Capítulo 8 | Shard
Capítulo 8 | Shard 🌱
El parque estaba lleno de vida, los niños jugaban y las parejas disfrutaban del atardecer. Shard y Leev caminaban juntos, sus manos algunas veces se encontraban en roces.
—Así que, ¿qué te gusta hacer? —preguntó Leev, tratando de sonar casual, aunque su corazón latía con fuerza.
—Bueno, me gusta dibujar —respondió Shard, sintiendo que podía relajarse un poco —. Pero no soy un experto. Solo lo hago para expresarme.
Leev sonrió, intrigado.
—¿Dibujas cosas subidas de tono? —bromeó, alzando una ceja.
—¡No! —Shard se sonrojó—. Bueno, a veces, pero también dibujo cosas que me inspiran, como... lugares o momentos.
—¿Y yo estoy en tus dibujos? —preguntó Leev, mostrando una sonrisa traviesa.
—Tal vez... —Shard titubeó, riendo nerviosamente —. Pero no te diré y menos te mostraré.
—¡Qué cruel! Debo saberlo. ¿Cómo puedo ser el chico de tus sueños si no sé cómo me ves?
—Nunca he mencionado que seas el chico de mis sueños —Shard ahora sonrío divertido —, solo que el arte es subjetivo.
—Subjetivo, claro. —Ambos rieron, y los nervios se desvanecieron un poco.
***
El tiempo pasaba y ellos seguían paseando entre conversaciones, a este paso habían recorrido todo el parque y hasta visitaron una cafetería. Una vez cerca de un banco en el mismo parque, Leev decidió que era el momento de ser más directo.
—Shard, ¿qué piensas de las relaciones? —preguntó, tratando de ocultar su nerviosismo.
—¿Relaciones? —Shard se detuvo, sorprendido por la pregunta —. Bueno, creo que son complicadas. Especialmente cuando te gusta alguien que... ya sabes, podría no sentirse igual.
—¿Qué sucede si esa persona siente lo mismo, es decir corresponde sus sentimientos? —inquirió Leev.
Shard lo miró, sus ojos verdes brillando con curiosidad.
—Entonces... tal vez sería diferente. Tal vez sería especial —respondió en voz baja.
—¿Te gustaría intentarlo? —preguntó Leev, sintiendo que el hecho de arriesgarse valía la pena —. En un tiempo, claro. Podemos darnos todo el tiempo para pensar, aclarar las cosas y conocernos.
Shard se quedó en silencio, mordiéndose el labio, aún la pregunta flotaba en el aire.
Leev y Shard estaban claros con respecto a sus gustos; ambos se querían como pareja. Sin embargo, sabían que se requería tiempo y paciencia para conocerse mejor.
Leev apenas comenzaba a aceptar que le gustaban los chicos, y en particular, Shard.
Por otro lado, Shard había sentido esa atracción hacia los chicos durante los últimos tres años, pero nunca había tenido un novio.
—Sí, me gustaría —respondió finalmente, más sonrojado que nunca.
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