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Arriba.

...Miguel miró a ese chico en la puerta de su habitación, el cual saludaba con su mano tímidamente sin decir nada más.

El Rivera Quería convencerse de que era simplemente una alucinación, que se había vuelto loco finalmente, que era un sueño. La verdad, LA VERDAD, no estaba listo para enfrentarse a Hiro y menos si este se quedaba ahí sin decir ni pío, o sea wey, mínimo que viniera de rodillas rogándole perdón o algo más de película, no nada más así con esa (bonita) cara de baboso. Eso no era suficiente para que lo perdonara.

Ya que, si quería su disculpa iba a tener que darle un empujón.
Miguel se volvió a acostar sobre la cama, decepcionado, se arrimó un poco a la cabecera, puso su mano sobre el espacio restaurante invitando a su visitante a sentarse ahí con él.

En disculpa de Hiro: se estaba muriendo de nervios, esto fue mucho peor de cuando se conocieron en persona, estada tan nervioso que todo su discurso de disculpas se borró de su cabeza. ¿Quieres que te explique la fórmula general? Sin problemas, ¿Las partes de un reactor nuclear? De inmediato, ¿El ciclo de krebs? Lo tengo, ¿Su disculpa cursi y telenovelesca? No hay sistema.

Hiro camino lentamente a la cama y tomó asiento, esperó impar de segundos pero Miguel no se incorporaba, el ¿Genio? Hamada se recostó del mismo modo que su anfitrión sobre aquella cama con colcha roja de tigre para quedar viendo al techo, aquel renovado en cemento y pintado de blanco con algunas cuarteaduras.

-Lindo techo- dijo Hiro rompiendo el hielo.

-Gracias, solía ser de lámina.- comentó Miguel.

-¿En serio?

-Si, se metía el agua al llover.

-Vi que hay tejas afuera.

-Si, mi abuela dice que son bonitas.

Cortaron toda la comunicación por casi dos meses luego de haber hablado por más de un año y ahora sostenían una profunda charla sobre el techo de la casa Rivera, claro que para ambos chicos eso era mejor y más importante que hablar de todo lo que había pasado y los carcomía por dentro.

Ambos estaban muertos de nervios, por un lado estaban esas locas ganas de disculparse, abrazarse, besarse y dejar todo el dolor atrás. Por el otro lado querían reclamarse, regañarse y hasta partirse la madre porque el otro se había pasado de verga.

El silencio se apoderó de aquel cuarto a pesar del ruido de afuera y para prejuicio de los que ahí se en entraban. Los Rivera no conocían a ese chico, no tenían idea de que Miguel tuviera un amigo "chino", la única que sabía quién era aquel era Rosa gracias al vídeo que le mostró a su primo y la información que Marco le dió, pero nada más.

Los desconfiados zapateros querían enterarse de la plática que sostenían ambos jóvenes, o sea, a los Rivera no les gustan los chismes pero su pequeño angelito estaba enfermó y no conocían al muchacho que estaba con él, podría ser peligroso. Además ellos estaban hablando en inglés y la mayoría de los familiares del cante no hablan dicho idioma, obviamente su preocupación creció enormemente cuando ya no se escuchaba ni un ruido de aquel cuarto.

Dentro de la habitación Miguel comenzaba a perder la paciencia y a querer hacer algo para provocar las palabras de su acompañante, ya estaba preparándose para correrlo de su casa cuando el asiático finalmente volvió a hablar.

-...Lo siento mucho...- dijo para sorpresa del cantante quien intentó verlo por el rabillo del ojo, el diseñador seguía con la mirada fija al techo con vergüenza, sus mejillas estaban sonrojadas -... debí decirte la verdad desde el principio.

-Sí, debiste- murmuró Miguel para si. -Siento haber huido en lugar de aclarar las cosas, eso fue muy estúpido...- dijo ahora más claro para su acompañante -Pero aún no te perdono Hiro, si es que ese es tu nombre.- agregó haciendo un puchero.

Hamada volteó para verlo, esa carita de enojado que daba más ternura que miedo y dejó salir una pequeña risita.

-No te he pedido disculpas todavía y sí, ese es mi nombre.- dijo volviendo a ver en dirección al techo. -Quiero hacerlo de la manera correcta, haré cualquier cosa que me pidas.- ofreció el Hamada incorporándose finalmente.

-¿Por qué?- cuestionó Miguel, entre escéptico e intrigado. Se incorporó mirando ahora al suelo.

Hiro miró al cantante, sus mejillas seguían sonrojadas, su corazón latía con fuerza y aún con los nervios a tope se había resignado a ser sincero, tanto con el mexicano como consigo mismo.

