3"Tengo miedo"
-Las sombras son oscuras, quizás muy espesas. Parecen nubes que te atormentan, cómo el miedo que te envenena. Pero la realidad, es que tú mismo lo cosechas...-
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Corea del Sur... Seúl... Palacio Imperial...
Todos corrían por el palacio, los guardias invadían todos los aposentos revisando cada rincón, buscando al príncipe. No importaba si pertenecía a alguien de la realeza, cada lugar del palacio debía ser registrada.
- ¿Pero que insolencia es esta?- se escuchó en algún lugar del palacio.
- ¡Aagh!- gritos salían de los labios de esas esclavas.
- Órdenes del Sultán, Sultana.
Jungkook estaba desesperado, sentía impotencia.
- Su majestad, buscamos en todo el palacio y no hay rastro del príncipe. - comunicó un soldado a un Jungkook enfurecido, angustiado.
Sentía que perdía la cordura.
- Quiero que todas mis tropas vayan al bosque, busquen en todo Seúl si es necesario. ¡Que nadie regrese hasta que encuentren al príncipe!- sentenció con rabia.
- ¡SÍ, MAJESTAD!- gritaron todos para correr hacia la salida.
Jungkook golpeó con fuerza la pared, con su puño cerrado. Sintió el intenso dolor en sus nudillos, más no se quejó de nada. Estaba demasiado furioso.
- Jungkook...- Hae Soo corría hacia el peli negro, totalmente angustiada. Tenía un fino vestido negro de dormir y su cabellera suelta.- ¿Qué pasa? ¿Qué es todo este alboroto alteza?- indagó confundida.
Jungkook la miró con ira.
- No me mire así, alteza.- pidió al darse cuenta de la mirada de su hermano- Lo que pasa es que Army invadió mis aposentos tirando todo, de manera inaceptable. - le explicó con una mirada confusa- Dijeron que son Órdenes del soberano.
Jungkook asintió.
- Hae Soo...- habló finalmente, su voz era grave- Alguien se ha llevado a mi príncipe en mis narices. - confesó entre dientes- ¡SE LLEVARON AL HIJO DEL SULTÁN!- gritó gesticulando de manera violenta con su mano derecha.
La castaña ladeó la cabeza algo anonadada.
- ¿Se llevaron a Seoho?- cuestionó sin poder creerlo- ¿Seojun?- estaba totalmente impactada.
- Ellos están bien, a quién se llevaron fué a Suho.- explicó para desviar la mirada sintiendo sus ojos cristalizarse de la impotencia- ¡ME VOY A VOLVER LOCO!- Gritó del desespero.
Hae Soo intentó acercarse.
- Pero los niños estaban contigo.
- Lo has dicho, estaban.- ladeó la cabeza mientras la miraba - Porque a mi madre se le ocurrió la brillante idea de enviar a una mujer a mis aposentos.
La mujer frente a él se quedó boquiabierta.
- ¿Recibiste a una Concubina?
- A la princesa que enviaron de regalo. - contestó con rabia- Y no sé aún qué demonios me pasó con ella...
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Turquía... Estambul... Palacio de Topkapi...
Kim Nam Mi/ Hümashah...
Abrí las puertas, adentrandome por completo en mi palacio. Todo estaba exactamente igual, solo habían unos pequeños cambios. Caminé por los pasillos dándome cuenta que no había nadie. Era extraño.
Miré a mí alrededor, las antorchas estaban encendidas más no había señal de que hubiera alguien cerca. Comenzaba a preocuparme.
¿Acaso Jungkook me había abandonado?
Peor aún.
¿Dónde estaban mis hijos?
¿Eun Bi?
¿Qué pasaba?
- ¡JUNGKOOK!- grité comenzando a desesperarme.- ¡¿DÓNDE ESTÁS?!
Comencé a correr por los pasillos. He regresado pero nadie me escucha.
¿Qué pasó?
- ¡SEOHO!- Me dirigí a la recámara de Jungkook, quizás ahí estaban- ¡SEOJUN! ¡SUHO!-
Pero, ¿por qué nadie me respondía?
-¿DÓNDE ESTÁN?- repentinamente todo comenzó a hacer ecos de mi voz- ¿ALGUIEN ME ESCUCHA?- nada.
Abrí las puertas de la habitación de Jungkook. Estaba dispuesta a seguir buscando, pero me detuve en seco cuándo lo vi abrazando a una mujer. Fruncí el ceño para acercarme.
- ¿Jungkook?- llamé con dudas. El volteó a verme sin separarse de la mujer. Sus ojos estaban llenos de lagrimas, caían por sus ojos cómo cascadas.- ¿Qué haces?- pregunté tratando de acercarme a él, intenté mirar a la chica, verla con mis propios ojos. Aún así, fué inútil, la veía borrosa.
