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|05| Descubrimientos (+18).

Advertencia ⚠️: Éste capítulo contendrá escenas +18. Si no es de tu agrado te pido que te retires amablemente; pues ya fue aclarado en la Nota que la historia es Madura. Queda bajo tu responsabilidad.


Succionó mis labios con fuerza, provocando que clavara mis uñas en su cuello. En unos segundos mí ropa estaba mojada, él me había apoyado contra la pared y luego me llevó hasta la ducha.

Seguí besando sus labios mientras el agua caía encima de nosotros. Neil me presionó contra su cuerpo y tuve que aferrarme más a su cintura. Sin cortar el beso rompió el vestido de seda roja, dejándome en ropa interior. Con movimientos torpes guié sus manos hasta mí espalda, le costó un poco pero logró soltar el broche de mí sostén.

Éste cayó al suelo y mis pechos quedaron expuestos, no dudó en atacarlos con veracidad. Primero chupó mí cuello, sabía que quedarían marcas notorias porque estaba empleando mucha fuerza, pero no me importaba. En éstos momentos no podía parar ni siquiera alejarlo de mí. Era muy tarde.

Lamió mis pezones erectos y solté jadeos que no podía controlar. Siguió pasando su lengua por mis pechos, joder estaba torturandome. Su miembro chocaba contra mí intimidad, los separaba una fina tela. Necesitaba sentirlo.

Cogí entre mis manos su cabello y lo estiré con el fin de conectar nuestras miradas. Sus ojos pedían a gritos continuar, me dió una sonrisa traviesa y juro que me rendí por completo.

Ésta vez fue él quien tomo mí cabello para dejar expuesto mí cuello de nuevo, dejó un camino de besos hasta llegar al lóbulo de mí oreja. En esa zona tan débil pasó su lengua y me estremecí por completo.

—Neil... Joder. — Jadee llena de lujuria. No sabía si era una buena idea, Neil tenía novia y yo estaba a punto de dejarme follar por él. No lo detenía, ni siquiera pensaba en ella.

Él me depósito sobre el piso y no pude excitarme más cuando se agachó y lo vi desde arriba. Me puse nerviosa porque jamás había follado con nadie, sería mí primera vez y Neil pareció leer mis pensamientos porque me dijo.

—Tranquila...

Asentí y me desconecté del mundo. Sólo eramos él y yo en un cuarto del baño. Sus ojos azules me observaron con pasión, una de sus manos abrió mis piernas, me sostuve de la baranda que había allí cuando me levantó, haciendo que mis piernas queden en sus hombros.

Corrió con cuidado mi braga y su lengua pasó lentamente sobre mí sexo, solté el primer suspiro. Pude percibir la sonrisa que se le formó en su boca y luego como comenzó a mover su lengua de arriba hacia abajo. Mis labios emitieron sonidos descontrolados y me aferré más a la barra.

Su lengua jugaba con mi sexo como si fuese algún dulce, su aliento cálido chocaba contra mi y podía sentir como en cuestión de segundos estaba cada vez más mojada.

—¡Ah, Neil! — Gemí cuando sus labios succionaron mí clítoris. El agua caía sin parar y él seguía apretando mí botoncito. No sé cuántas fueron las veces que mis ojos se pusieron blancos pero joder, era una ida y vuelta.

Lamió cada parte como si fuese algún manjar, mis pensamientos estaban descontrolados, joder que bien se siente. Aumentó la velocidad de sus movimientos y sentí que estaba en las nubes, mis piernas de la nada empezaron a temblar y mis gemidos se intensificaron. No paraba, no le importaba si gritaba, él seguía chupando mí vagina una y otra vez.

Succionó y lamió como si no hubiese un mañana, podía sentir que lo disfrutaba tanto. Apretó mi trasero con fuerza, no podía más.

Hasta que sentí como algo se formó en la boca de mi estómago y se hacía más presente. Apreté la barra cuando introdujo un dedo en mí y movió la lengua a la par que metía y sacaba el dedo.

Escuchar el sonido que hacía su dedo al entrar, debido a mi humedad y al agua que rebotaba, era musica para mis oídos. Me excité tanto que mordí mis labios con rudeza.

Entonces exploté, mis fluidos salieron disparando y mojaron todo el rostro de Neil. Aún así seguía absorbiendo, mis piernas no dejaban de temblar y cuando paró, una sonrisa de satisfacción de plantó en su puta cara.

