Capítulo 18
Edine
Tarde entendí por qué papá quería a Thomas dentro de la mansión, el aumento de salario o la insistencia en ascenderlo. Al igual que sus otros yernos quería que participara en sus negocios ilícitos. Siempre vi a los esposos de mis hermanas en casa y sin ninguna labor. Por supuesto trabajaban, solo que no de manera legal, era por eso que mis hermanas siempre estaban en viajes, boutique o Spa.
"—Mackay es el mejor cirujano de la ciudad, era perfecto para este trabajo". Me había dicho cuando me enteré de la verdad sobre a dónde había ido a parar mi bebé.
Mientras que mi alma no tenía paz desde que supe lo que mi padre se atrevió a hacerle a Christian, la de mi ex esposo iba cada día en ascenso. Mi padre se valió de todo para que no se levantara y no se diera cuenta del misterio y lo turbio que rodeo a la muerte de mi hijo.
Escucho la disputa al bajar por las escaleras y los reclamos van en aumento. Desde que se supo papá hizo sociedad, los esposos de mis hermanas estaban quisquillosos. En esta ocasión no eran sus voces las que escuchaba, por lo que imagino la reunión de hoy es de los líderes del grupo.
¿En qué mundo vivía que no me di cuenta nada? Yo estaba en el paraíso con Thomas. Y, como todo en la vida de los seres humanos la enseñanza me llegó luego de los golpes recibidos.
Lejos de casa mi mundo era perfecto al lado de mi esposo e hijo, razón tenía en negar la ayuda de mi padre. En aquel entonces yo solo veía a un hombre terco cuyo orgullo le impedía no ver las oportunidades que le brindaban. Cuando la realidad, era que se estaba dando cuenta que le daban demasiado por no hacer nada y ser simplemente el yerno del dueño.
—Antes de irte, necesito que veas algo —Christopher Kelly, me ve al pie de las escaleras y me indica seguir—¡Que vengas! —ordena alzando un documento en sus manos. —¿No dijiste que habías ido con tu esposo?
—Lo hice—respondo sin acercarme.
—¡Pues no resultó! Acaba de enviarte la estupidez esa del juicio póstumo —me reclama.
No me interesa lo del juicio o todo lo que esto pueda traer en adelante, hasta ahora estaba conociendo a mi padre. Yo le proporcioné las armas para que el me destruyera a mí, a Thomas y a la personita más importante de todas.
Mi hijo.
De momento he logrado permanecer alejada de todo lo que tiene que ver con los negocios de mi padre y he tenido suerte. Sostiene en sus manos la copia de la cita para el inicio del juicio de la custodia póstuma. Todo lo que le interesa en este instante es ese juicio y el peligro que es tener a los medios encima de él.
—¿No tienes nada que decir? —niego tomando el ramo de rosas blancas que he cortado del jardín y que llevaré al cementerio. —Ven aquí, esto hay que solucionarlo. —insiste.
De mala gana empiezo a acercarme, lo primero que veo son los zapatos relucientes masculinos y unas zapatillas femeninas. Poco a poco mi escrutinio empieza a subir por las piernas y dorsos de los desconocidos hasta que un rostro familiar me hace detener.
—Esto debe ser una maldita bromas ¿Qué cojones hace esta mujer aquí? —Helen solo me observa cruzada de brazos, rostro altivo y su bien delineada ceja arqueada.
—¡No es el momento Edine!
—Es el maldito momento papá ¿Qué hace esa mujer en mi casa? —reclamo y cada poro de piel despide fuego puro.
Mi sangre se calienta al punto que creo hacer combustión y las explicaciones de papá me llegan lejanas. Helen era la mejor amiga de Gabriela, la persona que contrataron para cuidar de ella y tiempo después la novia de Thomas.
—Lo sé —hablo entre dientes y la dama sonríe —solo quiero saber qué hace aquí en medio de todos ustedes.
Lo que no sé es que la mujer trabaja con mi padre y sus socios, empezó siendo solo señuelo para atraer a hombres y mujeres. Le hacían un estudio a las posibles víctimas asegurándose de no tener familia o por lo menos no en este país. Helen era quien se encargaba de acercarse a ellos y hacerse amigos, tiempo después la persona solo desaparecía.
—Ser amiga de la Doyle y aceptar la ayuda, fue solo para despistar a la policía —continúa diciendo mi padre —pensamos era buena idea que ella estudiara y ascenderla, era buena en lo que hacía.
Tanned Duncan le ofreció dinero para alejarse de Thomas cuando su sobrina despertara, le aseguró triplicarlo si y solo si sabía esperar una orden que le llegaría al ella hacerlo. Tras decidirlo en el grupo, se le pidió aceptar solo por la curiosidad de saber que quería ese hombre con mi ex y su sobrina.
