Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9. Danger...

Elleny.

Viernes, 24 de noviembre de 2017.


Miré la hora. Eran apenas las 9:54 de la mañana.

Miré la fecha. Faltaban solo seis días para que se cumpliese un mes desde que había tomado la arbitraria decisión de partir de casa. Sumado a eso, era día de acción de gracias.

Caí en cuenta de que sería la primera cena de acción de gracias sin la abuela Molly luego de quince años, y por más que traté, me fue imposible detener las lágrimas al recordar con tristeza su ausencia.

Los abuelos marcan pautas imborrables en nuestra vida. Con ellos es una cosa, y sin ellos, otra totalmente diferente. Pueden ser demasiado empalagosos, quizá no tan cariñosos, de carácter suave, de carácter fuerte, dedicados o desinteresados; pero siempre serán nuestros abuelos y calarán fuerte en nosotros. De una u otra manera lo harán. Es más fuerte aún cuando previo a no tenerlos, te toca ser testigo de cómo alguna enfermedad llega para llevarse su salud, su tranquilidad, sus últimos momentos y en algunos casos, hasta su memoria.

Sin tener la valentía de sacar el teléfono del modo avión en el que llevaba ya casi un mes sumergido, lo apagué y lo volví a meter en la caja de zapatos donde lo tenía guardado. Pasé con delicadeza la yema de mis dedos por las cartas que también se encontraban en esa caja y sentí que me quemó la gran cantidad de sentimientos que se encontraban plasmados en esas letras.

Retiré la mano y tapé la caja, para colocarla debajo de la cama e ir a darme una ducha. Aún me sentía incrédula ante la situación en que me encontraba. Realmente pensé que cuando él me ofreció un espacio en su casa, se refería a un cuarto de servicio o algo parecido. Para nada acerté, pues tenía todas las comodidades que podría siquiera pensar.

Luego de darme una ducha, decidí vestirme con un cómodo conjunto deportivo azul y zapatos deportivos blancos. Trataba de estar siempre vestida de la mejor manera posible, pues no quería faltarle el respeto de ninguna manera a él, aparte, al no saber cuál sería mi paradero, en el momento de empacar, me decidí por todo aquello manga larga y que me cubriese hasta los tobillos.

Mientras alisaba mi cabello, escuché el timbre repicar. Me extrañé, pues era primera vez que lo escuchaba.

—¡Elly! —Gritó Danger desde su habitación—¿Puedes ir por favor? Debe de ser un delivery de dulces que encargué.

—¡Claro! —Respondí, al mismo tiempo que me apresuraba a la entrada del apartamento. El apartamento aparte de ser espacioso, era muy moderno. Desde un piso reluciente en el que podías ver tu propio reflejo, hasta lámparas incrustadas en el techo blanco.

Un ventanal que suplía casi media pared, le daba completa entrada a la luz solar y como resultado se aligeraba el ambiente de una manera hermosa. No me había podido contener de tomar todas y cada una de las tazas de café ahí frente a ese ventanal. Observando desde arriba la monotonía de la sociedad y tratando de entender como entre tantas personas que parecían estar bien, habían tantas personas sufriendo sus propias batallas internas.

—¡El dinero está en el mesón!

—¡Listo! —Respondí cuando tomé el efectivo que se encontraba en el cuadrado mesón blanco.

Abrí la puerta y miré del otro lado de ella, a una hermosa chica con una espesa cabellera negra y mirada a juego, observarme estupefacta.

—¿Eres la chica del delivery? —Cuestioné con amabilidad.

La chica me miraba de una manera incrédula, y me sentí incomoda ante ello.

—No, pero, ¿Quién eres tú?—preguntó, notablemente irritada con mi presencia.

—Elly—Extendí mi mano para estrecharla con la de ella, pero hizo caso omiso a mi acción y me dejó con la mano estirada.

Sentí mis mejillas ponerse rojas. Iba a darme vuelta y correr hasta la habitación para encerrarme y no salir más nunca de ahí, cuando apareció en mi campo de visión un chico rubio con una bolsa de papel en sus manos.

—¡Buenos días señoritas! ¡Delivery por aquí! —Anunció.

