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Capítulo 9

Capítulo 9

Nuestra primera vez

Esa misma noche, después de tantas, JungKook volvió a dormir con Jin, pero a diferencia de las otras noches, esta vez se abstuvieron de tener algo de intimidad. Lo único que ambos sintieron que querían era mirarse mientras se mimaban mutuamente.

El alfa lo miraba fascinado, creyendo que no tenía a ese omega entre sus brazos, pero para su enorme alegría, así era. Detalló su rostro en medio de la oscuridad, sintiendo la forma en que le acariciaba la cabeza suavemente y, de vez en cuando, le daba ligeros besitos en la frente y algunos en las mejillas. Se sentía feliz de volver a tenerlo con él. Los demás presos dormían plácidamente en sus camas, pero ellos aún no lograban conciliar el sueño.

Al parecer eran la razón del insomnio del otro.

Sonrió ante ese pensamiento, de verdad que tenía una buena influencia en JungKook.

—¿En qué piensas, Jinnie?—preguntó en un susurro el menor mientras seguía junto a Jin acariciándole el cabello.

—En lo feliz que estoy de tenerte conmigo otra vez—susurraba Jin sonriendo radiantemente en la penumbra.

—Eso es porque elegiste bien, supiste que agujero era mejor para tu vida—pudo jurar ver una sonrisa de superioridad en el omega.

—Yo diría que supe elegir entre una buena esposa y una que me sofocaría toda mi vida—susurró divertido—. Qué lindo sería volver a casa y encontrarte con un traje de mucama, sería tan sexy.

—¿Otra vez con tus fantasías?—fingía quejarse Kook.

Pero no podía engañar a nadie, a él también le gustaban esas fantasías.

—Es inevitable y más teniéndote a mi lado, hermoso.

—Cállate tonto, sólo dices tonterías—decía sonrojado JungKook.

Agradecía que la penumbra no le dejara ver mucho a Jin. Pero aun así, este supo cómo se encontraba por las palabras que había usado, sin contar el hecho de que se había acurrucado más en él.

—Espero que ahora podamos hacerlo por completo, ahora que eres mío para siempre.

—Si mañana quieres, entonces podríamos hacerlo—dijo JungKook repentinamente, sorprendiendo a Jin.

Él lo decía como un simple comentario, no pensó que el menor querría hacerlo tan pronto después de su reconciliación.

Pero no podía negarse tan tentadora oferta.

—Si tú quieres, no habría problema, bebé—murmuró coqueto chupando el lóbulo de la oreja del omega quien jadeó ante ese repentino toque.

—Bien, entonces mañana será—murmuró apretando la remera del alfa.

Únicamente Jin podía deducir que estaba avergonzado por eso. Le gustaba esa faceta de su pareja. Pareja. Seok Jin pensó emocionado que eso sonaba muy hermoso.

Sin embargo, un pensamiento fuera de contexto azotó su mente.

—Por cierto JungKook, tú nunca me has dicho a quién mataste como para terminar aquí.

—Es una larga historia, no molestes con eso ahora.

—Pero, ¿prometes que me lo dirás otro día?

El omega se acurrucó más y susurró.

—Sí, Jinnie, te prometo que te lo diré otro día.

Y sin decir más palabras, ambos cerraron los ojos mientras se dejaban llevar por los brazos de Morfeo a su mundo de sueños e irrealidades.

.

En el almuerzo Jin sintió la mirada de Sowon desde otro rincón apartado y solitario. Una mirada de profundo odio hacia Kook a quien tenía a su lado, comiendo en silencio mientras escuchaba la conversación de sus amigos. Suspiró tranquilo al ver que había recuperado la paz con la que antes gozaba y la que la chica le había arrebatado al terminar en el mismo pabellón que él. Al fin había logrado estar con el menor y ahora ambos podrían estar en un término más íntimo, disfrutando de tocarse y de besarse tanto como quisieran.

Se dejó llevar por unos minutos por sus fantasías cuando una mano delante de sus ojos pareció despertarlo.

—¿Qué pasa?—preguntó desconcertando mirando hacia los lados.