—Mierda, Madison. Eres tan rica.— Murmuró pasando su lengua por entre sus labios, se levantó y no me dejó ni respirar. Me tomó del cuello y me estampó contra la pared otra vez, todavía tenía sensible mi cuerpo debido al intenso orgasmo que había tenido.

Me besó con una pasión que no se podía explicar, podía sentir mí propio sabor y no estaba nada mal. Ahueque sus mejillas en mi mano e hice puntita de pie para llegar a él. Me abrazó sorpresivamente y pasó la lengua por mis labios. Nuevamente finalizó el beso con una mordida que me dejó viendo la estrellas. No había lugar para la vergüenza en éstos momentos.

Nos quedamos mirando unos segundos, sus ojos pentraban mí iris rojo. No sé que mierda hacía pero no podía tener el control cuando se trataba de él. Ese orgasmo fue lo mejor, quería más, no podía.

Me desesperé y quise besarlo de nuevo, pero el muy maldito usó su altura y levantó la cabeza para esquivarme. Ni haciendo puntita de pie llegaba. Mierda, maldigo mi estatura en éstos momentos.

—¿Qué quieres, Mad? Preguntó como si no supiese nada.

—Neil, necesito que me folles. — Supliqué sin más preámbulos, nunca antes lo había hecho pero mierda, quería sentirlo ahora.

Él carcajeo y fue lo más sexy, su voz ronca reía de mis palabras. Que humillación.

Al ver que no procedía a hacer lo que quería el mal humor se apoderó de mi ser. Lo empujé a un lado y salí de la ducha, él se mantenía en silencio durante los minutos en que agarraba la ropa que había caído al suelo.

Salí a la sala contigua y me desprendí de la ropa mojada que tenía, aunque no era mucho, solo quedaban mis bragas. Las saqué más furiosa y coloqué las nuevas, comenzaba a irritarme cuando no encontraba el sostén.

Entonces fue cuando sentí la presentación detrás mío, no quería darme vuelta y tener que verlo, estaba molesta y nerviosa.

Su cuerpo se apoyó contra mi y con delicadeza acarició mi vientre. Fue subiendo hacia arriba con leves movimientos hasta apretar mis pechos, recosté la cabeza en su hombro y me dejé llevar. Estaba demasiado furiosa pero sus manos me hacían olvidarlo.

Pronto subió su mano hasta dejarlo alrededor de mí cuello, hizo presión y me cogió del cabello, solté un suspiro.

—Madison... — Susurró de repente, apoyó sus labios sobre mi oído. Parecía agitado, se notaba que él era un hombre que no podía estar sin sexo. Y yo solo era una cría inexperta. Me sentía débil a su lado.

—¿Qué?

No pude ocultar lo excitada que estaba, Neil soltó un risita y morí.

—No quiero dañarte...

—¿A qué te refieres? —Me di vuelta, encontré en sus ojos algo de arrepentimiento. Observé detalladamente su rostro, sus facciones eran muy varoniles, realmente su belleza era envidiable.

—No quiero follarte.

En ese momento sentí como todo se caía a mí lado. Mis oídos pitaron, él se acercó pero lo empuje. No lo quería cerca, no quería verlo.

Sentí como mí corazón dió un vuelco, quería irme y acostarme a llorar. El hecho de que haya dicho eso no me hizo nada, más bien el tono que utilizó, cómo si le diese asco o repugnancia. Me sentí mal conmigo misma, él estaba acostumbrado a otra cosa y yo sólo era una niña para Neil.

—Déjame explicarte...

Intentó detenerme pero lo empujé de nuevo, logrando que se tambalee. Me observó un poco ¿Nervioso?

Neil Black estaba ¿Nervioso?, no podía ser.

Con el corazón en la garganta tomé todo la ropa, inlcuso la mojada, y la toalla que había traído. No logré ponerme nada más que las bragas, usé toda las prendas para cubrir mis senos.

—¡No vuelvas a tocarme, Neil!— Le grité al borde del llanto.

Era muy sensible y me dolió en el alma.

—Madison...

—¡No!— Corté sus palabras. No quería escucharlo un segundo más. — ¡No me busques más y menos para ésto!

Neil soltó una risa amarga. Lo había enojado, pero no me importaba. No me rebajaría delante del él jamás, no lo hice delante de mi abuelo ni mi padre.

—¡El puto problema es que tú viniste conmigo a qué te folle!

