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11"Tormenta de Emociones"

HAE SOO...

Caminé por los pasillos del palacio, dirigiéndome hacia los aposentos imperiales del Sultán. Todos a su paso, se reverenciaban ante mí.

Una vez estuve frente a las puertas, hice el amague de entrar.

—Su majestad no está en sus aposentos — me hizo saber el guardia, por lo que fruncí el ceño—

—¿Sabes dónde está?— indagué —

— De Caza, mi Sultana... — Entonces si me quedé estupefacta —

—¿De caza cuándo Suho está desaparecido?— cuestioné sin poder creerlo. El guardia miraba el suelo— ¿El príncipe Namjoon también partió junto a su excelencia?- indagué —

— Así es, mi Sultana. También la Emperatriz los acompaña.— ladeé la cabeza.

Algo andaba mal y eso no me gustaba...

●●●

Jungkook...


Tomé mi espada, para dejarla a un lado de mí cuerpo. Estábamos en un Han, esperando pacientemente a que los caballos tomaran agua. Llevábamos casi cuarenta minutos de viaje, faltaba poco para llegar.

Sequé mi sudor con mi mano, para con la otra llevar el cabello que caía en mi frente, hacia atrás.

— Los caballos están cedientos...— habló Namjoon a mi lado, viendo a todos los caballos tomar agua.

— Yo estoy cediento...- hablé en su susurró— Pero de sangre...- sentía tanto enojo e impotencia, quería arrancar la cabeza de esa mujer.

— Deberíamos partir antes que caiga mediodía...- una tercera voz se hizo presente, Nam Mi bajaba del carruaje con su bello vestido rojo, danzando con su cabellera.

La miré embobado, definitivamente esa mujer era puro fuego y elegancia ante mis ojos.

— Insisto.- decidí hablar sin apartar los ojos de la bella mujer a la que no poseía desde hacía un año— No debiste venir.

Nam Mi rodó los ojos caminando hacia nosotros. Los guardias se reverenciaron. Namjoon observaba a este par de  enamorados en conflicto.

—¿Y quedarme sentada?— preguntó a tan solo cinco pasos de nosotros— Cuando estuve a punto de dar a luz, no pude mantenerme quieta, todo por querer salvar a los niños. ¿Crees que ahora sería diferente?—se posicionó frente a mí, una vez sus respiraciones se mezclaron —

— Debiste quedarte con los gemelos. —

Ella hizo un pequeño gesto de negación, dejándome ver una mirada triste.

— No puedo verlos. No tengo corazón para mirar sus ojitos... —confesó con un intenso dolor en su mirada—

Di un paso hacia ella.

— Los gemelos necesitan de su madre, de esa mujer llena de amor. — le hice saber, mirando sus bellos ojos verdes que no apartaban sus orbes y pupilas de los míos — De esa guerrera que los trajo al mundo a pesar de todos los contratiempos.— podía sentir su dolor.

Ella negó, Namjoon nos miró preocupados.

— Por más que lo intente, mi corazón me dice que no avance. — nos hizo saber y sus ojos se cristalizaron — Esta mañana... fui a verlos...—confesó perdiéndose en su mirada—

— ¿Lograste verlos?—preguntó Namjoon.

Ella asintió lentamente.

— Pero ni siquiera pude tocarlos... Jungkook...—me confesó para mirarme a los ojos nuevamente, mientras la primera lágrima se desbordó de su ojo izquierdo. — No puedo tocarlos y decir cuanto los amo, no cuándo permití que su hermano fuera raptado al estar lejos.—sentenció con una mirada llena de miedo, enojo; quizás consigo misma. Pero la tristeza y angustia era tan presente cómo el hecho de que sentía que me desesperaba tener a mi hijo en manos de una mujer que podría ser capaz de cualquier cosa. Así cómo el hecho de que se culpaba a sí misma por algo que nadie podía predecir.

— Tú no sabías que esto pasaría...— tomé sus manos entre las mías, mirándola a los ojos tratando de brindarle la certeza con la que pronunciaba cada palabra que salía de mis labios..— Ninguno lo sabía, solo Allah. — ella me miraba en completa agonía consigo misma, sus mejillas se tornaron de un leve rosado, su nariz igual así cómo su labio inferior dio paso a un temblor; sus bellos ojos la acompañaron con un leve rojo. Conociendo a la mujer de la que me enamoré, ella quería romper en llanto y necesitaba más que nunca unas palabras reconfortantes.

Cómo madre, sentía que estaba en su obligación proteger a nuestros hijos. Pero el hecho de haber estado separada de ellos durante meses, dejó secuela y un terrible sentimiento de culpabilidad. La entendía, porque a pesar de mantenerme fuerte sin dejar escapar ni una sola lágrima, realmente sentía que lo que ocurrió con Suho era por mi descuido de una noche.

Una noche en la que olvidé noción del tiempo por unos minutos, cómo si fuera un títere que era manejado por alguien más. Más me aseguré que mis hijos fueran a sus aposentos cómo cada día. Siempre era la misma rutina en el caso de no dormir con ellos.