—Jin, soy yo, TaeHyung. Te quedaste como dormido. Pensé que tu cerebro se había apagado—de repente sonrió pícaramente—. ¿O será que estabas pensando en cosas sucias con Kookie?

—¿Qué? No, como crees. Yo nunca tendría esa clase de pensamientos para con él—decía rojo el lfa, recordando sus sexuales fantasías.

El pelirrojo sólo sonrió más.

—Sí, claro, como podrías pensar algo así con respecto a él ¿no?—TaeHyung rio— Vamos, Jin, no tienes que haber mentiras entre nosotros. Si te soy sincero yo he tenido algunas fantasía sucias con Hobi—le murmuró en un susurro.

El pobre Jin casi sufrió un colapso ahí mismo.

—¡¿Qué?!—gritó llamando la atención de todos, incluso de sus amigos que se voltearon a verlo sin entender nada.

Pero al ver las risas de TaeHyung, todos volvieron a lo suyo, lo que le pasara a ese chico no era de gran importancia.

—No grites tonto—decía aun entre risas.

—P-pero c-como t-t-t-tú...—su shock era tal que descubrió que no podía formular palabra alguna.

—Ja ja era mentira, nunca he pensado algo así, sólo quería ver tu reacción—y cuando sus carcajadas se acallaron, junto con el shock del chico, con una sonrisa prosiguió—. Por cierto Jin, quisiera que me acompañes hasta un lugar.

—Pero JungKook—y al voltear, descubrió que su amor ya no estaba—. ¿Y JungKook?

—En el baño, creo, sólo ven, vamos—y tomándolo del brazo, TaeHyung se lo llevó de allí, mientras su grupo de amigos sonreían de manera cómplice.

Llegaron a un sitio que el alfa no conocía en absoluto. Miró por largo rato la pequeña casa rodante. Aunque no era la única, tres más se posaban una al lado de la otra, con la diferencia que la que tenía enfrente parecía la más nueva porque presentaba un mejor estado que el resto. Volteó a mirar a TaeHyung buscando respuestas, pero el chico sólo rio antes de decir.

—Disfrútalo—y tras guiñar un ojo, salió corriendo infantilmente lejos de allí.

Jin arqueó una ceja sin entender mucho a qué se refería, pero si no abría la puerta quizás nunca sabría lo que se escondía detrás de ella.

Abrió dudoso, subiendo un par de escalones para adentrarse y mirar con cuidado lo que había adentro. Pero casi se quedó sin aire, sin corazón y con una erección de mil demonios al ver lo que había.

JungKook estaba arrodillado en una cama, vestido de preso sexy, con una holgada remera corta a rayas, unos short del mismo motivo y unas medias largas hasta la mitad del muslo de color negro, además del gorrito que hacía juego. Y para agregarle más a esa imagen, tenía las muñecas esposadas con un cartel colgado en el cuello que decía: Propiedad de Kim Seok Jin.

El castaño sentía que no sólo su alma se iba, sino también toda la sangre que le recorría en el cuerpo. ¿Cómo mierda JungKook podía llegar a verse tan sexy e inocente de esa forma?

—J-JungKook...

—Jin.

¡No! ¡No por Dios! ¡No podía usar ese tono tan sumiso como el que estaba usando! Eso le daba ganas de arrojarse sobre él y dejarle su lindo agujerito tan abierto como para que cupiera su mano adentro. Esa voz más esa imagen sólo lograban sacar lo peor de él, hablando sexualmente claro.

—JungKook ¿Qué haces...así?—quiso agregar algo más obsceno, pero se contuvo.

—¿Así? te refieres a que hago ¿así vestido?—preguntaba aún con ese tono inocente, viendo que el alfa cerraba la puerta con llave— Yo sólo...quería...tener un buen momento contigo, Jinnie.

El alfa se acercó lentamente ante ese preso sexy que se le ofrecía tan descaradamente.

—Así que ¿eres de mi propiedad?—preguntó tomando suavemente el cartel para levantarlo levemente y luego soltarlo.

