Mar
Alan tuvo el detalle de colocar la foto que habíamos encontrado en la puerta del refri, según me contó en su casa tenían la idea de que lo importante iba a ahí, números de restaurantes, servicios, lista del super y por supuesto, fotografías, así como uno que otro dibujo eso hacía que me diera curiosidad conocer su casa.
Pese a que seguía teniendo en la mente el asunto de mi hermano no fue hasta días después que gracias a una visita sorpresa tome el valor de hablarle sin tener una razón importante.
Aquel día regresé a la misma hora, Alan aún no había llegado lo cual era extraño, ya que él siempre salía más temprano del trabajo, quizás algún asunto lo habia retenido, revise mi celular, pero no tenía ningún mensaje suyo, debía estar ocupado.
Lo mejor era que hiciera la cena por si llegaba cansado tuviera que comer, después de cambiarme me fui a la cocina a preparar la comida, ya estaba terminando cuando llamaron a la puerta, fui a abrir creyendo que era Alan mientras abría empecé a regañarlo.
—Te he dicho que dejes las llaves colgadas, pero nunca me haces caso—me callé cuando me tope en la entrada con alguien que no era Alan, aunque tenía un cierto aspecto familiar, larguirucho con una nariz de gancho y unos ojos obscuros esa mirada la sentí conocida, él me sonrío.
—Hola estoy buscando a Alan... ¿Si vive aquí? —me quedé un momento analizando su cara entonces él debía ser uno de sus hermanos.
—Si, pero aún no llega del trabajo.
—Ah... Soy Leo, su hermano—se presentó confirmando mi suposición—venía a dejarle algo—explicó enseñando una bolsa de plástico que traía en la mano. Deduje que lo más educado era invitarlo a pasar.
—¿Quieres esperarlo? No ha de tardar en llegar.
—Si claro, gracias —me hice a un lado y el entró, se sentó en el sillón y miro con una sonrisa a su alrededor yo me quedé parado sin saber que decir o como actuar.
—Eh ¿Gustas algo? Agua simple, agua de melón... ¿Algo más fuerte? —me sentía nervioso pese a que emanaba una vibra muy relajada.
—Quisiera algo más fuerte, pero me mataría mi mujer, así que agua simple por favor —respondió manteniendo su sonrisa.
Se la correspondí, fui por un vaso a la cocina y regresé para dárselo, él me agradeció con un gesto y comenzó a beber, soy alguien bastante curioso así que le pregunté acerca de lo que le había traído.
—¿Qué hay en la bolsa?
—Es medicina, Alan suele enfermarse en invierno, mamá estaba preocupada porque pensó que estaba solo, pero veo que no es así—me miró fijamente —acaso tú y mi hermano...
No pude saber cuál iba a ser su pregunta, ya que en ese momento escuchamos unas llaves, la voz de alguien tarareando y después la puerta se abrió Alan entro distraído no fue hasta que Leo se levantó y se acercó a donde yo estaba, que era cerca de la entrada, cuando se dio cuenta de nuestra presencia, él se quedó atónito al ver a su hermano.
—¡Leo! ¿Qué haces aquí?
—Mamá te mando tu medicina —le meneo la bolsa frente a su cara, Alan se puso rojo.
—No había necesidad... Espera ¿Mamá?
—¿Crees que por salirte de la casa dejas de ser su hijo? Estás tonto — Alan tomó la bolsa con un gesto de incredulidad.
—Gracias, aunque insisto, no había necesidad con la farmacia que tengo en el baño me bastaba—puse los ojos en blanco al oír eso.
—En serio Alan ¿Cuántas veces vas a sacar el tema?
—Es que me quedé impactado Marck, nunca vi a alguien tan compulsivo.
—¿No te estás mordiendo la lengua?
—¿Qué quieres decir? — detuvimos nuestra pequeña pelea al escuchar la risa de Leo.
—Que lindo, discuten como un viejo matrimonio—dijo entre risitas, tanto Alan como yo nos miramos sin entender la intención de su comentario.
