Me Haces Bien
Los comportamientos anormales de Alan continuaron, lo más reciente y bastante extraño es que había estado cantando la misma canción cada noche, su repertorio era amplio para ese entonces ya conocía hasta las que nunca había escuchado de Joan Sebastián más sin embargo en los últimos días que a saber por qué me dio insomnio percibí que Alan cantaba la misma.
Al principio no le di mucha relevancia, pero después del tercer día ya era algo peculiar, la busqué por la letra y resulto ser bastante melosa, eso solo me llevaba a una conclusión, había encontrado alguien que le gustaba, y yo no me quedaría con la duda.
Ese día como yo cocine él estaba lavando los trastes, lo observé pensando cómo abordar el tema, no debía ser tan complicado, era una plática casual que podías tener con cualquier amistad, así que se lo solté sin más.
—Y cuéntame...— empecé a decir, Alan siguió lavando los trastes sin inmutarse mucho.
—¿Qué quieres que te cuente?
—¿Conociste a alguien?
—¿Qué pregunta es esa? —esta vez se había detenido y aun con un plato en la mano y la esponja en la otra me volteo a ver confundido.
—Oh es que nunca hablas de tu vida sentimental—él regresó su atención al fregadero.
—Por ahora solo estoy tratando de sobrellevar la vida de adulto independiente—esa respuesta no era suficiente para mí.
—Vamos Alan, puedes contarme lo que sea— lo animé.
—¿Por qué insistes? —por alguna razón empezaba a sonar un poco molesto.
—Por qué has tenido un comportamiento raro—dejó caer la taza que estaba lavando, haciendo que se le quebrara la oreja, sorprendiéndome—tranquilo hombre, tampoco es para que rompas la loza—me acerqué a él para revisar que no se hubiera cortado, le tomé sus manos y las examiné, él me las arrebató.
—Te la repondré—le sacudí el cabello.
—No te preocupes al fin y al cabo esa taza nunca me gustó—él continuó lavando los trastes y yo me quedé a un lado esperando poder sacarle algo, estaba pensando en mi siguiente pregunta cuando él hizo la suya.
—¿A qué comportamiento raro te refieres?
—Bueno, cuando cantas en la noche son diferentes canciones, pero en la última semana ha sido la misma canción y la letra es bastante cursi por eso que supuse que habías conocido a alguien—le expliqué, Alan soltó un suspiro como exasperado.
—No es como que sea una rockola que elija que cantar, ni siquiera sabía que lo hacía hasta que me dijiste así que mi repertorio nocturno no tiene nada que ver con mi estado de ánimo.
—¿Entonces no hay nadie? —insistí.
—¿A qué hora pretendes? Si del trabajo voy a la casa y de la casa al trabajo.
Estaba a punto de repelar cuando mi celular sonó iba a ignorarlo, pero vi quien llamaba, se trataba de Aim, me extraño por la hora, me dirigí hacia la habitación para tomar la llamada.
—Aim ¿Estás bien? —le pregunté en cuanto contesté
—Claro que sí, solo te hablaba para avisarte que el evento cambio de lugar—me quedé en blanco la razón me decía que le siguiera la corriente, pero necesitaba saber de qué me estaba hablando.
—¿Qué evento?
—¿¡Es en serio, Marck!? ¡Estamos hablando de mi graduación! —choqué mi mano contra mi frente, la había cagado.
—Ah si ya perdona mi vida recién desperté de una siesta
—Más te vale que no se te olvide, es mañana en el auditorio B.
—Como podría olvidarlo, ahí estaré nena—intenté tranquilizarla.
—Bueno, mañana nos vemos—sin más colgó.
Era evidente que estaba molesta y las posibilidades de que mañana me arrepentiría de mi pésima memoria eran altas, regrese a la cocina y con un suspiro me deje caer en la silla.
—¿Por qué te ves tan abatido? —Alan se sentó frente a mí mientras se secaba las manos.
—¿Crees que haya alguna tintorería abierta?
—¿A las 8 de la noche? Lo dudo— suspiré aún más, era mi fin—¿Qué sucede?