Entonces las lágrimas se desbordaron, Neil tenía razón. Fui yo la estúpida que entró al baño y lo observó, fui yo la que lo busqué, no él. Él relajó su expresión y trató de acariciar mi brazo pero me alejé.

—Cuando quieras follar, hazlo con tu novia porque para eso tienes.

No esperé un segundo más, salí del baño y me fui corriendo. Necesitaba pensar y olvidar el oral que me había hecho ese idiota. Necesitaba desahogarme con la almohada. No tenía a nadie más.

En el trayecto me choqué con Rachel, ella me observó boquiabierta por mi aspecto y sólo le sonreí, sus ojos estaban lleno de rabia. Seguí mi camino dejándola atrás y cuando llegué a la puerta de mi habitación no dude en entrar. La cerré detrás de mí y me deslicé sobre ella hasta quedar en el suelo.

Limpié mi rostro, no lloraría por ésto. No era tan idiota, al otro lado logré distinguir los gritos de Rachel, estaba reclamandole a Neil sobre mi. Podía percibirlo. Traté de no darle importancia y me puse de pié.

Tal vez salir a tomar aire fresco me sentaría bien. Me cambié, opté por un pantalón de jeans ajustado y corto y encima, un microtop rojizo. Desenrede mi cabello y calcé mis pies en unas zapatillas justo de mi talla que estaban allí.

Por segunda vez en la noche salí a ese pasillo oscuro. A medida que caminaba escuchaba unos sonidos extraños, pasé por una puerta y mí corazón latió frenéticamente cuando noté de que se trataba, el hecho de oír esos gemidos desenfrenados me afectó un poco. Los reconocía a la perfección, su voz masculina no era difícil de distinguir. Estaba con Rachel como yo le había dicho.

Suspirando continué alejándome, bajé por las escaleras y seguí hasta salir por aquellas grandes puertas de cristal. Había un silencio tenebroso que me dió escalofríos en el cuerpo.

Tenía mucho que ver en éste lugar, era muy espacioso y además de ese laberinto había una entrada al costado. La Mansión estaba en una zona en donde solo le faltaban algunos metros para conectar con el bosque.

Ésta era una pequeña parte del bosque en donde hallé ese cuerpo aquel día. Casi todo el bosque conectaba con los cuatro pueblos de las cuatro familias. Estaba justo en el centro; era un lugar que me daba paz porque nadie entraba. Podía pasear las veces que quisiese sin miedo porque mí padre ya no estaba para regañarme.

Aún seguía teniendo la duda del cadáver, cómo es que llegó allí, quién lo mató y por qué. ¿Era alguien con poder? ¿Conocido?

Para matar el aburrimiento y esclarecer mis pensamientos tuve la brillante idea de ir a investigar hasta esa parte. No me hacía mucha gracia, quedaba cerca de mí antigua casa y corría peligro de que me viesen.

Traté de no pensar tanto, sólo dejé que mis piernas me guíen hasta ese lugar. El bosque de noche, a la luz de la luna, era más sombrío de lo normal. Era una entrada a todo el peligro que lo rodeaba, por aquí andaban aquellas bestias salvajes que sólo despezaban tu piel, sin sentido alguno. Podías correr demasiados riegos, el hecho de andar sola comenzaba a hacerme ruido.

Era demasiado tarde para arrepentirme, estaba muy adentro. Con mis brazos fui corriendo las ramas de los árboles, esquivando todo tipo de bicho andante y no fue entonces que, en esa tranquilidad, se oyó el crujir de una rama. Mís oídos aún no podían agudizarse, me apresuré a seguir el camino sin mirar detrás. El viento hacia que mi piel se achinara.

Pero no podía evitar sentir que algo me asechaba desde la penumbra, tragué en seco y cuando sentí de nuevo el ruido salí corriendo lo más rápido que mis piernas me permitían.

La adrenalina corría por mis venas y el corazón me bombeaba con rudeza, salté unos cuantos árboles que estaban tirados, mierda. Me había desviado del camino, no me detuve a pensarlo, seguí moviéndome con agilidad, trepé a uno de los grandes árboles y tomé velocidad para llegar a la punta del otro.

En suelo visualice una sombra, cómo si sintiese mis ojos, levantó los suyos y me observó. Estaba todo cubierto de una capa negra, su rostro oculto con algo. De pronto, sin darme tiempo a pensar, lanzó flechas en mí dirección y logré esquivarla, lanzaba tantas a la vez que mí pié resbaló y caí contra el suelo. El golpe fue duro, mí cabeza dolía y algo punzante pasó por mí brazo.

