Afraid.

Martes, 14 de noviembre de 2017.

Amaba la sensación de verme encerrado en mi propio caparazón. De no permitir que nadie se acercara por completo a mí. Lo amaba, aún y cuando eso lastimaba a personas a mí alrededor.

A pesar de que no se encaja mentalmente con cualquiera, cuando es la persona indicada, es muy fácil hacerlo. Es muy fácil acostumbrarse a las caricias de una persona. A las conversaciones hasta la madrugada. Los chistes internos que hacen que los ojos se te achinen a causa de la risa. Las miradas radiantes que expresan felicidad cuando estas con esa persona. Es muy fácil verse involucrado en todas esas situaciones, repito. Cuando es la persona indicada.

No lo digo por experiencia propia, sino que lo he visto en otras personas. He visto como se entregan tan ciegamente a un amor, que brincan con un inmenso impulso. Arriesgándolo todo, como si no le temieran a caer. Como si no le temieran a que luego les aniquilasen el corazón a base de desilusión.

Perder a mí hermana cuando tenía apenas catorce años, aniquiló mi corazón de una manera tan irreparable, en pedazos tan diminutos, que reconstruirlo me costó tanto. Dolió tanto. Me cambió tanto... Me hizo madurar, crecer, creer y entender cosas que de otra manera no hubiese podido hacer. También me hizo prometer. Me hizo prometerme a mi mismo que nunca dejaría que ninguna persona al azar se involucrara por completo conmigo. Que nunca me dejaría llevar por la soledad y formalizaría una relación con una persona que no amara en realidad. Una persona que no valiese la pena. Pues, eres tú quien eliges por quien sufrir. Tú eliges quien rompe tu corazón. No puedes otorgarle esa concesión a cualquiera.

Volteé y noté que ya Becca no estaba a mi lado, sin embargo, el lado izquierdo de la cama aun guardaba señales de su presencia. Volví mi mirada al techo y me arrepentí de haberme fallado a mí mismo. No por completo, pero fallar a medias, igual es fallar.

Becca era una pelinegra de Manchester, estudiante de medicina, que llegó a mi vida una noche en el Cosmopolitan Lounge. Lo que pudo haber sido solo una aventura de verano, se extendió a algo más a petición de ella. Desde un principio intuí que lo nuestro no llegaría a más, sin embargo, alimente su ilusión de que con el pasar del tiempo quizá algo podría surgir. Luego de un año y medio, nada había ocurrido.

Algo pasaba, pero no me permitía confiar en ella, sentía que contarle mis cosas, mí pasado, mis experiencias, era dejarla invadir mi privacidad. No estaba preparado para eso. No con ella. Y ella lo sabía. Lo sentía.

Miré mi mesa de noche y vi los restos del pastel de cumpleaños que habíamos compartido anoche en celebración de un nuevo año de mi vida. A pesar de todo, ella seguía dando lo mejor de sí. Era yo quien estaba fallando aquí. Desde un principio había sido así.

(***)

—¡Feliz cumpleaños, Danger— Exclamaron todos cuando entré al club.

Bueno, casi todos.

Lejos del pastel, de los globos y de los demás, estaba Elly. Su mirada era curiosa, dudosa. Ella quería acercarse, pero algo se lo impedía. Ella era fácil de leer, de entender, y era cautivador. Directa, inteligente, guapa y como alegaba Stacy, desprendía un olor que resultaba entre adictivo y encantador. Elly quería aparentar estar emocionalmente solida, pero a leguas se notaba lo contrarío.

El sábado, cuando tuve la oportunidad de hablar con ella mientras cenábamos, lo noté. Es por ello que la conversación se mantuvo en lo más superficial posible. Ella sin querer hablar mucho, y yo sin querer forjarla.

Sonreí y caminé en dirección al pastel que sostenía Emma en sus manos. Soplé la vela y pasé el dedo por el glaseado antes de meterlo a mi boca.

—Chocolate y café—Asentí al mismo tiempo que sonreí— Mi delirio.

—Luego del fracaso del año pasado, para este pastel, Emma se esmeró—Comentó Lea mientras se acercaba a mí para estrecharme en un abrazo, el cual correspondí.