Tragué fuerte, intentando dirigir el mal momento que la pelinegra me causó y esbocé una sonrisa al chico.

—¡Claro! —Lo miré.

Él también correspondió mi sonrisa, a la vez que me entregaba la bolsa y me hacía firmar un recibo de entrega. Le di el dinero y justo en ese momento, escuche la ronca, gruesa y masculina voz a la cual poco a poco comenzaba a acostumbrarme.

—¡Elly, se buena amiga y no tardes con mis dulces favoritos!

No fue necesario que respondiese, pues sentía su perfume acercarse. Para el momento en el que llegó a la entrada, se sorprendió cuando miró a la chica, la cual emanaba una mala actitud por cada poro de su cuerpo.

—Becca—Musitó sorprendido— No me habías dicho que vendrías.

—Quise darte una sorpresa y la sorprendida fui yo.

—No—Corrigió él— Sigo estando muy sorprendido...—Se volteó a mirarme y me explicó— Elly, ella es Becca. Una amiga. Es de Manchester y suele venir algunas veces.

Asentí. —Iré a preparar las cosas—Intenté excusarme para salir corriendo.

—¡No! —Negó él— Quedamos en que la comida de hoy era cincuenta y cincuenta.

—Solo iré adelantando—Le aclaré, a la vez que le entregaba la bolsa de papel con los dulces del fortuito encuentro.

Me di vuelta y mientras caminaba, me fui imposible no escuchar el resto de su conversación.

—Y ella es Elly. Se quedará aquí un tiempo.

—Joder, que directo, no sabía que ahora hacías servicios de caridad... ¿Vas a follarla? ¿Ya lo hiciste? ¿Se están follando? Dime para ver si termino de entrar o me voy—Alardeó ella con un tono de voz para nada adecuado.

—Voy es a lavarte la boca con jabón.

Caminé más de prisa cuando no me hizo falta ver, para intuir cual fue la causa del silencio que se propagó.

Sacudí mi cabeza y decidí dejar en segundo plano el mal momento que "Becca" me hizo pasar. ¡Joder! Dejarme con la mano estirada... ¿Era necesario? ¿Para probar qué?

Fijé mi mirada en el mesón, dónde se encontraban los ingredientes que usaríamos para algunas de las cosas que cocinaríamos para la cena de hoy. Realmente fue solo una excusa lo suficiente razonable que usamos para hacer una degustación de comida variada, pues cada cosa que yo cocinaba, Danger la amaba. Y a mí me pasaba igual con su comida. Por eso hoy, cocinaríamos los dos y estaríamos a mano.

Cuatro horas más tarde y un pastel listo, decidimos probarlo. Piqué tres trozos de pastel de chocolate con glaseado y los serví cada uno en un platillo pequeño. Le di uno a Danger y otro a la chica, quien me miraba apenada.

—¡La gloria es una cucharada! —dije Danger, mientras degustaba.

Reí ante sus palabras porque siempre decía cosas como esas.

—¿A que está exquisito? —Inquirió a Becca, quien estaba sentada frente a él.

La pelinegra asintió desenfrenadamente y me miró.

—Elly, lo siento por haberte hecho ese desplante en la entrada y haberte dejado con la mano estirada. Es solo que estaba un poco en trance, pero ¡Diablos, mujer! Cocinas como los dioses.

—Descuida. No pasa nada—Sonreí.

¡Obvio pasa! —Grité a todo furor en mi mente. ¿Cree que todo se soluciona con un "Lo siento"?

La cara de Danger fue todo un poema, cuando no pasó por alto sus palabras.

—No conocía esos malos modales tuyos—Le reprochó.

—Ya le he dicho que lo siento—Se defendió ella.

—No todo se soluciona con un "Lo siento"

Inhalé y me escudé tras mi cabello, deseando que me tragara la tierra y me escupiese lo más lejos posible. En cuatro horas me quedó más que claro que ellos no eran novios, pero era algo complicado. Se notaba que ambos se tenían aprecio, por lo que fue inevitable no sentirme incomoda al ser la manzana de la discordia entre ellos. A eso, sumado la sensación de sentirme una niña recogida de la calle, dando lastima y ocupando un espacio que no le correspondía.

