Entre tinieblas
Creí que vendría a disfrutar de un paisaje realmente pintoresco y lo que realmente me encuentro es un ambiente devastador y desolador.
Para ser exactos me encuentro en la ciudad de "Death Ville" . Y si, hasta el nombre lo tiene. Esto se supone que es un campamento paranormal pero ahora que contemplo todo no lo aprecio así.
Cuando más atento estaba mirando a mi alrededor escuché como el grito de una niña el cual decía lo siguiente:
Este es tu fin, este es el principio del terror que vas a pasar. Acuérdate de mí, la próxima vez que me oigas no la contaras más.
Un escalofrió descomunal recorrió mi cuerpo, de repente noté como todo se me congelaba y no sentía absolutamente nada. Un miedo inmenso sentí. Acto seguido intenté gritar, pero no podía pronunciar palabra ni moverme.
Noté como mi pulso se aceleraba cada vez más, moví los ojos y no vi a nadie de mi campamento. Cerré los ojos por unos segundos y noté sobre mi espalda una mano.
¡AAAH! —grité aterrorizado.
—¿Se puede saber qué te pasa? Te estamos buscando todos como locos —dijo Delia.
Sin poder moverme la miré con los ojos en blanco, pero ella no debió de percatarse de lo que me estaba ocurriendo.
De repente escuché una voz, pero esta vez era de una muchacha con más edad que me decía el siguiente mensaje:
Solo un vaso de agua helada destruirá el hechizo, al menos por esta vez.
Delia empezó a asustarse y me golpeó fuerte. Yo con un hilo de voz logré formular un pequeño aullido de dolor. Levanté los ojos y vi un cielo totalmente despejado.
—¡Ya está bien Edward, deja de hacer el idiota! —me gritó desesperada.
Moví lo más rápido que pude mis ojos y le señalé un pozo. Como pude intenté comunicarle mis deseos y por suerte lo captó. Delia me trajo un poco de agua helada y me lo acercó a los labios.
Como pude me lo bebí entero, jamás en la vida había necesitado tanto un poco agua fresca. Estaba sediento, pero no solo de agua sino de terror. Poco a poco fui recuperando mi movilidad y mi habla.
Minutos después abracé a mi compañera como si no hubiera mañana. Le conté lo sucedido, pero como era de suponer. Delia no se creyó ni una sola palabra, en vez de una investigadora paranormal a veces parecía una inexperta en el tema.
—Vamos —dije.
—Sí mejor, estoy pensando que estás perdiendo la chaveta —dijo ella.
Suspiré decepcionado y fuimos hacía el campamento. De un momento a otro el día soleado empezó a nublarse. Solo podíamos ver unas escalofriantes tinieblas, A penas se podía contemplar nada. De nuevo, escuché la voz de antes.
Disfruta cada momento de vida que te quede, vas a morir. Correr antes de que sea demasiado tarde
Con un mal presentimiento cogí a Delia y empecé a correr como un loco. Un trueno nubló todo el paisaje que me rodeaba. Al llegar me quedé impactado, si lo que estaba viendo mis ojos era verdad. Quería despertar ya.
Era un lugar lleno de los cadáveres de mis amigos y compañeros. Intenté reanimarlos uno a uno llorando, pero era demasiado tarde, sus muertes habían sido muy dolorosas y lentas.
Me giré para buscar a mi amiga, pero no la vi. Miré por los alrededores y al girarme vi a una joven de negro, está tenía a Delia cogida del cabello.
—Tu castigo es este ver a tu amiga morir —dijo la aterrorizante mujer.
Delia lloraba y yo intenté acercarme.
—No por favor, no le hagas daño. Me cambio por ella. —supliqué.
Lentamente Delia empezó a congelarse como me pasó a mí. Me lancé encima de este despreciable ser cuando vi caer a mi amiga al suelo, una niña de ojos negros le acababa de dar un machetazo en la cabeza.
Delia se desplomó en mis brazos en un completo lago de sangre.
—¡Me las vais a pagar!! Hijas de vuestra madre, vosotros habéis matado a mi familia —empecé a insultarles fuertemente.
—Tú y quien más. —dijo la niña monstruosa.
La joven más mayor empezó a reírse.
—Si ya no te queda nada, ni nadie —comentó.
Ambas se miraron y continuaron riéndose fuertemente,
—Ahora sí, pide los deseos que tú quieras porque ya llegó tu hora.
Se abalanzaron sobre mí y empecé a luchar contra ellas, vi como lanzaron a Delia lejos y lo único que se me ocurrió en ese instante es salir corriendo.
Sin fuerzas ni ganas corrí entre tinieblas hasta llegar una especie de local destruido. Parecía como del viejo oeste. Entré rápido con esperanza de poder refugiarme dentro pero como podía esperar tampoco tendría paz. Miles y miles de fantasmas me rodearon. Todo estaba impregnado de sangre y cadáveres mal olientes.
El local y el paisaje estaba cubierto y solo se veían tinieblas escalofriantes. Miré por la ventana y sin darme cuenta atravesé los cristales de la ventana. Lleno de sangre caí al suelo.
La misma niña de antes me clavó el machete en la cabeza, vi como caía sangre en mi cabeza y empecé a llorar del dolor.
—Este es el lugar de castigo eterno de las almas de los pecadores. Nos vemos en el infierno —me dijeron al unísono los dos esperpentos.
Se acercaron a mí y sacaron sus colmillos espeluznantes. Acababa de descubrir que además eran personas sombrías y sin sentimientos, eran una especie de vampiras.
Mi sangre empezó a congelarse de nuevo cuando las dos me hincaron sin piedad los colmillos en el cuello. Mis ojos cada vez estaban más débiles, sin poder evitarlo empezaron a cerrarse poco a poco. Ya no sentía ninguna de mis extremidades.
Llorando como un loco mi último aliento fue pronunciar unas últimas palabras.Era increíble como un lugar como este podía haber encontrado la muerte.
Abrí un poco un ojo y vi como una joven de negro desaparecía entre tinieblas. Lo último que vi fue el resplandor de una luna sin fin.
Este relato corto de Terror es respuesta al desafió de donatella1212 para el reto de @ParanormalCommunity .
Las condiciones eran las siguientes:
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