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Te vi llegar parte 2

Con la sorpresa de la mañana no había tenido tiempo de pensar que estaría por primera vez en años a solas con Sergio, él fue quien tomo el volante de mi carro, emprendimos el camino hacia no sabía donde, debía romper el hielo, decir algo.

—¿Dónde las veremos?

—En Antea—suspiré, se trataba de una plaza, de hecho, la más grande y podríamos decir exclusiva de la ciudad —¿Enserio no sueles comunicarte con Aim?

—Nos mandamos algunos mensajes en el día.

—Bueno, pero se ven seguido.

Me puse a recordar, había ido a comer con ella... Me sorprendí al darme cuenta de que de eso ya hacía más de una semana.

—Tratamos, pero el trabajo nos lo impide—me excusé.

—¿Has tenido mucho?

—En estos días ha sido tranquilo, lo pesado va a ser a finales de año ya que se hacen informes, evaluaciones y cosas así.

—Mmm.... —se sentía bastante forzada la conversación.

—¿Que tal el negocio?

—Ha ido bien, hemos tenido buenas ventas el hermano de Cat es quien se está encargando de la otra sucursal—nos quedamos de nuevo en silencio—¿Emocionado por la boda?

—Supongo...

—¿Supones? Qué clase de respuesta es esa Marck.

—Bueno, creo aun no lo proceso—admití, Sergio sonrió.

—Si, es normal. Estaba igual cuando estaba por casarme con Cat, me sentía como viviendo en automático, es una sensación increíble saber que te casaras con la mujer de tu vida ¿No?

—Si, claro.

—¿Qué tal se lleva con Alan? Dada la situación debe ya ser alguien muy cercano a ustedes.

—No se conocen—coincidió que cuando dije eso Sergio dio un frenón.

—¿Aim no conoce a Alan? —preguntó sorprendido.

—No, yo soy quien ha visto todo lo de la boda.

—¿No se ha involucrado para nada?

—Claro que sí, es ella quien da el visto bueno.

—Considero que es algo que deberían hacer juntos.

—Bueno, había estado ocupada con lo de la maestría.

—Cuando estábamos por casarnos se cruzó con cuando abrimos el negocio, Cat seguía trabajando y creo que fue la que más estaba al tiro, no me dejo poner volantes en las invitaciones—me contó riendo.

—Son situaciones diferentes—justifiqué.

—Si quizás... ¿Y que dijo Aim de que le diste asilo?

—No lo sabe— admití, de nuevo dio un frenón, si seguía así mi cuello lo acabaría lamentando.

—¿No lo sabe?

—No...

—¿Y qué? ¿Cuándo va al departamento lo ocultas en el closet o qué?

—Solo fue una vez—una vez más freno de golpe, estaba lamentándome por mi pobre carro, Sergio aprovecho el alto para mirarme con la nariz arrugada.

—¿Como?

—¡Tuve que hacerlo una vez! Aim llego de sorpresa no supe cómo abordar el tema y tuve que hacerlo—por alguna razón nunca pude ocultarle nada a mi hermano.

—Realmente no entiendo por qué lo ocultas Marck ¿Acaso estás haciendo algo malo? —a mi mente se vino lo que había pasado en los últimos días.

—Simplemente nunca se dio la oportunidad y no es como que a Aim le guste ir a mi departamento así que no hay mucho problema con eso.

—Ahora mi pregunta es ¿Qué clase de relación tienes con ella? —mi hermano podía realizar las preguntar más certeras, pero a la vez más complejas de responder, para mi alivio no espero una respuesta ya que después de esa conversación le subió el volumen a la radio como para evitar otra platica más.

Llegamos con ellas, cenamos y después Sergio nos fue a dejar al departamento de Aim, a la mañana siguiente pasaron por nosotros. Ya habíamos tenido nuestra primer discusión del día, todo por la maldita camisa color pollo, no sé qué problema le veía Aim que cambiara un poco mi forma de vestir. Ella fingió muy bien que no había pasado nada entre nosotros cuando llegaron mi hermano y mi cuñada, por mi parte me fue inevitable mantenerme bastante serio casi todo el camino, lo cual tampoco era tan fuera de lo común.

El lugar era muy bonito e interesante, Sergio y yo nunca pudimos ir a ese tipo de lugares por el costo, Aim era un lugar recurrente donde había asistido a eventos exclusivos y para Cata era algo nuevo, estaba encantada de conocer una partecita de nuestro país.

Pasamos haciendo la ruta del queso y el vino, de lo más característico en el turismo de nuestro estado, comimos y pudimos degustar distintos tipos de vino. Con el transcurso del día las cosas entre Aim y yo se calmaron pudiendo disfrutar más del paseo.

Para la noche nos hospedamos en la hacienda del lugar, mi hermano me había dicho que cenáramos los 4 pero yo tenía un plan para Aim, la conduje a una parte de un jardín donde había preparado una mesa para solo nosotros, ella parecía encantada siempre le habían gustado los detalles así de vistosos y que se considerarían muy románticos. Nos sentamos a la mesa y comenzaron a traernos la comida. Era agradable por fin poder compartir un momento así, había estado esperando por ese día durante más de un mes.