—Se me fue por completo que mañana es la graduación de Aim —él me miró sorprendido.
—¿¡Cómo se te puede olvidar algo así!? —saqué mi celular y revisé mis eventos, tenía el vago recuerdo de haberlo anotado.
—Sucedió de nuevo, puse la fecha un mes después —aventé el celular, yo no sé para qué servían esas cosas tecnológicas
—Contigo compruebo que las agendas no son para todos
— ¿Ahora que me pondré? —lloriquie afligido.
—Te puedo prestar mi traje
—¿Traje?
—Lo usé para un evento del trabajo.
—No me digas que el rojo—le dije recordando el que había visto en el closet.
—Si, ese.
—¡No inventes! ¿Rojo? —exclamé— además, estoy más gordo que tú —me mire la panza y mire la suya al menos había una o dos tallas de diferencia, extrañamente el rio.
—Cuando lo use estaba más... Bueno mejor lo traigo—él se fue al cuarto, sabía que había querido evitar la palabra gordo o panzón por mi bien, pero no fue necesario que lo dijera, mire mi estómago y lo palme como tambor, quizás debería considerar hacer algo de ejercicio.
Alan regresó con el traje en la mano, puso el saco en el sillón y tomo el pantalón lo miro y luego a mí.
—Si te entra, pruébatelo—él me lo dio, el color era todo lo contrario a lo que acostumbraba, pero dada la situación lo tome.
—¿Aquí?
—Como si te molestara, cuando se te hace tarde te vas vistiendo por todo el departamento—sonreí ese era un buen punto me baje los pantalones y me puse la parte inferior del traje, me sorprendió que entro como guante, y sobre todo que me cerró.
—Necesitas pasarme el tip ¡Cómo bajaste de peso! —Alan se rio.
—Dejando de tragar, y haciendo ejercicio.
—En estos meses lo más que te he visto hacer es bailar mientras barres.
—Por eso ya estoy recuperando el peso —comentó.
—¿Por qué te lo trajiste?
—Porque luego hacen eventos en el trabajo.
—Me has salvado—empezaba a sentir como mi alma regresaba a mi cuerpo.
—Ten el saco—él me ayudo a ponérmelo.
—No puedo imaginarte estando en mi peso— observé tratando de visualizar un Alan que cupiera en ese traje.
—No hay mucha diferencia Marck, no es como que estés obeso, solo un poco... rellenito—terminó diciendo en un susurro que pude oír perfectamente.
—¿En serio acabas de usar esa palabra para describirme?
—¡No me mates! —suplicó intentando reprimir una sonrisita.
—No lo haré solo porque me acabas de salvar.
—Bueno ya quítatelo, deja le hablo a Norma.
—¿Quién es Norma? —pregunté confundido en lo que me quitaba el traje.
—Una chica que hace arreglos, sé que no tienes nada listo y no creo que Aim sea feliz si llegas con las manos vacías.
—Oh rayos... No lo había considerado, que haría sin ti —le dije sacudiéndole el cabello.
—Posiblemente, ser más caótico de lo que ya eres—ambos nos sonreímos, en efecto Alan me había ayudado a mejorar en muchos aspectos de mi vida.
Al día siguiente Alan no solo me plantifico un color que jamás había usado, sino que también me peino, yo me miraba en el espejo del baño
—No me siento yo.
—Eres tú, pero en otra versión.
—Nunca creí que usaría un traje de este color.
—Tampoco es que sea rojo sangre Marck, es casi el tono que usas.
—No me convence— comenté en lo que miraba en distintos ángulos, aunque lo único que podía verme era la parte superior.
—Te ves bien, me gusta cómo te ves.
—¿Te gusta? — pregunté dejando de verme y poniendo mi mirada en él, Alan me contempló un momento.
—Si claro, ese color realza tu tono de piel, como doradito.
—Ni que fuera milanesa—él se rio después su celular sonó.
—Es Norma ¿Estás listo? —me miré una última vez en el espejo.