-Miguel, creo que ya lo sabes pero quiero dejarlo en claro, tú... Tu me gustas, Miguel, estoy enamorado de ti. Entiendo que no te sientas igual que yo, y definitivamente no voy a obligarte a nada, solo no quiero que me odies y si estás de acuerdo me encantaría que volvieramos a ser amigos.

La estrella tenía las manos a los costados sosteniendo el borde de la cama, mientras escuchaba las palabras del mayor su rostro se calentaba y su corazón empezaba a acelerar. La blanca mano del Hamada rozó la suya y eso fue suficiente para hacerlo entrar en pánico.

¡Ay Virgencita, ayuda a su pobre alma en desgracia!
Dale paciencia porque si le das fuerza se come a besos al pobre chino.
¡Respira Rivera, respira!
Dile algo, por Dios, demuestra que si tienes huevos para decir las cosas a la primera, ¡Vamos!

El músico se armó de valor y volteó a ver al asiático cara a cara, se veía tan guapo. Con la voz temblorosa empezó a hablar:

-En~en realidad, tú, tú también me...-

La puerta del cuarto se abrió nuevamente, Rosa había mandado a la pequeña para interrumpir a su hermano en plena declaración de amor, y antes de que la maten... Hiro domina un inglés nativo perfecto (aún con su acento) pero Miguel, especialmente emocional, habla un inglés tan lento y tembloroso, con su acento marcado por el que se esforzaba por pronunciar palabra por palabra y así hasta la pequeña Rivera podría entender la confesión de su hermano mayor, bueno, quizá estaba exagerando un poco.

La pequeña niña corrió a las piernas de su hermano, como si fuera a abrazarlo y colocando su mejor mirada inquisidora sobre el extranjero exclamó:

-Ya es hora de la merienda de Miguel- dijo con su arrastre de palabras pero gesticulando lo más claro que podía creyendo que así el greñudo aquel le entendería mejor.

En caso de ser cualquier otra persona Miguel se abría molestado mucho, pero se trataba de su hermanita bebé a la que quiere con toda el alma y sabía que ella no tiene ninguna mala intención, por tanto el objetivo de su furia el o la metiche que mandó a Coquito para esa misión. En lugar de lanzar una maldición el cantante soltó una pequeña risa ante la celosa actitud de la menor.

-Coquito, el es Hiro. Hiro, ella es mi hermana Socorro.- los presentó.

Hiro sentía que acababa de perderse de algo importante pero vamos, ¿Ustedes se enojarían con esa nena tan inocente? Con sus trencitas, su blusita banca con flores, sus huaraches y ese puchero que debía de ser marca Rivera porque Miguel lo hace igual.

-Eh oído mucho sobre ti.- dijo Hamada en un español marcado con un muy notorio acento.

Ambos hermanos se quedaron estupefactos al escucharle hablar, en primero en hablar fue el Rivera mayor.

-¡¿Sabes hablar en español?!- preguntó con reclamo en el mismo idioma.

El genio negó con la cabeza.

-Lo básico.

-Suenas gracioso.

-Tu suenas gracioso cuándo hablas en inglés- replicó Hiro ahora en su idioma nativo.

-Siinis griciisi kindi hiblis in inglis ñiñiñi.- arrendó Miguel.

Mientras ambos muchachos alegaban la niña comenzó a atar cabos o eso pensaba ella.

-¿Giro? ¿Cómo las galletas o cómo "Girar"?- cuestionó ella interumpiendo al par.

Ambos rieron a carcajadas por el comentario.

-Es "Hiro" con "H"- explicó Miguel en su papel de hermano mayor.

-Pero la "H" no suena.- quejó ella.

-Es un nombre en japonés, significa "Generoso" pero también se usa como "grande", en mi caso es más como héroe en inglés "Hero".- explicó el Hamada en su papel de sabelotodo, lamentablemente la pequeña no apreció su explicación sin embargo el cantante estaba impresionado, su nombre le quedaba como un guante.

-¡¡Miguel!!- llamó ahora Mamá Elena desde el patio.

Los tres menores salieron del cuarto y cruzaron el patio para ir a la cosina, la más pequeña se escabulló donde su prima para que le diera la galleta que le prometió por sus servicios dejando a los adolescentes con la matriarca de la familia.

Ella veía fijamente al par de chicos, le sirvió la comida especial a su nieto y ofreció un tamal al auto-invitado amigo de Miguel.

-No graa...

-Sirvele dos de una vez abuelita, es que le da pena.