—Que lindo detalle Marck.

—Quise aprovechar esta salida para festejar tu graduación.

—Te agradezco.

—Estoy muy orgulloso de ti—ella me sonrió, un mesero se acercó para dejarnos el ultimo platillo que se trataba del postre, el celular de ella sonó, Aim miro por debajo de la mesa.

—Debo responder, es del trabajo—me dijo levantándose.

—Pero si ya pasan de las 8.

—Sí, pero hemos estado muy saturados, en verdad debo responder esta llamada.

—Está bien nena.

Ella se alejó lo suficiente de la mesa como para perderse de mi vista lo cual se me hizo raro, no entendía cómo por qué tenía que irse para contestar una simple llamada del trabajo, pero no debía ponerme paranoico y tampoco es como que yo me hubiera portado muy bien los últimos días, genial, era algo que no había considerado acaso lo que pasó ese día se consideraba como engaño ni siquiera fue un acto consciente dejé de pensar en eso ya que empezaba otra vez a darle vueltas a lo mismo.

Comencé a jugar con la rebanada de pastel que tenía en mi plato, esa llamada ya se había vuelto junta, después de esperar más de 10 minutos me levanté molesto, pedí quitar el servicio y me dirigí al bar del hotel, sin esperármelo me encontré con mi hermano que estaba en la barra tomando me acerqué a él, Sergio se giró a mirarme y me sonrío.

—Pensé que ibas a cenar con Aim.

—Si, pero le surgió algo del trabajo—respondí mientras me pedía algo para beber.

—¿Tan noche? Eso es explotación ¿no? —me alcé de hombros.

—Quizás ¿tú qué haces aquí? ¿y Cata? — mi hermano soltó un suspiro.

—Discutimos—me quedé asombrado

—¿Y eso?

—Ves que no quiso tomar ninguna de las muestras de vino.

—Ajá.

—Pues ya sé la razón. Está embarazada.

—¿En serio? ¡Esa es una muy buena noticia! —exclamé emocionado, él torció su sonrisa.

—Esa es la reacción que debí haber tenido.

—Por eso discutieron—asumí.

—Sí, no me mostré precisamente muy entusiasmado por la noticia, me agarró de sorpresa no era algo que me esperara— de nuevo soltó un suspiro un poco más largo— es que me siento incapaz de ser padre, simplemente contigo ya eras alguien mayor y qué hice, hui te deje solo y a tu suerte ahora imagínate con un bebé.

—Sergio, una cosa es muy diferente a la otra, además tú me has cuidado toda mi vida y yo fui un desagradecido. Toda tu vida viste por mí y te respondí de la peor manera, era lógico que quisieras hacer tu vida.

—Pero Marck, apenas y tenías 19 años. —le sonreí.

—Si no te hubieras ido quién sabe qué hubiera sido de mí, el tenerme que valer por mí mismo me hizo crecer y madurar y tampoco es como que me hayas dejado en la calle, aunque te fuiste seguiste viendo por mí, así que no te preocupes. No te puedo decir que vas a hacer el papá perfecto porque ninguno lo es, pero sé que vas a hacer lo mejor posible por ese bebé además tienes a Cata hacen un magnífico equipo sé que ambos van a dar lo mejor por ese niño, lo que sí te puedo decir es que va a tener el mejor tío.

—Eres muy egocéntrico Marck.

—Sólo digo la verdad— él sonrió en apariencia más tranquilo.

—Has cambiado mucho— comentó.

—Sigo siendo el mismo—mi hermano negó con la cabeza.

—Aunque no he estado cerca de ti en los últimos años, sé cómo eres en el fondo y hacía mucho no veía ese Marck— me quedé pensando sus palabras—creo que tiene que ver con Alan— al escuchar ese nombre sentí que se me iba el trago chueco.

—Pero que dices Sergio—le dije con la voz algo entrecortada tosiendo un poco.

—Algo está pasando entre ustedes ¿Verdad? —soltó de repente, me quedé parpadeando perplejo.

—De qué hablas.

—¿De qué hablo? No te hagas el menso, lo vi con mis propios ojos.

—Ya te aclaré lo que pasó.

—No me refiero a eso, vi cómo lo tratabas ¡vi cómo te trataba! Además, jamás te había visto tan cercano a alguien ni siquiera con Aim.Te voy a decir algo muy sinceramente y no quiero que lo tomes a mal, pero, la verdad ¿por qué sigues con ella? — de nuevo soltó una pregunta que me dejó mudo.

Esta vez puse a trabajar a mi cerebro para encontrar algún argumento para defenderme o responder de la mejor manera, pero para mí fortuna en ese momento apareció Cata.

—Sergio ¿Podemos hablar? — él le sonrió.

—Claro, vamos a caminar. Bueno piensa lo que te dije Marck—me palmeó la espalda, sin más se levantó y se fue.

Me quedé hundido con mi bebida perdido en mis pensamientos, de pronto sentí que alguien tocaba mi hombro me giré, se trataba de Aim.

