|09| Incertidumbre.
John entró con una bandeja en sus manos y reposó copas de vidrios llenas de Special Blood. La bebida exótica de los vampiros.
Todos los presentes aquí, de trajes que demostraban la elegancia absoluta, estaban sentados alrededor de una gran mesa.
Cada uno de ellos representaba los cargos de alto linaje, tenían un poder por encima de las cuatro familias y entre todos conformaban, a excepción de la Corte, la órden del Fénix.
No me hacía gracia la idea de estar sentado frente a todos ellos y conversar sobre el caos que se comenzaba a sembrar, pero tenía que ajustar algunas cuentas pendientes e intentar esclarecer lo sucedido, no me convenía tener a la Corte Dorada ni mucho menos a la órden en mí contra. Los dos grupos por igual eran de alto mando y como enemigos, eran pesados.
El señor Fred, sentado en la punta de la mesa, repiqueteó su bastón contra el suelo, dando la certeza de querer hablar sin ser interrumpido.
—Querido Neil, me alegra ver que hayas podido resurgir después de tanto tiempo sumido en las penumbras.
Pasé saliva disimuladamente, sabía porque lo decía, tocar el tema de mí familia no era de mí agrado y menos con ellos, no me ayudaron cuando desaparecieron, de hecho ni siquiera emitieron una alerta a los pilares para que los busquen. Todo por querer lavarse las manos y dejarse influenciar por Karl.
Me gustaría no tener que verlos en mi casa, los aborrecía con todo mi ser, pero era de suma importancia y de fundamental ayuda que estemos al margen de la situación todos. Y no sólo estar involucrado yo.
—No estamos aquí para hablar sobre mí familia, Fred. Los invité por un motivo.
Todos me observaron con cierta curiosidad; Lady, la pelirroja jefa de los soldados de las tinieblas me tenía entre ceja y ceja, mientras que Kay, heredero al trono de los hechiceros se mantenía en silencio y la Corte, ajena a todo, habló.
—¿Cuál es el motivo de que requieras nuestra presencia?
—Espero que no sea una pérdida de tiempo, Blacksito. —Los ojos de Lady me quemaban.
—No nos hagamos los estúpidos y hablemos de una vez sobre la desaparición de una de las Familias Reales. —Acoté golpeando la mesa con mí puño.
—Los pilares están encargándose de eso. —La voz de Arax retumbó en toda la tensión de la sala.
—¿Por qué no hicieron lo mismo con mí familia?—La rabia creció en mí interior al enterarme de que ya estaban trabajando en el caso.
Me levanté de la silla y en un arranque de enojo la lancé, rompiendo la vidriera de los licores. Todos los presentes, incluyendo Fred, se levantaron de sus asientos y retrocedieron cuando algunas pedazos de vidrios llegaron a la mesa.
—¡Estás loco, hombre!—Gruñó Arax.
La puerta se abrió de par en par, posamos la vista en quien interrumpió la conversación y la vena en mí cuello explotaría en segundos. Ace entró como si nada, cómo si no hubiese llegado tarde y ojeó el lugar, un arqueamiento de hombros y se posicionó sobre la ventana.
—Creo que hay algo más importante que pelear por cosas del pasado.—De sólo oír su asquerosa voz mí estómago se revolvió.
—¡Los White están muerto!
La cólera estalló en mí interior y mí lado impulsivo soltó lo que tenía que hablar con tranquilidad. No me arrepentía, jamás lo hacía.
Lady se acercó hasta mí hecha una furia y desenvainó su espada, apuntándome con ella hacía la yugular. Nuestra relación no era la mejor, en el pasado quedaron algunas cosas inconclusas y hoy ella era presa de los recuerdos.
—¿De dónde sacas la información?—Ace en un intento de poner paz habló.
Las personas a mí alrededor me observaron a la espera de alguna respuesta.
—Hace algunos días, alguien rompió el pacto de paz y se infiltró en mis tierras.
—¿Quién fue?—Ace volvió a hablar, parecía algo nervioso. Noté que golpeaba sus dedos contra su pierna y desviaba la mirada, fue extraño pero no le dí importancia.
—Karl Red—Sentencié.
—¿Tienes pruebas?—Atacó Lady de nuevo. Negué, eso era un gran problema, fue tanta mi impulsividad que olvidé tomar algo para demostrarlo.
—Lady, baja esa espada.
Lilith, la líder superior de la Corte habló. Una mujer de cabellos blancos y de tez pálida, con alguna pecas notorias sobre su rostro y un cuerpo de infarto, caderas con forma de reloj de arena y una energía que te recordaba al maldito cielo. A los Ángeles.
