Afraid.

Viernes, 24 de noviembre de 2017.

—Danger, ¿Cuál es tu nombre? —Preguntó Elly.

Esbocé una genuina sonrisa a la vez que guardaba el último trozo de pastel de frutas en la nevera. Sabía que esa pregunta no tardaría en llegar, no me molestaba, tampoco era una gran incógnita a causa de un pasado oscuro, ni fui yo quien había comenzado a referirme a mí mismo como "Danger", pero esa explicación se la daría, luego de jugar un poco con ella.

Me volteé y la miré de espaldas. Valorando que quizá el azul podría ser mi segundo color favorito, pues me encantaba como ella lo lucía. Con tanta frescura y elegancia, aún cuando se trataba solo de un conjunto deportivo y con zapatos deportivos incluidos.

—Esa es información confidencial...—Advertí— Y quizá pueda dártela, pero yo también quiero información a cambio.

—Tomando en cuenta que convivimos bajo el mismo techo, creo que aceptaré ese trato.

—Bien, haré dos preguntas a cambio de darte mi nombre real.

—Acepto.

Caminé desde la nevera, hasta el mesón. Para mirarla más de cerca. Ella, se dio vuelta y también acortó la distancia desde el lavavajillas hasta el lado contrario del mesón del que yo me encontraba. Quedando frente a frente, solo separados por la piedra de granito.

—¿Cómo llegaste a parar en la acera del Club? —Fui directo.

Sus iris color avellana mantuvieron la calma ante mi interrogante, como si ella y hubiese estado esperando con anticipación la pregunta.

—Decidí irme de casa. Me hastiaron los problemas de mala comunicación y relaciones toxicas. Muchas personas no lo toman en cuenta, pero a veces la familia puede resultar ser tu relación más toxica. Te ahogan. Te asfixian. Te limitan, la mayoría del tiempo sin siquiera saberlo, pero lo hacen. Confío en que huí a tiempo—Musitó con decisión a la vez que me miraba a los ojos. Como si quisiera transmitirme su sentimiento interno. Como si quisiera transmitirme la manera en cómo se sentía cuando tomó la decisión.

Solo la miré, correspondiéndole la mirada.

—¿Y no tienes a nadie más? ¿Pareja, esposo?...

Una sonrisa nerviosa se dibujó en sus labios.

—No, Danger. No tengo a nadie más... Creerás que es exagerado de mi parte, pero es en serio cuando digo que soy un caos arrollador en todo eso de cosas del amor. No estoy preparada para amar.

—¿Entonces no debo enamorarme de ti? —Pregunté con gracia. Tratando de aligerar el ambiente.

—Aprende de mí, que yo no me enamoro de nadie—Respondió ella, con un particular tono jocoso como el mío y una cautiva sonrisa de esas que relucen en los labios, pero que no llegan a los ojos.

Y la vi. Vi la barrera en su mirada. La misma barrera que yo tenía en la mía. Esa barrera de no querer salir herido, pero con la necesidad de tener a alguien... Y me dolió mirarla a los ojos. Me dolió entenderlo... Me dolió caer en cuenta de que no era cuestión de que ella no estaba preparada para amar. Era cuestión de que ella no estaba preparada para sufrir. Para sufrir más.

—Y no te me pases de listo, que llevas tres—Reprochó.

—Bien, entonces comenzaré por la parte en como comenzaron a llamarme Danger.

—Me sirve.