—¿Quieres quedarte a comer? —lo invitó Alan evadiendo la situación que empezaba a sentirse algo incómoda.
—Pues huele rico la verdad, pero no sé si alcance. —Alan soltó una risita.
—Cuando el cocina alcanza casi para todo el mes, aun si se trata de un huevo revuelto.
—Bueno ha ayudado al ingenio—comenté.
—Claro un día huevo en torta.
—En quesadilla.
—En tortilla.
—En guisado.
—Últimamente, se nos ocurrió con sopa.
—Dudaba, pero no sabe nada mal—su hermano volvió a reírse.
—Hacen muy buena... dupla pues bueno siendo así acepto.
—¿Y Barbie? —le pregunto Alan, imagine que quizás se refería a la mujer que había mencionado Leo.
—Ah iba a ir a comer con sus amigas o algo así—contestó restándole importancia, fui al cuarto de lavado donde guardaba un banco extra, lo llevé a la cocina, Alan ya estaba sirviendo la comida.
No me equivoque al decir que Leo era alguien muy relajado, tonteaba a cada rato y tenía demasiadas anécdotas que contar, molestaba mucho a Alan, era divertido verlos, aunque mi relación con Sergio nunca fue como la suya me fue inevitable extrañarlo.
—Ya no me mencionaste como te llamas—exclamó Leo.
—Lo siento, soy Marck. Mucho gusto — estiré mi mano sobre la mesa.
—Tú ya sabes quién soy, Leo el segundo hermano mayor de Alan—contestó estrechándome la mano.
—Y el más molesto—añadió el aludido entre dientes.
—Cállate enano—reprimí una risa al escuchar su apodo Leo siguió tomando el control de la conversación —Cocinas muy bien Marck. —me mencionó con una sonrisa.
—Lo único malo de cuando él se mete a la cocina es que no solo tiene el don de multiplicar la comida, sino también el desastre —comentó Alan, su hermano se alzó a mirar un poco atrás de nosotros que era la cocina.
—¡Pero solo es un consomé de pollo con arroz! —chilló sorprendió.
—Es lo mismo que yo digo, por eso evito que entre a la cocina—dijo con una sonrisita burlona, yo solo me hundí un poco en mi silla avergonzando y mascullé algunos insultos hacia el poco entendibles.
—Y entonces ustedes son—su pregunta de nuevo quedo incompleta por el tono de llamada de Leo que me ocasiono risa, ya que era el tonito de Batman el saco su celular y pude notar que se le bajó el color de piel al menos dos tonos —Es Barbara—se levantó y tomo la llamada casi podía escuchar los gritos de su mujer.
Él se despidió con gestos y salió del departamento mientras seguía hablando con ella o más bien discutiendo.
—Voy a acompañarlo, empieza a alzar —me ordenó Alan, no me quedo de otra que asentir con la cabeza, él salió tras su hermano y yo me quede pensando mientras dejaba el banco de nuevo en su lugar y comenzaba a llevar los trastes al fregadero.
Si, quizás era alguien caótico para cocinar admití al ver el desastre que había en la cocina increíble para ser un espacio tan pequeño, guarde lo que había sobrado en el refri y me quede de nuevo viendo la foto algo que ya se me hacía costumbre cada vez que pasaba por ahí, se me vino a la mente Leo y Alan ¿Cuánto tiempo más iba a permitir estar alejado de mi hermano? Saqué mi celular y antes de que me acobardara, fotografié la foto del refri y se la mandé por mensaje.
Bloqué el celular y empecé a dar de vueltas por el pequeño espacio, básicamente con unos pasos pasaba a la sala y con otros más regresaba a la cocina no había tanto espacio para dar de vueltas como león enjaulado, no tardó mucho en llegarme su respuesta.
Me senté en el sillón y tomé aire antes de desbloquear y ver el mensaje, sentía las manos frías algo que solía pasarme cuando me ponía de nervios, abrí su chat, Sergio me había contestado con mensaje de voz, lo reproduje.