Ella se aproximó hacia nosotros dos, mientras Lady bajaba su arma mortal y afilada, los demás hacían una reverencia para demostrar el respeto.
En nuestra cadena, como eslabón principal se encontraba El Supremo, quién nos creó y al que le debíamos lealtad. Por debajo de ellos, la Corte Oscura y la Corte Dorada. Le seguían la Órden del Fénix y los Soldados de las Tinieblas, finalmente estábamos las Razas.
A la cabeza y liderando, las más poderosas de todas, la raza demoníaca. Un paso debajo; los Vampiros, especialmente la jerarquía de las Familias Reales. En tercer y cuarto lugar, las brujas de magia blanca y negra y los hechiceros. Finalizando todo el árbol, se hallaban las bestias y los desertores.
—Es una acusación muy grave ésto, Neil. No estamos jugando.—Farfulló algo molesta. Su tono era borde, su personalidad lo era.
Por eso llegó a ser líder, por su inteligencia y audacia, porque pensaba con la cabeza fría y su corazón lo dejaba a un lado.
—No tengo pruebas concretas, salvo ésta llave — saqué de mi bolsillo aquella llave que me había dado la sirvienta.
Se la extendí a la vista de todos los presentes, tanto Lilith como Fred y los demás comenzaron a carcajear como si fuese un chiste. Ace me arrebató la llave de las manos y demostró estar alterado.
—¿De dónde la sacaste?—Preguntó.
—Es la llave del sótano de Karl Red.
—¿Estás diciendo que entraste a una propiedad que no es tuya y que incluso la revisaste?—Lady negó al momento de reprocharme y todos se quedaron en silencio.
—¿Por qué Karl puede entrar a mi propiedad y destruir mis cosas y yo no puedo hacerlo?—Contraataqué.
—¡Orden!
Fred lanzó un grito y todos se quedaron mudos. Pude captar que intercambiaron miradas entre él y Lilith pero no dijeron nada hasta que Ace volvió a interrumpir el silencio.
—¿Qué tiene ese sótano?, puedo percibir que no estás diciéndonos algo.
—¿Es cierto, Neil? ¿Estás ocultando información?— Negué, Kay se pasó la mano por la barbilla pensando algo y luego habló.
—Dinos que viste.
Decirlo sería fácil, pero que me creyeran no. En mis manos no tenía más prueba que la maldita llave con un símbolo extraño. Traté de pensar bien lo que diría pero por más que intentara, no podía ocultarlo. Ésto era extremadamente retorcido.
Y aún así, a pesar de temer a qué se dieran cuenta de que también rompí dos reglas claves, y que me folle oralmente a una Red, lo dije.
—Encontré el cuerpo de Cristel White en el sótano de los Red.
La sala se sumió en un abrumador silencio, nadie decía nada, de hecho creía que nadie respiraba. Ace soltó la llave sobre la mesa y salió de la habitación los más rápido posible. Kay y Lady se tomaron la cabeza, perdidos en sus pensamientos y Lilith y Fred volvieron a mirarse.
La acción de Ace me alertó, él demostraba saber algo o tener conciencia de ello, pues no hizo más que alterarse y salir hecho un manojo de nervios. Abandonando sin el permiso de la líder la conversación.
—Debemos investigar cuánto antes.
Concordaba con Arax, al menos él habló y parecía creerme.
La líder bebió un sorbo de la copa, saboreando el líquido y pensando en todo lo que hablamos. Fred por su parte se asomó a uno de los guardias reales y pude percibir que estaba enfadado, por el movimiento de sus labios parecía darle alguna orden.
—La llave me la quedaré yo— Finalmente Lilith procedió a hablar, dejándonos asombrados a todos por la desición que tomó.
—Creo que es precipitado, necesitamos llegar al fondo del asunto.
—¡Cada cosa a su tiempo!— Lilith atacó con un tono desafiante. Ambos nos sumimos en silencio, nadie decía nada. Nadie cuestionaba. Silencio absoluto.
—Disfrutemos de la fiesta, gracias por la invitación, Neil.
Después de soltar aquello, la líder de la Corte, seguida de los guardias reales, salieron de la habitación sin acotar más nada. La llave quedó en su posesión, y sé que tanto Arax como Kay estaban desconforme.
—Sé que no están de acuerdo con ésto, pero no podemos debatir porque Lilith tiene la última palabra—Dije captando toda su atención.