—Listo lo que se dice listo... —no espero una respuesta más segura, me terminó de acomodar la corbata y me jaló hacia afuera del edificio.
Una chica ya esperaba fuera junto a su carro, en la cajuela traía un enorme arreglo de rosas con un oso pequeño con su birrete adornado con globos negros y dorados, no recordaba que alguna vez le hubiera dado algo así pero no era cualquier fecha.
Le agradecí, me despedí de ellos y me subí a mi coche a prisa, cuando llegue al sitio me baje sin el arreglo, primero haría acto de presencia para intentar calmarla.
Aim estaba con su familia haciendo lo que menos me gustaba, tomándose fotografías, cuando me vio se me acerco, ya traía puesta una toga negra, conforme la tenía más cerca más podía notar que me miraba de pies a cabeza con una extraña expresión, cuando estuvo cerca de mí la bese a modo de saludo, pero ella ni hola dijo, fue directo a su duda.
—Marck... ¿Y ese traje? —tenía su ya tan conocida ceja alzada.
—Estoy probando nuevos colores—estaba a punto de expresar su evidente inconformidad, pero fue interrumpida por unas amigas que se nos acercaron.
—¡Aim! ¿Cambiaste de modelito? —dijo una rubia que gracias a los tacones me sacaba muchos centímetros.
—¡Pero si estaba comprometida! —agregó una pelinegra, las otras dos que las acompañaban se rieron y Aim con ellas, me tomo del brazo con una repentina sonrisa.
—¡Chicas! Pero si es el mismo ¡Marck! —todas me miraron asombradas, sentí que me examinaban cada centímetro de mi ser, era bastante incómodo.
—Hola— saludé con un hilo de voz.
—Wow ¡Te ves tan diferente! —comentó una de ellas.
—¡Ese color te sienta tan bien! —agregó otra más.
—¡Contrólense que es mío! —reclamó Aim con risas sus amigas la acompañaron cotilleando aún más, yo estaba suplicando que eso terminara ya.
—Princesa, la ceremonia va a empezar—le llamó su madre que estaba a unos metros de nosotros.
—¡Llego la hora! —chilló Aim
—Nos vamos a ir sentando amiga—la bolita de mujeres se retiró para mi felicidad.
—Voy a ir por tu regalo, te veo adentro—le dije a mi novia.
—Está bien—respondió ya sin sonreír, yo la bese.
—Te ves hermosa, estoy muy orgulloso de ti—con eso se relajó un poco me dio un beso en la mejilla y se fue para el auditorio, regrese al auto y baje el arreglo. Me sentía bastante avergonzado andar así por todo el lugar, pero al menos no era el único.
Llegue al auditorio justo cuando estaban dando inicio, fue una ceremonia rápida, ya que no eran muchos alumnos. al término sucedió lo inevitable me vi envuelto frente a las cámaras, junto con Aim y su familia, claro que había hasta prensa, mi prometida no era la hija de cualquier persona. Al menos el arreglo si arreglo valga la redundancia la tensión con Aim.
Después del evento de la universidad, su familia había organizado una fiesta en un bonito jardín, al inicio durante la comida estuvo conmigo, pero después de eso acabe olvidado en la mesa, en parte lo agradecía no quería ir detrás de ella sonriendo, saludando y posando con gente que ni siquiera sabía quién era y luego con el trajecito que me había planificado Alan llamaba aún más la atención, para la noche la gente ya estaba bailando, Aim se me acerco al fin.
—Deberías haber convivido más Marck—se me lleno la boca de santa indignación, pero me controlé era un día especial no podía arruinarlo con reclamos tontos.
—No quería opacarte mi vida, hoy es tu día —le di un beso en la mejilla y ella me sonrió.
—El arreglo que me diste ha sido el más bonito.
—Guardé lo mejor para este día.
—¿Sabías que iba a pasar? —me preguntó escéptica.
—Tenía el conocimiento de que mi prometida siempre busca más y que siempre lo logra—ella me sonrió, nuestra conversación se vio interrumpida por la repentina aparición de una de sus tantas amigas.