De todas maneras, tenían a la policía detrás de ellos y no podían operar de ninguna manera. Todos siguieron con sus vidas mientras las cosas se calmaban y Helen siguió con la relación en vista que el anciano murió.
—Nosotros le pagamos la universidad —comenta un hombre de aspecto latino y escaneo a los demás.
—Ella entraría a trabajar en el hospital una vez se resida de hecho, ya lo hizo...
La gran mayoría allí lucen trajes costosos, relojes y joyas de un valor inmenso. Lucen sus lujos manchados de sangre, aunque soy la que menos puede señalarlos. Jugó al Dios y al diablo, fingió aceptarle a Tanned Duncan y esperar lo que seguiría.
—¿Creen que ese hombre es tan imbécil de pagarle a esta mujer sin haberla investigado antes? —les pregunto—lo conocí, tuve la maldita oportunidad de ver su grado de maldad y les aseguro lo que hacen ustedes es un juego de niños.
—Sé mas amable Edine, te recuerdo que la diferencia entre la cárcel y este palacio la di yo —aprieto mis manos y mis labios al verla burlarse de mi e incluso a los demás festejarles su chiste —yo mantuve a Thomas alcohólico.
—Y fracastes —recuerdo señalando el papel y su risa cesa —te mandó al diablo por Gabriela ¿Qué se siente ser superada por una chiquilla con un solo beso?
—¿Dimelo tu? —replica y niego divertida.
La unica diferencia es que yo no estaba interesada en Thomas como se ve ella lo está. Solo me motivó el orgullo por ser remplazada por una chiquilla rica y se lo hago saber.
—Esto no ha acabado Edine...
—Como digas —le digo dando media vuelta y alejándome de ellos.
En lo que respecta a ese juicio iré y haré mi mejor papel, he tenido mucho tiempo en prepararme para eso. Tengo todo planeado, nunca tocaré la celda de una prisión ni siquiera para visitar a mi padre. En media hora estoy cruzando los caminos que me llegan a mi cita de siempre y me siento en el césped a contemplar la tumba de mi hijo.
No había visto a Andrés desde la vez que me terminó en el hospital, por terceros sabía llegaba a Edimburgo, sin embargo, nunca había podido cruzármelo. Este domingo cuando salí de casa rumbo a mi cita con mi hijo, no pensé en que tropezaría con él, menos con madre y otra chica en el campo santo.
Todos iban vestidos en traje negro, él y dos mujeres cada una prendida de su brazo como siempre me llevaba a mí, como creí lo haría hasta el final de nuestros días. Su señora madre al verme giró su rostro en otra dirección, la segunda dama ni siquiera se toma la molestia en verme, pese a que me ha visto.
Bajo el rostro y contemplo la lápida Christian Mackay Kelly, Thomas ni ninguno de los suyos, han venido a este lugar. Tal parece que a la única persona que le duele su partida soy yo, porque siempre encuentro el mismo ramo de rosas secas por el tiempo, que he dejado el domingo anterior. No soy consciente que estoy hablando en voz alta hasta que la voz me hace saltar.
—Contrario a ti, Thomas quiso a su hijo en vida, hizo de todo para hacerlo feliz, llegando al extremo de soportarte. —el tono de voz dale glaciar cuando dice aquello. —no creo que exista en él mayor remordimiento que el que habita en ti.
Solo puedo ver sus relucientes zapatos negros, mi vista va en un punto de su cadera detrás de él, las dos mujeres van tomadas de las manos a un lugar y se detienen en él. Es el mausoleo Duncan y eso solo me llena de Intriga obligándome a levantarme para enfrentar a quien se ha convertido en mi enemigo, aunque yo no pueda verlo de esa manera. Sus cejas están fruncidas y es la única muestra que le desagrada verme, porque el resto del cuerpo está relajado.
—Pensé que ya habías acabado conmigo Mackenzie —hablo levantándome y sacudiéndome el polvo.
Solo hay frialdad al mirarme, como si lo que viera fuera al peor ser humano. Sigo con la curiosidad de las dos mujeres ya no hay dudas, tienen llave del mausoleo y entran en él. Confundida y en búsqueda de respuestas lo observo, pero sigue en el mismo plan de verme con desprecio.
—No tengo necesidad de ensuciarme las manos, tú te arrastraste sola a los senderos del infierno Edine, al matar a tu hijo. —comenta y de mi garganta sale un sollozo.
—¿Crees que Jaz te amará al saber que destruiste a su familia? —pregunto y la duda pasa por sus ojos de forma fugaz, pero suficiente para yo verla.
—No se trata de ese amor que dices sentir —me explica y mira detrás de suyo antes de continuar —nunca lo vas a entender, porque no lo has sentido...además que Jaz está de mi lado...