¿Qué fué lo sucedido?


— Si alguien debe tener este peso en sus hombros, ese soy yo.— sentencie mirándola con sinceridad y dolor mientras ella comenzaba a hipar — Culpame a mí por irresponsable.

Necesitaba calmarla a ella. Preferiría cargar con el peso de sus sentimientos, con su enojo interno. Quería que lo derrochara en mí, si eso cambiaría todo, entonces adelante...

Prefería eso, que verla tan devastada. Yo podía soportar todo el dolor, prefería mil veces ser la persona que cargara con todo ese peso en sus hombros, antes de que fuera la mujer por la que vivo cada día.


—¿Te culpo?— cuestionó con impotencia y dolor.

Asentí lentamente. Namjoon que nos observaba atentamente, decidió dejarnos solos en nuestro intento de consuelo el uno al otro.

— Pero no tienes culpa... Agh...— sollozó desviando la mirada por un corto segundo.

- Hey...—llamé con una voz suave— Desahógate conmigo. Culpame por todo.— ella negó entre lágrimas, intentaba alejarse pero no se lo permitía. Mis ojos se cristalizaron. Podía sentir su dolor porque no era ajeno al suyo. Yo sentía lo mismo.

— Basta, Jungkook.— pidió — No voy a hacerlo. Suficiente tenemos entre los dos, infeliz — reí con amargura ante su última palabra llena de dolor mientras la primera lágrima finalmente desbordaba de mis ojos—

— Por eso y por Suho, condename a tú enojo. — pedí mientras la miraba.

Ella sollozó cerrando sus ojos con fuerza por unos segundos y sin esperarlo se soltó de mis manos para comenzar a golpearme en el pecho con las palmas de éstas.

—¡INFELIZ!— gritó para golpearme en el pecho, obligándome a dar pasos hacia atrás sin poder evitarlo— ¡IRRESPONSABLE!— su voz se desgarraba y mi llanto silencioso me envolvía. Miré a los guardias mirarnos con repentina sorpresa. Incluso Namjoon quién se acercó a nosotros corriendo— ¡ES TÚ CULPA!— ni siquiera podía mirarme a los ojos, Nam Mi se había derrumbado completamente mientras me golpeaba con todas sus fuerzas en el pecho. Yo me tambaleaba sin poder evitarlo, estaba desecho— ¡AAAAAAAAAGH!— cerró sus puños para continuar proporcionando golpes, apreté mis labios con fuerza sintiendo la ardentia en mi pecho—

— ¡EMPERATRIZ!— gritó Namjoon llegando a nosotros para tomarla de las manos pero le miré y negué. Él me miró expectante, no podía comprender mis acciones pero yo no podía asimilar todo el dolor que Nam Mi compartía conmigo.

— ¡MAJESTADES!—Army sacó sus espadas al no saber que hacer. No la dañarían porque era su Madre Imperial y también su Reina, pero sentían que debían protegerme también a mí.

Namjoon sin dejar de mirarnos alzó la mano hacia el ejército de soldados, deteniendo el andar de cada uno. Todos estaban expectantes.


— ¡CONFIÉ EN TI MALDITA SEA!— me gritó con la voz amordazado por el llanto.

— ¡INTENTÉ HACERLO BIEN!— finalmente hablé, más bien, grité — PERO SE SALIÓ DE MIS MANOS, NO ME DI CUENTA... — comencé a derrumbarme bajo la atenta mirada de todos —

— NUNCA TE DAS CUENTA DE NADA— salió de su garganta de manera rasposa

Asentí ante sus palabras, con dolor en el corazón, en mi pecho.

— ¡ESO ES!—afirmé — ¡Y TODO POR UNA MUJER!— debía dejar salir eso último o juro por Allah, que no iba a poder vivir con tranquilidad por el resto de mi vida.

Más Nam Mi se quedó mirándome de manera asombrada con sus pestañas mojadas de sus lágrimas. Sentí los expecatadres tragarme saliva fuertemente.

Esa pelirroja frente a mí, oscureció su mirada. De repente se llenó de rabia, enojo, dolor y tristeza. Intenté explicar pero cuándo menos lo esperé...

¡PAH!

¡PAH!

Resonaron dos golpes en seco, la brisa de los árboles se sintió. Él ejército bajó la mirada hacia el suelo para no presenciar nada. De hecho, se voltearon dándonos la espalda.

Llevé mi mano derecha a mi mejilla izquierdo, seguidamente a la derecha. Me había golpeado, algo que era prohibido incluso para ella.

Y ¡Joder! Tenía una mano muy pesada. Golpeaba con fuerza.


