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5"Hoy te mato..."

Los días pasaron, hasta llegar a ser un mes. Un mes desde que la pelirroja navegaba por el océano junto a su hermana y cuñado. Un mes desde que el príncipe Jeon, permanecía cautivo en algún lugar de Corea, mientras sus padres se desesperaban.

El Sultán del mundo, había desalojado su palacio para participar en la búsqueda de su hijo, mientras dejaba a sus otros dos hijos de los que era responsable, en manos de Eun Bi hasta su llegada a altas horas de la noche, dónde lo esperaba la princesa en sus aposentos, deseando sentir su cuerpo...

Jungkook había cambiado, su cuerpo estaba cambiando. Misteriosamente comenzaba a agotarse, sentía su cuerpo cansado según pasaban los días. Cada día necesitaba más la presencia de aquella mujer, que sin él e incluso ella saberlo... lo estaba matando.

Nam Mi, esa pelirroja no veía la hora de poder llegar. Necesitaba enfrentar a Jungkook, pedirle explicaciones respecto al secuestro de su hijo. Ella estaba perdiendo la cabeza. Incluso las pesadillas que tenía cada noche, comenzaban a atormentarla. Eran frecuentes, tanto, que muchas veces no podía dormir el resto de la noche debido a la conmoción. Fué encontrada llorando, permaneciendo inmóvil en su cama varias veces por su hermana e incluso Yoongi.

No tenía idea de que ocurría, cada noche tenía una sombra encima flotando, impidiéndole emitir sonido o mover tan siquiera, un músculo. Quizás, algún día perdería la cabeza. Así cómo lo hizo en el momento exacto que ese barco, se detuvo finalmente en la embarcación de Corea del Sur, Seúl. Necesitaba llegar a su palacio para poner orden en el Harén. Sí, Yoongi le había puesto al tanto acerca de lo que sucedía. Detallandole el hecho, de que la Reina Viuda había tenido la osadía de enviar a los aposentos del Sultán una princesa que le fué obsequiada por su nuevo título.

Oh vamos, Nam Mi no era tonta. Tenía los pies bien puestos en la tierra. Estaba claro que ese Rey buscaba una alianza a través de su hija, lo cuál sucedería si quedara embarazada. Pero saber el hecho de que su amado la había recibido y desde entonces, cada noche tenían supuestos encuentros clandestinos para no decir planeados... la estaba volviendo loca.

Era cómo si una nube negra la estuviera acechando. Quería mirar a Jungkook a sus ojos y escuchar salir de sus labios, que nunca tocó ni siquiera un mechón de cabello de esa mujer.

Porque el nunca la traicionaria por voluntad propia, ¿verdad?

Nam Mi no creería nada hasta no presenciarlo con sus propios ojos. Incluso Yoongi le pidió que no creyera nada, que solamente eran especulaciones de la gente del palacio, cuyas especulaciones llegaron a él cuándo visitó el palacio.

Lo reconocía, tenía miedo de que fuera cierto. No sabía que haría. Nunca se había enfrentando a una situación así. Jisoo solo fué una noche, la cuál ella misma se vio obligada a aceptar por ciertos motivos. Lía fue varias, todo para ella poder permanecer en el palacio junto a su amado. Pero... ¿y ahora?

¿Cómo sería ahora, sabiendo que fué por decisión propia?

No tenía idea, Nam Mi era impredecible. Incluso no creía nada, por lo que permanecía tranquila. Pero todos conocíamos a la pelirroja, era de las personas que de manera repentina... perdía la poca cordura que la contuviera...

Ella era capaz de todo...

●●●

Jungkook dejó salir el aire. Había llegado de su búsqueda por el bosque, después de revisar cabañas con el permiso de sus habitantes.

Estaba realmente cansado. Aún así, tan pronto puso un pies en su palacio, se dirigió directamente a los aposentos de sus hijos para asegurarse de que estuvieran bien. Ambos gemelos dormían, por lo que sonrió para dejar un pequeño pero tierno beso, en la frente de sus hijos.

- ¿Aún nada, su excelencia? - preguntó la peli negra, mirando a su Sultán.

Este dejó salir el aire, sentía sus ojos cristalizarse de la impotencia.

- Ni siquiera hay señales de vida...- susurró con la voz en un hilo, para sentir la primera lágrima caer hasta deslizarse por sus mejillas con rastro de sudor. - No sé qué más hacer...

Eun Bi dejó salir el aire, sintiendo su alma quebrarse.

- Esto nos ha destrozado a todos...- murmuró con pesar-...desde que el príncipe permanece cautivo, me culpo cada día...-le confesó.

Jungkook la miró con una sonrisa lastimera mientras varias lágrimas lo acompañaban y su cabello se acopalaba en su rostro.

- No es tú culpa...- le dijo- Es la mía, por no cuidarlos...- se culpó para sorber su nariz.

Eun Bi frunció un poco el ceño, viendo cómo el peli negro arrugaba su nariz haciendo un pequeña mueca... estaba llorando.

Se veía destrozado, sin vida.

- No diga eso, su majestad...- le pidió con dolor, mirando los ojitos del Sultán llenos de tristeza y culpa- Usted no sabía que esto ocurriría...

Jungkook negó, el aire comenzaba a faltarle.

- Pero debí intuirlo... debí intuirlo joder.. - dijo entre dientes, con la mirada llena de dolor, la culpa lo volvía loco.

Dio la vuelta, dándole la espalda a la peli negra que lo miraba con preocupación. Jungkook salió de los aposentos, sin poder dejar de llorar en silencio.

- Mgh...- salió de sus labios, varios sollozos se asomaron. El se dejó caer en medio del pasillo, al estar desolado se sentía en confianza para dejarse derrumbar. - Agh... A-Allah...- sollozó con dolor mirando hacia arriba, presenciando el techo mientras lloraba cómo un niño pequeño. Teniendo sus piernas flexionadas, llevó sus rodillas a la altura de su pecho para aferrarse a ellas con sus manos, enterrando su cabeza en las rodillas.- T-Te nece-nece-sito... - ni siquiera podía hablar, su llanto se hizo sonoro en medio de los pasillos.- A-Ana...- se estaba quebrando por completo- Anita...

¿Anita?

Realmente estaba destrozado para llamarla así, abreviando el nombre que le pertenecía cuándo la conoció. la extrañaba demasiado.

Así estuvo varios minutos, casi media hora. En la que se desahogó por completo. Después de llorar todo ese tiempo, de lamentarse y seguir culpándose, se levantó del frío suelo para seguir su camino, bajo la luz de las antorchas. Necesitaba darse un baño. Por lo que una vez llegó a sus aposentos, se deshizo de su ropa para caminar hacia su baño.

Se introdujo en la tina de agua helada, no llamaría a sus esclavos a esa hora para que le prepararan el baño. Suspiró cuándo sintió el agua fría acariciar su piel, aguantó la respiración para cerrar sus ojos y olvidarse por un momento de sus penurias...

Hasta que la sintió a ella, acariciando su piel desnuda y desviandolo de su camino. Desolvitandolo con esa exquisita fragancia, que lo envenenaba lentamente...

●●●

El carruaje se detuvo, inmediatamente la pelirroja bajó de este con la ayuda de Yoongi. Respiró profundamente al ver su palacio.

- Finalmente...- susurró con satisfacción.

¿Qué iría directo a ver a sus hijos?

No, ellos posiblemente estuvieran durmiendo. Era media noche, solo sé escuchaba el canto de los búhos y grillos de la noche.

Ella estaba enojada. Por lo que no visitaría a sus hijos con esa vibra. Primero le rendían cuentas respecto a su hijo perdido y solo entonces, sería completamente de sus pequeños gemelos. Aunque no veía la hora de poder estrecharlos en sus brazos.

¿Podrían reconocerla? Se fué de su lado cuándo apenas tenían tres meses y ya había pasado tres desde que partió a Turquía...