Comenzó riéndose, provocando que sonriera hacía tantos años que no escuchaba su risa no recordaba que era tan ronca después me dijo:
"Ese día te dolió tanto el estómago que estabas arrastrándote, decías que eras un gusano en sal, esperó no hayas vuelto a comer tantas cochinadas (más risas, después su tono de voz se volvió más serio) me da gusto que hayas encontrado la lata, ya esperamos nuestra invitación a la boda hermano (después escuche una voz femenina de fondo) ¡Te mandamos saludos!"
La sonrisa en mi rostro se hizo más grande, me recosté cerrando los ojos, a veces me olvidaba de Cata, su esposa. Apenas y la había conocido, fue muy linda conmigo, me hizo sentir parte de su familia.
Me sentía más aliviado, Sergio no sonaba enojado ni resentido en lo más mínimo, escuché las llaves y alcé la mirada Alan ya estaba entrando, pero extrañamente no con su habitual ánimo, traía una cara entre molesta y confundida y después del azotón de puerta fue más evidente que algo le molestaba.
—¿Todo bien? —le pregunté, el resopló y se dejó caer junto a mí.
—Mi hermano y sus ideas no quiero hablar de eso—sabía que no podría sacarle nada, quizás el después me contaría cuando se calmara.
—Me callo bien, es divertido.
—Ese es su papel en la familia, pero de que se le mete algo a la cabeza—volvió a resoplar.
—¿Qué era lo que estaba intentado preguntar?
—Nada, solo su extraña imaginación creo que tiene que ver con que no oxigeno bien cuando nació eso o cuando Gus le pego en la cabeza de bebe.
—¿Fue un accidente o un acto intensional?
—Excelente pregunta—Alan se rio un poco más relajado—Gus dice en su defensa que él solo buscaba más espacio en la cuna, a mi mamá se le hizo fácil ponerlos juntos en el mismo espacio, ahora vemos los resultados—me reí era agradable escuchar anécdotas así de sus hermanos eso me recordó al recién mensaje que me llegó.
—Le mandé mensaje a Sergio.
—¿Sergio? —pregunto Alan
—Mi hermano—él puso una cara de asombro.
—¿¡En serio!?
—Sí, escucha—le puse el audio, al término me sonrió.
—Me da gusto Marck ya verás que de a poco volverán a acercarse.
—Tengo fe, lo veo en tu caso dijiste que ya no eras cercano a ellos más sin embargo no sentí una brecha entre tú y Leo.
—Bueno eso quizás sea por su carácter, si me vieras con el mayor quizá tu percepción cambiaria.
—Quizás, pero creo que la relación que siempre será más rescatable es la de los hermanos.
—Supongo, por cierto, la voz de tu hermano me dio un poco de miedo —me reí ante ese comentario, mi hermano tenía la voz gruesa y su presencia imponía, era alguien corpulento aun estando delgado, media bastantes centímetros más que yo y eso que estoy dentro de la estatura promedio, cuando Aim lo conoció fue la única vez que alguien logro intimidarla.
—Si lo conocieras no solo sería la voz lo qué te asustaría.
—No da miedo en la foto.
—Apenas y tenía 15 Alan, la gente cambia—él puso una cara que no supe descifrar bien de que era, pero me dio risa, de repente se puso serio.
—Bueno mucha plática poca acción, a alzar la cocina—me ordenó con ese tono autoritario que a veces detestaba.
—Cuando tu cocinas yo soy quien alzo ¡Somos un equipo! —reclamé.
—¡Pero yo no dejo como Chernóbil!
—Pequeño Alan—eso hizo que volteara a verme con un evidente gesto de enojo, había estado tentando a decirle como su hermano, pero sentía que la palabra enano era algo personal entre ellos.
—¡No te atrevas a decirme así! —por su expresión me hacía sentir que estaba a nada de estar mi cuello entre sus manos, pero aun así seguí molestándolo.
—¿Así cómo? ——pregunté con inocencia—¿Pequeño Alan? —repetí provocando que él refunfuñara, sonreí satisfecho, había dado en el blanco ahora sabia con qué lo molestaría.