—¿Por qué te fuiste?

—Te tardaste mucho—respondí sin poder evitar un tono de reclamo.

—Era algo urgente.

—Estamos de viaje.

—El trabajo sigue apareciendo, aunque este descansando.

—¿Y tan tarde?

—Igual que la agencia.

—¿De qué hablas?

—De cuando recibías esas llamadas a las 7:00 de la noche—nuestros tonos de voz iban en aumento.

—¿En serio vas a salir ahorita con eso?

—Sólo para que te des cuenta de que es posible seguir trabajando hasta tarde.

Tenía muchas cosas en el buche que deseaba sacar, pero estaba harto de esa constante situación en la que acabábamos echándonos en cara cosas del pasado, si bien, en parte era válido su argumento ella desde que recuerdo hacia cosas así, siempre la estaba esperando y tolerando, me levanté de golpe.

—Voy a ir a caminar—le informé.

—Haz lo que quieras— me respondió molesta, así lo hice, la deje plantada frente a la barra y salí del bar.

Todas las preguntas que me había hecho mi hermano en las últimas horas paseaban por mi cerebro haciéndome sentir que en ese momento era lo único que existía dentro de mi cabeza.

Si lo pensaba, ni siquiera sabía cómo es que había llegado tan lejos con Aim, aun cuando se suponía que estábamos en la época más rosa de las relaciones constantemente discutíamos, siempre lo vi algo normal, todas las parejas discuten y siempre podíamos pasar la hoja con aparente facilidad, aunque quizás nunca lo habíamos resuelto, solo lo evadíamos. Tal vez estaba pasando lo que había dicho Alan, las cosas estaban comenzando a acumularse en exceso, como un armario a punto de desbordarse.

Después de casi más de una hora decidí regresar a la habitación, peor se pondría la situación si no llegaba y tampoco es que quisiera estar dando showsitos con mi hermano presente.

Cuando volví las luces estaban apagas, escuche que Aim se estaba bañando, me recosté en la cama intentando aclarar mi mente para poder tener una conversación decente cuando saliera. No tuve mucho tiempo ya que ella terminó casi en cuanto llegué, no se asombró de verme.

—Aim—le llamé, ni si quiera volteo, siguió sacando su ropa de la maleta, me acerqué a ella—no quiero que sigamos discutiendo—dejó de hacer lo que hacía y me miró.

—Yo tampoco quiero seguir discutiendo Marck, falta nada para la boda, es el peor momento para pelear.

—Así es nena, perdóname por reclamarte.

—Se que parece que te dejo de lado, pero esto lo hago por nosotros—ella se sentó en la cama, tome sus manos.

—Estoy consciente y te lo agradezco ¿Ya estamos bien? —ella se me acercó y beso mi cuello.

—Tu dime— me dijo de forma picara, mi respuesta fue un beso, que claramente fue subiendo de tono.

Quizás de nuevo caímos en lo mismo; discutíamos, en apariencia lo solucionábamos y al fina terminábamos reconciliándonos de esa forma, empezaba a parecerme la peor manera de arreglar los problemas.

Regresamos a la ciudad a medio día, el avión de mi hermano salía casi en la noche así que tuvimos la oportunidad de pasear un poco por el centro, me dio gusto ver a Sergio y a Cata felices y resplandecientes, al menos él había podido estar bien con su esposa.

Ya cerca de la hora de su partida nos dirigimos al aeropuerto, una vez ahí mi hermano me llevo a comprar recuerdos para su familia política, sin embargo, ya me imaginaba que era solo un pretexto por que le hubiera salido muchísimo más barato comprarlos en el centro.

—¿Has pensado lo que te dije? Respecto a Aim.

—Creo que no tengo nada que pensar, la relación que tengo con ella ha funcionado todos estos años y el por qué sigo con ella, simplemente es algo que debo continuar.

—¿Debes? Marck, el matrimonio más que un deber es un querer.

—También quiero—añadí—Aim es la mujer perfecta para ser mi esposa.

—Se lo que vi y creo que si sigues con el mismo plan no vas a ser feliz.

—Estás viendo cosas que no son Sergio.

—Siempre has sido tan cegado a las cosas Marck—soltó un suspiro—has tomado decisiones por ti mismo en todos estos años, así que confío que tomaras la mejor, no, no la mejor, sino la que más te haga feliz.

—No tengo nada que decidir—el me apretó el hombro.

—Solo recuerda que estoy siempre para ti, cuando lo necesites.

—Gracias—respondí quizás un poco frio.

Regresamos a donde estaban Cata y Aim, nos despedimos y ellos partieron. Aim me pidió dejarla en su departamento ya que al día siguiente tenía una junta importante, así lo hice después yo regresé al mío no solía quedarme cuando tenía eventos de ese tipo ya que decía que la desconcentraba así que lo mejor era dejarla.

Cuando llegué a casa, Alan había dejado comida preparada, fue bastante reconfortante después de tantas conversaciones tan complejas, tanto con Sergio como con Aim poder llegar y tener una plática tan tonta como las mil maneras de destapar un baño sin vomitar en el intento.

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