Arax, un hombre lobo desafiante y despiadado, dueño del gran bosque que nos rodeaba a todos. Él sabía lo que se hacía y lo que pasaba allí dentro, tenía conciencia sobre todo los que entraban allí. Me observó un tanto dudoso, parecía querer soltar algo...
—Iré a bebé algo, la tensión me está pesando— Lady se despidió del resto, dejandome a mí a un lado y se perdió por aquella puerta por dónde habían salido los demás.
—No jueguen con fuego, todo sale a la luz en su debido momento.—Fred también se levantó de su silla y trás decir aquello, como una advertencia clara, abandonó junto a su guardia el lugar.
Arax, Kay y yo nos miramos, entre nosotros tres no era ningún secreto que quedamos con un sabor amargo, muchas cosas quedaron sin responder, pero más no podíamos hacer.
Kay tomó un sorbo del special y lo saboreó a su debido momento. Por suerte el silencio no era para nada incómodo. Arax aún seguía observando algo detrás del cristal, por mi parte decidí sentarme.
—¿Quieren una?—Hablé captando toda la atención de ambos hombres.
Bajo mi mano poseía tres juegos de llave idénticas a la que le había dado a Lilith. Los dos hombres frente a mi quedaron boquiabiertos del asombro y se miraron confundidos. Sonreí con maldad.
—¿Qué hiciste?—Comentó Kay.
—Rompiste la regla que interpuso Lilith —Mencionó Arax.
—Al parecer ninguno de ustedes quedó conforme con su decisión y sé que no la romperían, y ahí es donde entró en juego yo.
Una carcajada salió de mi interior, muy en el fondo me arrepentía de haber hecho esto. Pues no traería más que problemas, y sería una piedra en el camino de la líder y los pilares, pero no podía quedarme de brazos cruzados mientras ellos escogían por nosotros.
Claro era nuestra líder, quién tenía más poder e influencia por encima de todos, no obstante ya había roto dos reglas. Una más no arreglaría nada de lo que hice.
—Le pedí ayuda a alguien muy confiable para que haga réplicas exactas que funcionen como la verdadera. Sin embargo, bajo mi poder está la real.
Extendí las dos copias hacia ellos y cada uno la tomó entre sus manos, apreciado los distintos detalles de la misma.
—¿Estás diciendo que te cagas en la palabra de la líder y que ella sólo lleva consigo una copia?—Preguntó Kay, lo miré y eso bastó para que entendiera.
—Esto es algo peligroso Neil...—Arax farfulló algo desconfiado.
—Deberías saber que más peligroso es lo que está tramando Karl. Les doy la llave para que revisen por su propia cuenta.
—Estás loco, Neil Black.
—Estoy orgulloso de ello.
Nada más quedó por decir, los dos se despidieron de mi y prometieron guardar el secreto. Confiaba en ellos y si llegaban a soltar algo, sabía cómo destruirlos.
Me quedé unos segundos allí dentro pensando en qué movimiento hacer a partir de ahora.
Las cosas cambiarían, para bien o para mal.
Karl tenía algo muy poderoso bajo la palma de su mano y comenzaba a sospechar que ésto no era todo lo que había por descubrir. Habían cosas que no cerraban por completo.
¿Por qué tenía el cuerpo de Cristel?
Una mujer del bien y estúpidamente amable, cuyo poder era transformar cualquier tipo de planta en medicina. ¿Por qué la querría? ¿Y los demás integrantes de la Familia Real White? ¿Había hecho lo mismo que con ella?
Por más que le daba vueltas y vueltas al asunto, algo no encajaba. Algo faltaba. Algo estaba oculto en los más recóndito y oscuro. En las entrañas del mundo. Y presentía que el sótano sólo era el principio de todo.
El llamado a la puerta captó mi atención, me levanté de la silla no sin antes esconder la llave entre mi traje y caminé hasta la puerta. Abrí y me encontré nuevamente con el rostro de Arax.
—¿Qué sucede?—Su rostro parecía estar pálido, entró rápido a la sala y cerró la puerta detrás.
—Necesitas saber algo—Habló con tanta rapidez que algo en mí se instaló; preocupación.
—Soy todo oídos, Arax.
—Sé que tienes a una Red bajo tu techo.
Mi sangre se congeló. Joder, no podía ser cierto, ésto era demasiado peligroso, nadie podía saber que Madison se quedaba aquí.
—Le he dicho a Judith que hiciera un hechizo para ocultar su aroma. —Cogí mi barbilla entre mis manos temblorosas. Si alguien de los alto mandos se enteraban, estaría acabado...