Una flecha logro rasguñar mí piel, parecía tener algo vizcoso en la punta, toqué con mis dedos el líquido y lo llevé hasta mi nariz. Al olerlo sentí como mi mente se nublaba.

Joder, era Scirius. La planta venenosa que usaban los desertores, era una muy buena protección para andar en los bosques escondidos o también para aquellos viajeros que no mostraban su identidad.

Mi vista no daba más, todo se distorsionaba a mi alrededor y antes de caer en la oscuridad, ví al hombre que me perseguía.

***

Sentí una punzada en mi antebrazo, ardía demasiado. Entre abrí los ojos pero aún veía borroso, el suelo estaba muy frío.

Al cabo de unos segundos pude abrirlos y lentamente toque mi herida, ya no estaba, ni siquiera había cicatriz, pero algo ardía dentro.

Se oían unos pasos a mis espaldas, me encontraba atada de manos y sentada en un suelo que no tenía tierra. Era una especie de cueva.

Por delante de mis ojos pasó mi atacante y comencé a gritar como una loca desquiciada.

—¡Sueltame!

El desconocido no me prestaba ni la más mínima atención, seguía en lo suyo, atentamente ví como de un frasco sacaba algo y se lo llevaba a la nariz. Empecé a moverme por todos lados intentando desatarme, pero el muy cabron había hecho unos nudos muy buenos. Joder, me lastimaba la muñeca.

—¿Eres Madison Red, cierto?— Habló de repente. Su voz sonaba robótica, era incómoda de escuchar. No respondí, me limité a demostrarle que estaba enfadada.

—Quiero que sepas que no te haré daño, sólo estoy buscando lo mismo que tú.

Lo miré confusa, no sabía a qué se refería, pero entonces reconocí algo detrás de él. Me levanté del suelo y corrí en su busca, olvidándome por completo que estaba amarrada a una cuerda.

Él me tomó de la cintura y sin medir su fuerza me lanzó contra el suelo, empecé a toser. Se acercó hasta quedar a mi altura y me observó un tanto dudoso, sus manos de dirigieron hacia el nudo pero antes de desatarlo me habló de nuevo.

El cuerpo que viste aquella noche no es el único.

Procedió a desatarme con cuidado. Masajeé mis muñecas y decidí darle mi atención, quería averiguar a toda costa como es que ese cuerpo llegó allí. Necesitaba saber si alguien más sabía de eso y si el hombre tenía familia, quizás ellos lo buscaban preocupados. Ese cadáver dejó tantas incógnitas.

El desconocido fue hasta una mesa, cogió una botella de plástico y luego me la extendió hacia mi. Con desconfianza la miré, podía estar mintiendome.

—¿Prefieres beber sangre? —Me preguntó. Negué rotundamente, a pesar de ser un vampiro no bebía sangre a no ser que sea necesario. Es decir, qué solo en momentos específicos, además solo consumía sangre de alguna persona que haya cometido algún delito, de inocentes jamás.

—¿De quién es ese cadáver?

Me atreví a preguntar, podía oler que no había maldad en su interior. Podía confiar, pero era como confiar a lo desconocido. No sabías que podía pasar.

Él llevó sus manos hasta la oscuridad de su capucha, en donde cubría su rostro, y presionó un botón. Intentó desenganchar algo y después dejó una especie de collar electrónico que tenía un pequeño aparato. De allí provenía su voz, era para distorsionar la voz y no sea reconocible para alguien.

A la expectativa de todos sus movimientos, sacó su capucha y dejó a la vista un detallado rostro. Tenía rasgos asiáticos, unos ojos negros que eran bastantes estirados —a diferencia de los mios—y unos finos labios. Su piel era blanca, más blanca que nieve misma, y su cabello negro estaba muy bien peinado.

Jamás había visto a alguien así como él, fue tanta mi sorpresa que inconscientemente llevé mis dedos hasta tocar sus mejillas. Él sonrió y se alejó rápidamente. Cómo si le quemara mi caricia. Joder, era tan malditamente atractivo. Su belleza era única en el mundo.

—Me llamo Seok y soy un viajero desertor.

—¿Seok, que hacías por éstos lados?

—He visto a dos cuerpos con ese mismo tatuaje, Madison. Lo que me llama la atención es que ninguno tiene alguna señal de como fue asesinado.