La mujer le sirvió hasta cuatro tamales mientras su víctima sonreía forzadamente, ahora se arrepentía de haber dicho que haría cualquier cosa.
Hasta comer tamales de... ¿Qué es esto? ¿Frijoles gigantes? Parecen cucarachas. ¡Lo haces por Miguel, lo haces por Miguel!

-Oyes...- llamó el músico a su acompañante quién volteó a verlo -¿Como le hiciste para llegar hasta aquí?- cuestionó entrando en razón.

Hiro terminó de pasar con asco un ayocote.

-La señorita Sawako me trajo.

En moreno se asomó por la ventana buscado a su agente, ella estaba hablando con sus padres en la sala de la casa desde hace un buen rato. Volvió a su asiento y se apresuró a engullir sus alimentos como no lo hacía hace mucho tiempo.

-¡Abuelita!, ¿Puedo ir a la tienda con Hiro?- preguntó aún con la boca llena.

-No mi'jo, ya es tarde

-Pero no han ido por el pan- Miguel vió a su abuela con grandes ojos de súplica.

La mujer echó otra mirada al amigo de su nieto y luego al mismo Miguel. Ella suspiró.

-Esta bien, pero no sé tarden.- cedió ella dando una bolsa y dinero al chico.

El diseñador aún batallaba con el último tamal cuando su amado lo jalo del brazo para hacerlo ir con él. Miguel lo arrastró del brazo, corriendo para salir de la casa antes de que alguien los detuviera o cuestionara.
No es que se fueran a escapar con solo $50 y una bolsa de mandado rotulada "Don Poyo" pero al menos estando fuera de casa no serían interumpidos.

Llegaron a la panadería San Juan, jadeando. Las luces blancas de neon los enceguecian, mientras los mosquitos de verano saciaban su hambre y las tiendas miscelaneas bajaban las cortinas de metal para cerrar las ventas del día.

-La próxima vez que hagas eso... Avísame primero.- comentó Hamada.

El cantante rió en respuesta.

Ambos jóvenes entraron al local, el Rivera le explicaba cual pan era el favorito de tal miembro de la familia y cuáles le gustaban a él, incluso le dejó escoger su propia pieza de pan. Una dona.
Se sentaron afuera del local un momento para apreciar el cielo estrellado, Hiro no solía ver mucho las estrellas en su hogar, y realmente no le importaba, en cualquier momento podría simplemente ponerse unos lentes de realidad aumentada y ver las constelaciones que quisiera pero estando ahí al lado de el chico que le gusta el cielo estrellado era lo más hermoso del mundo, bueno lo segundo más hermoso del mundo porque lo primero en definitiva era su estrellita Miguel.

-Tenemos que regresar o se preocuparan- habló el zapatero de pronto. -Mañana, tengamos otra cita, para que puedas iniciar con tu disculpa.- declaró

El genio solo pudo pensar en la parte de "Tengamos otra cita" Hamada asintió frenéticamente luego de oírle. Entonces volvieron a la casa Rivera.

Cenaron juntos, Sawako llevó a Hiro al pequeño hostal donde se quedarían, no sin antes despedirse y desearse dulces sueños el uno al otro.

👕👚👕

Mientras tanto en la ciudad de México caía una fuerte lluvia despidiendo el verano e inundando las calles, Kyle y Marco compartían la cena acomodados en el sillón acompañados del murmullo de la televisión, él clima particularmente frío los tenía más melosos de lo usual, o ese era el pretexto.

En realidad Marco había pasado por una pequeña crisis tras recibir una llamada de su padre, directamente de su padre y no de algún asistente o empleado, pidiendo reunirse con él. Al principio el compositor estaba renuente a aceptar pero como siempre, Kyle siendo la voz de la razón le convenció de hacerlo, esto claro, bajo sus propios términos.

Así el manto de la noche cubrió a todo el país con la esperanza de un mañana prometedor.

Notas finales:
Konichiwa! Aquí Sara0Avader y ¿Qué creen? Este podría no ser el penúltimo capítulo :'v resulta que no me puedo auto exigir mucho más de 2000 palabras. De verdad lo intente.

En fin, ya sabrán de mí ;) y si no subí nada en las últimas semanas es que estaba en finales y luego inició la Higuelweek, ya saben. Oh! Aprobé exitosamente el cuarto semestre estoy muy feliz.
Gente no estudien Literatura y/o lingüística :'v la morfosintaxis es más perra que las matemáticas.

Pero bueno. Esto es todo por hoy, muchísimas gracias por su paciencia, de verdad. Yo soy Sara0Avader a-dios!


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