—¡Aim! Cambio de planes muñeca, nos vamos a ir a la casa de Aneth—fue bastante significativa la forma en que miró a su amiga, era evidente que estaba diciendo algo de lo cual yo no tenía conocimiento.
—¿De qué habla? —su amiga se dio cuenta de lo que acababa de hacer.
—Ay yo lo siento... Eh bueno ya te avisé, en un rato más nos vemos—la chica desapareció a la misma velocidad en que apareció, yo miré a Aim.
—¿De qué estaba hablando? — repetí mi pregunta, Aim movió su pie como cuando mentía o se sentía nerviosa.
—Mis amigos me organizaron una fiesta—reveló por fin
—¿Por qué no me contaste?
—Ay es que fue de último momento además irán las del servicio y ellas no te caen bien—se excusó, si bien eso era cierto, que me enterara de esa forma me molestaba bastante— te iba a decir mi amor, pero estaba muy atareada con la titulación y el trabajo, te juro que se me fue por completo comentarte... ¿Quieres ir? —yo suspiré, no iba a aceptar mi orgullo me lo impedía, además para terminar igual que hace rato arrumbado por ahí.
—No gracias, disfruta a tus amistades yo mañana tengo que completar un informe, creo que lo mejor sería no desvelarme.
—¿Seguro? —preguntó más por compromiso, yo suspiré controlándome.
—Claro mi vida, por supuesto ¿Quieres que te vaya a dejar?
—Si claro te lo agradecería.
—Pues vamos— me puse de pie y estiré mi mano para levantarla, nos despedimos de sus padres y familiares más cercanos, fuimos al auto y emprendimos el camino en silencio.
Sabía que yo también tenía cola que me pisen, en los últimos meses había omitido muchas cosas, pero Aim me había aplicado lo mismo desde hace mucho tiempo, era una de las cosas que me molestaban de ella, Aim coloco su mano sobre la mía a mitad del trayecto.
—¿Quieres hacer algo el próximo fin? — me invitó.
—Claro nena, a donde quieras—exclamé, intentado sonar lo más normal posible.
—Gracias por no enojarte—apreté un poco su mano y la miré por un instante.
—Comprendo que has estado atareada, disfruta tu fiesta—le desee ya llegando a su destino.
Se despidió de mí y bajo del auto, tomé el camino de regreso a casa, puse Led Zeppelin a todo volumen, solo lo escuchaba cuando estaba demasiado molesto, era algo terapéutico de cierta forma.
Cuando llegue la tele estaba encendida, pero Alan no estaba por ahí, tome una cerveza del refri y me fui a sentar al sillón, si de por sí me agotaban las reuniones con mi próxima familia política me cansaba aún más cuando surgía algún problema con Aim.
Decidí dejar de pensar en eso y mejor poner mayor atención a la tele, en ese momento un tumulto de ropa llego a la sala y cayo junto a mí, quien lo llevaba resulto ser Alan.
—¡Marck! —gritó asustado—no te oí llegar.
—¿Cómo me vas a oír si tienes la tele a todo mecate? —el rio.
—Es que estaba lavando y no escuchaba.
—Si ya noté ¿No es muy noche para andar tan hacendoso?
—No tenía sueño y como mañana estaba planeado salir quería dejar alzado. Pensé qué no llegarías hasta el lunes.
—Por el momento quiero olvidarlo.
—Está bien—él se hizo un espacio para sentarse.
—¿Qué estás viendo? — pregunté para desviar el tema.
—No tengo la menor idea.
—¿Cómo no sabes? —Alan se rio, era posible que la cerveza ya estuviera surtiendo efecto porque ya me sentía más tranquilo.
—Estaba viendo otra cosa y cuando terminó Netflix me puso lo que se le dio la gana—el comenzó a doblar la ropa.
—Yo separo los calcetines.
—No te preocupes tú descansa, te ves agotado.
—Trae para acá—le arrebate el par que tenía en las manos, Alan no volvió a oponerse.
