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2.

Aprovechando que aún no estoy llena de cosas que hacer y que la inspiración me sonríe. He aquí otro capítulo.
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Paseaba por las calles en su coche negro de lujo, viendo a los alrededores para encontrar a su dolor de cabeza, sabía que ese muchacho le traería un gran tropiezo en sus planes si no lo eliminaba cuanto antes, puso un poco de música para tranquilizarse, tarareaba la letra mientras movía los dedos encima del volante, en un momento aparco, quería disfrutar de su canción favorita por desgracia su teléfono comenzó a sonar.

— ¿Qué es lo que quieres?— ni un hola ni nada, como siempre directo al grano.

"¿Ya resolviste el asunto de Sargas?" pregunto la voz del otro lado de la línea.

—No, tenemos un pequeño problema, resulta que el maldito bastardo sigue vivo.

"¿Cómo?, murió en el accidente, no me vengas con juegos primo, sabes que son de mal gusto esas bromas" la persona del otro lado de la línea se alteró, entonces el sacrificio fue en vano.

—No, él está más muerto que mi abuela, me refiero a su hijo, está vivo y para nuestra desgracia la herencia está a su nombre, pero no te preocupes, ya tengo una solución para nuestro inconveniente. — El hombre del auto estaba tranquilo, siempre existía un plan B y ese plan tenia nombre, apellido y una puntería excelente.

"No me digas que vas a recurrir a él", la sorpresa en su voz decía todo, cuando lo llamaban a él era porque las cosas estaban fuera de sus manos.

—Así es, ahora deja de molestar que tengo trabajo.

Sin permitirle a su interlocutor responder algo a sus palabras colgó, llevo sus dedos al puente de su nariz, estaba entre llamarle de una vez o investigar todo el historial de ese mocoso que era la piedra más molesta en su zapato, opto por la segunda opción, no sería un problema para él hacer el trabajo pero un poco de información ayudaría a que fuera lo más pronto posible.

Encendió el motor y comenzó de nuevo su camino, según la poca información que poseía decía que el único hijo de Sargas era rubio y de ojos azules, de complexión media y únicamente contaba con 19 años, debería buscarlo con esa información y la ayuda de una fotografía que su primo le había brindado.

Pasaba por las calles buscando con la mirada a su víctima, a lo lejos vio los cabellos brillantes y despeinados, al instante aceleró hasta quedar a su altura, bajo un poco el polarizado vidrio de su auto, si no podría estar equivocado ese joven que tenía la mirada baja y los ojos rojos e hinchados debía ser él, lo siguió con sigilo hasta la casa donde habitaba, ahí se detuvo de nuevo, tomo el teléfono y marco a uno de sus conocidos y socios.

—Necesito que me des información del bastardo de Sargas, tengo su dirección, tu hermano puede ayudarte si es que se te hace difícil.

Espero como de costumbre la respuesta afirmativa de ese joven, había cierta ventaja en ser casi de la misma edad que su presa, colgó minutos después de haberse despedido de su socio, al poco rato su teléfono sonó de nuevo, un correo electrónico con todo lo que necesitaba, nombre completo, teléfono, fecha de nacimiento, escuela a la que asistía, salón y hasta sus calles de paso, adicionando a esta algunas fotografías más específicas de sus rasgos, la dirección, edad y físico; sin duda alguna era tan efectivo tener a un cerebrito de la tecnología como aliado.

Salió de la misma manera en que había llegado, unos kilómetros más y se encontraba en su casa, sorprendiendo con su llegada a su hermano que salto del sillón en donde estaba sentado para poder recibirlo como se lo merecía, en respuesta y como de costumbre lo hizo a un lado alegando que estaba cansado y lleno de trabajo, no le dio importancia, sabía que era cierto y por la expresión en su rostro seguro lo mandaría a él de nueva cuenta a hacer el trabajo que ninguno de los incompetentes que tenía bajo su mando podría lograr.

Oyó su nombre salir de despacho de su amado jefe y hermano, como rayo se dirigió hasta donde estaba, entro con aires provocativos con la clara intención de hacerlo sonreír, lo logro pero pronto todo ese ambiente apacible se transformó cuando el mayor lanzo a la mesa del escritorio una carpeta amarilla con algunos documentos exceptuando las fotografías, el menor la tomo y comenzó a hojearla con cuidado y poniendo atención a cada detalle, cuando acabó la arrojo del mismo modo que su hermano.

—Falta algo y lo sabes — dijo para sentarse frente a su hermano

El mayor se limitó a sonreír entregándole por fin la pieza faltante, suspiro pesadamente, de nuevo tendría que poner plomo en la cabeza de un mocoso que posiblemente apenas y había salido a la vida de libertades y aventuras, amaba su trabajo y no sentía ningún tipo de remordimiento pero ahora le causaba curiosidad la razón del porque su jefe quería deshacerse de ese muchacho, no obstante se limitó a hacer lo que le correspondía sin cuestionar a su mayor, le sonrió y se dispuso a salir; antes de girar la perilla de la puerta escuchó la voz de su hermano.

—Mientras más pronto acabes más rápido procederé con mi plan.

No dijo nada, solamente salió del despacho del mayor en dirección su guarida, "mientras más rápido mejor" se dijo mientras alistaba sus cosas, saldría lo más pronto posible, quizá al otro día o quizá esperaría solo una semana, dependería mucho de su ánimo.

Por su parte el mayor se quedó ahí, enviando un mensaje a las dos personas que había contactado ese día, después de todo, uno era parte de su familia y el otro uno de sus amigos y socios.

"DRMA, Listo para devorar a la presa".

Dan R.

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