Seis meses desde que les dio a luz...

No estuvo junto a ellos...

A pesar de que quiso llevarlos consigo, era peligroso. No sabía lo que le prepararía el futuro en medio del océano. Tuvo que dejarlos a cargo de Jungkook, en quien confiaba ciegamente...

Tan pronto los soldados que custodiaban las puertas reales, la vieron, se reverenciaron inmediatamente, para abrir las puertas permitiéndole proseguir.

Entró sintiendo calor, una sensación de estar en casa la invadió. Entró junto a Yoongi, solo eran ellos dos, debido a que él carruaje de Narhee se había retrasado.

Su fragancia junto a la de ese peli negro, inundó todo el palacio. Baekyung, que acababa de salir de los baños para los eunucos, caminaba por el piso de las Concubinas con cansancio, mientras secaba su cabellera mojada con una pequeña toalla.

Pero cuándo pasos fuertes y definidos se escucharon, el peli negro se alertó. Los guardias comenzaron a reverenciarse de manera frenética, hasta las antorchas inclinaban su llama...

Parecía mentira.

Los ojos del peli negro se abrieron como platos dejando caer la toalla para hacerse a un lado, al verla totalmente seria caminando con elegancia, cada paso que daba movía su melena roja. Era cómo una Leona...

-¡ATENCIÓN!- alzó la voz Baekyung con una sonrisa, llamando la atención de todos. Las Concubinas inmediatamente se levantaron de sus camas somnolientas sin saber que pasaba- ¡LA SULTANA NAM MI LA MAGNÍFICA!- anunció con emoción, en el momento exacto que esta pasó por su lado junto al príncipe. Lo miró rápido, para asentir con su cabeza, dejando en evidencia que se alegraba de verle.

Las criadas inmediatamente se despertaron completamente, para demostrar sus respetos a su Sultana.

Detrás de una cortina, estaba una peli negra que la miraba caminar. Veía la elegancia pero también la autoridad con la que caminaba, pasos firmes, mirada desafiante, sus hombros y postura eran autoritarias, demandante. Caminaba cómo un Sultán, con esa mirada fría.

- ¿Quién es ella?- preguntó a la mujer a su lado, que se reverenciaba-

- Es la primera esposa, la Emperatriz Real, Reina Madre y madre de los tres hijos del Sultán, incluyendo el heredero...- le dijo mirándola con cautela, en ese momento exacto la pelirroja pasó frente a ella, siendo seguida por el príncipe y un Baekyung emocionado. - En pocas palabras...- prosiguió mientras la peli negra seguía mirando a Nam Mi, esa mirada desafiante, confiada. La belleza que poseía-...El segundo Sultán del imperio...

La peli negra asintió.

- Es hermosa...- reconoció-

Su compañera sonrió para enderezarse, la pelirroja ya estaba lejos del Harén.

- Las más hermosa de todas...- le respondió con sinceridad- No encontrarás unos rostros más hermosos que los de la Sultana o su hermana, la princesa Narhee...

Y tenía razón. Ambas eran preciosas.

Finalmente había conocido a su objetivo...

●●●

Nam Mi se detuvo en las puertas de los aposentos de Jungkook, sus guardias se reverenciaron pero no le dieron paso.

- ¿Jungkook está?- preguntó, Baekyung y Yoongi se alejaron un poco, mirándola desde la distancia.

- Está junto a su Harén...- ¿Qué... había dicho-... Mi Sultana...

Nam Mi se quedó en el limbo de solo escuchar eso.

No, Jungkook no le podía hacer eso.

No... N-No era verdad...

¿cierto?

No podía ser cierto. Jungkook la amaba.

Le estaban mintiendo... Sí, era eso...

Querían lastimarla...

Jungkook jamás pasaría la noche con alguien más, mucho menos cuando su hijo estaba desaparecido.

No era cierto.

- Abre las puertas.- ordenó con la mirada pérdida.

Los guardias se miraron.

- Sultana...

-¡ABRAN LAS PUERTAS HE DICHO!- gritó con miedo pero a la vez enojo.

Las puertas se abrieron, mientras Yoongi y Baekyung se miraban preocupados.

Nam Mi tragó saliva, de manera brusca. Las manos le temblaron.

Vio el interior de la habitación, nadie estaba a simple vista.

Tomó aire, dejando el miedo atrás. Tratando de decirse a sí misma que Jungkook jamás le haría algo así.

Finalmente entró, observó el lugar. Aparentemente no había nada. Nam Mi dejó salir el aire retenido, se había asustado.

- Allah...- suspiró llevando su mano a su pecho.

Tenía mucho miedo por un instante, fué estúpido. Jungkook jamás la engañaria.

O eso pensó, hasta que escuchó voces.

- Hágame suya, por favor...- escuchó la voz de una mujer.

Podía jurar que le dio un tick en el ojo izquierdo. Su mirada enseguida se decayó. El corazón le latió con furia, podía sentir el bombardeo.

- Isabel...- escuchó la voz de Jungkook.

Dio un paso, se detuvo.

La mano comenzó a sudarle.

¿Qué era eso?

¿Acaso era el sonido del naufragio?

¿Era eso una prueba más?

No, Jungkook no podía hacerle eso.


- Allah no lo p-permita- se le quebró la voz, sus ojos se cristalizaron.

Caminó hasta el baño, guiándose por las voces. Se apoyaba de la pared, mientras caminaba.

- Yo puedo ayudarlo a no sentirse mal...- escuchó una vez estuvo en las puertas del baño, percatandose de las prendas de ropas en el suelo, junto a la espada de Jungkook.

Abrió la puerta lentamente, la primera lágrima cayó acompañada de un sollozo el cuál lo hizo mudo llevando sus manos a sus labios.

Ahí estaba él, en la tina. Miraba a la nada, con su torso desnudo, mientras una mujer de cabellera castaña, totalmente expuesta, se encargaba de limpiar su cuerpo, más no estaba con él en la tina.

Nam Mi sintió tanto coraje, tanto miedo, enojo, rabia e impotencia, que recurrió a lo peor, dejándose dominar por esos sentimientos, incluyendo celos y tristezas.

Tomó la espada que permanecía en el suelo, despojandola de su armadura que la cubría, para así poder empuñarla con lágrimas en sus ojos.

Estaba cegada. Eran tantos problemas que había perdido la cordura. Pero esta acción, quizás podría ser su tumba.

- ¡JUNGKOOK!- empujó la puerta con furia, captando la atención de los presentes. El peli negro no supo ni cómo reaccionar.

¿Estaba alegre o asustado al verla de ese modo?

Parecía lista para atacar y bien sabía Jungkook, que a Nam Mi no le temblaba la mano para hacerlo.

Jungkook se levantó de la tina, dejando su desnudez expuesta mientras el agua se deslizaba por su cuerpo. Los nervios le atacaron, al verla seria y con lágrimas en sus ojos. Quizás había malinterpretado la situación.

La castaña frunció el ceño algo asustada al ver cómo la pelirroja la miró con enojo dirigiéndose a ella, o eso pensó hasta qué...

-Hoy te mato...- sentenció entre dientes colocando la espada en su cuello, de manera violenta.- Jeon Jungkook...
-

●●●

¡HOLAA! ESPERO QUE TODOS ESTÉN BIEN.

Yo estoy bien, mis amores, por si se lo preguntan.

Les aviso que hay errores, faltas de ortografía. Terminé ahora mismo el capítulo, ni me he bañado amores 🤧

Pero todo por ustedes y por esas lindas mujeres, que hoy en día son madres. Si hay alguna lectora que es mamá, solo quiero decirles esto; ¡FELICIDADES EN TÚ DÍA!🥺

Y para las que no, por favor denle un besito a su mami, de mi parte.

¡ADIÓS MIS AMORES, LES QUIERO!😍❤️🫣

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