—¡Marcos! —el estiró sus manos hacia a mí, no entendí bien si iba hacia mi cuello o hacia mis clavículas.
—¿Acaso te has vuelto momia? —le dije sin miedo al éxito provocando que él se molestara más.
—¡Marcos! —más que momia se asemejaba a un ente que venía por mi alma, se acercó a mí no necesitó moverse demasiado, dado que el sillón era pequeño justo cuando estaba por agarrarme me levanté Alan cayó de bruces en el sillón y no pude evitar reírme, aun no se levantaba, pero ya estaba oyendo su resoplido de toro enojado.
—Es en la parte en que me voy a la cocina—con rapidez me fui hacia ahí, Alan me siguió aún con las manos estiradas de forma amenazante.
—No tienes a donde huir—señaló con una sonrisa malvada.
En efecto conforme se acercaba a mí iba me fui quedando arrinconado contra el refri que estaba al fondo de la cocina, sus manos comenzaron a acercarse y me preparé para lo que viniera, pero no fue ni a mi cuello ni a mis clavículas, él empezó a picotearme la panza haciendo que me riera inmediatamente.
—No Alan, me voy a mear voy a hacer un charquito enserio—advertí de forma entrecortada por la risa, en un descuido le tome de las muñecas deteniéndolo—Quieto—el no forcejeo solo se me quedó mirando, en verdad que eso ojos que tenían algo que me perdía en ellos.
—Ya me detuve, suéltame—obedecí al ver su repentina seriedad—te ayudaré.
—Ya sabía yo que no eras tan malo—le dije sonriente él soltó un suspiro.
—En verdad que eres un caso Marck me compadezco de Aim —no dije nada porque yo también me compadecía de ella, aunque en nuestra situación era seguro que tendríamos quien nos cocinara todos los días así que no tendría que volver a meterme a la cocina una vez estando casados.
Alan pese que le había restado importancia a lo que sea que le haya dicho su hermano lo note un poco diferente después de ese día, últimamente resoplaba mucho, siempre escuchaba que andaba mascullando y negaba con la cabeza a cada rato. Era bastante confusa su actitud y ni siquiera sabía cómo ayudarlo. Luego quien era el hermético.
Continuo con su extraño comportamiento lo que resto de semana agregando que también rompió un poco nuestra rutina.
Comúnmente después de cenar yo limpiaba mientras Alan ponía algún programa para ver en lo que se nos bajaba la comida para después dormir, pero aquel martes al regresar a la sala después del quehacer me encontré con muchos papeles extendidos en la pequeña mesa de centro y Alan sentado en el suelo frente a su laptop con una cara muy concentrada, me senté en el sillón observándolo.
—¿Qué es todo este caos? —pregunté con curiosidad, él ni siquiera levanto la vista.
—Lo de tu boda—me quedé sorprendido.
—¿Mi boda? —Alan dejo de ver las hojas y me miró.
—Creo que nos concentramos tanto en nuestros dramas personales que dejamos de lado por qué coincidimos.
—¿Aún hay cosas pendientes? —cuestioné.
—¡Claro que si Marck! —exclamó asombrado por mi pregunta—una boda no concluye hasta que estas en tu luna de miel, faltan acomodar a los invitados, las flores, donde van a hacer la boda del civil, la decoración del lugar—y Alan continúo mencionando no sé cuánto detalle provocando me mareara, él se detuvo—¿Demasiada información?
—Si ¿Cómo puede faltar tanto? Pensé que ya estaba todo listo—el rio.
—No es cualquier cosa una boda.
—Me doy cuenta.
—El banquete pienso verlo cuando ya tengamos asegurada la fecha.
—Parece ser que ya la tienes.
—Temo decirte que no, pero me han dicho que por alguna razón empiezan a haber cancelaciones por estos meses así que igual corres con suerte.
—Ahhh— exclamé al no hallar otra respuesta, a decir verdad, no sé qué me ocasionaba aquella noticia, supongo que emoción cada vez veía más pronto al fin casarme con mi hermosa Aim.