El repique de un teléfono nos espabiló a los tres y Becca se disculpó cuando tuvo que retirarse para responder la llamada.

—Lo siento por la actitud de Becca—Fue lo primero que dijo él.

—No te disculpes por acciones de otros—hablé de manera sutil y lo miré de la misma manera.

Los errores de otros de ninguna manera nos involucran a nosotros, por más que lo lleguemos a sentir de esa manera.

Seguí comiendo mi trozo de pastel y él igual. Absortos en un silencio que más que incómodo, era inquietante, pues poco a poco la confianza comenzaba a propagarse en nosotros y cada día nos llevábamos mejor, y resultaba inquietante ver como un tercero destruyó en segundos esa atmosfera de confianza y trato que ambos estábamos creando.

Pero todo fue de esa manera, hasta las tres de la tarde. Pues la llamada de Becca, solo era para notificarle que necesitaban de su presencia lo más pronto posible y tenía que marcharse.

—Volveré para navidad, Danger—Informó ella, antes de marcharse—Prometo que duraré dos semanas enteras junto a ti.

Él solo asintió y sonrió en respuesta.

Becca me buscó con la mirada y también dirigió palabras para mí.

—Elly, fue un placer. Espero vernos luego—dijo de manera sonriente.

Asentí y respondí con un débil: "—Gracias"

Y ocho segundos después, escuchamos el sonido de la puerta al ser cerrada de manera estrepitosa.

—¿Quedó más pastel? —Preguntó Danger.

—¡Dios!... ¿Por qué no me habías dicho que existía ella? —Repliqué, evadiendo su pregunta.

Su mirada se mostró desconcertada.

—No sabía que tenía que hacerlo...

—No me malinterpretes—Aclaré— Es solo que quizá si yo hubiese sabido de ella, cuando llegó, le hubiese dado el puesto que merecía... ¡Joder! Si hasta la confundí con el delivery...Claro, eso no justifica que me haya dejado la mano estirada, pero...

Danger me miró con seriedad y se acercó un poco a mí.

—Elly, analiza esto—Carraspeó— Eres una de los cientos de tripulantes que hay en una embarcación. Un día, el capitán te dejó tomarte una foto con el timón y que lo manejaras un poco, pero ya. Sin intención de volverte dueña de la embarcación, solo una oportunidad que surgió y ya... ¿Me entiendes?

—Sí.

—Está bien—Continuó él— Seguiré. ¿Tendría sentido si te molestases porque otra persona está tomándole fotos al timón? ¿Qué te sintieras dueña de la embarcación?

—No—Respondí.

—Pues, no tienes que darle a nadie un puesto que no le corresponde, además, no dejes que te afecte la actitud de un tripulante—dijo mientras me pinchaba la nariz con su dedo índice.

Asentí, a la vez que colocaba un poco de mi cabello tras mi oreja.

—Sí. Sí quedó pastel.

(***)

Para el momento en que cenamos, el mal trago de Becca, ya había pasado, y aunque nuestra intención, no era precisamente hacer una cena de acción de gracias, fue lo que resultó siendo y hasta con copas de vino incluidas, lo cual hizo mucho más amena la conversación. Y es que sin duda alguna, ambos éramos demasiado buenos en eso de sacar temas de conversaciones irrelevantes y que no tuviesen nada que ver con nosotros, pero entre una copa y otra, fue difícil no hacerlo. Sobre todo cuando mientras yo secaba los platos para guardarlos y Danger terminaba de guardar la comida que había quedado, el vino aflojó mi boca y me hizo hacer una pregunta que hace rato estaba conteniéndome de hacer.

—Danger, ¿Cuál es tu nombre?


/////////////////////////////

Buenas, buenas!! Tarde, pero seguro mis amores!!!! 

Espero que tengan una hermosa semana!!! 

Cuentenme!! ¿Que les pareció el capítulo? ¿Como les cayó Becca? ¿Entendieron a Becca? ¿Lo sintieron por Elly? QUIERO SABER!! 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro