Retraso
El par de chicos se quedó en silencio, solo se veían mutuamente sin tener idea de que decirle al otro, los nervios, la confusión, y una espinita de dolor que los envolvía pero, aún así muy dentro de ellos podían sentir una calidez familiar.
Hiro quería abrazar a Miguel, quería agradecer la oportunidad que le dio, quería agradecerle por su amistad y decirle lo feliz que le hacía trabajar con él, pero no podía, para Miguel era sólo un extraño, una barrera entre el músico e Iori. Se arrepentía, se arrepentía de no haber hablado antes, de crear toda esta farsa y de acercarse tanto a un imposible.
Miguel quería hacerle mil preguntas sobre su amiga, obtener toda la información necesaria para poder verla y estar con ella, pero el chico de cabello alborotado no se veía con ganas de hablar con él, se cuestionaba si sería importante, si se habría equivocado o si desde el inicio esto era una mala idea.
–Hiro, detectó altos niveles de estrés– se escuchó la voz de Baymax por todo el lugar.
El simpático robot avanzaba en dirección hacia ellos con sus pasitos lentos intentando no tirar nada en el proceso, el par de chicos lo siguió con la mirada hasta que se posicionára frente a la mesa en la que ellos se encontraban. Aun con ello Hiro no encontraba las palabras más adecuadas para decir en ese momento, pero de inmediato el robot detectó que el estrés en su paciente no hacía más que aumentar, Baymax miró a Hiro, luego al chico frente a éste, roto su cabecita a un costado y parpadeo.
–Hola, yo soy Baymax– se presentó ante el moreno.
–Woow... Soy Miguel– respondió menos tenso pero intrigado ante el malvavisco gigante.
Baymax volvió a parpadear.
–¿Miguel Rivera?– preguntó el asistente médico.
El chico asintió.
–¿Me conoces?
Baymax mostró el cartel que había guardado en su memoria varias semanas atrás proyectándolo en su barriga.
–El anuncio del concierto– dijo Rivera en un susurro para si mismo.
Luego el robot comenzó a buscar más información sobre el músico.
Oh no.
Baymax por favor no digas nada de Iori, por favor, por favor.
Afortunadamente no encontró nada relevante en su base de datos, así que entró a una página de internet y citó:
–Miguel Rivera, cantante mexicano proveniente del pueblo de Santa Cecilia, es tataranieto del compositor Héctor Rivera y...– Miguel veía maravillado al robot hasta que Hiro lo interrumpió.
–Baymax no creo que quiera escuchar la historia de su vida– bromeó Hamada cortando un poco la tensión y recobrando seguridad –Creo saber que sería mejor, buscabas a Iori ¿No es así?, Mi prima está estudiando para los exámenes de admisión así que no podrá verte, sus padres son estrictos en eso.– explicó el mayor.
Rivera se sintió decepcionado, ¿De verdad no podría verla ni por un segundo?
–Ya, ya, todo estará bien– dijo Baymax dando palmaditas en el hombro de Rivera.
–Lo lamento– dijo Hiro sintiendo la culpa caerle encima –Dejame invitarte el almuerzo en compensación.
–No gracias ya comí– rechazó Miguel al mismo tiempo que sacó su celular para pedir que fueran por él.
–Eso no es cierto.– acusó Baymax. –Una dieta balanceada sumada a horarios de consumo adecuado son parte importante de una vida larga y sana.
Las mejillas del cantante se pintaron de rojo casi imperceptible.
–¿Co-como sabés eso?– dijo avergonzado Rivera.
–Tengo un detector de mentiras que me permite dar un cuidado óptimo a mis pacientes.– respondió el robot con toda la calma del mundo.
–¿Entonces sí te quedarás?– intervino Hiro.
–Amm yo...– Miguel buscaba una mejor escusa para zafarse de la invitación pero Cass fue más rápida.
Se dirigió a la mesa de los muchachos con dos platos de hotcakes y jugo de naranja que sirvió a la brevedad.
–Ay por favor quédate, no hay problema.
La actitud de la mujer castaña hizo a Rivera recordar cómo es que son las mujeres en su familia cuando hay invitados en casa, entenderán que fue imposible para él negarse luego de eso.
Cass se retiró para seguir con su trabajo mientras ambos menores jugaban con sus alimentos, Hamada por nervios y Miguel por desagrado, osea hotcakes es un montón de azúcar, calorías y harinas, pero... Bueno... Sí tenía hambre.
Comió un cachititito para disimular mientras buscaba una manera de deshacerse de la comida.
Hamada notó un aura extra proveniente de Rivera, él entendía que Miguel no se sintiera cómodo estando en compañía de un desconocido, eso le daba una idea, solo tenía que dejar de ser un desconocido en lugar de mandarlo a volar.
–Y... Emm ¿Recién llegaste a la ciudad?– Intentó Hiro.
–Si.– respondió Miguel cortante.
–Se que hubieras preferido salir con mi prima pero, para que tú viaje no sea en vano ¿Que te parece si vamos a algún lado?