—Antes de trabajar con Petter en el Club, yo trabajaba en otro sitio nocturno. Cuando comencé a trabajar ahí, a nunca nadie le di mi nombre, por asuntos de seguridad. Llegó el día en que mi antiguo jefe, me dijo que ya tenía la apariencia de un hombre rudo, por mis tatuajes y por los resultados de mis arduos entrenamientos. Así lo explicó él—Me excusé al ver como ella revoloteaba sus ojos— Solo me faltaba un apodo para acompañar ese equipo de tatuajes y músculos. Y fue él mismo quien comenzó a llamarme Danger y divulgar mi apodo con todas las personas que entraban en contacto conmigo. No me considero un peligro como tal, pero el resto de las personas parecen creerse el cuento e intimidarse ante mí. Es por ello que ocho de los mejores diez clubes de la ciudad quieren tenerme ahí, velando por su seguridad. Sudo autoridad—Carcajeé

—Supongo que todo carece de importancia cuando ya nos acostumbramos a ello.

—De cierta manera, si... Puede ser.

—Y eso me deja en la parte en la que tu verdadero nombre es...

—Afraid. Afraid Blackwood.

Se mostró un poco desconcertada ante el contraste de mi nombre real, y como era popularmente llamado.

—Ese nombre... No es muy común.

Me aventuré a explicarle su real significado.

—En el fondo, todos le tememos a algo Elly.

Su mirada brilló de curiosidad mientras se mantuvo en contacto directo con la mía por más tiempo del necesario. Contacto que yo correspondí de la misma manera.

—No puedes ser miedoso y hacerte llamar peligro—Dijo en un susurró de voz.

Nuestras miradas se intensificaron. El leve rubor en sus mejillas fue el claro indicio de que pensó en voz alta, sin embargo, no se retractó.

—El peligro no existe sin el miedo—Le respondí.

—No—Replicó de inmediato, mientras negaba con su cabeza—No comparto tu teoría.

—Si no te da miedo, no es peligro.

Sus cejas se alzaron de una manera coordinada y ladeó una sonrisa mientras apoyaba sus manos del mesón.

—Se de lo que hablas—Hizo una pausa— Aunque tú no lo creas, no soy tonta. Por eso te digo. He estado en peligro y no he sentido miedo. Es cuestión de afrontar. Si lo peor va a pasar, pasará y ya. El miedo no te servirá más que para limitarte a vivir. Cuando le temes a algo, solo lo atraes.

En el segundo en que terminó de hablar, noté como bajo la mirada. Noté su arrepentimiento, sin embargo, también noté que no nos estábamos entendiendo.

—Creo que estamos en diferentes líneas.

—Y yo creo que estas errado.

Acorté la distancia que nos separaba y estando frente a ella tragué fuerte antes de darle rienda suelta a las palabras.

— Yo no me refiero al peligro físico nena—Solté despacio— Yo me refiero al peligro emocional.

Su mirada se hizo pesada y vi la oscuridad reflejada en ella, pero eso no me detuvo.

—Luego de que te rompen el puto corazón en mil pedazos y te toca estando aun débil y moribundo pegar cada pieza una a una, el miedo te cubre y te ofrece una burbuja de supervivencia donde te aísla del peligro de volver a pasar por ello. Porque te recuerdo que ninguna puta aspirina calma el dolor de un corazón roto.

—Afraid—Susurró ella en voz baja— Hablas del miedo como si fuese tu amigo.

—Porque lo es Elly. Él me abraza día y noche.

—¿Y en caso de que algún día te suelte? —Cuestionó.

—El día que eso ocurra...—Suspiré fuerte. Alejando los recuerdos que me acechaban—El día que eso ocurra, es porque ya no tendré nada que perder.

—¿Y quedar expuesto a las garras del peligro?

Ladeé una sonrisa y me dirigí al pasillo hacía mi habitación, pero antes de cruzar, volteé en su dirección.

—Te recuerdo que seguiré siendo Danger Blackwood. En ese entonces, seré yo mi peor peligro.

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Hola hola!!! Volví con un capítulo que espero y les guste!!!

Me tardé en publicar porque esta semana comencé el instituto y entre otras cosas, mi tiempo ha estado reducido, pero aprovecharé que hoy es mi día libre y este fin de semana para adelantar lo más posible!! Besitoooos

AQUÍ SUS OPINIONES DEL CAP!!!