—Ese hombre que encontré no tenía mis rasguños, pero la causa de su muerte sigue siendo un enigma. — Susurré pensativa, tomé un poco del agua que me había obsequiado Seok y mi estómago comenzó a rugir. Mierda, no había comido nada desde anoche.


—Necesito tu ayuda, Madison.

El sol comenzó a colarse por la entrada de la cueva, ya era de mañana, los rayos del sol estaban fuertes.

—¿Por qué piensas que voy a ayudarte?. Ni te conozco. — Sentencié aturdida, me puse de pié dispuesta a irme de éste lugar extraño. Ni se en qué parte del bosque estábamos.

—¡Madison, por favor!

—Eres peligroso Seok, los desertores se van por algo.

Él me observó algo dudoso de nuevo, como si quisiese decirme algo pero se detuvo. Los dos nos pusimos alerta en cuanto se escucharon pasos y murmullos. En un movimiento rápido me cogió de la cintura y cubrió mi boca con su mano. Comencé a golpearlo para que me suelte pero nos escondió detrás de un gigantesco mueble.

—Quédate quieta por favor, nos encontrarán. — Susurró en mi oído. Éste hombre me ponía la piel de gallina, hizo más presión y me inmovilizó. Entendí que no podía ganarle en fuerza a Seok, era más alto, de hecho muchísimo más.

A veces pensaba que yo era demasiado chiquita de estatura o todos los hombres con los que me había cruzado hasta ahora eran bastantes altos.

Decidí quedarme quieta, los pasos se oían más cercanos y de repente reconocí su voz. ¿Qué hacía aquí?. Tanto Seok como yo nos mantuvimos en silencio y expectantes a cada palabra que decían.

¿Dónde están?

La voz de Ace hacia eco en la cueva.

No lo sé, jefe. Las bestias me guiaron hasta aquí. Ellos sintieron su aroma.

Se oyó un golpe seco, al parecer Ace golpeó al tipo, cayó contra el mueble en donde estábamos ocultos. Se movió todo pero no emitimos ningún quejido cuando la presionó contra nosotros. Seok cambió la posición y me dejó contra la pared y su cuerpo, estaba cubriendome del mueble.
Podía sentir que le dolía la presión que ejercían.

Tus malditas bestias no sirven. Los quiero a ambos con vida y arrodillados delante de mi.

Gritó Ace nuevamente, con aires de grandeza. No logré entender de que hablaban hasta que mencionaron algo que me dejó shockeada.

Madison tiene que estar conmigo, no con el idiota de Neil.

Si mi jefe, lo lamento mucho, me esforzaré más en encontrarlo.

También quiero a ese maldito demonio que escapó ¿Entendido?

A sus órdenes.

Unos segundos después de fueron, quedé observando al asiático frente a mi. Sus ojos podían ver detrás de mí alma, podía sentirlo, tragué grueso y lo empujé para salir de allí. Comenzaba a asfixiarme.

—¿Quiénes eran?— Preguntó curioso.

—Ace es el jefe del Clan Blue y no sé porqué me busca a mi. — Traté de explicarle pero le resté importancia. Quería irme a casa ya, estuve bastante tiempo afuera.

—Seok... — Lo llamé. Él me observó a la espera de que le dijese algo.

—Podemos ayudarnos entre los dos, pero debo irme en este instante antes de que me busquen más personas. Dime dónde encontrarte.

Seok aclaró su garganta y me regaló una sonrisa extraña. Sus hoyuelos de marcaron, desacomodo su cabello y murmuró.

Sé donde y cuando encontrarte, Mady.

De pronto lanzó una lata de aerosol contra el suelo y salió un gas que llenó en instantes la cueva de humo. Tapé mis ojos y mi boca; cuando los abrí él ya no estaba.

Antes de salir caminé hasta el frasco en donde recordé lo que vi y ya no estaba. Ese frasco tenía el collar de Elizabeth. La única pista que tenía ya desapareció.

Mierda, ¿Quién era en verdad Seok?


XxxxxX

N/A: ¡Holiiiiiisssss! ¿Cómo están? Espero que bien y si no, espero que todo mejore ☺️.

¿Qué les parece éste misterioso viajero?

Cada capítulo tiene algunas pistas ⚔️

Por favor no se olviden de comentar que les está pareciendo la historia, y que teorías tienen sobre ella. Me harían feliz el día 🖤.

Saludos, Nia.

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