capitulo 3
Las luces estroboscópicas destellaban intermitentemente, como centellas en la oscuridad, mientras las paredes resonaban con los poderosos acordes de la música electrónica. Lo primero que hicimos al llegar fue hacer solicitar un servicio de cervezas, hoy estaba dispuesta a pasármela bien, me movía al ritmo de la melodía, dejándome llevar por la música con cada paso que daba.
Athan y Maggi, me rodeaban, eufóricos, bailando con la misma intensidad. Sentía cómo la energía de la pista de baile fluía a través de mí, haciendo que cada nervio y cada músculo de mi cuerpo vibrara en sintonía con la música.
Éramos los tres, intrusos en este mundo nocturno, pero. Sin embargo, mientras nos sumergían en el frenesí de la noche, note que alguien se acercaba hacia mí. Mi mirada se cruzó con la suya, al principio lo confundí con un chico, pero era mayor de facciones angulosas y ojos penetrantes.
—¿Disfrutando de la fiesta? —preguntó con una sonrisa ladeada y con un leve acento extranjero Vestía un traje Armani, también llevaba en su muñeca izquierda un Rolex Perpetua 1908. Ese detalle me sacó una sonrisa mientras respondía:
—Por supuesto, no podría imaginar un lugar mejor para estar en este momento. —Brame intentando hacerme escuchar entre el estruendo de la música. Me aparté de mis amigos, para estar más cerca de aquel muchacho quien luego de un instante reconocí.
Era Eric un conocido de mi hermano, recordaba haber coincidido con ellos en los pasillos del instituto un par de veces
¿Eres Eric cierto? —Él asintió, su sonrisa se ensanchó y se inclinó hacia mí, acariciando parte de mi mentón, su mano se sentía cálida contra mi piel
—Tú eres diferente. Puedo sentirlo. Hay algo en ti... una curiosidad oculta – he de admitir que su comentario me incomodó un poco, pero curiosamente al mismo tiempo me sentí intrigada por lo que él creía ver en mí. Decidí seguirle el juego, podía resultar en algo más que una simple noche de fiesta, y quería algo más que solo una fiesta.
—¿Y no te preocupa lo que mi hermano piense de esto? —pregunte finalmente.
—Mujer ¿Acaso su juicio está por encima de tus necesidades?—
—Según tú, ¿cuáles son esas necesidades? —
Liberarte—contestó eludiendo mi pregunta directa.
Suspire sintiendo cómo mi cuerpo se movía con más frenesí al ritmo de la música. La adrenalina empezaba a apoderarse de mí, y aquel chico parecía ser el ingrediente perfecto para completar la noche.
—¿Qué estás buscando de mí? —pregunte, pero mi voz se perdió entre el estruendo de la música.
Eric se inclinó hacia mí un poco más, y me susurro al oído
—Experiencia, diversión, locura.- sus palabras calaron profundo. Podía sentir como mi corazón se aceleraba, al compás del ritmo de la música. Eric, con su aura de misterio y peligro, despertaba algo en mí que no había experimentado antes.
—Y qué, ¿cómo me ofrecerías esa experiencia? —pregunte, desafiante.
Él sonrió y me tendió la palma de su mano. En ella yacía una pequeña píldora cuadrada, que reflejaba la tenue luz de la discoteca. Me la tomé, y supe que estaba ante algo nuevo, sin lugar a dudas.
-¿Qué es?- pregunte
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