Llevé mis manos a mis ojos para rascarlos, quizás veía mal. Volví a enfocar, pero no podía verla, solo pude ver su perfil y ella me... sonrió.
Era una sonrisa espeluznante. Sentí mi cuerpo erizarse, hasta sentí frío en ese momento.
¿Era posible? Les juro que sentí miedo.
- Jungkook Suéltala - le ordené para intentar acercarme, pero no pude ni un paso, era cómo si algo me lo impedía. - ¡JUNGKOOK!- grité para llevar mis manos al frente y dar golpes en el aire. Era cómo si una barrera me impedía acercarme.
La mujer llevó su mano a la cabeza de Jungkook, obligándola a apartar la mirada y aferrarse a ella. Obtuvo su resultado. Él dejó de mirarme para llorar en sus brazos.
Comencé a desesperarme.
- ¡SUÉLTALO!- grité con miedo- ¡ALÉJATE DE MI ESPOSO!- ella me miró, mis ojos se cristalizaron de solo ver cómo Jungkook me ignoraba- ¡JUNGKOOK!- Volví a gritar. Él intentó mirarme, pero ella le susurraba algo mientras él dejaba su rostro en su cuello, cómo si disfrutara oler su fragancia u olor corporal.
Negué sintiendo la primera lágrima caer de mis ojos.
- ¡No!- grité con terror en mi mirada. Ella me miró, no podía ver su rostro, solamente sus labios pero pude ver cómo sonreía. - ¡JUNGKOOK!
No sé que pasó, de repente ya no estaba en los aposentos de Jungkook.
- ¿Seoho, Seojun?- pregunté al verlos llorar en sus cunas. Me acerqué a ellos con una sonrisa- Ah, mis amores. - dije para acariciar sus mejillas, con mis manos.- Mi vida entera. - ellos dejaron de llorar mientras me miraban. Dos lágrimas cayeron en sus mejillas, eran mías. - Mamá los extrañó tanto.- confesé para llorar cómo una niña- Tanto... - comencé a hipar, hasta que me di cuenta de algo- ... ¿Dónde está mi tesoro?- cuestioné para sorber mi nariz. Me separé de ellos para caminar hacia la cuna de mi pequeño. - Suho, amor mío...
Anhelaba verle.
- Suh...- mis palabras se detuvieron cuándo vi su cuna vacía. - ¿Suho?- repetí con la voz temblorosa. Desvié la mirada para ver si estaba quizás en mi cama. Pero no había nada.
De repente unos llantos se escuchan. Corrección, un llanto.
- Suho...- salió de mis labios, con un poco de miedo. El llanto se intensificó, era un llanto de bebé muy desgarrador. Sentía que el alma se me destrozaba. - ¡SUHO!- grité asustada.
Bajé la mirada para ver su cuna, quizás fué lo peor que hice.
- ¡UAAAAAAAAGH!- grité con todas mis fuerzas llevando mis manos a mi rostro. - ¡SUHOOOOOOOO!- me desgarre la garganta. Llevé mis manos a la cuna, viendo las sábanas blancas de su cuna, llenas de sangre. El corazón se me detuvo, las piernas me temblaron. Fué tan fuerte ese impacto, que me fallaron hasta caer en el suelo dejando que mi trasero llevara el mayor impacto. Negué con mi cabeza para ver la sangre que ahora estaba en mis manos. Sentía que me volvía loca.
- Pisuchspasg....- comencé a escuchar murmuros a mi alrededor, una sombra negra comenzaba a rodearme. Sentía frío, dolor de cabeza repentinamente-
-¡Agh!- grité para llevar mis manos a mis oídos, manchandome el rostro de sangre, hasta mi cabello- ¡NOOOOOO!
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- Ah... Jagh...- salió de mis labios al abrir mis ojos. Miré el techo, había una sombra sobre mí. Quise volver a gritar, moverme, golpearlo, pero no pude...- Mmgh... - fué lo único que salió de mí mientras las lágrimas caían de manera desesperada.
No sentía mi cuerpo, no sentía nada exceptuando el miedo. Era una sombra oscura cómo si fuera humo. Varios cuchicheos se escuchaban a mi alrededor, era tormentoso, escalofriante más porque todo estaba oscuro. Solo una antorcha iluminaba los aposentos.
- Agh...- salía de mí varios sollozos, intenté mover mis manos, algún dedo de mis pies pero mi cuerpo no respondía. - Mgh...Jag... Kjm...- mis sollozos era lo único que se escuchaba en medio de la oscuridad.
Entonces comencé a desesperarme, mi llanto comenzó a profundizarse. Sentía que no podía más, hasta que sentí las puertas abrirese con fuerza y a alguien acercarse a mi para halarme por mi brazo, llevando seguidamente sus grandes manos a mi rostro.