—Tranquilo, funciona con los demás. Pero yo sé cosas, Neil y tienes que tener mucho cuidado con ésto.—Él hizo una pausa y procedió a hablar de nuevo—El bosque es mi territorio y sabe todo, la otra noche Madison se paseó por allí y no fue nada bueno, alguien la encontró.
Me removí inquieto por toda la habitación, en zic zac tratando de asumir todo lo que Arax decía. Me sentó muy pesado para digerir el hecho de saber que Madison me mintió, y de que ya la habían visto. Corría peligro en todas partes. Ya no estaba segura aquí.
—¿Sabés algo más?—Indagué.
—Sólo puedo decir que debes ayudar a que aprenda a defenderse. De ahora en adelante toda su vida está escrita y lo que depara no es nada bueno.
Asentí. Él tenía razón, desde que hurgué en la Mansión Red, el ambiente se tornó extraño. Olor a guerra comenzó a sentirse, y todos estábamos involucrados de alguna u otra forma.
—¿Tienes idea de dónde está él?—Pregunté refiriéndome.
De sólo pensar en aquel hombre, las entrañas se me retorcían, habían pasado años desde la última vez que alguien lo vió. Pero era de vital necesidad en éstos instantes.
—Debes usar el conjuro, Judith puede ayudarte.
Arax intentó salir de nuevo pero entonces algo lo detuvo. Un sonido extraño proveniente de arriba llamo nuestra atención.
—¿Qué fue eso?—Refutó alarmado.
A continuación lo sentí. La presencia de alguien extraño con otro aroma llenó mis fosas nasales, Arax pareció percibirlo también, asentimos y salimos en busca de respuestas.
Abajo nadie pareció darse cuenta, todos se hallaban bailando música y bebiendo sangre. Algunos se encontraban apostando y otros tirando billetes a las bailarinas.
Subimos con cautela los pisos hasta que el ruido del vidrio se oyó romperse.
Comenzamos a apurarnos a subir todas las escaleras, puesto que los sonidos se captaban de último piso.
Kylian.
—Arax, fíjate el quinto piso, iré al sexto.
Él asintió.
No podía dejar que lo vieran. El aroma comenzaba a esfumarse de a poco pero algo más se olía, ese aroma dulce y lleno de miedo me detuvo en seco. Joder esa es...
¿Por qué se siente el olor de Madison?
Corrí escaleras arriba, llegando así al último piso oscuro, como era de esperarse, la ventana derecha se observaba rota.
A los costados no había nadie, pero el aroma se sentía cada vez más cerca. No podía ser cierto que Madison estaba allí.
Caminé con sumo cuidado por la alfombra y al llegar a la única puerta que se percataba en esta zona de la Mansión, giré la manija. Cerrada. Mierda.
Toqué la puerta con mis nudillos, un golpe algo apurado. Necesitaba saber que pasó.
La puerta de destrabó desde adentro y cuando se giró la perilla, pude detallar en toda la negrura del sitio, aquel rostro que no veía hace días. Él me observó con una expresión neutra y vacía, de cierta forma se notaba muerta, sin vida.
—¿Está aquí?—Me atreví a preguntar, juraba que me diría que no, que no sabía a quién le refería, pero cuando abrió la puerta para dejarme pasar y verla acostada sobre la cama, mi mundo dió un vuelco.
Su cabello negro alborotado y aquel precioso vestido, destrozado en algunas partes y sucio en otras, sin zapatos y parecía estar dormida. Tragué en seco.
—¡¿Qué hace aquí?!
Lo cogí del cuello con fuerza, estampándolo contra la pared. Aquella pregunta se formuló de la rabia y no sabía por qué. Kylian no emitía ninguna emoción.
—La atacaron y su estado no es nada bueno.
Y con ello, mi mano soltó el agarre que empleó con fuerza a mi hermano menor, los oídos pitaron y algo en mi se rompió.
¿Nada bueno?. Muchos escenarios se hicieron presentes en mis pensamientos. Temí lo peor.
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Notita de Autora: ¡Holiu! ¿Cómo están hoy?
Aquí la novena entrega del libro, narrado desde mi querido Neil 🥹.
¿Qué opinan?
¿Qué les está pareciendo la historia?
¿Alguna teoría?
¿Qué creen que quieren de Mad?
¿Qué oculta Karl?
¡Muchas dudas y pocas respuestas, pero demasiadas pistas! ✨✨✨✨✨
Nos vemos en el siguiente capítulo, los tkm, gracias por el apoyo que le dan❤️🩹
No olviden votar y comentar que ayuda mucho y me gusta leerlos 🥰👌🏻.
—Nia, fuera 🧸
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