Miguel lo pensó un segundo, salir con este wey todo raro a no sabe dónde o volver al autobús de gira aburrirse como ostra...
–Claro.
–Genial, solo, dame un minuto.
Hiro se levantó de la mesa dejando su almuerzo casi intacto, según el cantante eso no era justo. Hamada fué a la cosina del café a rogarle va su tía que le levantará el castigo, al menos unos días, Cass cedió luego de escuchar el nuevo plan de su sobrino quien, inmediatamente después subió a su cuarto como alma que lleva el diablo. busca billetera, su celular, y un mejor outfit cuando de repente escucho tu tableta vibrar bajo la almohada tomándolo desprevenido, Hamada tomó el dispositivo y se encontró con un mensaje de Rivera para Iori, lo que era de esperarse.
Rivera no podía de dejar de ser un encanto con la supuesta chica, explicó la situación y ofreció una disculpa, Hiro le respondió lo mismo que antes pero con el característico estilo de su alter ego y comenzaron a charlar... Pro supuesto que Miguel enviaría mensajes a Io todo el día pero Hamada no podría contestar de la misma manera porque sería muy obvio. Dejó sus cosas sobre la cama y se sentó rente a la computadora, descargó una app simuladora de conversación para luego modificarla y adaptarla a sus necesidades, le llevo tiempo récord terminar con las modificaciones y vestirse, tampoco es que haya hecho un trabajo excepcional, celebra el suficiente para ese día. Lo único que le faltaba era sincronizar la app con el teléfono de Rivera y su conversación con Io.
Mientras todo eso ocurría en la habitación del mayor la joven estrella ideada formas de no comer su almuerzo, cómo usualmente lo hacía, cuando guardó un poco en una servilleta, otro poco cayó al piso, (para la próxima recordaría llevar una mochila para guardar la comida que no quería) sacó su celular, envío un mensaje a su amiga con la esperanza de poder verla otro día, comenzó a charlar con ella y comió uno que otro trozo de los hotcakes que, por cierto, estaban deliciosos, que lastima.
El tiempo para el mexicano paso muy lento mientras que para el asiático fue demasiado rápido.
Hiro bajó las escaleras corriendo, vestía una camiseta nerd, una chamarra de mezclilla, unos jeans negros, sus siempre confiables converse, y una mochila qué son los guardaba su cartera, unas llaves, y su celular.
–Listo, siento la demora– saludó nuevamente Hamada.
–No hay problema, ¿Ya nos vamos?
–Claro, antes... ¿Podrías prestarme tu teléfono?
–¿Para que?– cuestionó Rivera con desconfianza.
–Para darte mi número, sería muy difícil encontrarte si te pierdes.
–Pues te lo dictó y ya.
–Ah, claro.
Rivera le dió su número de teléfono y luego el par de chicos salieron de la cafetería seguidos por Baymax, dejando a tras sus almuerzo a medio comer.
🖥️💻🖥️
En la Ciudad de México las cosas no habían ido del todo bien, al menos para Marco, se había prometido a si mismo salir del closet de una buena vez, pero con esto venía la angustia previa pues, suponía que la homofobia de su padre sería más grande que el "amor" que llegara a sentir por él, si es que lo hacía, lo cual Marco dudaba.
La relación entre Marco y su padre siempre había sido un desastre, el hombre apartó a su hijo con todas las barreras que pudo y para el compositor la razón era más que obvia:
su madre.
La mujer falleció en el nacimiento de su hijo, hijo que el señor De La Cruz realmente no quería, hijo que no hacía más que decepcionarlo, que jamás pudo cumplir con las expectativas impuestas sobre él, y él estaba apunto de decirle a su padre que su único hijo es homosexual. Solo podía ver el peor de los escenarios, donde se veía solo y sin nada ni nadie por crecer con el estigma de que la persona que era estaba mal por ser así. En los últimos tres años Marco se curaba asimismo que había cambiado, que ya no era el mismo niño malcriado que se metió en tantos problemas, que había trabajado muy duro para conseguir el trabajo que tenía ahora, que era mejor qué es lo que las personas creían, pero aún escuchada a otros hablando mal de él hasta hundirlo en el dolor.
Marica.
Acomodado.
Puta.
Inútil.
Se mantenía echo un ovillo repitiendo insultos y momentos dolorosos en su cabeza hasta ser despertado por el calor de un abrazo.
–¿Kyle?– preguntó en un susurro saliendo del trance.
–Hola– respondió el aludido en el mismo tono bajo.
–¿Que haces aquí?
–Has estado así hace semanas, me preocupas.– el azabache acarició el cabello de su novio con ternura –Ademas te traje algo de comer.
Marco se separó para ver a su novio.
–Tengo hambre– respondió con una sonrisa.
Recalentado la comida en el horno de microondas y pusieron la mesa del comedor-cosina-sala para comer juntos.
