Elleny.

Viernes, 12 de enero de 2018.

Desde pequeños nos acostumbramos a proyectar en nuestra mente momentos y a pensar cual sería nuestra reacción ante alguna situación en específico. La mayoría de las veces hasta ideamos las palabras que diremos.

Cuan ilusos solemos ser...

Claro, a medida que vamos creciendo, nos damos cuenta de que puedes durar minutos, horas, meses, inclusive años ideando un momento, pensando en cuáles serán las palabras que dirás, cual será tu reacción y que aun así, no será suficiente. Nada ocurrirá de la misma manera que en alguna oportunidad, te llegarás a imaginar.

Desde el primer segundo en que puse un pie fuera de casa, sabía que este momento llegaría. Sin embargo, tener a mi padre aquí, sabiendo que eran muchas las cosas que él tenía para decirme, me generaba una angustia y ansiedad que eran más de lo que apenas podía procesar en este momento.

—¿Patrick? ¿Eso es todo lo que tienes para decir?—Gruño él.

Con delicadeza solté el agarre que Afraid tenía sobre mi mano y me volteé, quedando así frente a frente con unos iris de color avellana que eran sumamente parecidos a los míos.

—¿Y qué pretendes que te diga? —Inquirí.

Mi mirada establecía contacto visual directo y mi voz sonaba firme. No me dejaría intimidar. No esta vez.

—Después de que te lo he dado todo. Después de que te lo he dado jodidamente todo Elleny, ¿Actúas así? ¿Así me pagas? ¿Así le pagas a tu familia? Definitivamente tú tienes que tener algo mal en la cabeza.

El autocontrol que estaba tratando de contener, se disipó por completo y sentí mi vista nublarse a la vez que mi boca comenzó a dar rienda suelta a las palabras.

—Es que ese es el problema. Este ha sido siempre el puto problema. Material, material, material. Siempre me reprochas todo lo que me has dado a nivel material. Nunca te ha detenido un minuto a ver más allá de eso y ese es tu principal error. Esa es la primera falla en esta relación.

—¡Para que no lo olvides, maldición! ¡Te lo he dado todo! Pareces tener memoria a corto plazo y olvidar todo lo que con sacrificio te he dado. No siempre todo ha sido a fácil y créeme, a veces he sacrificado un par de zapatos para mi, para dártelos a ti. Tú no valoras eso.

—¡¿Todo qué?! —Chillé desesperada—¿Te refieres a los zapatos deportivos blanco y rosa de aquella navidad? ¿El teléfono de mi cumpleaños? ¿Mis estudios? ¿A eso te refieres?

—¡Todo, Elleny! Es que eres una inmadura desagradecida y no sabes valorar nada de lo que te di y actúas como una renegada. Le haces creer al mundo que soy un asco de padre cuando eres tu la que no sabe ser una hija.

—No es que actúe como una renegada. Es que de esa manera me hacías sentir. Cada día que te necesité, cada día que sentí que estorbaba en un lugar donde no tenía ni a mi madre ni a mi padre. Y de mi madre lo entendía, porque estaba muerta, pero de ti, no. Pues ese era el problema. Tú elegiste a otras personas y pasé noches enteras preguntándome que era lo que estaba mal en mí como para que mi propio padre no quisiera estar conmigo. Me aislaste. Por mucho tiempo lo hiciste y eso hizo que dejara de sentirte como un padre para mí—Tomé una pausa y aproveché que él realmente me estaba escuchando para continuar— Yo no te reprocho nada material Patrick, eso nunca ha sido de importancia para mí. Yo te reprocho momentos. Momentos padre e hija que nunca tuvimos. Que nunca me diste. Te recuerdo que durabas meses sin siquiera ir a visitarme. Y dolía, créeme que lo hacía. Yo era una niña, pero lo recuerdo todo. Yo no te necesito porque me enseñaste a vivir sin ti.

—¿Y por eso huyes? Sigues teniendo una familia.

—Y por eso me cuido. —Corregí— Porque ahora, nunca más voy a rodeada de personas con las cuales no me siento cómoda. Ni en lugares que no quiero estar.

—Te recuerdo que sigo siendo tu padre.

—Y yo te recuerdo que por ahora, no te veo como tal.

Me volteé y me monté en el auto. Afraid copió mi acción y solo en segundos puso en marcha el auto. Alejándonos a ambos de la escena de la cual me había tocado ser protagonista.