Stacy y Emma copiaron su acción. Luego fue el turno de Elliot, Maurice y Petter de palmear mi espalda.

—¿Pediste un deseo? —Me cuestionó Elliot, mientras comía un pedazo de pastel.

Por un instante me perdí en el doloroso recuerdo:

"—Tranquila hermanita. Verás que todos tus deseos van a cumplirse.

—Mi deseo era... Era pasar el resto de mi vida a tu lado"

—Prefiero no hacerlo—Respondí, pisando con fuerza el presente.

(***)

Elly se acercó a mí cuando faltaban pocos minutos para abrir las puertas al público. Quizá aprovechando que los demás tenían su atención puesta en otro asunto.

—No me dijiste nada sobre que ya casi era tu cumpleaños—me dijo ella, pero no en modo reprochador. Fue más bien como un lamento.

—Tú tampoco me has dicho nada sobre el tuyo—Alegué en mi defensa—Tampoco me has dicho tu color favorito o si prefieres playa o montaña—Respondí con gracia, pues claramente, no habíamos tocado esos temas. En realidad, solo llevábamos dos semanas de haber coincidido, y solo sabíamos del uno del otro... Nada aparte de nuestros nombres.

Ella negó con su cabeza y sacó del bolsillo trasero de sus ajustados jeans, una tarjeta de cumpleaños.

Miré la cartulina por más tiempo del necesario. La última persona que me había dado una tarjeta por mi cumpleaños, ahora existía solo en mi mente y corazón.

—Solo me ha dado tiempo de conseguir esto para ti—Comentó mientras extendía su mano en mi dirección— Espero que lo aceptes. De verdad que no es ni la cuarta parte de todo lo que tú has hecho por mí. Tampoco es la manera de pagártelo, es solo un detalle de cumpleaños que quise tener contigo.

Tomé la tarjeta entre mis manos y asentí. Le sonreí y susurré un agradecimiento a medias, pues fue imposible hacer que mi voz no flaqueara. Ella se dio vuelta y comenzó a caminar en dirección contraria a mí, pero cuatro pasos después, me miró de nuevo.

—9 de Agosto—dijo.

—¿Ah? —Pregunté confuso.

—Mi cumpleaños, es el 9 de Agosto—Aclaró.

—Mi color favorito es el negro—Agregué yo con diversión. Pasando un poco el desasosiego de su detalle.

—El mío el azul.

—Entre frio y calor, prefiero el frio—Sonreí.

—Entre playa y montaña, prefiero la montaña—Me devolvió la sonrisa y volvió a emprender su camino.

Miré la tarjeta en mis manos y la detallé. La portada eran un montón de globos de colores dispersos, que tenían un notorio contraste con el fondo, el cual era blanco. Deshice el doblez de la cartulina y comencé a leer las palabras que estaban plasmadas en una letra oscura y pulcramente cursiva.

"La nobleza de tu corazón te aleja mucho de la manera como sueles ser llamado. Espero que todo lo que anhelas en tu vida, se te dé. No hace falta conocer mucho de ti para saber que lo mereces. Se nota que tienes un ángel que te bendice y guía tus pasos. Sea de la guarda o personal, te hace una persona de bien. Feliz cumpleaños."

Volví a doblar la cartulina y la guarde en el bolsillo trasero de mi pantalón negro tras soltar una pesada exhalación. Sabiendo que por la paz que sus palabras trasmitían, al llegar a casa la guardaría en un lugar más indicado, donde pudiese conservarse.

Subí mi mirada y miré a Elly hablar con Lea y Elliot. Noté como resaltaba entre el resto y entonces lo supe.

Ella también tenía un ángel, que la hacía la excepción. Que hacía que ella fuese esa acertada probabilidad.

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AAH!!!! LO SIENTO, PERO YO ESTOY ENAMORADA DE ESTE PAR!!!!! Cuentenme, ¿que les pareció?

Yo espero que ustedes esten preparados para todooooo lo que viene en esta historia que apenas comienza!!!! 

LOS AMO 

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¿Que creen que pasé en el proximo cap?