Gira su cabeza en círculos y al hacerlo mechones de su cabello húmedo caen en su frente. Maldita sea mi debilidad por ese hombre y su manera de atraerme, pienso al estar tentada a rogarle que me perdone.
—¡No te creo!
Cruzo mis manos en señal de protección y me abrazo a mí misma, nuestro hijo como único testigo. Sé que Jaz decía odiarnos, pero jamás sería protagonista de un acto así. Mi oponente solo sonríe y se alza de hombros, indiferente.
—¿Acaso no hablaste con ella cuando te enteraste de lo que hacía tu padre? —me pregunta —le comentaste de las pruebas que tenías, donde las sacaste... Fue el primer lugar en que las autoridades buscaron —el mareo que siento me hace caer de rodillas al suelo nuevamente ante su risa.
Lo escucho reír mientras dice que mi hermana volvió a Edimburgo, cuando creyó yo estaba en peligro coincidió con él en la estación. Ese día Jaz supo todo de manos de la policía y él, logró que le escuchara, demostró que tener buenas intenciones, si darme detalles a lo que se refiere. Confiesa
—Jaz está pasando por un mal momento, pero tiene un solo motivo para seguir adelante...
Enfermo por cada revelación que me da, toda la mierda que nos caerá encima es por culpa de mi hermana. Apoyo las manos en el césped que rodea la tumba de mi hijo y leo su nombre. La mala suerte que nos rodea es desde su fallecimiento, el karma me está haciendo pagar por todo lo malo que he hecho.
—¿Qué te hicimos Andrés? —quise saber, esto iba más allá del desprecio que le hizo papá.
Da media vuelta, mientras me responde que debería preguntarle a mi padre. Observándolo alejarse, me digo que pese a todo lo me ha hecho lo sigo amando. Empiezo a sentir lo que sintió Thomas al intentar conquistarme, con la pequeña diferencia, la estocada final no fue por parte de un hermano.
—No me digas que fue por el desprecio que te hizo mi padre —me apresuro a decir y da el frente observándome indiferente.
Las dos damas permanecen al pie del mausoleo en espera de Andrés, no se ven felices por que este se haya quedado hablando conmigo. El sitio empieza a llenarse poco a poco de los parientes que a esa hora llegan a visitar a sus muertos.
—¿No te parece suficiente con torpedear los negocios de mi padre? —me pregunta y parpadeo varias veces —¿Cuál fue mi pecado? Fijar mis ojos en una mujer de esfera social más alta que la mía, —señala su pecho al hablar y veo violencia en sus palabras —yo no me sentía inferior a ti o a nadie. —sonríe al tiempo que da un paso hacia mí deteniéndose al lado de la tumba de hijo —tarde o temprano la vida me sonreiría porque era un ganador, me sentía un triunfador.
Papá invirtió en los negocios de su padre, su empresa estaba reponiéndose de un bache y creyendo que era una ayuda de un próximo pariente aceptó. Tiempo después quiso hacer efectivo el préstamo en el peor de los momentos. Era cuestión de esperar un tiempo más, la empresa estaba manejándose por terrenos sólidos.
—Nos arruinó, orilló a mi padre al suicidio a mi madre en una depresión que le fue imposible salir... —se ensañó con ellos de una manera cruel y nunca lo entendió.
No lo sabía, nunca lo supe e insisto en decirlo, pero en este punto dice no importarle. Salió adelante gracias a la inyección de capital de un familiar de su madre y gracias a él pueden tener a su familia
—Los Duncan están más podrido que los Kelly... —logro decir al ver que se dirige a la tumba de ese hombre y pese a toda su confesión, pero no se detiene—fue un maldito y seguirá siéndolo Andrés, vas a terminar como él... muriendo solo en una habitación porque el odio lo consumió.
Merece desquitarse por lo que le hicieron, yo misma iría más lejos si alguien daña a mi padre, pero el resentimiento que me produce que me vea con superioridad me hace hablar o es mi deseo que no se vaya para siempre de mi vida.
—Nunca des un consejo a menos que te lo pidan Edine. —se detiene en medio de dos tumbas cuyas flores coloridas contrastan con la tristeza del lugar — El Sabio no los necesita y el tonto no los oirá... Yo no soy de los segundos. —gira una última vez hacia mí y sonríe señalándome —Isobel Allan Duncan, viuda de Mackenzie no educó a un perdedor, se esforzó en hacer de mí el hombre que vez hoy ante ti.
Palidezco al escuchar el segundo apellido de su madre, la mujer siempre fue para nosotros Isobel Mackenzie o Isobel Allan, nunca se le prestó atención a su segundo apellido. Andrés logró recuperarse gracias a la inyección de capital de un familiar y nunca me dijo su nombre, solo que era cercano a su madre, por eso estaba en Edimburgo.