Como ya no hice otro comentario deje trabajar a Alan mientras yo jugaba con mi celular acostado en el sillón, él después de un rato se detuvo y se estiró deje de lado mi celular.
—¿Cansado?
—Leve, mira ya tengo algunas cosas, pero requiero tu opinión.
—Más bien la de Aim.
—Bueno, chéquenlo—me incorporé para ver—sugerí algunos colores de las flores, la hacienda cuenta con capilla y también hay otro espacio para la boda civil, eso facilitaría mucho las cosas, respecto a los recuerdos tengo algunas sugerencias.
—¿Puedes todo concentrarlo a un correo y mandármelo? — supliqué, era demasiada información, el rio.
—Está bien—de nuevo se concentró frente a los papeles y su lap y yo me recosté a esperar estaba a punto de quedarme dormido cuando sentí que Alan se recargaba en el sillón abrí los ojos.
—¿Acabaste?
—Al menos lo que te dije ahorita, mañana voy a conseguir un plano o algo del lugar para saber cómo acomodar a los invitados, tu deber es saber cómo quieren acomodarlos, son aproximadamente 10 por mesa.
—Creo que tengo muchas cosas que hablar con Aim.
—Mañana ve a cenar con ella—sugirió.
—Ya es noche para marcarle, lo dejaré para el fin.
—No dejes pasar más tiempo Marck, quiero ya tener todo previsto para cuando den fecha—no entendía su repentina insistencia había estado muy tranquilo en esos meses, supuse que a lo mejor le pedían algún tipo de informe en el trabajo o algo así.
—Está bien no te estreses, dudo que las arrugas te sienten bien—le dije repitiendo lo que alguna vez él me dijo a mí, rio.
—Tengo bastante colágeno para poder estresarme.
—¿Cola qué? —pregunte incorporándome un poco, Alan volvió a reírse.
—Ya es noche para explicarte—se pusó de pie y se estiró—¿Vamos a dormir?
—Explícame lo de la cola esa—Alan volvió a reírse.
—Búscalo en lo que alzo—esa fue toda su respuesta así que no me quedó de otra que recurrir a Google después de ver unas cuantas páginas ya sabía algo nuevo.
—Ya estoy informado — anuncié.
—Muy bien ahora puedes dormir en paz acabé, vamos a dormir—me levanté y me fui tras de Alan, él se dirigió al baño y yo me fui directo a la cama, al poco tiempo sentí su peso a mi lado.
—Oye Alan.
—Dime.
—Con tantas bodas ¿No te dan ganas de casarte? —no contestó de inmediato se quedó un momento en silencio.
—Si tú trabajaras digamos en Kentucky, todos los días estas rodeado de pollo, almuerzas pollo, llegas oliendo a pollo y un día quieres pedir comida ¿pedirías el pollo de ahí? —algo confundido respondí.
—No, definitivamente.
—Exacto eso mismo me pasa—me reí de su analogía.
—Que comparaciones se te ocurren Alan.
—No se me ocurrió mejor ejemplo—dijo con una sonrisita que si bien no la podía ver la imaginaba— además a mí no me gustan estas fiestas tan fastuosas. Lo hago porque disfruto organizarlas y por qué de ahí me medio mantengo, pero en lo personal estoy en desacuerdo.
—Sí, recuerdo que lo mencionaste el primer día que te conocí.
—En verdad a veces me sorprende tu memoria selectiva Marck—me reí.
—Tengo un sistema raro.
—Igual que todo el software—volví a reírme después seguí con la conversación.
—Concuerdo con tu opinión, pero desde que estaba planeando la pedida de mano supe que siempre iba a estar lejos de celebraciones sencillas
—Yo digo que es un momento muy personal, algo íntimo. Si yo me llegase a casar me gustaría que fuera no sé en un jardín sencillo solo familiares y amigos muy cercanos de esos que son como hermanos de otra madre—sonreí.
