.

Suspiré una vez más, sin encontrar una salida al pozo en el que había caído y me preguntaba, ¿Como había logrado salir Lily de aquello? Finalmente entendía sus palabras y admiraba su fortaleza.

Una mano en mi hombro me hizo reaccionar y otra tomó la mía para sentarse a mí lado. Eran mis padres que me se habían sentado a mi lado.

—¿Sufriendo por amor? —preguntó mi padre, con una leve sonrisa. —Ni siquiera fuiste a trabajar.

No respondí y solo froté mis manos, como si eso fuera a solucionar algo, mientras me sentía patético por el sentimiento.

—Hijo, no te encierres en tí mismo o cuando reacciones verás que él tiempo pasó y no hiciste absolutamente nada. —agregó mi madre y la miré. —Intenta hablarlo con nosotros.

—¿Soy un mal hombre? Porque siento que lo soy, me siento de lo peor. —confesé con dificultad.

—No eres un mal hombre, solo eres un hombre que sufre por amor. —respondió mi padre. —Algo que todos pasamos, ¿Verdad, Sam?

Ella asintió y liberó un suspiro.

—Claro que sí, todos pasamos por eso,  hombres y mujeres. Lily sufrió muy temprano por tú causa. —llevó una mano a mi brazo para frotarlo. —Es momento que te lo diga, años atrás no lo dije porque supe que habías adquirido un postura y no lo comprenderías, pero ahora puedes. Ella no merecía absolutamente nada de lo que le diste, no merecía tu indiferencia, tu lejanía, tu desinterés, tu seriedad y tampoco merecía nada de lo que le dijiste...

—Mamá. —intenté detenerla, sintiendo la humedad en mis ojos.

—No lo digo para que te sientas mal, sino para que entiendas. Eres mi hijo y te amo, pero también soy mujer y sé cómo se siente. Ella sufrió de un modo que no merecía, y dudo mucho que haya planeado lo que sucedió, regresó tras la muerte de Jeremy, algo que nadie podía anticipar y se fueron acercando. Lo que sucedió en la cena, creo que fue su manera de liberarse del pasado, no servía un simple “te perdono”, necesitaba hacer lo que mejor le parecía para que se sintiera bien. Así como tú, qué en su momento tomaste tus decisiones, las cuales pensaste que te harían bien.

—Soy consciente de todo eso, pero... —contuve mis palabras un momento. —Aun así la quiero, ¿Es demasiado egoísta? ¿Debería dejarla ir para ya no lastimarla?

—No es egoísta, nadie quiere dejar ir a la persona que ama. —respondió mi padre. —Aunque a veces es necesario el  tiempo, y ese tiempo ya pasó para ustedes, pasó más temprano de lo que debía. ¿Que piensas hacer?

—Pensaba... —saqué una pequeña caja del bolsillo, algo que cargué desde la cena de esa noche. —pedirle matrimonio, pero se fue. Simplemente deberia dejarla ir, han pasado diez días.

Entonces rió para luego adquirir una expresión serena.

—Mi hijo finalmente se enamoró. —suspiró y señaló mi madre. —Sufres por un par de días, pero el anillo de tu madre esperó dos años por ella. —imevitablemente me sorprendí.

—Es cierto, la vida trae circunstancias y circunstancias para cada persona, pero cada una sabe como manejarlas. Con tu padre no fuimos y tampoco somos una pareja perfecta, pero nos esforzamos. No existen las parejas perfectas y todas tienen sus tiempos, ¿Dejarás pasar el tuyo?

—Pero se fue para no verme. —era lo único que podía pensar.

—Son solo excusas. —me miró con el ceño fruncido.

—¿Que puedo hacer?  —miré a mi madre.

—Lo que siempre quiso Ryan. Lily nunca buscó un amor, solo vivía de sus ilusiones, en realidad buscaba un amigo que le tendiera una mano, un compañero que estuviera para ella, pero ahora no te buscará más. Es momento que tú la busques a ella, es lo que siempre quiso, tómalo como una prueba.

—El resto dependerá de ustedes. —mi padre palmeó mi espalda mientras se levantaban para dejarme solo, solo y pensativo.

Mis pensamientos giraron y giraron ante lo dicho, y solo podía optar por una cosa, pero recibí una llamada desconocida.

—¿Diga?

Lo dicho del otro lado me sorprendió, sus palabras me confundían e hizo que me tensara más de lo que estaba.









Cosas que no sabíamos de Ryan *guiño, guiño*

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