—Ahora que has elegido, puedo decir que soy tuyo. Completamente tuyo—y tras relamerse los labios, susurró—. Deliciosamente tuyo.

—JungKook ¡maldición!—exclamó excitado Jin sacándole el cartel de propiedad a JungKook para arrojarlo a la cama, con las manos esposadas, y besarlo salvajemente.

Cerró los ojos buscando sentir el momento. Buscando sentir esa juguetona lengua enredarse con la suya de manera sabrosa y excitante. Escuchaba los amortiguados jadeos de la boca del omega mientras colaba presuroso sus manos bajo la prenda superior de ropa, acariciando la suave piel blanca con delicadeza, pasando casualmente sus dedos por los pezones.

En un momento dado, abrió un poco más su boca para tomar aire y seguir con aquel embriagante beso, hundiendo aún más su lengua en esa cálida y obscena cavidad que no dejaba de jadear al sentir cada vez más toques fuertes en su pecho, sintiendo como ya las yemas de los dedos de Seok Jin pellizcaban sus pezones. El apasionado beso continuaba y JungKook juró que se quedaría sin aire, pero antes de que eso ocurriera, el alfa se separó de él, viéndolo jadear sonoramente con las mejillas completamente rojas, mientras su pecho subía y bajaba agitadamente. Sus ojos estaban brillantes de placer.

—Mírate cómo estás, JungKook. Tan sexy y provocativo. Quiero comerte entero—murmuraba con una grave voz el alfa mirando lujuriosamente a su amante.

En ese momento, el menor se dio la libertad de sonreír de lado.

—Cómeme entonces, Jinnie, haz lo que quieras conmigo hoy—susurró para, al terminar, morderse el labio lascivamente.

Jin afiló la mirada y sonrió de forma tal que JungKook sintió que su cuerpo se paralizaba. Comenzaba a pensar que no fue bueno tentar a su amante.

—No debiste decir eso, JungKook.

Y ya no había marcha atrás. Ya Kook no podía decir nada al respecto, sólo sufrir las consecuencias de sus actos al tentar a la bestia.

El alfa bajó lentamente, ignorando los rojizos labios para dirigirse al cuello, ese delicioso lugar que pronto comenzaría a marcar. Pero antes, se dedicó a repartir suaves besos, rozando sus labios con la fina piel de porcelana, suspirando sobre la misma, sintiendo que no había nada más delicioso en ese mundo que el cuerpo de ese omega. Recorrió todo el cuello con sus labios, sintiendo los suspiros que le causaba a Kook, pero al dar una acuosa succión, logró hacerlo jadear, tanto de placer como de sorpresa. JungKook no se había esperado eso, mucho menos los que vinieron después. Juró, al sentir cada succión, que su cuello quedaría completamente marcado y eso lo excitó. Saber que Jin lo estaba marcando, saber que era de él lo excitó. Con sus manos esposadas intentó subir un poco la remera que Jin traía en ese momento, pero se le hacía difícil. El chico estaba tan cerca de él que no tenía completa movilidad. La succión que siguió logró sacarle un jadeo de placer y protesta al no poder tocar esa deliciosa piel.

Comenzó a desesperarse, sintiendo que también quería jugar con ese cuerpo, quería sentir que lo tomaba fuertemente. Quería sentir que sólo eran uno de una vez por todas. Quería cumplir su sueño. Movió sus brazos desesperadamente, mientras intentaba sacar a Jin de su cuello, pero cuando este sintió el forcejeo, frenó sus succiones y rio gravemente.

—¿Qué pasa, gatito? ¿No te gusta estar atado?—preguntaba para después morderle la curva entre el cuello y el hombro.

Eso logró hacerlo gemir.

—J-Jinnie, sácame ahh esto...quiero ahhh t-toc-carte—decía dificultosamente, sintiendo a Jin morderle el cuello, los hombros y parte de la clavícula.

Le estaba encantando como el mayor lo mordía, siempre le gustó que fuera algo rudo en el sexo. Lo escuchó reír nuevamente, tan masculino que sintió una contracción en su ano humedecido por su lubricación natural que su estado de omega le brindaba.