Después de hacerlos bolita me dediqué a buscar no solo los calcetines sino también la ropa interior en lo que se ocupaba de lo demás, nunca creí que algo tan hogareño se sintiera tan bien, era agradable estar frente a la tele doblando ropa mientras a ratos veíamos la película y a ratos Alan me platicaba de su día.
Ya veníamos terminando de doblar ropa cuando la película se terminó.
—Mañana la guardamos ¿te parece? —Alan se estiró y se frotó los ojos, ya tenía una cara de sueño que lo hacía ver como un tierno gatito.
—Está bien.
Nos levantamos a prepararnos para dormir.
Alan fue al baño a lavarse los dientes dejando la puerta abierta yo me quedé en el pasillo esperando mi turno, lo veía a través del espejo y noté que por el gesto que tenía en algo pensaba.
—¿Por qué esa cara?
—Me dejo inconforme la historia.
—¿Por qué?
—O sea entre Claire y su esposo ya no existía una relación, Oliver le vino a cambiar el mundo, le hizo cambiar de perspectiva ¡Y aun así se quedó con Jack! Pobre chico ¡Lo ilusiono! —me reí ante su indignación, por eso me gustaba ver películas y series con él, solía apasionarse mucho con la trama.
—No creo que sea tan sencillo cambiar tu vida por completo, llevaban muchos años juntos, además ¿Como podía saber si era real lo que tuvo con Oliver?
—Sn sbs s prq sts
—Primero acaba—le interrumpí ya qué se había puesto a hablar aun cepillándose los dientes, él se enjuagó y escupió.
—Lo que estaba diciendo es que eso se siente.
—Vivieron cosas muy fuertes, ósea vivieron un terremoto juntos y vieron como morían algunos de sus compañeros de trabajo, los eventos traumáticos pueden generar un vínculo.
—Pero aun así Marck—bufó—a veces me sorprende la estupidez humana.
—En conclusión, no te gusto la película.
—No es que no me haya gustado solo que creo que es demasiado real, me gusta ver cosas más rosas poco probables quizás, bueno ya acabé—anuncio—debiste haberte cambiado.
—Ya no llegué al cuarto—me excusé.
—Me doy cuenta, trata de no mancharlo, me adelanto a la cama.
—Ahorita te alcanzo.
Me metí al baño y me empecé a lavar los dientes, esa película fue interesante, acción, romance, drama, y si demasiado real como dijo Alan, debía ser difícil estar en una encrucijada de ese calibre.
Sali del baño y fui al cuarto, Alan ya había apagado la luz y solo dejo prendida su lámpara de lava y otra lámpara que había en la mesita de noche. Me cambie mientras él se veía muy entretenido con el celular.
—¿Qué haces? —curiose.
—Estoy buscando opiniones de la película—ya listo para dormir me acosté.
—Tú no te quedas conforme—observé divertido por su actitud.
—Claro que no, y no soy el único. Hay muchos comentarios que no les gusto la decisión de Claire. ¡Mira! Al parecer piensan hacer una segunda parte.
—Pero ya está agotado el punto.
—¡Oliver merece un mejor final! —exigió, yo me reí.
—Ay Alan, te tomas tan enserio las cosas.
—Según los rumores dicen que al igual si se queda con Oliver en la segunda parte.
—¿Tanto drama para que lo concluyan así? —pregunté decepcionado.
—Yo creo que si quedan juntos después de todo no va a ser tan fácil, quiero verla.
—Bueno estaremos al pendiente por ahora durmamos Alan—le quité el celular de las manos y lo puse en la mesita de noche.
—No puse mi alarma.
—¿Para qué? Es domingo —le recordé.
—Quiero salir.
—¿Salir?
—Si, te dije que quería dar la vuelta y, ya que estas aquí te invito.
—¿No tiene nada que ver con que solucionarías el transporte?
—¡No como crees! —dijo riendo, yo le aventé su llama aprovechando para pasársela y golpearlo, él solo se rio más.
—¿Y adónde quieres ir?
—A la Peña de Bernal.
—¿No está muy lejos eso?