- ¿Hümasąh?- salió de sus labios con preocupación, gracias a que me movió pude moverme, incluso la sombra se fué- ¿Estás bien?- preguntó con una mirada llena de miedo.
- Agh... Ahme-A-Ahmed...- salió de mis labios con miedo, mirando sus ojos color café- Agjk...- mis sollozos no se detenían mientras lo miraba ahogandome en mi llanto. El con su ceño fruncido, mirándome confundido y dolorido por verme así, no lo pensó ni dos veces para estrecharme en sus brazos. -
- Ya estoy aquí... Shhh...- llevó su mano derecha a mi cabello para acariciarlo lentamente, mientras susurraba esas palabras y yo me dedicaba a llorar en su cuello. Mis manos quedaron atrapadas en su pecho, mientras su otra mano descansaba en mi espalda. - Yo estoy aquí...
De una manera u otra, sus palabras me calmaban. Todo había sido una pesadilla, pero lo sentí tan real que me daba pánico. Suho... Jungkook...
Pero más miedo me dio en ese instante, despertar y no poder moverme. Esa sombra encima de mí, sin permitirme gritar.
- Te-Ten-go... mie-miedo Agh...- salió de mis labios para aferrarme a él con todas mis fuerzas.
- No hay razón para tenerlo...- respondió con la voz tranquila-...No mientras yo esté contigo...- cerré mis ojos cuándo besó mi coronilla y siguió tranquilizandome.- Sea lo que sea que pasó, ya pasó....
No veía fallas en su lógica, pero no me iba a arriesgar a quedarme sola. No cuándo tenía miedo...
Lentamente me separé de él hipando, vi sus ojitos tristes mirarme con curiosidad y dolor. Seguro estaba en pésimas condiciones, con los ojos llorosos, las pestañas mojadas de las lágrimas y estas últimas expandidas en mis mejillas. Ni hablar de mi cabello y nariz.
- Ahmed...
- ¿Mm?- emitió sin dejar de acariciar mi cabello y mirarme a los ojos.
Era difícil pedirle esto. Era mi medio hermano, apenas lo conocía pero el me hizo sentir tan cómoda, que no podía evitarlo.
- ¿Podrías...?- me quedé a medias, me costaba. El sonrió con ternura.
- ¿Dormir contigo esta noche?- terminó por mí, asentí tal cuál niña pequeña, con la cabeza. El sonrió para acercarse a mí y dejar un beso en mi frente. Cerré mis ojos gustosa. Me gustaba esto de tener hermanos. - Claro que sí, mi princesa...- respondió separando sus suaves labios de mi piel, me miró para sonreír llevando sus manos a mis mejillas, limpiando cualquier rastro de lágrimas.
Sonreí débilmente para hacerme a un lado, dándole un lugarcito en mi cama. El inmediatamente se acostó a mi lado, tapándose con la sábana.
Me acurrucó en su pecho, gustosamente correspondi temblando aún. Tenía tanto miedo.
- Mis hijos...- susurré con miedo- Mi Suho...
Solloce inmediatamente.
- Shhh, no pienses en eso...- me pidió para dejar otro beso en mi coronilla, ambos estábamos frente a frente, por lo que era fácil acurrucarme aún más en su pecho- Solo fué una pesadilla...
Lo abracé con fuerza sintiendo una risita de su parte.
- No me iré a ningún lado...
Sonreí un poco.
- Lo sé...- El acarició mi cabellera-
No sé cuánto tiempo pasó. Pero entre sus caricias en mi cabello y sus palabras tan tranquilizadoras, caí en los brazos de morfeo, finalmente.
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Corea del Sur... Seúl... Palacio Imperial...
Una semana había pasado, el palacio era un caos. El Sultán se mantenía estresado todos los días, gritos se escuchaban en cada rincón de ese palacio.
Torturaron a varias personas, cómo los guardias que custodiaban las puertas, o los encargados de que entre o salga algún carruaje. Era tan desesperante lo que estaba ocurriendo, qué ese peli negro rompía en llanto de la impotencia, incluso del miedo. Eran días sin saber de su hijo.
- ¿Enviaste a la princesa nuevamente a sus aposentos?- preguntó la castaña, mirando a su madre sentada en su cama, aún recuperándose-
- Todos los días. - respondió-
- Madre, Jungkook no está en condiciones de pasar la noche con alguna mujer.
- Hae Soo...- intervino su madre con seriedad- El mismo Jungkook la mandó a los pisos de las Concubinas Favoritas. - le explicó.
La castaña frunció el ceño.
- Entonces... - no podía creerlo- ¿Jungkook estuvo con la princesa?- preguntó alzando una ceja.
La peli negra negó con un suspiro de frustración.
- Aún no.- afirmó- Pero el la recibe cada noche a sus aposentos, no entiendo que tanto hace esa mujer con Jungkook. - desvía la mirada.
- Quizás tienen varios temas de conversación.
- Ay Hae Soo, no seas ingenua.- le dijo con una mueca- Algo más hay ahí para que el la reciba a pesar de todo. - sonrió con malicia- Y ahora que está tan estresado, necesita con quién desestrezarse, cómo todo hombre. - Hae Soo negó lentamente.
- ¿Planeas que Jungkook pierda la cordura?- indagó con curiosidad.
- Planeo que se enamore de esa mujer, si es necesario. - le explicó- Porque a este ritmo, sólo ella podrá acabar con Nam Mi...- sentenció-
La castaña sólo dejó salir el aire para mirar las manos de su madre, de manera rápida. Sonrió al ver el bello color que vestía sus uñas.
- Hermoso esmalte..- le confesó admirando el bello color rojo, que resaltaba en sus uñas, dejando relucir su piel.
Hanna sonrió para mirar sus manos.
- El color que tanta satisfacción me da...- murmuró con malicia...
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El peli negro suspiró, sentía que se volvía loco.
- Hemos buscado por cada rincón de Seúl en dónde podría estar. Pero no hay rastro.
Nuevamente lo mismo. Ya no soportaba más esa tortura. Jungkook llevó sus manos con fuerza a su escritor, tirando al suelo todo lo que había ahí. Los presentes se quedaron impactados al ver a su Señor tan enojado.
- ¡JURO QUE CUANDO ENCUENTRE A ESE MISERABLE LO VOY A DESCUARTIZAR!- gritó con tanta rabia y coraje, que las venas de su cuello junto a las de su frente, se hicieron notorias. -
- Jungkook.- habló Namjoon, quién ahora no sólo era su hermano sino que también su mano derecha. -Enviaremos a varios de nuestros hombres a Busan, comenzaremos a revisar las ciudades.- le hizo saber.
Jungkook llevó su mano derecha a su cara, exactamente a su boca para taparla con fuerza, marcandose las venas en su antebrazo.
- Envía hombres a todos los puertos, a las embarcaciones. - ordenó- Revisen cada barco, cada rincón del océano si es necesario y envíale una carta a Yoongi.
Namjoon frunció el ceño algo confundido.
- ¿Qué quieres exactamente qué le diga?- le preguntó bajo la atenta mirada de los presentes. Ya quisieran ellos poder hablarle así a su Sultán, se requería mucha confianza para ello. Confianza que existía entre ambos hermanos.
Jungkook quitó su mano, para tensar su mandíbula. Indiscutiblemente esto se había salido de control. Quién quiera que se llevó a su príncipe, no era imbécil, ni ningún energúmeno. Pensaba con cautela todo, se había llevado a su hijo a un lugar que ni el mismo podría pensar que estaría ahí.
Quizás estaba en sus narices, pero hasta el hombre más calculador cómo él, tendría momentos de fallas. Y en ese preciso momento, no podía ni pensar con claridad. Estaba muy estresado, sin contar que casi no podía ni dormir.
Cada noche venía esa mujer a sus aposentos, quería pedirle que se marchase por algo en él se lo impedía. Pasaba la noche con ella, a pesar de que aún no había copulado con ella. Mantenerla junto a él, le ayudaba a dejar de pensar en ella. Porque sí, desde esa noche que aspiró su deliciosa fragancia, no podía dejar de pensar en ella de manera estresante.
Pero eso debía cambiar. No sabía cuánto tiempo podía reprimir esa sensación de que tenía que poseer a esa mujer, por mucho que su corazón no lo deseara. El no la quería, más algo en él sí. No entendía y no podía comprenderlo.
Por otro lado estaba su hijo que lo tenía demasiado cohibido, estresado, afligido. Ya no podía más, necesitaba a la verdadera mujer que podía calmarlo en momentos así. Solo estando con ella podía pensar correctamente.
- Dile que abandone inmediatamente Daegu y que tome el barco Real, solicito su ayuda para traer de regreso a la Reina Madre. No puedo ir en su búsqueda por lo que está sucediendo aquí- sentenció- Me temo que sus vacaciones terminan desde este instante... porque la necesito, la necesitamos. - corrigió mirando al consejo, al General del ejército y a su hermano.- Es momento... de qué regrese...
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¡Hay errores! Lo sé! Cómo siempre, no tuve tiempo de corregir todos los errores ortográficos.
Pero aquí os dejé este capítulo. Espero lo hayan disfrutado.
Se les quiere bien bonito❤️
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