Tanned Duncan, muy seguramente el dañó el corazón de Andrés, porque odiaba ver a otros felices.
—¿Tu enviaste a los revisores fiscales con ayuda de tu ese hombre? —niega apuntando en mi pecho, en todo instante no deja de mostrar una risa socarrona.
—¿Sabes que me enseñaron estos años Edine? Que el tiempo es el verdugo más inclemente para quienes actúan mal... no tendré que mover un solo dedo para que ustedes caigan por su propio peso. —da media vuelta alejándose del todo. —Christian estaba vivo cuando tu padre lo entregó a los rusos, tengo como probarlo —doy la vuelta rápidamente, pero ya el avanza de espalda a mi hacia las dos mujeres.
Lo que sucedió en adelante, marcaría lo que sería nuestros mundos en adelante, cada uno tomó caminos distintos. Yo necesitaba hablar con mi padre y que me aclarara la historia de mi hijo.
(...)
—¿Estaba vivo? Es todo lo que quiero me respondas papá—increpo al hombre que me dio la vida.
—¿Le creerás a ese hombre? —que responda con otra pregunta me hace enojar.
No hay nadie de sus socios, gracias a Dios no tengo que ver a esa mujer nuevamente. Escuchamos el timbre y yo solo intento que mi padre me responda, su evasiva solo me dice que Andrés tiene razón además dijo que tener como probarlo.
—¿Señor Christopher? —llama el ama de llaves y ambos giramos.
De pie en traje gris oscuro cabello planeado, ojos grises y una mirada penetrante un desconocido mira a mi padre sin decir nada. Trae en sus manos un maletín negro que deja en la mesa de centro, detrás de él dos hombres más se quedan al lado de la puerta. Es claro que custodian la salida o eso creo, hasta que un cuarto hombre entrar y mi corazón se detiene.
Alto de cabello y ojos cobrizos ese hombre pasa casi a ras por la puerta, su vista escanea todo el lugar de forma aguda. Puedo jurar que al posar sus ojos en mi hay odio puro en ellos, pese a tener la certeza en la vida lo he visto.
—Busco al señor Christopher Kelly —saluda el hombre mayor.
Papá dice que es él, yo estoy abstraída contemplando a mi enemigo desconocido, porque es claro que esa bestia de más de dos metros me odia.
—Vengo a hacer efectiva la deuda que su empresa ha adquirido con nosotros —a la fuerza logro separar mi mirada de ese hombre y mi padre palidece.
Le entrega los documentos que lo acreditan como representante del banco, las manos de mi padre tiemblan al leerlo. Asiente de forma leve al terminar de hacerlo y le pasa el documento de nuevo al recién llegado.
—Pensé que habíamos acordado un plazo...
El hombre sonríe y diciendo que lo sabe, pero el banco ha cambiado de dueños y estos tienen otra política. No harán concesiones, no tienen que ver con el trato que han hecho con los antiguos socios y lo siguiente que dice eriza mi piel.
—El señor Tanned Duncan nos vendió algunas de sus posesiones antes de fallecer —comenta y sus ojos grises frios se fijan de mí —¿Usted debe ser Edine Kelly?
Paso saliva al afirmar y sonríe, pero no hay una sola gota de humor en sus ojos. Deja un documento en la mesa y antes de largarse de nuestra casa nos advierte.
—Tienen tres meses contados a partir de este instante para pagar la deuda y/o desocupar cada una de las posesiones que dejó como aval. —miro a mi padre y este se ha empequeñecido al escuchar aquello.
El hospital, la mansión, la casa de campo, edificios y todo cuanto poseíamos esta embargado, próximo a perderlo. Todo pasaría a nombre de estos extraños que no están dispuestos a recibirlo hasta que una auditoría se haga en él.
—Antes que se les ocurra hacer algo extraño, tengo que advertirles que no podrán mover un solo documento —habla por primera vez el hombre en traje negro—nuestros ejecutivos estarán en —mira su reloj y luego a mí —cinco minutos entrando a su hospital.
—Nuestro hospital —corrige el hombre mayor —Sergey muere por conocer los detalles que hay allí.
—¿Sergey...?
—Levenev, Si —termina de decir antes de salir.
Quien sea es ese hombre es suficiente para que mi padre se tire al sillón llevándose la mano en el pecho.
Nota: Recuerden que Tanned entregó a Moscú sus bienes ilícitos para que protegieran a Gino y a Gabriela. Bien, uno de esos bienes es el banco... saquen sus propias conclusiones...
Recuerden que hay personas que esperan a terminar para leerla, ojo con los spoilers en los comentarios, por favor se los pido editen sus comentarios.
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