—La verdad es que nunca me puse a pensar siquiera si quería casarme, como que nunca conceptualicé la idea de tener una relación y después cuando estaba en mi desmadre no me consideraba una persona que pudiera darle algo a alguien más.
—Supongo que eso es lo bonito que tienes con Aim ¿no? Cambio tu concepto.
—Quizás... No lo sé Alan—me acomodé de lado para mirarlo con la escasa luz que entraba por la ventana, Alan hizo lo mismo—yo cuando la conocí no buscaba nada serio, fue más como un reto personal conquistarla, pero las cosas se fueron dando hasta este punto —él sonrió de forma comprensiva.
—Entiendo, te entro por los ojos y acabo en tu corazón.
Me reí de nuevo, a veces Alan tenía unas ideas peculiares.
—Supongo... —dije pensativo
—Como puedes oírte dudoso— exclamó sorprendido.
—No sé qué es el amor Alan, no lo entiendo y... Te diré algo muy vergonzoso.
Note interés en su mirada, aunque casi no podía ver.
—A ver cuéntame—pidió curioso, sonreí, por eso me llevaba bien con él, tal como a mí también le gustaba el chisme.
—Busque el concepto en Google
—¿En serio? —parecía asombrado, aunque también note que estaba reprimiendo una risita.
—La primera vez que ella me dijo te amo me sorprendió, ni siquiera fue en un momento romántico como te lo cuentan, ese día ella quiso ir a una fiesta, pero sus padres le habían quitado el carro así que me ofrecí a llevarla yo no quise acompañarla porque quería mantenerme lejos de las fiestas aún no me consideraba apto para controlarme, en fin, justo cuando iba bajando me dijo gracias y me soltó las palabras me dio un beso en la mejilla y sin más se fue. Yo creí que quizás lo dijo porque se confundió, iba con prisa así que no me preocupe mucho. Más sin embargo días posteriores estaba molesta y resulto que estaba esperando respuesta, fue bastante sencillo responderle con las mismas palabras. Pero yo no lo sentí real y me preocupe así que lo busque y aunque pues creo que coincide en cómo me siento aún no me queda claro que es en sí el amor.
Alan sonrió y se quedó viendo a la nada un momento
—Yo una vez le pregunte a mi madre que era el amor, ella no me respondió al momento solo siguió sirviéndome la comida, creí que no respondería, pero lo hizo, se sentó frente a mí y me dijo: estás cansando cierto y le respondí que si ella sonrió levemente y continúo preguntándome ¿y cómo te sienta este plato de lentejas? yo me quede pensando, le respondí que se sentía reconfortante, me daba tranquilidad y a la vez me hacía feliz saber que después de un largo día ahí estaba un rico plato de comida, también me recargaba la energía, al final concluí que un plato de lentejas me hacía sentir en mi hogar. Después de terminar de responder ella siguió manteniendo la sonrisa y concluyo: exacto eso mismo es el amor...—por alguna razón su voz se había vuelto un hilo de repente se acostó boca arriba—ya hay que dormir Marck—sin decir más se acomodó dándome la espalada, ni siquiera pude decir nada o verlo como algo extraño su repentina actitud, ya que me había dejado muy pensativo su reflexión acerca del plato de lentejas me acosté boca arriba mirando el techo.
Si de esa manera tan simple se puede definir el amor... ¿Entonces Aim era mi sopa de lentejas? Mi día era mejor si sabía que al terminar iba a encontrarme con ella para comer, pero a veces lo arruinaba y lo volvía más pesado si tenía algún reclamo guardado, pero en términos generales... ¿Acaso se podía sentir así con más de un plato y no solo con la sopa? Se me vino a la cabeza esa repentina pregunta mientras miraba el bulto que tenía aún lado, todo eso eran temas demasiado complejos, suspiré.
Esa noche no descanse, tuve un sueño donde muchas Aim me ofrecían platos de diferentes sopas, pero solo un Alan llegaba a ofrecerme el plato fuerte, queda de más decir que desperté con muchísima hambre más de la normal... y también con mucho ruido en la cabeza.
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