Esos momentos era tan lindos, le ayudaban a Marco que apresar de todo había personas que lo apoyaban, como lo hacía su novio, entoces el no tenía porque temer, igual su padre no lo correría de su casa porque vivían en lugares distintos, además aún tenía trabajo pendiente así que no lo echarían del trabajo ¿No?
–Marco.
Seguro su papá no sería tan desgraciado como para cobrarle nada ¿Verdad?
–¡Marco!
Y mucho menos se le ocurría mandarlo a golpear o enviarlo a un internado de "conversación hetero", porque eso es ilegal...
–¡MARCO!
El moreno salió de sus pensamientos al oír ese último llamado de su novio quien lo estaba sosteniendo de los hombros, no tenía ni idea de cómo pasó, el compositor tenía bla boca llena de comida pero solo se hizo conciente hasta ese momento. Trago todo como pudo ante la mirada preocupada del mayor. Kyle se lo soltó.
–¿Estás bien?– se animó a preguntar Kyle.
–N-no.- respondió Marco apenado.
–¿Quieres hablar de ello?– preguntó poniéndose de rodillas frente a él.
–Lo siento, creo que ya no tengo hambre– dijo con voz suave –Yo... Solo estoy pensando demasiado.– apartó la mirada.
–Marco– Kyle colocó una mano en la barbilla de su novio buscando esos ojos dorados que tanto amada. –Sabes que te apoyaré siempre, y no queremos que pase otra vez.
–No queremos que pase otra vez.– repitió Marco.
Esa frase se había vuelto su "Ok".
Los chicos hicieron aún lado la comida por ahora, y pasaron a ver tv juntos mientras Marco se iba sintiendo mejor. En las últimas semanas Marco estaba teniendo episodios así, se perdía en sus pensamientos, se atragantaba de comida sin notarlo y tenía pesadillas con demasiada frecuencia, porsupuesto que Kyle había tomado cartas en el asunto y se empeñaba en pasar más tiempo con el menor, era inevitable, le preocupaba demaciado que tuvieran que pasar otro "momento desagradable" después de todo el progreso que había logrando, ya no querían volver al hoyo.
Sobra decir que esa noche, como la mayoría últimamente Kyle se quedó a dormir y como en las noches anteriores, se despertó en mitad de la noche solo, Marco había salido de la habitación, otra vez, el azabache siempre buscaba en el baño primero, porsupuesto que estaba vacío, entoces iba a la sala donde sí se encontraba su amado tocando levemente el piano o la guitarra naciendo pausas para escribir y tararear.
–Haras que me dé algo– Bromeó Kyle.
–Puedo darte todo lo que quieras bebé– respondió Marco igual en broma.
Kyle ya sabía las respuestas a las preguntas comunes que se formaban en su cabeza:
•¿Que pasó? "No podía dormir" o "Tuve una pesadilla".
•¿Que haces? "Escribo".
Mejor se saltó eso y procedió a sentarse al lado de su novio.
–¿De que trata?– preguntó señalando al cuaderno de su novio.
–Tu dime– respondió Marco dandole el cuaderno, luego empezó a tocar una melodía suave en la guitarra.
Se trataba de un chico que tenía miedo de ser diferente y aparentaba se igual que el resto pero al final resultó que siempre fue diferente y no lo había notado.
El azabache sabía que leerlo en su cabeza le restaba toda la emoción que impregna a la letra, lo vió como una oportunidad.
–¿Qué tal si la cantas para mí?
–No, no puedo.
–¿Desde cuándo el gran Marco De La Cruz dice: "No puedo"?
–Desde que dejé de cantar– respondió molesto –Si sigues molestando dormirás en el sofá el resto de la noche.
–Ok, ok, no te enojes– dijo con una sonrisa, para luego dejar escapar un bostezo de su boca.
–Tienes trabajo mañana ¿No? Ya ve a dormir.– dijo el compositor al verle.
–¿No vienes?
–Nah, estaré bien, no haré nada de lo que me arrepienta– dijo con una sonrisa sincera, se puso de pie y se acercó a darle un beso en la mejilla al más alto –Te amo.
–Y yo a tí.– respondió Kyle dejándole ahora un beso en los labios.
Notas finales:
⚠️SI TIENES ALGÚN TIPO DE TRASTORNO ALIMENTICIO BUSCA AYUDA POR FAVOR⚠️
Konichiwa! Aquí Sara0Avader otra vez, tuve un bloqueo y mucho trabajo mientras escribía, 😫😥 pero al fin terminé, quería alargar la parte de Hiro y Miguel pero al final quedó 50/50 con el Markyle.
Tengo una pregunta para ustedes:¿Quieren que el próximo cap abarque solo Higuel, solo Markyle o otro 50/50? Dejen su respuesta aquí →
Eeeeen fin, ya en una semana más entró a clases virtuales de vuelta :'v deséenme suerte. Ojalá así vuela con las actualizaciones semanales.
Perooo bueno, eso es todo por hoy, gracias por leer, por esperar, por votar y comentar. Eso me anima mucho a seguir, eso es todo por hoy, yo soy Sara0Avader a-dios.
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