—¡Para nada! Está justo a una hora —lo pensé un momento era una salida diferente a las que habíamos tenido, pero podía ser interesante.
—Bueno pues está bien, a donde quieras —Alan sacudió sus pies como niño emocionado, tomé mi celular para poner la alarma y apagué una lámpara dejando la de lava encendida—Durmamos.
Alan se acomodó en posición fetal de frente a mí abrazando su llama, desde que se la regalo su hermana ya no la soltaba por las noches, era como un pequeño niño, yo me quedé recostado pensando.
—Aún te ves intranquilo ¿Aim siguió molesta contigo? —no le respondí de inmediato la verdad es que solo quería olvidar esa parte del día—No quiero que te duermas con algo atorado, mi papá dice que eso daña el hígado.
—¿En serio? —Alan se alzó de hombros
—Quien sabe, puede ser posible.
—No sabría decir si seguía molesta o no, creo que ya estaba más tranquila... El problema fue que a veces ella tiene actitudes qué me enfadan, es muy sociable y a veces olvida que soy todo lo contrario, está acostumbrada a tomar decisiones por sí misma, pero a veces me gustaría que me considerará, son sus pequeños detallitos como todos tenemos, yo tampoco soy un pan de Dios—admití.
—Bueno, lo importante es saberlo arreglar y aceptarlo con amor y no resignación—reflexionó dando su opinión, solté un suspiro a veces sentía que algunos defectos de ella más que aceptarlos trataba de sobrellevarlos.
—Si supongo, luego hablaré con ella, cuando me sienta más tranquilo.
—No dejes que los problemas se acumulen, es lo peor que puedes hacer en una relación—no dije nada, Alan ya había cerrado los ojos puse mi mano sobre su cabeza y lo acaricie un poco.
—Descansa Alan.
—Tú también—respondió adormilado.
Quite mi mano y me acomode acostándome boca arriba sin poder conciliar el sueño, me puse a jugar con el anillo qué tenía en mi dedo anular, no era común qué el novio también llevará anillo de compromiso, pero Aim me lo había dado.
No dormí gran cosa entre mis pensamientos y Alan que volvió a cantar la misma canción como si llevara serenata, de seguir así acabaría con mi juventud.
El pequeño viaje con Alan fue muy agradable, nunca había hecho eso con nadie más que con Aim, era refrescante contar con alguien diferente con quien compartir el rato y aunque a veces me llegó a estresar su repentina histeria cada vez que subía un poco la velocidad, su falta de orientación y el hecho de que por extraño que fuera siendo él comía sin cuidado llenando de moronas el carro disfrute mucho el trayecto, aun siendo de esta ciudad jamás había ido a visitar aquel lugar.
Alan se dedicó a fotografiar todo lo que se le atravesó, incluyéndome, pero no me molesto, era menos desagradable no tener que estar posando para las fotos, aunque muchas de ellas salía haciendo caras extrañas ya que las tomaba infraganti, fue de los mejores viajes qué había hecho.
Llegamos ya casi para la noche, Alan ceno aun después de todo lo que habíamos comido un plato de cereal y se fue acostar, yo me quede en la sala, pese a que había sido un día cansado entre lo que caminamos y lo que Alan me había hecho correr en más de una ocasión con sus juegos infantiles no me sentía como ayer, saqué mi celular y entre a Instagram extrañamente Aim no había subido ninguna foto de la fiesta solo estaban las que tomamos saliendo de la ceremonia, seguí bajando hasta que me apareció una foto que había subido Alan.
Sonreí al leer la descripción, identificándome con sus palabras. De hecho, hacia mucho no sentía esta tranquilidad, si me ponía a pensar solo con mi familia me había sentido así al menos antes de que enfermara mi madre, no es que no me sintiera a gusto con Aim, llegábamos a tener conversaciones interesantes y podía ser divertida si se lo proponía, solo que la compañía de Alan era algo distinto, mi hermano tenía el termino de personas clonazepam, aquellas que con su sola presencia te hacían sentir relajado, en definitiva, Alan entraba en ese tipo de personas.
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