—¿Quieres que te saque las esposas?—volvió a reír, mordiendo nuevamente el cuello blanquecino— Eso no podrá ser, mi lindo JungKook, después de todo, te ves tan sumiso y sometido de esta forma. ¿Acaso me dirás que no te excita que te tenga así?

Antes de que pudiera contestar, llevó una mano hasta uno de los pezones y lo apretó con fuerza, sacando otro gemido de esos finos labios.

—Ahhh...sólo quiero...tocarte ahhh b-basta, i-idiot-ta ahhh—se quejó al sentir que las dos manos ahora trabajaban con sus pezones para dejarlos duros, mientras aquellos dientes se encargaban de marcarlo todo.

JungKook sintió que sólo esos toques ya lo tenían semi-duro, quizás necesitaría de algo más. Algo de lo cual Jin se encargó rápidamente.

Bajando sus besos llegó hasta la remera, la cual subió mientras pasaba sus manos por debajo del menor para levantarlo y poder apoderarse de aquellos botoncitos de carne que comenzó a lamer con gula, pasando su lengua por la punta del pezón para luego lamer todo el pectoral. Tras el primer gemido de JungKook, decidió que lo mejor era dejar marcado completamente esa parte de su cuerpo, así que sin piedad comenzó a succionar ese botoncito rosado, haciendo que lentamente se tornara rojo. Pero la tarea se le dificultaba al tener las manos de JungKook debajo de él, por lo que se separó y levantó un poco sus brazos para pasar por entre medio, de esa forma, también el omega podría acariciarlo un poco.

Mientras le daba el mismo trato que al anterior pezón, JungKook se encargó de tironearle el cabello, acariciando con desesperación esas hebras castañas gimiendo ante las deliciosas caricias que el chico le daba con la lengua. Arqueó más su espalda, gracias a la ayuda del alfa también, cuando una traviesa mano le acarició el miembro superficialmente. Le encantó esa atrevida caricia llena de morbo, pero sentía que no estaba participando lo suficiente, entendía que su papel de sometido y esposado no le dejaba otra opción más que recibir y brindarle a su pareja lo que esta quisiera. Por eso ahora, aunque no pudiera hacer mucho con sus manos, quería devolverle de alguna forma todo lo que le estaba haciendo sentir.

Con algo de fuerza, tironeó aún más fuerte el cabello de Jin, logrando separarlo dolorosamente

—¿Q-qué pasa?—preguntó desconcertado al no saber que le pasaba a Kook.

Este lo miró por unos segundos, buscando calmar su respiración, antes de decir.

—Deja que yo te complazca ahora, Jinnie. Quiero hacerlo—rogó con sus ojos brillantes de placer.

—¿Y cómo quieres hacerlo, gatito?—preguntó con una media sonrisa, viendo las mejillas sonrojadas y el agitado respirar.

Esa imagen jamás se le borraría de la cabeza.

—Primero...sácate algo de ropa, odio cuando estás tan cubierto.

Seok Jin ronroneó ante esas palabras para pasar a sacar de forma lenta y tortuosa la remera que traía puesta. Segundos después hizo lo mismo con su pantalón. En todo ese rato, JungKook no había despegado sus ojos de esa figura majestuosa que se le presentaba. Cuando Jin volvió a gatear hacia él, volvió a dar indicaciones.

—Siéntate, yo me hago cargo del resto—dijo dándole una mirada rápida al pene erecto del alfa oculto tras la ropa interior oscura.

Este sonrió de lado antes de hacer lo pedido. Vio a JungKook ponerse de rodillas y de manera casi felina gatear hacia él, con sus manos esposadas. Las miradas de lujuria que se dirigieron lo decían todo. Y las sonrisas, decían aún más.