Nunca en mi vida le había dicho cosas como esas a mi padre, y aunque era reconfortante por fin expresarme y hacerle entender mi punto de vista, por otro lado me sentía devastada y nostálgica.

Se supone que no hay nada como el amor entre padres e hijos, se supone que esta debe ser una relación pura y llena de todo, menos de discordia, pues al final de todo, son los únicos padres que tendremos. Pero hay muchas situaciones en las cuales no hay una relación pura y amorosa. Muchas veces de una u otra manera los padres flaquean y cometen errores que por más que duela, marcan tanto a los hijos, que el resultado luego es un tsunami, con daños a veces irreparables.

El silencio nos acompañaba a Afraid y a mí dentro del vehículo. Yo por mi parte, tenía un nudo atorado en la garganta y dedique cada segundo de camino a retenerlo. Él se notaba pensativo y me moría de la vergüenza al recordar la situación de la cual lo hice participe.

Para cuando llegamos al apartamento, antes de bajarme del auto, me disculpé.

—Afraid, créeme que lo siento. No quería hacerte pasar por eso... —Mi voz se quebró un poco— Quizá si no te hubiese pedido que me llevaras a casa... No pensé que él fuese a seguirme.

Afraid se mantuvo en silencio y apagó el auto. Me bajé y el hizo lo mismo, lo supe cuando escuché la puerta de su lado resonando al ser cerrada. Supuse que subiría conmigo y caminé dentro de las instalaciones del conjunto para que él me siguiera, pues él no conocía el camino.

Al entrar al apartamento, le ofrecí un poco de agua y él aceptó. Me senté en el sillón de la sala y él se sentó frente a mí.

—¿Cómo vas a disculparte por algo que no ha sido tu culpa? —Preguntó él.

Sin poder contener más el nudo en mi garganta, comencé a sollozar y mis lágrimas comenzaron a drenar. Perdí la noción del tiempo y a él no pareció importarle, al contrario, se acercó a mí y me abrazó.

Sentir su cuerpo contra el mío, sentir su apoyo, me hizo llorar más aún.

—"Cuando salí de La habana de nadie me despedí, solo de un perrito chino que venía tras de mí...—Comenzó a cantar él contra mi oído—Como el perrito era chino un señor me lo compro, por un poco de dinero y unas botas de cartón... Las botas se me rompieron y el dinero se acabo. Como extraño a mi perrito, al perrito de mi amor"

Sollocé un poco más fuerte y como pude, susurré.

—Eso es demasiado triste.

—Hay situaciones mucho más tristes que la tuya Elly. Y eso ya es motivo para sonreír aunque sea un poco.

Su comentario me hizo detener las lágrimas y sonreír. En ese momento mi corazón latió con fuerza y sentí que mi pecho se apretujó.

Una persona que te hace sonreír sabiendo que estas en un punto de quiebre total en tu vida, se merece el doble del amor que te da.

—Tienes razón. Gracias por estar aquí.

Afraid deshizo nuestro abrazo y sin apartarse, con su mano, levantó mi barbilla para establecer contacto directo entre su mirada y la mía.

—No mueras Elly. —Susurró— No me refiero a que mueras de verdad. Me refiero a que tu espíritu muera y nada valga la pena para ti aún y cuando tu respiración este funcionando a la perfección y tu corazón lata de la manera en que debe de latir.

—¿Has muerto cierto?

—Un par de veces.

Sentí una última lágrima deslizarse por mis mejillas y la limpié.

—Ya somos dos.

—Sí—Estuvo de acuerdo él— Somos dos resucitados que no volveremos a morir. Yo no dejaré que eso ocurra.

Mordí mi labio inferior y sentí que debía hacerle la advertencia.

—Afraid Blackwood, eso me ha parecido muy interesante.

Algo en su mirada brilló cuando me preguntó: —¿Qué tan interesante?

—Lo suficiente como para recordar que soy un caos arrollador en todo esas cosas del amor y que ninguna aspirina te puede calmar el dolor cuando te rompen el corazón.

Él sonrió y comenzó a negar con su cabeza. Me miró y acarició mi barbilla con su pulgar.

—Que dilema Elly. Que dilema resultó ser esto entre tu luz y mi sombra.

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Y con este capítulo les deseo una feliz navidad a tod@s. 

Mi mejor regalo es y seguirá siendo contar con el apoyo de ustedes en este proyecto que he amado desde el inicio.

Besos.

Cuentenme, que les pareció!!!