— ¡ES SUFICIENTE!- exclamó con gran enfado para señalarme con su dedo índice. Regresé a mirarla, esta vez era yo quién sentía enojo. Mis mejillas ardían. Regresé a verla con una mirada siniestra. Porque por mucha rabia que tuviera, yo si no podía reaccionar del mismo modo. Jamás tocaría una hebra de su hermosa cabellera sin su consentimiento — Respetemos los límites, Jeon Jungkook. — sentenció.

— ¿Qué Intentas decirme?— pregunté con la voz gruesa, viendo su mirada sería, llena de determinación. — ¿Cuándo rompí los límites que nos rodean? Menciona una de ellas, para entender— exigí con autoridad.

Ella tragó con tranquilidad sin dejar de apuntarme con su dedo.

—  El hecho de que aceptaras una mujer de la realeza e incluso la adentrases a tus aposentos, es suficiente para romper con las reglas.— anunció con seguridad, alcé una ceja.

— Los Sultanes no somos hombres de una sola mujer...- le recordé. A pesar de todo, siempre debía imponer mi figura y poder para que recordase quién era su esposo—  Recuerda eso...- ella alzó una ceja para bajar su dedicación índice y acercarse a mí de manera sigilosa.


Nam Mi era atrevida desde un principio, no me sorprendía en ese entonces,  me abofeteara de nuevo.


Ambos nos miramos fijamente, sintiendo nuestra respiración mezclarse.

— No sé los demás Sultanes, Jeon Jungkook...- decidió hablar en un susurro solo para nosotros dos, bajo mi atenta mirada. Llevé mis manos hacia atrás, posicionadas en mi espalda baja—Pero tú, tienes dueña y en tú piel está escrito un nombre....— alcé una ceja ante sus palabras que salían de sus labios, de manera vacilante con una mirada de seguridad, mandato y certeza— ...y ese, me pertenece. — sentenció para dejar un pequeño beso en las comisuras de mis labios de manera fugar y pasar de mí a paso rápido.

Asimile sus palabras con sus labios en los míos para negar en una disimulada sonrisa. Namjoon negó en mi dirección con burla.

Vale, lo aceptaba. Ante ella, me debilitaba cada vez que me hablaba así.


Namjoon miró por encima de mí hombro de manera expectante, fruncí el ceño para voltear y ver a Nam Mi llevar sus manos a su cabello rojo ondulado e intentar hacer un coleta alta con un mechón de este.

— Debemos partir, antes que el sol esté en su máximo esplendor. —sentenció para tomar una de las espadas que descansaban en el suelo— Mi príncipe nos aguarda.

Asentí ante su determinación.

— ¡ARMY!— alcé la vos e inmediatamente voltearon para mirarme— Tomen sus caballos y espadas, porque en este día... — miré a cada uno de ellos— El príncipe regresará con nosotros.

— ¡GLORIA A ALLAH!— exclamaron para mirar al cielo.

Namjoon que nos miraba, desvió su vista hacia el frente. Seguro estaba que no miraba a Namjoon porque su expresión de confusión, era notoria. Su ceño fruncido y ojos que se acchinaban más de lo habitual tratando de enfocar.

— ¿Eso es fuego?— preguntó algo indeciso.

Miré hacia hacia esa dirección, viendo de soslayo a Nam Mi limpiar sus lágrimas de hace un rato. Por instinto hice lo mismo, para finalmente mirar por encima de la cabeza de mi pelirroja quién decidió posar sus ojos en la misma dirección.

Él corazón se me detuvo por un momento al ver un espeso humo negro más una pequeña ¿cabaña? ardiendo en llamas.

Faltaban aún varios kilómetros para llegar a Incheon y finalmente al castillo. Pero no podíamos dejar pasar por acto cualquier cosa. Si Lía tenía a mi hijo, no se quedaba en el palacio todo el tiempo. Debía hacer estancia en algún lugar alejado de mi territorio más vigilado, el cuál era el palacio de Incheon; porque sabía que corría el riesgo de ser descubierta. Ella era capaz de todo, quizás hasta de hacerle algo a su propio hijo; no iba a correr el riesgo de que Suho saliera lastimado.

Si ella le tocaba un solo cabello, iba a destrozar su garganta con mi espada una y otra vez hasta verla agonizar en sangre.

— Allah bendito...—salió de los labios de Nam Mi totalmente horrorizada.

— Suho...- salió de mis labios en un hilo de voz para correr hacia mí caballo que estaba a un lado de Nam Mi— ¡VAMOS!— ordené — ¡NAM MI SUBE AL CARRUAJE!— sentencie para subir a mi caballo de un solo impulso siendo seguido por Namjoon y los soldados.

Nam Mi ignorando lo dicho, se subió a uno de los caballos de color negro, subió de manera tan liviana que ni siquiera pude quejarme de una posible caída.

— Dejemos el carruaje para las frágiles...— dijo para tomar las correas que tenía el caballo—... No para las mujeres capaces de empuñar una espada. ¡JIAH!— sin más que decir, salió a toda velocidad en el caballo rumbo a la cabaña, siendo seguida por mí...

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Perdonen las faltas de ortografía!!!

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