JungKook se agachó a la altura del miembro de Jin, sacando su lengua para darle una suculenta lamida a ese pene oculto. La humedad que sintió lo hizo relamerse morbosamente, mirando al alfa quien trago grueso tras esa mirada atrevida. Volvió a agacharse para lamer nuevamente, sacando un gruñido gutural por parte de Jin. Sonrió, mientras acercaba sus manos esposadas hasta la ropa interior y, con una lentitud envidiable, la iba bajando, descubriendo poco a poco aquel pene erecto que estaba deseando devorar. El glande fue lo primero que divisó y, con gula, terminó por darle una lenta lamida, haciendo que el chico deseara con más fuerza que esa boca estuviera comiéndose su miembro. Cuando la ropa interior bajó más, el pene logró verse en su totalidad, haciendo que JungKook formara una sonrisa sensual y ansiosa.

—Es hora de divertirnos, Jinnie—al terminar de sacar la prenda y tirarla lejos, agregó—. Si lo deseas, puedes marcarme el ritmo, después de todo, estoy completamente a tu merced.

Seok Jin casi sufre una hemorragia nasal por esas palabras, pero rápidamente cualquier pensamiento se esfumó al sentir esa deliciosa lengua lamerle desde la base hasta la punta, dejando en esta un jugoso beso. Miró los ojos del menor, quien lo miraba mientras hacía su tarea, sabía que al castaño le calentaba aún más cuando le miraba mientras hacía ese tipo de cosas.

Bajó nuevamente y succionó un testículo para pasar y seguir lamiendo con gula el miembro, a la par en que sus manos se encargaban de masajear los testículos de Jin. Besó el glande mientras se dedicaba a darle una jugosa succión que logró hacer jadear al alfa. Sonrió perversamente mientras dejaba de jugar con los testículos y llevaba sus manos hasta el miembro. Lo encerró entre ellas, comenzando a subir y bajar, mientras su boca simplemente abarcaba la parte del glande el cual ya largaba algo de líquido pre-seminal. Paseó su lengua en círculos por esa parte, saboreando ese elixir que comenzaba a bombear el pene de su amante. Lamió varias veces con su punta la uretra y estiró con sus dientes el prepucio.

Con sus jueguitos, logró hacer gemir a Jin y eso fue suficiente para encenderlo completamente. Sacó sus manos y abrió la boca para comenzar a abarcar en ella todo el miembro del chico. El castaño sintió que estaba en el cielo cuando llegó hasta la base y subió nuevamente, bajando segundos después.

—J-JungKook ahh...maldición, que bien lo haces—murmuró mientras ponía una de sus manos sobre la cabeza del pelinegro para tomar con fuerza sus cabellos y marcarle el ritmo que deseaba.

El pequeño sometido se divirtió ante esa desesperación de su amante y se preparó para seguir el ritmo que este deseaba: salvaje y rápido.

A pesar de que el chico frenó después de unos segundos de marcarle el ritmo, JungKook siguió de la misma forma, sintiendo la mano que aún sostenía sus cabellos. Cada vez que llegaba a la punta causaba un sonido morboso de succión que sólo lograba excitar más a Jin. Esos sonidos, esas lamidas, esas succiones y esas sonrisas únicamente conseguían ponerlo más a tono que nunca. Si seguía así, pronto acabaría en esa obscena boca que buscaba dejarlo seco. Pero todavía no quería venirse, aun quería seguir jugando.

Así que con esfuerzo, separó a JungKook de su miembro para besarlo hambrientamente en la boca mientras se arrodillaba junto con él y metía sus manos dentro de sus shorts, apretando las suaves y duras nalgas con fuerza. Quería que sus dedos quedaran marcados.

JungKook jadeó ante ese toque y ese beso, separándose casi al instante con una media sonrisa.

—¿Qué pasó, Jinnie? ¿Estabas por correrte?

—No, solamente quería seguir jugando. Además, me gusta más cuando juego contigo, gatito—murmuró en el oído de su amante para después morder el lóbulo de la oreja.

El menor sintió que se estremecía ante ese toque en esa sensible parte de su cuerpo. Se arqueó un poco cuando los dientes volvieron a atacar su cuello, pero esta vez fue por corto tiempo.

Sin haberlo previsto y de forma brusca, Jin lo dejó en cuatro. De tan sorprendido que estaba, apenas le salieron las palabras para preguntar.

—¿Q-qué haces?

—Me divierto, así que quédate así, es una orden.

Con una sonrisa que el pelinegro no pudo ver, bajó el short que más bien parecía ropa interior, y se los sacó, arrojándolos lejos de allí. Con morbo vio lo húmedo que estaba JungKook y como su lubricación natural comenzaba a descender por sus piernas al verse liberado. Sonrió con picardía y separó ambas nalgas, descubriendo lo que ya se imaginaba. Aquella cálida entrada palpitaba por sentirlo entrar o, por lo menos, por un mínimo de atención. Se relamió los labios antes de tomar con fuerza las caderas del omega y adentrar su lengua hacia ese lugar, lamiendo desenfrenadamente, logrando estremecer por completo el cuerpo de JungKook.

—Ahh q-que ha-haces ahhh ¡No Jin-nie! Ahhh ¡b-basta! P-para...—gemía sonrojado y extasiado JungKook al sentir esa atrevida lengua lamerle sin piedad.

Sin embargo, cuando la sintió darle pequeñas embestidas, sus brazos perdieron fuerzas y terminó con su cara acostada en la cama, sintiendo esas embriagantes caricias húmedas.

—Mira cómo te pones JungKook, mira como con unas pocas caricias ya te desarmas ante mí—decía el castaño acercando un dedo hacia la húmeda entrada—. JungKook...haré que te desarmes aún más.

Y sin darle tiempo a decir nada, metió su dedo hasta el fondo, haciendo que el omega se alzara gimiendo en alto al sentir ese digito tan dentro suyo. Pudo jurar que casi había tocado su próstata. Estaba por reclamarle algo al alfa, cuando de repente ese dedo comenzó a moverse, tan rápido que lo único que podía hacer era gemir contra el colchón, apretando las sábanas con sus esposadas manos, mientras el mayor tenía la completa autoridad sobre él.

Jin sonrió malicioso antes de sacar su dedo y meter dos, sabía que con uno solo no sería suficiente y que lo mejor era meterle más, además después tendría que adentrarse en él y para eso necesitaba prepararlo un poco. Lo vio arquear la espalda mientras sus gemidos subían una octava más. La sinfonía perfecta para sus oídos.

Siguió observando detenidamente aquella escena, ese juego que ambos llevaban a cabo. No lo podía negar, lo excitaba, lo excitaba mucho saber que dentro de poco poseería tan hermoso omega. Siguió resbalando sus dedos en esa estrecha y húmeda entrada, entrando y saliendo, creando un suave sonido de chapoteo gracias al lubricante natural e inhalando el aroma de cereza que el omega desprendía al estar tan excitado. Pero de repente, sus ojos, sus sentidos, se concentraron en una sola cosa: aquellas nalgas blancas. Se mordió el labio inferior antes de darle una fuerte nalgada con su mano. El sonido que causó le gustó, pero no sólo a él.

—Ahh J-Jinnie, q-quiero o-otra—gemía Kook sumido en el placer—g-golpéame ahhh otra v-vez.

Y cumpliendo sus deseos, Jin lo nalgueó dos veces más, logrando que JungKook gimiera sonoramente. Después de dar una siguiente y última nalgada, se acercó hasta donde metía sus dedos y sumó su lengua al juego. Lamiendo y de vez en cuando dando pequeñas penetraciones junto a sus dedos. A los pocos segundos de meditarlo, metió un tercer dedo, sintiendo que JungKook le apretaba. Sonrió al ver como JungKook disfrutaba de eso, pero no estaba del todo satisfecho. No podía ver la cara del omega y eso no le gustaba.

Decidido, lo volteó, quedándose encima de él, aun con sus dedos adentro. Lo vio sonrojado, con un hilo de saliva al costado de su boca y los ojos nublados de placer. No se pudo resistir, así que mientras seguía con la dilatación, besó apasionadamente a su omega usando su otra mano para tomar el miembro olvidado y masturbarlo. Amortiguó cada gemido, jadeo o suspiro con su boca, jugando con su lengua, mientras un hilo más de saliva caía por el costado de los labios de JungKook. Sintió al pelinegro golpearle el pecho, hasta que su parte piadosa tomó control e hizo que se separara un poco.

—¿Qué pasa, JungKook?

—D-deja de ahhh me v-vendré ahhh.

El castaño miró hacia abajo y sonrió malicioso.

—Hazlo entonces.

Y sin darle tiempo a pensar, bajó hasta el miembro de JungKook y se lo metió a la boca, logrando que llegara al orgasmo. Con un gemido agudo y largo, terminó por venirse por completo en la boca de su alfa.

Respiró agitado ante el potente orgasmo, necesitaba un momento para recuperarse, pero Seok Jin no tenía la misma idea. Por el contrario, siguió con los dedos en su interior, dilatándolo y lamiendo su miembro mientras tanto, quitando los rastros de semen que no había logrado tomarse. Lo peor era que aún estaba sensible por haber acabado y que el castaño se dedicara a hacer eso...simplemente no podía decir que no le gustara. Todo lo contrario.

—Hazlo ya...Jinnie—dijo logrando captar la atención de Jin—. Métemela.

El alfa se quedó quieto unos segundos antes de abrazar sorpresivamente a JungKook con fuerza, sacándole delicadamente los dedos de su interior. No lo podía negar y su amante lo sabía, el mayor estaba feliz de poder ser uno, después de tantos años, con él. Así que comprendiendo, con esfuerzo sacó las manos de debajo y lo rodeó con ellos. Pero no pudieron permanecer mucho tiempo así, después de todo se necesitaban mutuamente. Así que mientras estaban de esa forma y Jin se dedicaba a besarle el cuello, guio su miembro a la entrada, posicionando el glande.

—¿Estás listo?—preguntó en su oído.

—Sólo hazlo de una vez, Jinnie—murmuró deseoso de sentirlo de una buena vez por todas.

Y pasó. Jin entró en JungKook. Por fin eran uno. Por fin se pertenecían mutuamente. Por fin nadie tendría el poder suficiente como para separarlos.

No dolió en lo absoluto, solo placer, pero aun así no pudo retener una fina lágrima que cayó de sus ojos. Una pequeña gotita salada que sólo significaba algo: felicidad. Sí, estaba feliz. Contento de saber que por fin, después de tantos años de sufrimiento, después de sentirse solo, al fin Jin era de él. De él y de nadie más. Ya no se separarían, nunca más.
El castaño abrió los ojos, después de haberlos cerrado por el placer, viendo esa escena. Se desesperó, quizás había dañado a JungKook de alguna manera.

—Perdóname, ¿te hice daño?—preguntó asustado, acariciando suavemente las mejillas del omega.

Este lo miró, pero distinto a como lo miraba anteriormente. El alfa podía jurar que esos ojos sólo irradiaban un profundo amor. Tal vez JungKook jamás lo diría, pero sus ojos hablaban por él.

—No, Jin...sólo...estoy feliz—y la sonrisa que le dedicó (más el hecho de que lo llamó por su nombre) era algo que jamás olvidaría.

Fue la sonrisa más hermosa que vio en toda su vida.

Y después de eso, las embestidas empezaron. Suaves, lentas, rápidas, feroces. Ambos sentían que habían deseado eso más que nada en este mundo. La nueva sensación, a pesar de que ninguno era virgen, era algo espectacular. Hacer el amor era algo completamente único para ambos.

JungKook sentía que no podía estar más excitado que en ese momento. Su miembro había vuelto a estar erecto después de un par de penetraciones y su voz no había dejado de gemir en ningún momento. Por su parte, Jin estaba igual o aún más excitado que el omega. Con cada estocada sentía que terminaría en cualquier momento, pero tenía que resistir, tenía que hacer que su amante se viniera, que llegara a disfrutarlo aún más que él. Quería darle a JungKook lo que no había logrado darle en esos años.

Las embestidas siguieron, cada vez más fuertes, hasta que ambos llegaron a ese punto culmine, donde juraron, por primera vez, aunque sonara completamente cursi, tocar las estrellas. En ese momento de bruma placentera, Seok Jin insertó sus dientes entre el cuello y el hombro de JungKook, sobre sus glándulas de olor para marcarlo. Para brindarle la marca que todo alfa debe brindarle a su omega.

Al mismo tiempo en que marcaba a JungKook, el nudo se formó y los mantuvo unidos. Durante ese momento, ambos se besaron y se mantuvieron abrazados, sus corazones palpitando como uno solo. Recién en el instante en que el nudo fue mermando, ambos se separaron suavemente para mirarse a los ojos.

Jin sonrió, dejándose caer suavemente sobre el pecho de JungKook mientras este lo abrazaba, ambos intentando recuperar una respiración normal.

Esperaron unos minutos antes de volver a hablar.

—Quise decírtelo antes, pero el orgasmo fue tan bueno que no pude—y levantando un poco el rostro, dijo—. Te amo, JungKook.

—Eres un cursi, ¿sabías?—JungKook sonrió sin burla ni malicia—. Por cierto, ¿podrías tomar las llaves de las esposas que están ahí? Me gustaría tener el completo control de mis manos otra vez.

Jin sonrió, levantándose desnudo para ir a la pequeña mesa donde estaban las llaves. Volvió y tomó las muñecas de su pareja, quien lo veía con una media sonrisa al contemplarlo desnudo, sintiendo el semen de Jin salir de su interior. Al finalizar su tarea, el castaño se volvió a acostar a su lado, de costado, mientras lo atraía para abrazarlo.

Mimoso como sólo él podía ser, comenzó a besarle el rostro y parte del cuello, viendo las marcas que le había dejado anteriormente, en especial la marca de sus dientes.

Todo era tranquilidad y felicidad, hasta que de repente, como un baldazo de agua fría, algo azotó su mente.

—De casualidad, JungKook... ¿anudé en ti?

—Sí, Jinnie—el omega podía jurar que la carita de pánico del alfa le daba mucha gracia.

—Y de casualidad... ¿tomaste algo para evitar quedar en estado?—volvió a preguntar, cada vez más asustado.

—No—decía divertido, sin poder evitar formar una sonrisa.

—E-entonces...eso quiere decir...que tú...que tú...

—Que cabe la posibilidad de que quede embarazado—completó—. Sí, así es. ¿Algún problema con eso Jin? ¿Acaso no quieres ser padre?

—¿Qué? ¡No! No es eso. Me encantaría tener muchos hijos contigo, pero ¿aquí? ¿Acaso sabes dónde estamos JungKook? Quizás y ni podamos criarlo—decía algo desesperado Jin al pensar que si JungKook tenía un hijo, no podrían tenerlo con ellos.

Por extraño que pareciera, el omega rio.

—No te preocupes por eso, Jinnie. Tú sólo preocúpate por darme bien duro por las noches, ¿escuchaste?

—¿Seguro?—preguntó dudoso.

—Confía en mí, sólo confía en mí—y tras darle un pequeño beso en los labios, el alfa se convenció de desistir de esa preocupación.

Sólo se dedicó a abrazar a su amante, con dulzura y amor. Pero esa cercanía estaba causándole problemas, algo entre medio de sus piernas comenzaba a crecer...otra vez.

—Eh... ¿Por cuantas horas te prestaron este lugar?—preguntó sintiendo su pene ponerse erecto cada vez que Kook lo tocaba un poco.

Ya hasta parecía que había entrado en celo.

—Hasta que nosotros queramos, pervertido—dijo divertido con una media sonrisa, encerrando en una de sus manos el miembro caliente de su amante.

—Eso me alivia un poco.

Y con algunas risas y besos, volvieron a empezar otra ronda de sexo.

Felices de saber que volverían a ser uno otra vez y que lo serían muchas veces más en el futuro, porque ambos siempre se pertenecieron.

Sus almas siempre estuvieron destinadas a estar juntas y nadie arruinaría eso.

Nadie. 

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